De la promesa
"eldoradista" a la cruda realidad de los impactos
18 de noviembre de 2019
Por Maristella Svampa
Opsur
Existe un consenso
generalizado entre los científicos contemporáneos sobre la gravedad de la
crisis socioecológica que atraviesa el planeta. Los diagnósticos coinciden en
que hemos ingresado a una nueva edad, el Antropoceno, en el cual el ser humano
se ha convertido en una fuerza de transformación con alcance global y
geológico. En esta línea, el debate sobre el Antropoceno 1 plantea la idea de que hemos
traspasado un umbral peligroso, que puede llevarnos a experimentar cambios
bruscos e irreversibles, ilustrado –cual punta del iceberg– por el
calentamiento global y sus consecuencias sobre el cambio climático, así como
por la extinción masiva de especies y la consecuente pérdida de biodiversidad a
gran escala (Svampa, 2019). En términos energéticos, esto conlleva varias
consecuencias. Por un lado, estamos ante la evidencia de que los impactos
producidos por la quema de combustibles fósiles sobre los ecosistemas, humanos
y no humanos, son cada vez mayores. Así, los cambios de origen antropogénico, a
escala planetaria, están directamente ligados a la dinámica de acumulación del
capital, esto es, a los modelos de extracción, producción y consumo dominantes,
cuyo carácter insustentable ya no puede ser ocultado. Por otro lado, a futuro
la disponibilidad energética será menor. La finitud de los recursos fósiles y
la imposibilidad de aprovechar las fuentes renovables por los límites en los
materiales (también se requieren minerales) son una realidad actual. Estamos,
pues, frente al fin de las energías baratas y abundantes (Svampa y Bertinat,
2019). 2Todo esto nos inserta en un escenario civilizatorio inédito y desafiante, a partir del cual cualquier esquema de transición energética exige el urgente reemplazo de las energías contaminantes por energías limpias y renovables, como también nos confronta con la necesidad de reducir el metabolismo social (producir con menor cantidad de materia y energía). Sin embargo, en lugar de discutir posibles escenarios de transición energética que apunten a redefinir las relaciones sociales en el plano de la producción, la distribución y el consumo, las élites económicas y políticas globales promueven la fuga hacia adelante a través de la expansión de la frontera tecnológica, con la extracción de energías extremas.
En el marco de la crisis socioecológica, el concepto de energías extremas es muy útil, pues “se refiere no sólo a las características de los hidrocarburos, sino también a un contexto en el que la explotación de gas, crudo y carbón entraña cada vez mayores riesgos geológicos, ambientales, laborales y sociales; además de una alta accidentalidad comparada con las explotaciones tradicionales o llamadas convencionales” (Avedaño y Scandizzo, 2016). En esta línea, Vaca Muerta aparece como un caso emblemático de energía extrema. En términos específicos, Vaca Muerta designa una formación sedimentaria que se extiende unos
En términos más amplios, la problemática que instala Vaca Muerta involucra un área mayor,
Pese
a que Vaca Muerta está instalada en la agenda pública y mediática a nivel
nacional y es evocada de modo recurrente por las y los candidatos
presidenciales de las elecciones de octubre próximo, la Argentina está lejos de
haber entablado un debate serio, democrático y multidimensional sobre los
impactos socioambientales y territoriales, así como sobre las diferentes
consecuencias económicas, financieras, culturales y sociosanitarias que implica
un megaproyecto de estas características en términos de desarrollo. Silenciando
las críticas, el kirchnerismo abrazó la idea de que Vaca Muerta y sus
reservorios no convencionales salvarían a la Argentina del déficit energético y
la convertirían rápidamente en una suerte de Arabia Saudita del sur.
La fiebre eldoradista desatada
con la expropiación parcial de YPF en 2012, agravada por el contexto de
desabastecimiento energético, obturó la posibilidad de un debate responsable y
desideologizado, y así generó lo que en su momento denominamos con Enrique
Viale el consenso del fracking. A partir de 2016, Cambiemos profundizó la
apuesta por los no convencionales, aunque sin esconder sus aspectos vergonzosos
(la asociación con grandes corporaciones transnacionales y los subsidios del
estado), ya en abierta clave neoliberal (esto es, con mayor flexibilización
ambiental y laboral, transfiriendo el costo a los usuarios y trabajadores).En Estados Unidos, país pionero del fracking, existen numerosos estudios científicos que prueban los impactos socioambientales y sanitarios de esta técnica, entre ellos, el Compendio de hallazgos científicos, médicos y de medios de comunicación, publicado en 2014 por el Concerned Health Professionals of New York (CHPNY, 2015), que advierte con datos concretos sobre la contaminación del agua, la contaminación atmosférica, la lubricación de fallas sísmicas, los escapes radioactivos, filtración del gas y de los fluidos. En Argentina, pese a la corta experiencia con el fracking, gran parte de los impactos que señala la literatura científica ya son visibles: aumento de derrames, proliferación de basureros con residuos tóxicos, ocupación intensiva del territorio y desplazamiento de poblaciones y otras economías, emisión de gases y aumento de la sismicidad, entre otros riesgos y daños.
En la actualidad, en
Uno de los grandes problemas del fracking es la utilización de agua, un detalle no menor en la meseta neuquina, zona de escasos recursos hídricos. Un informe reciente indica que para 2023, la demanda de agua en Vaca Muerta se duplicará y alcanzará casi los 30 millones de metros cúbicos anuales (Del Pozzi, 2019). Otro gran problema es el almacenamiento de los residuos tóxicos que genera
Otro de los impactos es la utilización intensiva del territorio (Bertinat et al., 2014). 3 Esto acentuó la disputa con los pueblos originarios, pues en Vaca Muerta se asientan de modo disperso unas veinte comunidades mapuches. En 2014 el Gobierno del Neuquén debió reconocer a
Asimismo, la problemática es visible en Allen, donde el retroceso de la actividad frutícola es evidente: con más de 150 pozos de fracking y 93 en carpeta, los datos revelan que entre 2009 y 2014 la localidad perdió
De esta manera, el escenario actual de
Por
último, en un contexto de calentamiento global, Vaca Muerta es considerada una
potencial bomba de carbono. Lejos de ser un “combustible de transición”, como
vienen sosteniendo las corporaciones petroleras, el shale gas y el tight gas
generan mayores emisiones de gases de efecto invernadero durante su etapa de
producción que el convencional, ya que se necesitan más pozos por metro cúbico
de gas producido; además, sus operaciones utilizan energía, por lo general
procedentes de los motores diesel, lo que aumenta las emisiones de CO2 por
unidad de energía útil producida. Asimismo, la fracturación hidráulica requiere
mayor consumo de energía e incluso un mayor volumen de venteo o quema de gas
durante la fase de terminación del pozo. Por otro lado, las emisiones de gas
metano contribuyen de modo muy potente al efecto invernadero. No es casual que
en 2018 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones
Unidas dejara en claro que, de avanzar en Vaca Muerta, “la explotación total,
con la fracturación hidráulica, de todas las reservas de gas de esquisto
consumiría un porcentaje significativo del presupuesto mundial de carbono para
alcanzar el objetivo de un calentamiento (no mayor) de 1,5 grados Celsius,
estipulado en el Acuerdo de París” (CESCR, 2018), y que por ello recomendara al
Estado argentino reconsiderar su explotación, a la luz de los compromisos adoptados. 6
En suma, el objetivo de
convertir a Argentina por la vía de Vaca Muerta (y En su peligrosa fuga hacia adelante, Vaca Muerta tiende a convertirse en un descabellado laberinto que, al calor de los impactos ambientales y territoriales y ante la ausencia de milagros, va habilitando una serie de interminables excepciones: beneficios impositivos, subsidios estatales que repercuten sobre la economía de todas las y los argentinos, mayor flexibilización laboral y un blindaje jurídico que avanza sobre los derechos de las poblaciones. En verdad, la promesa eldoradista de Vaca Muerta tiene todos los elementos para convertirse en una pesadilla nacional de repercusiones múltiples y en un desastre ambiental a gran escala.
Referencias
Aringoli, F. (30 de octubre de 2018). Cómo se
produjo el derrame en Vaca Muerta que afectó 45 hectáreas . Río
Negro. Disponible en línea.
Bertinat, P.; D’Elia, E.; Ochandio, R.;
Svampa, M.; Viale E. (2014). 20 Mitos y realidades del fracking. Buenos Aires:
Ed. El ColectivoDisponible en línea.
Bertinat, P. & Svampa, M. (27 de enero de
2019) La energía en debate. El Cohete a la Luna. Disponible
en línea.
Comité de las Naciones Unidas de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (CESCR). Oficina Regional América del Sur.
Observaciones finales sobre el cuarto informe periódico de la Argentina . (18
de octubre de 2018). E/C.12/ARG/CO/4. Disponible en línea.
Concerned Health
Professionals of New York
(2019). Compendio
de hallazgos científicos, médicos y de medios de comunicación que demuestran
los riesgos y daños del Fracking (Extracción no convencional de gas y petróleo).
Tercera edición, octubre 2015, en español; Sexta edición, junio 2019, en
inglés. Disponible en línea.
Del Pozzi, M. (5 de julio de 2019). En 2023
Vaca Muerta utilizará el doble de agua para fractura. Río Negro.
Diamante, S. (26 de mayo de 2019). Vaca
Muerta: preservar el ambiente es vital para ser sustentables. La Nación. Disponible
en línea.
Gaffoglio, L. (13 de junio de 2019). Vaca
Muerta: anulan la absolución a una comunidad mapuche por la usurpación de un
campo privado. Infobae. Disponible en línea.
La Voz del Interior (7 de marzo de 2019). Un
sismo con epicentro a pocos kilómetros de Vaca Muerta hizo temblar Neuquén.
OPsur (27 de febrero de 2019). Suspenden
fracking en el suroeste de China luego de tres sismos en dos días. Disponible
en línea.
Página 12 (19 de noviembre de 2018). Los
derrames de Vaca Muerta.
Reymundo Roberts, C. (7 de abril de 2019).
Vaca Muerta. Se despierta el gigante que va por el milagro. La Nación.
Río Negro. (30 de junio de 2019). Los
sismógrafos de Vaca Muerta detectaron el primer movimiento.
Roa Avendaño, T. & Scandizzo, H. (28 de
septiembre de 2016). Qué entendemos por energía extrema. OPSur. Disponible en
línea.
Svampa, M. (2018) Chacra 51. Regreso a la
Patagonia en los tiempos del fracking. Buenos Aires: Sudamericana.
Svampa, M. (2019). “El Antropoceno como
diagnóstico y paradigma ”, en Utopía y Praxis Latinoamericana . Año 24, nº 84.
Enero-Marzo, 2019. Disponible en línea.
Notas:
1 Véase El Antropoceno como diagnóstico y
paradigma, en el dossier que coordinamos con Francisco Longa para la
revista Utopía y Praxis
Latinoamericana.
2 Desarrollamos
este punto con Pablo Bertinat en “La energía en debate” (2019).
3 Véase
Bertinat et.al. (2014), 20
Mitos y realidades del fracking. Ed. El Colectivo, Buenos Aires. Disponible
en línea.
4 Los
datos sobre el retroceso territorial son de Diego Rodil. Véase M. Svampa, 2018.
5 “Los
sismógrafos de Vaca Muerta detectaron el primer movimiento”; en Río Negro , 30 de junio de 2019.
6 “Comité
ONU sobre derechos económicos, sociales y culturales emitió informe sobre
Argentina
Maristella Svampa. Socióloga y escritora,
Investigadora del Conicet y miembro del Gecipe (Grupo de Estudios Críticos e
Interdisicplinarios de la problemática energética).
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=262556
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