Retenciones sí… pero ¿para qué?
Mucho se habla,
desde hace ya varios años, de las retenciones a los commodities que produce el
agronegocio. En primer lugar es necesario indicar que se ha producido una
mezcla entre lo que es un derecho a la exportación y las retenciones que se
aplican actualmente.
Los derechos de exportación son
impuestos que debe pagar todo aquello que se exporta, en este caso los
commodities, soja, maíz, etc. El objetivo es que este impuesto recaiga
sobre los grandes exportadores y que, de alguna manera, la quita, evite que las
oscilaciones especulativas de los mercados internacionales impacten sobre los
precios internos de la materia prima que luego se debería transformar en
alimento. Es una forma que tiene el Estado de regular estos precios que cotizan
internacionalmente y es absolutamente razonable que lo haga.
Sin embargo, las retenciones, tal cual hoy se cobran, las paga
el productor, y los acopiadores y exportadores actúan simplemente como agentes
de retención. Es decir que cada vez que alguien entrega granos, automáticamente
se le hace el descuento por retención. Por lo tanto quienes creen que
estas retenciones recaen sobre las grandes corporaciones agroexportadoras...se
equivocan. Al contrario, como ya lo han hecho en otras oportunidades y en este
caso repitieron la maniobra, las grandes corporaciones agroexportadoras se adelantan
a la suba de retenciones y venden a futuro, sin tener el grano, con el objetivo
de quedarse con miles de millones de dólares en sus arcas.
También es importante considerar que no sólo paga el grano que
se exporta sino que también lo hace el que está destinado al mercado interno,
por ejemplo el grano que se usa internamente para transformarlo en harina,
aceite o alimento para los animales. Esto claramente demuestra que no es un
derecho a la exportación. En segundo lugar si el % de la retención es igual
para todos los productores y entonces lo paga tanto el pequeño como el mediano
o el grande ,
claramente, el más perjudicado es siempre el chico.
Esta es la razón, por la cual, algunos movimientos sociales, e
incluso la
Federación Agraria piden retenciones segmentadas o sea que no
sea igual el % que se le cobra al pequeño que al grande. Este pedido, si bien
se puede interpretar como justo, no cuestiona para nada al modelo del
agronegocio con su carga de agrotóxicos y transgénicos. Chicos,
medianos y grandes aplican el mismo paquete tecnológico, solo se busca que sea
menos perjudicial económicamente para el pequeño.
Entendemos entonces que para evitar esto, las retenciones
deben formar parte de un plan integral para ir avanzando hacia otro modelo de
agricultura que logre la soberanía alimentaria, que produzca en forma
agroecológica sin afectar al ambiente y a nuestra salud, y que abastezca de
alimentos sanos y diversos a toda la población Si solo tiene un fin recaudatorio, las
retenciones, corren el riesgo de tener patas cortas y las consecuencias
socioambientales pueden ser graves.
La lógica indicaría que si baja la rentabilidad del cultivo,
a la larga se sembraría menos y por lo tanto se recaudaría menos con este
impuesto, corriendo además el gravísimo riesgo de caer en el monocultivo más
rentable del momento. Pero además, si baja la rentabilidad, los únicos que
podrían sobrevivir son los grandes pools y las empresas más grandes del
agronegocio ya que podrían trabajar con márgenes más chicos por ha y con una escala
mayor y seguramente más intensiva, con consecuencias aún más graves sobre el
ambiente y nuestra salud.
Por otro lado, al ser más perjudicado el pequeño, los más
grandes terminarían acaparando mayor cantidad de has y por lo tanto expulsando
al pequeño y provocando una mayor concentración de la tierra y de la producción. Ambas
situaciones, el monocultivo y la concentración en pocas manos de la tierra y de
la producción, son absolutamente graves y nefastas para el país.
Por eso las retenciones deben ser parte de un plan para
bajar la rentabilidad del agronegocio, para protegernos de las especulaciones
de los mercados internacionales, segmentadas dentro de un período de
transición, para que golpeen más a los que más ganan, pero deben estar
acompañadas por un plan de promoción y apoyo a la agroecología completo e
integral, enfocado principalmente hacia el pequeño y mediano productor.
Deben servir para ir pasando del actual modelo hegemónico,
contaminante, productor de commodities para la exportación, para alimentar a la
ganadería intensiva y para llegar masivamente con comidas ultraprocesadas
exhibidas en las góndolas de las grandes cadenas de supermercados hacia un
modelo de base campesina indígena, de pequeños productores familiares,
agroecológica, con acceso a la tierra, con una economía justa, social,
solidaria, que defienda y preserve los bienes comunes, y que termine
definitivamente con el hambre y con los estados de emergencia permanente al que
nos ha llevado el modelo hegemónico capitalista.
Gran parte de este plan hacia la agroecología está
contemplada en los 21 puntos que el Foro Agrario Soberano y Popular acaba de
presentarle al gobierno nacional. Por otro lado tampoco podemos pensar en
un modelo agroecológico aislado de su entorno. Es imposible tener
agroecología con fracking, megaminería, desmontes, destrucción de humedales,
etc, etc…es imposible tener soberanía alimentaria conviviendo con un modelo
extractivista. Por eso, es importante unificar las luchas y los reclamos contra
el extractivismo en general y partir de la base de que no podemos salir de
ninguna emergencia si seguimos sacrificando territorios, bienes comunes,
biodiversidad y seres humanos.
Seguramente dentro de este plan, habrá que tomar medidas a
corto, mediano y largo plazo, y tenemos que ser conscientes de que nos llevará
un tiempo llegar al objetivo final, y que por momentos tendremos que convivir
con cuestiones que no nos gustan, pero habremos iniciado el camino
inclaudicable hacia el buen vivir con un horizonte claro, bien definido e
innegociable.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Retenciones-si-pero-para-que
No hay comentarios:
Publicar un comentario