Argentina. Alberto propone… pero la
América insurrecta dispone
Por Jorge «Chiqui»
Falcone, Resumen
Latinoamericano , 1 de diciembre de 2019
.
El
difícil ajedrez de responder con celeridad
a incontables urgencias
a incontables urgencias
.
“…el modelo de dominación para
América Latina supone una calidad
y una intensidad tan importante de dolor y desesperanza
que vuelve imposible que eso asuma la forma de un conteo electoral”.
y una intensidad tan importante de dolor y desesperanza
que vuelve imposible que eso asuma la forma de un conteo electoral”.
Alejandro Horowicz
Ensayista. Periodista, Doctor en Ciencias Sociales,
titular dela
cátedra Los Cambios en el Sistema Político Mundial
en la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires.
Ensayista. Periodista, Doctor en Ciencias Sociales,
titular de
en la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires.
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Introducción
confesional
para acompañar la esperanza popular
sin resignar el pensamiento crítico
para acompañar la esperanza popular
sin resignar el pensamiento crítico
El autor de esta nota se formó
políticamente en las filas del peronismo. Uno de sus orgullos mayores es haber
integrado las filas de la organización político-militar Montoneros. No es
kirchnerista ni toma partido por ningún término de la “grieta” al interior del
capitalismo, postura que a menudo lo malquista con sus numerosxs y grandes
afectos jugados por el nuevo elenco gubernamental, quienes acostumbran a
confinarlo en el rol de maximalista que se resiste a aceptar a la política como
el exclusivo arte de lo posible. Su posicionamiento se atempera ante las nuevas
generaciones, que – en todo su derecho – no tienen porqué creer a pie juntillas
que alguna vez tomó cuerpo en las mayorías de nuestro país una conciencia
política más radical, y que en buena medida desarrollan su experiencia
militante en las filas del espacio que más parecería identificarse con las
banderas legadas por sus mayores.
Pese a tales consideraciones, y en el
convencimiento de que el subtexto de las revueltas en la región es un
cuestionamiento cada vez más explícito a un sistema dizque democrático que ya
no consigue dar respuesta a las necesidades más urgentes de nuestros pueblos ni
se afana demasiado por seguir ostentando la máscara de las libertades públicas,
quien suscribe estas líneas aspira a que la conciencia de las nuevas
autoridades acerca de que hoy la Patria se parece a aquella republiqueta
bananera que satirizara el capocómico Alberto Olmedo bajo el nombre de Costa
Pobre haga del Programa Argentina sin Hambre un inmediato paliativo para la
desesperación que atraviesa a las mayorías empobrecidas.
El resto será motivo de fraternal y
respetuoso debate de cara a la comunidad, pero fundamentalmente al interior de
las militancias indispuestas a resignar el sueño de propender a una sociedad
pos capitalista, cuya materialización urge más que definir el término que la
caracterice.
Pesimismo
de la razón
Sobran
indicadores acerca de que el peronismo dio lo mejor de sí hasta 1952,
cimentando un Estado de Bienestar cuyos logros profundos no consiguieron
superarse ni siquiera durante los 49 días de gobierno de Héctor
J. Cámpora, muy a pesar de la fuerza y experiencia popular que
logró conquistarlos.
Analistas
de cuño liberal tan pragmáticos como el histriónicoJorge Asís definen
al peronismo como el “partido del poder”, y ponderan su capacidad de amoldarse
a las necesidades de cada coyuntura – en los 90 al “Fin de la Historia”, en los
2000 a la Década Larga Progresista
-, como si fuera meritorio no ceñirse a una programática decididamente
emancipatoria.
Algunxs concebimos al kirchnerismo como
inofensivo remedo (fundamentalmente retórico) de los ideales setentistas que,
si bien recuperó el valor de la política y amplió derechos, lejos estuvo de
desmontar el modelo de exclusión social vigente y mucho más de cuestionar
siquiera la matriz productiva agroexportadora y extractivista que aún rige.
Así y todo, su mera comparación con la
depredación macrista resulta insostenible y sólo conduce a la triste encerrona
de adherir al mal menor, en la medida en que neodesarrollismo y neoliberalismo
constituyen la cara y contracara de un capitalismo que cada vez expone con
mayor obscenidad sus fauces de lobo bajo la raída piel de cordero.
Actualmente
la sociedad argentina vuelve a asistir, como ocurre en el Juego de la Silla, a
una rotación en el elenco estable de la política formal, nítidamente expresado
por el tránsito judicial de causas como Irán, Nisman, o los cuadernos
fotocopiados del chofer Centeno, hacia los 144 comprometedores expedientes que
aguardan en Comodoro Py al ingeniero Mauricio Macri. A la larga o a la corta, es lógico
que dicha noria erosione toda esperanza de cambio en quienes no suelen percibir
los infrarrojos y ultravioletas de la política.
En tal
contexto, resulta un lugar común que los ladrones de guante blanco se ensañen
con los ladrones de gallinas: sin minimizar la embergadura de ningún delito,
siempre será más escandaloso ver revolear bolsos cargados de dinero tras el
muro de un convento que imaginar la acumulación de empresas off
shore en paraísos
fiscales.
Con
haber sido la administración más expectable desde la recuperación del orden
constitucional, no puede negarse que el kirchnerismo también constituyó un sistema
recaudatorio basado en la lógica de un ex militante de la FURN platense que
tempranamente resignó sus expectativas anticapitalistas y no ocultó jamás su
convicción de que “sin dinero no se puede hacer
política” (SIC) Cuantos hemos pasado por la función pública, aún
ejerciendo cargos menores, sabemos que sobran mecanismos para malversar
recursos “inocentemente”, como por ejemplo bancar desde una caja chica
proyectos que el presupuesto oficial no está dispuesto a fomentar. Los
volúmenes de dichas operaciones se incrementan notablemente cuanto mayor es la
responsabilidad institucional y el poder que esta otorga. Muchxs funcionarixs
apelan a estos subterfugios en el deseo de “hacer el bien”. Por ende, quien se
bautice en el Jordán capitalista difícilmente quede impoluto, porque – a pesar
de que la Santa Sede
le brinde sustento moral – este sistema no ha sido concebido para ganar la vida
eterna a la vera de Dios padre.
En este
marco – y sobre todo por el cariz que va tomando la situación internacional -,
un peronista tradicional y porteño como Alberto Fernández está siendo condicionado a desplazarse
hacia la izquierda de sus convicciones, debiendo mantener un delicado
equilibrio en las posturas que va adoptando, de cara a un frente interno que
contiene tanto a referentes sociales que sueñan con una reforma agraria como a
burócratas sindicales dispuestos a avalar una mayor precarización laboral y
caudillos pro vida oriundos del norte feudal.
Así y todo, se impone no escatimar
esfuerzos en el aprovechamiento de una nueva oportunidad histórica, la que – a
nuestro modesto entender – dependerá mucho más de la intransigencia con que la
comunidad esté dispuesta a defender sus intereses que de la asistencia que vaya
a ofrecerle el Estado.
Hoy
Nuestra América, siempre ajena a las calmas prolongadas, despide el año regada
por una seguidilla de levantamientos que, cada uno a su modo, cuestionan el
orden establecido. En Colombia un
Paro Nacional activo ha prorrogado ininterrumpidas protestas a partir del
asesinato del joven Dilan Cruz, lo que suma a un creciente cuestionamiento del
presidente Duque la posibilidad de llevarse puesto al propio Uribe; en Bolivia la componenda propuesta por el
gobierno de facto ya cuenta con el aval de la COB y parte del MAS, mientras El
Alto y Cochabamba permanecen irreductibles, en tanto emerge la figura del líder
cocalero Andrónico Rodríguez como posible candidato a reemplazar a Evo en las
elecciones de marzo; en Chile la
escalada de lucha, violentamente reprimida por unas fuerzas de seguridad
objetadas a nivel internacional, se repliega del centro y hace fuerte en los
barrios; el gobierno ecuatoriano judicializa a la CONAIE pero las rebeldías no
decaen; Haití continúa padeciendo el vacío de poder en
medio de un malestar general que no deja de escalar; y en la Venezuela Bolivariana tiene
lugar el Congreso Internacional de Comunicación, evento que se hace eco del
descontento reinante y aboga por una Constituyente global para la humanidad. Si “para
muestra basta un botón”, diciembre arranca con un cacerolazo continental que
reproducirán las diásporas de todo el planeta, como muestra de solidaridad y
aliento a los alzamientos en curso. Es evidente que la gradual retirada de E.E.U.U. de Medio Oriente tiene como correlato
una consolidación de su presencia en nuestra región, objetivo que no desdeña
promover el caos si ello contribuye a zurcir lazos supraestatales con poderes
económicos locales. En el damero que va armando para disciplinar al Cono Sur,
con Brasil bajo
control, su próximo bocado será Argentina. Los sectores que, embriagados de
optimismo institucional, minimicen la estrategia del Imperio y desatiendan las
políticas de autodefensa, en el mediano plazo probablemente deban lamentar
irreparables pérdidas.
Ante un
panorama de semejante complejidad, la rebelión de los pueblos nostramericanos
(a los que el filósofo Enrique Dussel define
como “bloque social de los oprimidos” tomando conciencia en la acción de su rol
transformador), hartos de simulacro y predispuestos a reclamar democracias
directas, asoma como el rostro esperanzador de un nuevo capítulo en la historia
continental.-
.
Optimismo de la voluntad
Hace
poco tiempo, el agudo analista internacional Pedro Brieger, entusiasmado con el posible
establecimiento de un nuevo eje continental Méjico – Argentina, se apresuró a
sostener en TV que la ola progresista está bien lejos de haber sido abortada
por gobiernos conservadores. Probablemente ese haya sido el ánimo que campeó en
el búnker de la fuerza política que se impuso en las elecciones nacionales del
27 de octubre. Cae de maduro, en todo caso, que a partir del Golpe de Estado
racista en Bolivia y de la ajustada victoria – pero victoria al fin – de Luis
Lacalle Pou en el ballotage de
Uruguay corresponde revisar dicho diagnóstico en profundidad. Ciertamente, son
escenarios de reñido fifty – fifty como
el que acaba de generarse en el “paisito” vecino los que confirman el
agotamiento de las democracias formales, regímenes en los que desde hace tiempo
no se confrontan programas de gobierno con perspectivas estratégicas, lo cual
redunda en que la extrema polarización en las simpatías del electorado conduzca
a una gran fragilidad institucional, ante la cual frecuentemente los derrotados
en las urnas se sienten autorizados a rebelarse, debilitando en grado creciente
la gobernabilidad.
Hoy
Nuestra América, siempre ajena a las calmas prolongadas, despide el año regada
por una seguidilla de levantamientos que, cada uno a su modo, cuestionan el
orden establecido. En Colombia un
Paro Nacional activo ha prorrogado ininterrumpidas protestas a partir del
asesinato del joven Dilan Cruz, lo que suma a un creciente cuestionamiento del
presidente Duque la posibilidad de llevarse puesto al propio Uribe; en Bolivia la componenda propuesta por el
gobierno de facto ya cuenta con el aval de la COB y parte del MAS, mientras El
Alto y Cochabamba permanecen irreductibles, en tanto emerge la figura del líder
cocalero Andrónico Rodríguez como posible candidato a reemplazar a Evo en las
elecciones de marzo; en Chile la
escalada de lucha, violentamente reprimida por unas fuerzas de seguridad
objetadas a nivel internacional, se repliega del centro y hace fuerte en los
barrios; el gobierno ecuatoriano judicializa a la CONAIE pero las rebeldías no
decaen; Haitícontinúa padeciendo el vacío de poder en
medio de un malestar general que no deja de escalar; y en la Venezuela Bolivariana tiene
lugar el Congreso Internacional de Comunicación, evento que se hace eco del
descontento reinante y aboga por una Constituyente global para la humanidad. Si “para
muestra basta un botón”, diciembre arranca con un cacerolazo continental que
reproducirán las diásporas de todo el planeta, como muestra de solidaridad y
aliento a los alzamientos en curso. Es evidente que la gradual retirada de E.E.U.U. de Medio Oriente tiene como correlato
una consolidación de su presencia en nuestra región, objetivo que no desdeña
promover el caos si ello contribuye a zurcir lazos supraestatales con poderes
económicos locales. En el damero que va armando para disciplinar al Cono Sur,
con Brasil bajo
control, su próximo bocado será Argentina. Los sectores que, embriagados de
optimismo institucional, minimicen la estrategia del Imperio y desatiendan las
políticas de autodefensa, en el mediano plazo probablemente deban lamentar
irreparables pérdidas.
Ante un
panorama de semejante complejidad, la rebelión de los pueblos nostramericanos
(a los que el filósofo Enrique Dussel define
como “bloque social de los oprimidos” tomando conciencia en la acción de su rol
transformador), hartos de simulacro y predispuestos a reclamar democracias
directas, asoma como el rostro esperanzador de un nuevo capítulo en la historia
continental.-
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Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/12/01/argentina-alberto-propone-pero-la-america-insurrecta-dispone/
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