viernes, 22 de noviembre de 2019

II. Veamos cómo el golpe de estado en Bolivia prueba la imposibilidad de coexistencia con el crecimiento económico capitalista o de extractivismos. Y que no puede ser transición a otra sociedad-mundo

Bolivia: 

el golpe de Estado y los escenarios de impotencia critico-práctica

21 de noviembre de 2019

Por Miguel Mazzeo

Si se escinden los planos característicos del análisis político (de uno que contenga una perspectiva de clase) y se establecen jerarquías absolutas más que estratégicas, se corre el riesgo de delinear distintos escenarios de impotencia crítico-práctica.

Desde hace ya algunos años, muchos y muchas intelectuales-militantes se anclaron en las condiciones imperantes en el sistema interestatal, revindicaron su especificidad, las absolutizaron y las blandieron como excusa para justificar el bloqueo sistemático de toda práctica emancipatoria radical, auto-afirmativa y no institucionalizada por parte de los Estados administrados por gobiernos dizque progresistas. Ciertamente, las razones geopolíticas no pocas veces fueron esgrimidas para justificar proyectos neo-desarrollistas (extractivismo incluido) y la integración subordinada de las organizaciones populares y los movimientos sociales a los esquemas ministeriales. Peor todavía: estas razones, desvirtuadas en grado máximo, han servido (y sirven) para justificar alianzas y acuerdos con los futuros verdugos. Son razones pragmáticas que hacen que los y las intelectuales-militantes pierdan rigor crítico y que la izquierda se torne “sistémica”.

Ahora bien, desde espacios políticos que podríamos catalogar como “anarco-exóticos” –no se nos ocurre otra designación, por ahora– desde extrañas configuraciones que combinan ultra-izquierdismo con formalismo liberal-republicano, desde algunos esencialismos identitarios (étnicos, de género, etc.), el dogmatismo que desdeña la relevancia de las razones geopolíticas y las condiciones imperantes en el sistema interestatal, también incurre en la misma escisión, propone igualmente jerarquías absolutas más que estratégicas y delinea su propio escenario de impotencia crítico-práctica.

Consideramos que el antiimperialismo y las condiciones imperantes en el sistema interestatal absolutizadas jamás deberían erigirse en la excusa para justificar las políticas que pretenden la “erradicación” o el control vertical y estatal de la lucha de clases y que conspiran contra la autonomía popular. En concreto: las políticas antiimperialistas sólo pueden sostenerse en políticas anticapitalistas. El anticolonialismo es incompatible con el extractivismo y la proliferación de multinacionales. Comunizar y privatizar son prácticas antagónicas aunque puedan convivir por un tiempo. Sin la “desestructuración” del universo material, simbólico y represivo de las clases dominantes y sin la construcción de un contra-universo propio de los y las de abajo, será imposible consolidar el poder popular.
Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/bolivia-el-golpe-de-estado-y-los-escenarios-de-impotencia-critico-practica

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