Gils Carbó, el Caso “Chevron”,
Justicia Legítima y las “Corpo”
2 de julio de 2013
El fallo judicial a favor de la petrolera Chevrón: un paso a
favor de las corporaciones multinacionales.
Por
Carlos Alberto Kreimer.
En el torbellino de
sentencias judiciales que arrasó la primera plana de los medios en los últimos
días -“Consejo de la Magistratura”, “Libertad gremial y ley de asociaciones
sindicales”, “Cepo Cambiario”, “Aumentos pretendidamente no remunerativos en
convenciones colectivas”- pasó casi inadvertida la decisión de la Corte Suprema
en el caso “Chevrón” que solo mereció alguna referencia tangencial de algún
comentarista político. Para mejor ilustrar al lector es necesario no solo hacer
un análisis del caso sino, además y al decir de los guionistas de cine, “sembrar
información”.
El problema a energético
Después de diez
años de década ganada, de haber los chicos K salido a la calle eufóricos y con
los dedos en V por la apropiación (¿expropiación?) de parte de las acciones de
YPF (las que estaban en poder de Repsol) y de casi un año y medio de tripulación
de la petrolera estatal por el mago Miguel Galuccio, el panorama es desolador.
De un país autoabastecido en el 2003, se pasó a otro que importa anualmente la
friolera de entre 12 y 15 mil millones de dólares en energía, según la previsión
para el 2013 (un destacado economista –insospechado de ortodoxo- señalo: “todo
el modelo o relato se reduce a cambiar soja por energía”). Además YPF sigue
disminuyendo su producción en casi todos sus rubros a pesar del significativo
aumento de sus productos en surtidores (casi un 20% en lo que va del año).
Vaca muerta (o “viva” para nuestra creativa
Cristina)
Este reservorio de
energía no convencional (“shale-petróleo” y “shale-gas”) descubierto en el
último lustro, constituye la nueva joya de la corona nacional. Según los
especialistas estaría entre los cuatro yacimientos o cuencas con más reservas
del planeta y nos convertiría casi en un país del privilegio árabe. Para la
explotación de Vaca Muerta hace falta un inversión de unos 36.000 millones de
dólares en cinco años para, dentro del mismo lustro, empezar a disfrutar de sus
rindes. Esta suma no es excesiva si, por ejemplo, advertimos que significa el
diez por ciento de cuanto va invirtiendo Brasil para extraer el petróleo “off
shore”, sin haber sacado hasta ahora una gota. No debe dejar de señalarse que
los ecologistas se oponen a la explotación de estos yacimientos con muy fuertes
argumentos, por el tremendo daño ambiental que ocasionan, pero en este caso
correremos del análisis esta, no menor, cuestión para cuyo abordaje el autor de
esta nota no califica.
Chevrón y los litigios
La más avanzada
multinacional –por capital y tecnología- para encarar Vaca Muerta es Chevrón y
hacia ella se han dirigido los mayores esfuerzos de Galuccio, para intentar
salir del pantano en el menor lapso posible. Pero la subsidiaria de ESSO
enfrenta dos problemas. El primero es que Repsol ha promovido un juicio contra
YPF por nada menos que 10.500 millones de dólares ante organismos
internacionales por el pago de las acciones apropiadas, y amenaza a todo colega
que intente una sociedad con la petrolera vernácula de hacerle pagar los
perjuicios (si bien es cierto que las extractoras de petróleo están
acostumbradas a hacer negocios en países y en situaciones complicadas, no lo es
menos que “entre bomberos no se pisan la manguera”). Al segundo problema nos
referiremos a continuación.
Ecuador y Chevrón
TEXACO, luego
convertida en CHEVRON (ambos nombres del grupo ESSO), fue condenada en Ecuador,
donde explotaba yacimientos convencionales, a pagar a un grupo de vecinos del
lugar de extracción, por daños ecológicos o ambientales, la friolera de 19.000
millones de dólares. La multinacional alegó que “la sentencia fue obtenida en un
proceso judicial viciado de fraude, extorsión y cohecho” (no nos consta, por no
haber examinado el expediente extranjero, la veracidad de esta alegación, aunque
se debe admitir que el monto excepcional de la condena alguna sospecha
despierta). Sea como fuere la sentencia en un país amigo de los K, que forma
parte de la selecta minoría con la que mantiene amables relaciones, está firme y
debe ser cumplimentada. Para ello, un juez ecuatoriano remitió a este país un
exhorto (formalidad de un requerimiento de un juez a otro), para que, nada más y
nada menos, “embargue los bienes que pertenecen a Chevrón Argentina SRL sobre
cuentas, créditos por venta de hidrocarburos, créditos litigiosos, cuotas
sociales o participaciones accionarias” (estas medidas se amplían atrapando a
otras contratantes o subsidiarias de ESSO). En buen romance: CHEVRON no puede
hacer un negocio en la Argentina –donde ya tenía firmadas cartas de intención
con YPF justamente para explorar y explotar “Vaca Muerta”- sin que cualquier
activo, se llame como se llame, le sea chupado por los ecuatorianos; o sea al
mago Galuccio le escupieron el asado. Presentado en Primera instancia el
exhorto, se hizo lugar al mismo y se ordenaron las medidas; entendiendo el
magistrado de primera instancia que el exhorto reunía todos los recaudos
formales que los tratados de cooperación internac ional, firmados por ambos
países, contemplan. Chevron apeló y a pesar de que con picardía eligió la Sala
de la Cámara Civil y Comercial Federal y que, con muy prestigiosos abogados
algunos “neoliberales” y otros “nacionales y populares” planteó el único
argumento que cabía -o sea falencias formales-, igual la perdió.
Sentencia de la Corte Suprema
El expediente llegó
a la Corte donde, por razones políticas más que jurídicas, hubo intención de
admitir el recurso (y ello es explicable teniendo en cuenta que, si seguimos por
el camino que eligió “el relato”, terminaremos calefaccionando los hogares con
braceros). Una mayoría de seis miembros dio la razón a la apelante haciendo un
análisis de las normas procesales y las similares del tratado internacional
entre Argentina y Ecuador, por razones absolutamente formales y sin ingresar en
las cuestiones políticas o de fondo las que –bueno es decirlo- tampoco fueron
planteadas por los apelantes. En voto disidente el casi centenario socialista
Fayt refutó impecablemente los argumentos de sus co-supremos, y rechazó las
razones de la multinacional, analizando las mismas normas cuestionadas (como le
mandó decir por su chofer a la Presidente: “Estos son los hechos. Los
comentarios son libres”). Fue público –o al menos así lo destacaron los medios-
que el mago Galuccio festejó con champaña el fallo y llamó inmediatamente a
Chevrón para que venga al país el negociador. Pero parece que hasta que no se
arregle con Repsol no se pone un dólar.
El dictamen de la Dra. Gils Carbó
La Procuradora General
de la Nación, como manda la ley, dictaminó con carácter previo en el exhorto de
Chevrón. Pudo haber hecho como la mayoría de la Corte y “de taquito” resolver el
tema por meras razones procesales dándole la razón a ESSO. Pero, como Ecuménico
(el Guapo del 900 de Samuel Eichelbaun) fue mas allá de lo que el político a
quién reportaba (don Alejo ) le pedía, y agregó: “…El interés público de la
actividad desarrollada por la recurrente (Chevrón Corporation) conforme el
artículo 1 de la ley 26741 y la trascendencia económica del embargo me llevan a
la convicción de que la decisión apelada puede producir agravios de carácter
irreparable a intereses esenciales de la Nación vinculados con la política
energética y el desarrollo económico del país. Así el caso involucra una
cuestión de gravedad institucional…”. O sea que para la Dra. Gils Carbó entre
los intereses de ecologistas del Ecuador y los de ESSO deben primar los de la
petrolera multinacional por estar vinculados con la política económica y el
desarrollo nacional. Solo le faltó agregar que la “corpo” a la que hay que
derrotar es al Grupo Clarín y no la insignificante ESSO cuyos intereses son
esenciales para desarrollar la política energética nacional.
Justicia Legítima y las “Corpo”
Cuando vemos en la
realidad cómo se comporta la abanderada del espacio “Justicia Legítima” (que
debería estar presidido por el prestigioso magistrado Oyarbide) no cabe duda que
lo que se pretende no es el distanciamiento de la justicia de los importantes
grupos económicos para garantizar su imparcialidad, sino el acercamiento
obsecuente a los mandatos de la Presidente.
Carlos Alberto
Kreimer es miembro del Club Político Argentino.
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