Argentina.
Caída del macrismo,
una transición de mayor crisis y
la etapa que se abre
Por Venceremos / Resumen Latinoamericano / 28 octubre, 2019
Con una diferencia inferior a
lo que indicaban todos los sondeos previos, el Frente de Todos se impuso ayer
en primera vuelta con el 48,10% de los votos contra 40,37% de Juntos para el
Cambio, consagrando a Alberto Fernández como el próximo presidente de la
Nación, luego de 4 años de una gestión macrista de saqueo, miseria para el
pueblo trabajador y de luchas populares de resistencia.
La remontada del
macrismo no alcanzó para forzar una ballotage pero demostró que la campaña del
“Sí, se puede” tuvo un efecto favorable, que explica en parte la recuperada
macrista en las grandes ciudades y los territorios provinciales que son el
corazón del modelo de los agronegocios, reduciendo a 8 una distancia que se
especulaba en 20 puntos.
De conjunto, el mapa
nacional experimentó una modificación en relación a los resultados de las PASO
y muestra básicamente la hegemonía del Frente de Todos a nivel nacional, con la
provincia de Buenos Aires como principal bastión (principalmente el conurbano),
en la que Axel
Kicillof fue electo gobernador con el 52,28% de los votos y
14 puntos arriba de María Eugenia Vidal. En contrapartida, Juntos por el Cambio
arrasó en Córdoba, se impuso holgadamente en Ciudad de Buenos Aires (donde
Rodríguez Larreta fue reelecto sin necesidad de ballotage) y revirtió a su
favor el resultado de las PASO en Mendoza, San Luis, Entre Ríos y Santa Fe.
Hacia adelante, además
de las gobernaciones radicales de Jujuy, Mendoza y Corrientes, el frente
PRO-UCR conserva además una significativa representación parlamentaria y con
esta remontada construyó mejores condiciones para sostenerse como oposición de
derecha unificada al gobierno de F-F y en la que el propio Macri sale
relativamente recompuesto en su liderazgo (si es que opta por jugar ese papel o
se inclina por una ubicación más secundaria en el nuevo escenario).
Con el FMI el ajuste no se va
La derrota del macrismo
provoca una justificada alegría popular y para su concreción el Frente de Todos
canalizó de manera masiva un extendido malestar contra las políticas de ajuste
del gobierno neoliberal de Macri y el FMI, generando fuertes expectativas en
amplios sectores de nuestro pueblo.
El resultado de ayer
comenzó a forjarse luego del inesperado giro táctico de Cristina Kirchner al
promover la candidatura presidencial de Alberto Fernández, como salvoconducto
para el reagrupamiento del peronismo y la liga de gobernadores del PJ, lo que
no ha parado de ocurrir desde ese momento a la actualidad (y que culminará con
la integración de lo que quede del fallido espacio político de Roberto
Lavagna).
La propuesta de Alberto
Fernández de salida de la crisis es poner en pie un Pacto Social que asegure
ganancias empresariales y gobernabilidad política, como condición de
posibilidad para una renegociación de plazos de pago de la deuda externa con el
FMI. Todas las conducciones sindicales alineadas con al peronismo (de la CGT
como de la CTA-T) han adelantado su disposición a cumplir con esa exigencia de
paz social, que al atar de manos a la clase trabajadora apunta a una pérdida
regulada de poder adquisitivo y condiciones de vida, sobre la cual relanzar un
ciclo de crecimiento económico. Los antecedentes históricos de aplicación de
Pactos Sociales indican que nunca los trabajadores y trabajadoras salimos
beneficiados.
La dificultad
estructural de la perspectiva del Frente de Todos es que no hay forma de
conciliar la defensa de los intereses y expectativas populares de bienestar
económico y social; con la continuidad de la injerencia del FMI, pago de una
deuda usurera y las políticas de ajuste y saqueo que ordena para nuestros
pueblos, sobre la base de un modelo extractivista y de agronegocios. A su vez,
la relativa recomposición electoral del macrismo en la jornada de ayer
condicionará aún más, en un sentido conservador, al próximo gobierno de AF.
La izquierda anticapitalista
Por su parte, el Frente
de Izquierda – Unidad sufrió el impacto de una enorme polarización y
experimentó un retroceso electoral que se sintió fundamentalmente en la
categoría ejecutiva (con apenas poco más de 2% de los votos) y que se extendió
incluso a los niveles parlamentarios, donde no pudo conquistar bancas por muy
poco margen en CABA y en provincia de Buenos Aires, en las que se apostaba al
ingreso de Miriam Bregman y Néstor Pitrola, respectivamente.
Sin duda, el carácter
ejecutivo de la elección y las expectativas que cosechó el Frente de Todos, que
traccionó parte de los votos de la izquierda al emerger como la única opción
“realista” para la derrota electoral del macrismo, afectaron las posibilidades
del FIT-Unidad, lo que habla a las claras de las dificultades para
desarrollarse como opción política tangible para amplios sectores del pueblo
trabajador.
El retraso en la
construcción de una alternativa política de las y los trabajadores/as, de
carácter anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal, es un dato
objetivo de la realidad política, que lejos de desalentar debe servir como
desafío que movilice los esfuerzos y creatividad de la izquierda revolucionaria
en esta etapa histórica.
Mediante el
protagonismo popular, la intervención activa en la lucha de clases y la
proyección cada vez más sólida de expresiones políticas de nuestra clase,
debemos aportar sin descanso a un proceso de acumulación de fuerzas en todos
los planos (político, social y electoral), en una perspectiva de profunda
transformación social.
Desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs, como parte de
Poder Popular, continuaremos trabajando en esa perspectiva de largo aliento y
en el nuevo escenario político que ya comenzó a tomar forma.
Derrota del macrismo y después
Ante una crisis
económica y social durísima, agudizada por la devaluación post-PASO, sólo la
tregua brindada por el peronismo reunificado explica que el gobierno de
Cambiemos haya llegado a esta coyuntura electoral en un contexto de relativa
calma, lo que a su vez favoreció su recomposición electoral relativa.
Sin embargo, confirmada
la derrota de Macri en las urnas, el Banco Central debió salir a anunciar a
media noche un estricto cepo cambiario para evitar que los poco más de
US$10.000 millones de reserva se evaporen en unos pocos días. Sin duda, Macri
buscará acordar ahora una transición ordenada con Alberto Fernández,
co-responsabilizando políticamente al candidato ganador sobre el
desenvolvimiento de la economía y la situación social en estos 40 días que aún
faltan hasta el traspaso formal del mandato presidencial.
En este marco, es de
esperar una progresiva agudización de la crisis económica en curso, ya que las
fracciones más concentradas de la burguesía procurarán obtener por la vía de
los hechos las máximas ganancias, ejecutando una nueva transferencia de riqueza
social desde los sectores populares hacia bancos, exportadores y todo tipo de
especuladores financieros.
Es lo que viene y no
podemos quedarnos de brazos cruzados mientras se profundiza el ataque sobre
nuestras condiciones de vida. Debemos defender nuestro derecho a pelear en las
calles por nuestros derechos y tenemos que hacerlo con la mayor inteligencia y
amplitud para que nuestras iniciativas de lucha no queden circunscriptas a un
marco de aislamiento, ante el seguro inmovilismo de las conducciones sindicales
burocráticas.
El contexto regional
nos alienta. Las maravillosas rebeliones populares en Ecuador y Chile son
demostraciones por demás elocuentes de que los pueblos de nuestro continente no
toleran más el ajuste sostenido, la pobreza y la desigualdad social; que
repudian al FMI y sus recetas y que con sus propias particularidades batallan
por un futuro de igualdad y dignidad que más temprano que tarde será realidad
para los pueblos de Nuestra América.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/10/28/argentina-caida-del-macrismo-una-transicion-de-mayor-crisis-y-la-etapa-que-se-abre/
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