Bosques, recolectar
comida y los comunales. Boletín Nyéleni N° 24
17 de diciembre de 2015
17 de diciembre de 2015
Entorno al 75% de la población pobre mundial vive en
áreas rurales de países en desarrollo. La mayoría sobrevive gracias a la
agricultura de subsistencia, la pesca artesanal y/o al pastoreo nómada y muchos
no tienen tierras, trabajan como mano de obra temporera en granjas,
plantaciones, piscifactorías y la industria. Sus necesidades alimentarias diarias
se cubren principalmente con la producción local, la recolección de comida, la
caza y la pesca – a menudo realizada por mujeres — en pequeñas granjas, zonas
de pastoreo comunales, y en bosques, arroyos, ríos y lagos.
El acceso reducido a
estos ecosistemas o el descenso en la cantidad comida que se reúne en estos
ambientes conducen al hambre y a la malnutrición aguda.
Bosques, campos,
laderas de colinas/montañas, humedales y masas de agua —que comprenden ríos,
arroyos, lagos y mares- son fundamentales para las vidas, las culturas y la
economía de las comunidades rurales de todo el mundo. Hay fondos
fundamentales de la biodiversidad y literalmente preservan la vida. La comida, el agua,
la fibra, el combustible, las plantas medicinales y las raíces, la madera, la
hierba, las hojas, la resina y otros materiales que proporcionan son las únicas
redes de seguridad con las que cuentan las poblaciones rurales en los tiempos
de adversidad. E incluso en los tiempos de bonanza, en las comunidades rurales
que no son pobres, los alimentos silvestres -que se recolectan, cazan y pescan–
suponen un componente importante de las dietas locales y tradicionales ; los
productos forestales no madereros (PFNM) y los recursos marinos son importantes
fuentes de ingresos suplementarios.
Muchas comunidades —especialmente de pueblos
indígenas- tienen bosques sagrados o espirituales, que también albergan las
fuentes de los ríos y arroyos locales. Proteger el bosque significa, por tanto,
proteger las fuentes acuíferas de las comunidades. Los bosques son espacios
relevantes para la educación y el conocimiento local : los niños y niñas
aprenden cuál es el valor de las plantas, los animales, los venenos y las
medicinas al ir junto a los mayores al bosque. La demarcación entre bosque y
tierras agrícolas a menudo está difusa por los cultivos itinerantes : campos
que no están plantados se convierten en bosques, jardines vegetales y huertos
de árboles frutales a menudo se plantan e los bosques pues aseguran condiciones
de crecimiento propicias. Se asemeja a lo que sucede en las comunidades
costeras y marinas, que veneran el mar como fuente de toda la vida y tiene
elaboradas reglas socioeconómicas para proteger los ecosistemas sensibles. En
este caso también lo niños aprenden el valor de los distintos tipos de peces y
de los recursos marinos y cómo tienen que aprovisionarse de ellos, con respeto
y de manera sostenible. Las cosmovisiones de los pueblos indígenas en todo el
mundo respetan la naturaleza como a los padres que dan y alimentan la vida, y
enseñas a los pueblos y a las comunidades a vivir en armonía con la naturaleza.
Estas prácticas y los
propios ecosistemas a los que dan forma se encuentran cada vez más en peligro
porque los inversores, las empresas y los especuladores intensifican de la
demanda en las tierras de cultivo, los bosques y las fuentes de agua y,
también, por los cambios en tiempo y los patrones de precipitaciones debido al
cambio climático. La conversión de paisajes naturales distintos en agricultura
industrial y acuicultura, y el consumo intensivo de energía de los
asentamientos humanos destruyen las funciones cruciales de los ecosistemas,
como la de recargar acuíferos, mantener los nutrientes del suelo, la captura de
carbono y compensar los ciclos naturales, y esto acelera el cambio climático.
Exacerban la desigualdad de acceso a las tierras y a los recursos naturales
tanto entre las comunidades como entre hombres y mujeres. Las comunidades
locales se ven reducidas a parcelas de tierra más pequeñas y menos fértiles y
se ven obligadas a confiar en una base menor que explotar para obtener comida e
ingresos. Las reservas de agua dulce se ven monopolizadas por la industria y
los ricos, lo que crea y aumenta la escasez de agua, generando conflictos entre
la población local con relación al agua, los productos forestales y los
comunales. En concreto afecta a los derechos de los pueblos indígenas para
controlar, usar, administrar y preservar territorios ancestrales.
Proteger y regenerar entornos naturales
diversos y las distintas formas de alimentarse y vivir en armonía con estos
entornos son elementos esenciales de la soberanía alimentaria. Resulta
igualmente relevante que son una forma directa de resistencia a la
mercantilización y la financialización de la naturaleza y ante los mercados
capitalistas.
Shalmali Guttal, Focus on the Global South
Para acceder al
Boletín (PDF) haga clic en el enlace a continuación y descargue el archivo:
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Bosques_recolectar_comida_y_los_comunales._Boletin_Nyeleni_N_24
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