Es hora de dar gracias
por
la resistencia
indígena
30 de noviembre de 2019
Por Amy
Goodman y Denis Moynihan
Democracy Now!
El Día de
Acción de Gracias es uno de los grandes mitos fundacionales de Estados Unidos.
Un encuentro entre miembros de una comunidad indígena y colonos ingleses que
tuvo lugar en 1621 en Massachusetts fue convertido en uno de los mayores
lavados de cara del genocidio en la historia mundial. Ya para ese entonces, los
indígenas de todo el hemisferio occidental habían sufrido terribles hechos de
violencia durante más de un siglo a manos de Cristóbal Colón y otros
exploradores europeos que intentaban esclavizarlos y explotar los vastos
recursos de la región.
El Día de Acción de Gracias se ha convertido en un evento que
celebra la familia, la abundancia y el fútbol americano, un día de
descanso antes de la avalancha comercial de las compras navideñas (aunque el frenesí de ventas del “Black Friday”
o “Viernes Negro” también ha invadido el día de Acción de Gracias). En este
feriado de Acción de Gracias deberíamos reflexionar sobre la verdadera historia
estadounidense y sobre la notable resistencia indígena a la colonización, que
continúa hasta el día de hoy.
No mucho
después de ese mítico primer Día de Acción de Gracias, los colonos acudieron en
masa a Nueva Inglaterra, llegando a sumar más de mil en 1630 y más de 10.000 en
1640. La ambiciosa demanda de tierras y recursos condujo a la Guerra Pequot en
1636, en la que cientos de indígenas fueron masacrados por las milicias de los
colonos, seguida de la Guerra del rey Felipe en 1675, en la que se estima que
los colonos asesinaron a 3.000 indígenas.
Una de las
primeras proclamas en las que se caracteriza a la festividad del Día de Acción
de Gracias, realizada en 1723 por William Dummer, entonces gobernador de la
Bahía de Massachusetts, agradece a Dios por permitirles a los colonos “derrotar
en alguna medida los reiterados intentos del enemigo indio contra nosotros y
defender muchas de nuestras plantaciones fronterizas de su ira y su furia”.
Poco más de 50 años después aparecieron expresiones racistas similares en la
Declaración de la Independencia, en la que se condena a “los despiadados
salvajes indios”.
El genocidio
continuó, desde el desplazamiento forzado de los cherokee y otras naciones
indígenas en lo que se recuerda como el Sendero de las Lágrimas, hasta la
implacable expansión hacia el oeste bajo la doctrina racista del Destino
Manifiesto y la imposición del sistema de reservas, seguido por los internados
indígenas que separaron a niños y niñas nativos de sus familias, prohibiéndoles
hablar su lengua materna y forzando la asimilación, a menudo bajo condiciones
criminales de abuso. Varios presidentes firmaron tratados que siempre fueron
rotos. Como dijo el líder de la tribu Oglala Lakota , Red Cloud: “Nos hicieron
muchas promesas, más de las que puedo recordar, pero solo cumplieron una:
prometieron que iban a tomar nuestra tierra y lo hicieron”.
En el otoño de
1969, un grupo de activistas indígenas estadounidenses ocupó la prisión federal
abandonada de la isla de Alcatraz en la bahía de San Francisco. Su manifiesto
utilizó el recurso del sarcasmo y exigía que el gobierno federal les entregara
Alcatraz porque poseía todas las cualidades de una reserva indígena:
·
1.
Está aislada de instalaciones modernas y no tiene medios de transporte
adecuados.
2.
No tiene agua corriente potable.
3.
Cuenta con instalaciones de saneamiento inadecuadas.
4.
No se contemplan derechos por extracción de petróleo o minerales.
5.
No hay industrias y el desempleo es muy grande.
6.
No hay centros de salud.
7.
El suelo es rocoso e infértil y la tierra no es apta para la cacería.
8.
No hay centros educativos.
9.
La población siempre ha excedido la capacidad del territorio.
10.
La población siempre ha sido retenida como prisionera y dependiente de
terceros.
La
ocupación de 19 meses de duración involucró a miles de personas e inspiró a los
pueblos indígenas de toda América del Norte a exigir justicia. Se fundó el
Movimiento Indígena Estadounidense, lo que condujo a la ocupación en 1973 de la
ciudad de Wounded Knee, en la Reserva Pine Ridge , en Dakota del Sur y dio
impulso a la solidaridad internacional por los derechos indígenas.
En
el Día de Acción de Gracias de 1970, miembros de la nación Wampanoag
organizaron el primer Día Nacional de Luto en Plymouth, Massachusetts, con
marcha, vigilia y ayuno. El evento, que ahora se acerca a su 50º aniversario,
se afianzó como “un día de recuerdo y conexión espiritual, así como una
protesta contra el racismo y la opresión que los indígenas estadounidenses
siguen experimentando”.
En
2016, los jóvenes de aquella época, ahora ancianos, se unieron a miles de
jóvenes indígenas protectores del agua en la Reserva Sioux de
Standing Rock, en Dakota del Norte, para oponerse a la construcción del
oleoducto Dakota Access. Entre esos jóvenes activistas se encontraba el
historiador Nick Estes, de la
tribu Sioux de Lower Brule. En una entrevista para “Democracy
Now!”, Estes recordó el Día de Acción de Gracias de 2016:
“Realizamos
una marcha de oración en el centro comercial de Bismarck, en Dakota del Norte,
para llamar la atención sobre la lucha de Standing Rock durante un evento de
compras del Black Friday. [La marcha] fue recibida por policías armados con
rifles AR-15, que luego comenzaron a dar golpes de puño y patadas a los
protectores del agua que estaban haciendo una oración en el centro comercial
Bismarck. Fue un estremecedor contraste entre el pasado y el presente, si bien
se puede decir que existen diferencias entre la masacre de los pequots en
Massachusetts y la lucha contemporánea contra un oleoducto”.
Ahora,
casi 400 años después de ese primer mítico Día de Acción de Gracias, los
pueblos indígenas están a la vanguardia de la lucha contra el catastrófico
cambio climático. Por ello, les damos las gracias.
© 2019 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María
Eva Blotta y Democracy
Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy
Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800
emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es
co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en
tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique
Cono Sur.
http://www.democracynow.org/es/2019/11/29/es_hora_de_dar_gracias_por
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=262994
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