“Luchar por la Soberanía Energética :
que los pueblos definan qué energías, para qué modelos productivos y para que
las disfruten quiénes” – Hernán Scandizzo
12
diciembre, 2019
A horas del fin de la COP25 en Madrid los interrogantes sobre cómo
enfrentamos el cambio climático siguen latiendo con toda crudeza.
Si bien la acción de una nueva generación de militantes ambientales ha
conseguido arrinconar aún más al negacionismo, es imposible que las potencias
enfrascadas en una escalada de disputa geopolítica aborden las causas
estructurales de este enorme desafío. El impulso de las “energías extremas”, o
el planteo de falsas opciones como los bonos de carbono o la geo-ingeniería
muestran justamente lo contrario. Mientras tanto somos los pueblos del mundo,
sobre todo del sur, quienes pagamos la cuenta a veces con la vida.
Desde la Argentina, sumergida en una crisis enorme, los cantos de sirena
alrededor de Vaca Muerta se han mantenido constantes durante el cambio de
gobierno. Desde la “tierra arrasada” se depositan enormes expectativas en esta
formación de hidrocarburos no convencionales y en la cuenca neuquina; pero
desde todo punto de vista ¿Es viable la explotación de Vaca Muerta?
Sobre hidrocarburos y la matriz fósil, energías extremas, Vaca Muerta,
cambio climático, pero también sobre novedosas experiencias de organización
popular y la perspectiva de la Soberanía Energética conversamos Hernán Scandizzo del Observatorio Petrolero Sur – OPSur
Mientras las evidencias del cambio climático son cada vez más
contundentes y se reconocen niveles de emisiones que lejos de disminuir
aumentan…
Huerquen: ¿Qué rol tienen los hidrocarburos en la crisis climática?
Hernán Scandizzo: Los hidrocarburos tienen un rol
importante en la generación de la crisis climática, aunque, para ser justos, no
son los hidrocarburos los responsables, sino nuestra forma de consumirlos. El
acelerado y siempre creciente consumo de combustibles fósiles explica en buena
medida las emisiones de dióxido de carbono y metano que contribuyen al
calentamiento global. En relación a “nuestra responsabilidad”, también habría
que hacer una serie de aclaraciones, porque las responsabilidades son
diferentes: las de las empresas del sector hidrocarburífero, las de los
gobiernos que con sus políticas perpetúan la matriz fósil y las de las personas
usuarias de las energías generadas a partir de la combustión de fósiles.
Incluso, con respecto a las personas, hay que diferenciar por los niveles de consumo.
Si bien muchas campañas de sensibilización por la crisis climática suelen
apuntar a la responsabilidad de las personas en términos individuales, por el
consumo de combustibles fósiles y derivados (consumos que efectivamente hay que
revisar), es necesario apuntar a las políticas de promoción de la extracción de
combustibles fósiles que llevan adelante los diferentes gobiernos y las
empresas del sector. Por ejemplo, apuntar a la ampliación de fronteras
extractivas a partir de la aplicación masiva del fracking en formaciones
compactas, no convencionales.
La incorporación de esta técnica significa una ampliación de la matriz fósil en términos geológicos, porque
ingresan al radar de gobiernos y compañías formaciones sedimentarias que antes
eran desestimadas; y también geográficos, porque cobran interés zonas con
escasos o nulos antecedentes en la explotación de hidrocarburos. Territorios
donde el uso y el vínculo con la tierra era otro.
Esto pasa con el fracking pero también con las técnicas que permiten la
extracción de crudos pesados y extra pesados: hidrocarburos de arenas
bituminosas, hidrocarburos de aguas profundas y ultra profundas; las llamadas“energías extremas”. Energías cuya
extracción representa mayores riesgos ambientales, sociales, laborales,
sanitarios y financieros.
La
responsabilidad es de los gobiernos a partir de las políticas de ampliación de
zonas de extracción para la perpetuación de la matriz fósil; y de las empresas
que, aunque evidente, no siempre aparece como parte del problema. En ese
sentido es importante destacar que en Holanda un conjunto de organizaciones,
entre ellas Milieudefensie y Greenpeace,
promovieron un juicio
contra Shell Royal Dutch por su responsabilidad con el cambio
climático.
Esa es una
responsabilidad que desde hace décadas denuncian redes como Oilwatch, y que tratan de sensibilizar a partir de campañas para dejar el crudo en el
subsuelo.
Hqn: A grandes razgos ¿en qué escenario estamos de producción y de
consumo de hidrocarburos a nivel mundial?
HS: Hace algunos años una discusión central
en el universo de los hidrocarburos era sobre la disponibilidad o no de éstos
para mantener la matriz. La
discusión era si habíamos llegado o no al “peak oil” o
pico máximo de extracción de hidrocarburos, tras el cual sobrevendrá la caída
que haría ineludible el cambio de matriz porque no se podría satisfacer la
demanda siempre creciente. La mala noticia es que la “irreversible” tendencia a la escasez de
combustibles fósiles “fáciles de extraer” fue resuelta, por la “corporación
fósil”, con las energías extremas; con el “bienaventurado
fracking” y la emergencia de formaciones estrellas como Marcellus, Permian o Vaca Muerta. La corporación fósil (gobiernos,
empresas, etc.) salió o intenta salir de la encrucijada con desarrollos
tecnológicos extremos, sin importar que se incrementen los riesgos, para
incorporar al mercado posibles nuevas reservas.
Hqn: ¿Y a nivel regional y nacional?
HS: El rol de Argentina en la geopolítica
mundial de los hidrocarburos es marginal, tanto en términos de extracción como
de consumo (y, por tanto, en emisiones de gases de efecto invernadero por esa
fuente), está muy lejos del lugar que ocupan Estados Unidos, Rusia, China, etc.
A nivel regional sí Argentina tiene alguna relevancia en la extracción de
hidrocarburos, pero mucho menor a la de Venezuela , claro, México, Brasil, Colombia o
Trinidad y Tobago. Sí es muy relevante la preponderancia de los combustibles
fósiles en la matriz energética argentina, que representa un poco menos del 90%,
cuando en otros países es más diversificada, con mayor presencia de las fuentes
hidráulicas, por ejemplo, como es el caso de Brasil.
A pesar
del lugar marginal que ocupa Argentina en relación a las emisiones ha recibido
observaciones tanto del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de
Naciones Unidas (CESCR), en octubre de 2018; como delPrograma de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en noviembre de 2019, en relación a las implicancias climáticas
que tendría la extracción y quema de hidrocarburos almacenados en la formación Vaca Muerta. Se advierte que la extracción masiva de estos no solo pondría en
riesgo las metas climáticas de Argentina (que en este momento el país alcanza
con cierta holgura a partir de la recesión económica que paraliza el sector
productivo lo que no constituye mérito alguno) sino que “la explotación total, con la fracturación hidráulica, de todas las
reservas de gas de esquisto consumiría un porcentaje significativo del
presupuesto mundial de carbono para alcanzar el objetivo de un calentamiento
(no mayor) de 1,5 grados Celsius, estipulado en el Acuerdo de París”,
según advirtió el CESCR.
Ese Comité
le planteó al Estado argentino que reconsidere la explotación de Vaca Muerta a
la luz de los compromisos climáticos asumidos.
Hqn: En nuestro país, durante todo el gobierno de Mauricio Macri como en
lo que se anuncia con Alberto Fernández, se habla de la explotación de Vaca
Muerta con una expectativa enorme. ¿Cómo es la mirada de las empresas y elites
sobre VM para que haya tanto entusiasmo?
HS: En primer término habría que destacar
que, si bien tienen presencia compañías comoChevron, Shell, Exxon y
Wintershall, las mayores inversiones en Vaca Muerta no las
realizaron las ‘big oil’ o grandes petroleras, sino firmas con fuerte presencia
nacional. Sea porque un porcentaje mayoritario de las acciones pertenece al
Estado, como es el caso de YPF, o porque la propiedad corresponde o al frente
de ellas hay empresarios argentinos, como es el caso deTecpetrol,
perteneciente a Techint; Pampa Energía, de Marcelo Mindlin; o Vista O&G,
que dirige el ex CEO de YPF, Miguel Galuccio. Una situación totalmente
diferente a la que se verifica, por ejemplo, en Brasil con el PreSal, donde grandes compañías como Shell
se posicionaron sobre ese mega reservorio de aguas ultra profundas, sobre todo luego del golpe de Estado que destituyó a Dilma Rousseff,
cuando el gobierno de Temer quitó a Petrobras la primacía y lo abrió sin
restricciones al capital privado.
En el caso de Vaca Muerta, más allá del rol que jugó inicialmente,
Chevron estuvo (y está) lejos de transformarse en una jugadora central. Más que
realizar millonarias inversiones, le permitió a YPF mostrar una alianza con una
gran empresa luego de la expropiación parcial del paquete accionario a Repsol
en 2013. Esa alianza fue más una señal a las empresas del sector que una
manifestación de interés real por Vaca Muerta, a la luz del desempeño de la
compañía estadounidense en los años que siguieron al pacto con YPF. Por lo que
entonces, más que achacarle responsabilidades al servicio meteorológico por la
anunciada lluvia de inversiones en Vaca Muerta que no llega, habría que revisar si realmente genera
tanto entusiasmo o si en lugar de
ser un negocio de orden mundial es principalmente una oportunidad para empresas
con conexiones locales, como parece
constatarse hasta el momento.
Hqn: De ahí a la Argentina como exportadora de hidrocarburos habría un
trecho…
HS: Si la justificación del entusiasmo se
fundara solo en la existencia de hidrocarburos en el subsuelo, por el potencial
que se le adjudica a la formación Vaca Muerta y a otras no convencionales
de la cuenca Neuquina ,
el entusiasmo estaría justificado. Eso claro,obviando las
observaciones por las implicancias climáticas, ambientales, sociales, etc. vinculadas a este tipo de explotación.
Ahora,
cuando el entusiasmo se lo empieza a tamizar con hechos puntuales como:
·
No son las grandes compañías internacionales las que
están apostando con fuerza en Vaca Muerta, y esto sobre todo por los volúmenes de inversión
financiera que
demanda este tipo de explotaciones;
·
Los desarrollos realizados hasta el momento tuvieron una
fuerte dependencia tanto de las transferencias directas del Estado Nacional víasubsidios, como de usuarixs vía incremento detarifas, y de trabajadorxs vía flexibilización laboral;
·
Se necesitan obras de infraestructura básicas
para la reducción de costos operativos, como el acondicionamiento y extensión
del tendido ferroviario Bahía Blanca – Añelo y el gasoducto Tratayén –
Salliqueló, que no se pudieron poner en marcha a pesar de diferentes intentos
(y anuncios) a lo largo de los últimos años;
·
Que hay sobreoferta en
el mercado mundial de gas y por ende precios bajos;
·
Que vía Vaca Muerta se pretende disputar con potencias
del sector como
Estados Unidos, Rusia, Qatar y una extensa lista de países que llega hasta
Trinidad y Tobago…
Si se
toman en cuenta estos elementos, el entusiasmo queda en entredicho.
El
desarrollo de Vaca Muerta, como megaproyecto extremo, demanda una
infraestructura y un financiamiento acorde: extremo, y el dinero para hacer eso
no está en el país, por lo que el timón de ese proyecto está lejos de la Casa Rosada y de las
gobernaciones provinciales. Igual, las implicancias sociales,
ambientales y climáticas del proyecto, tendrían que ser motivos suficientes
para poner en cuestión tal entusiasmo.
Hqn: Contanos un poco sobre la experiencia de la Mesa de de Transición Energética y
Productiva de Río Negro ¿Cómo
se construyó y quiénes la integran?
HS: La Mesa surge como un espacio de
construcción de propuestas en el que intervienen investigadorxs de diferentes
universidades nacionales del país -como Comahue, Río Negro, La Plata y Quilmes,
por citar algunas-, sindicatos -tanto a nivel de Río Negro, como docentes y
estatales, como de conducciones nacionales- y organizaciones socioambientales.
El punto de partida es el creciente peso de los hidrocarburos en la economía de
Río Negro, el avance de esta actividad sobre las tierras productivas del Alto
Valle del Río Negro, el inminente riesgo de que se extienda al Valle Medio, y
la tendencia hacia una matriz poco diversificada dominada por la renta hidrocarburífera.
La vecina de Neuquén es justamente el ejemplo de lo que no tiene que
suceder. En la década de 1980 – 1990 se consolidó el sector hidrocarburífero
como el principal actor sacrificando la posibilidad de tener una matriz
productiva diversificada, lo que expone a la provincia a los constantes
vaivenes del sector hidrocarburífero, con un crecimiento del sector público en
épocas de vacas gordas y un fuerte endeudamiento público (generalmente en
dólares) en épocas de vacas flacas. Si Neuquén no tiene una matriz productiva
diversificada es porque no existió la decisión política de apostar en serio por el desarrollo
del sector agroindustrial, a pesar de décadas de anuncios, y abortó procesos de
industrialización, como lo muestra la situación actual del polo ceramista, con
las diferentes empresas que se mantienen en pie a duras penas por el esfuerzo
de lxs trabajadorxs de FaSinPat, Stefanni y Cerámica Neuquén (Cooperativa de
Trabajo Confluencia).
El enclave petrolero es, ante todo, una
construcción política, no es una situación dada por la sola existencia de
hidrocarburos, y lo que se pretende desde la Mesa es
trabajar para que una provincia como Río Negro, que tiene una matriz productiva
bastante diversificada -y con sus matices-, no siga el camino de Neuquén.
El documento que elaboramos y estamos presentando pretende abrir el debate, considerar otros futuros
posibles para la provincia más
allá de la extracción masiva de hidrocarburos.
Hqn ¿Cuál es su trascendencia en este escenario de crisis climática y
(necesaria) transición energética que enfrentamos?
HS: La propuesta está íntimamente
relacionada con la crisis climática, no solo se apunta a contrarrestar el
avance hacia el rentismo petrolero sino también a desactivar la bomba de
carbono que significa la explotación de Vaca Muerta (Vaca Muerta en un sentido amplio, es
decir, en referencia al conjunto de formaciones no convencionales de la cuenca Neuquina y
no específicamente a la formación de lutitas que lleva ese nombre). Y en este
sentido es muy interesante el trabajo que vienen realizando investigadores de
la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional
del Comahue, que destacan que “la fruticultura bajo riego por manto con cobertura vegetal plena en el
interfilar, es una técnica de manejo excelente para controlar las emisiones
gaseosas y contribuir a la mitigación del calentamiento global”,
como se cita en el documento de la Mesa.
En esta
construcción de alternativas al rentismo petrolero hay claramente un foco
puesto en enfriar el planeta, por eso planteamos que es necesaria la transición energética y
productiva.
Hqn: En tu opinión ¿de qué depende que podamos revertir el rumbo de
abismo que representa el aumento de la temperatura global?
HS: Es difícil poder decir de qué depende
que podamos revertir el calentamiento global sin poner el peso de la carga en el capitalismo,
que sin duda está ahí. Se necesita un cambio sistémico profundo, porque no se
ven alternativas para enfriar el planeta en un proceso de transición justa,
donde no sean los sectores con derechos más vulnerados los que paguen, sin pensar
más allá del capitalismo (no solo del neoliberalismo). En esos términos el
rumbo es claro, pero el punto es no quedar hablando del capitalismo en abstracto,
como algo inasible.¿Cómo se construye el camino, la
correlación de fuerzas, el poder de abajo, para un mundo socialista,
libertario, verde y diverso? desde
nuestro lugar, creemos que la lucha es por la soberanía energética inspirada en la lucha por la soberanía
alimentaria. Es decir, que los pueblos tomen las riendas y definan, qué
energías, para qué modelos productivos, para que la disfruten quiénes. Luchar
por la energía como bien
común y como derecho obviamente
no significa que esa es “la vía” para superar el capitalismo y además lograr el
enfriamiento del planeta, pero entendemos que construye cimientos, como las
luchas por la soberanía alimentaria, para en confluencia con otras luchas,
construir ese poder desde abajo.
Buenos Aires, diciembre de 2019
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