COP 21 y los nuevos
tiempos en América Latina
Escapar de París:
por
una justicia ambiental desde los territorios
14 de diciembre de 2015
14 de diciembre de 2015
Por Emiliano Teran
Mantovani (Rebelión)
(...) De las nebulosas de París a la propuesta del
Anexo 0 de Oilwatch: pensar la justicia ambiental desde los territorios
Algunas voces en la Climate
Action Zone de
l Centquatre-Paris planteaban la necesidad de “escapar de las COP”. Escapar de las COPs
supone tratar de liberarnos de este específico régimen de soberanía que se
institucionaliza globalmente, y que secuestra la toma de decisiones para un 1%.
También implica tratar de liberarnos del secuestro epistémico que encierra
prácticamente toda la lectura del fenómeno del cambio climático y sus posibles
soluciones en la métrica del
carbono. Parece necesario abrirnos a enfoques radicalmente diferentes.
En este sentido, la propuesta del Anexo 0 de la Red Oilwatch ofrece
varios elementos para tratar de pensar/efectuar este escape. Oilwatch, a partir
de su crítica a la « civilización petrolera », propone reconocer a los pueblos
en la división establecida por la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático: además del Anexo I (países industrializados del Norte y
economías emergentes), Anexo II (miembros del Anexo I que deben ofrecer
financiamiento a los países en vías de desarrollo) y No Anexo I (básicamente
los países del Sur global), se debe crear el Grupo Anexo 0, donde estarían las
numerosas iniciativas populares alrededor del mundo que realizan esfuerzos para
no extraer más hidrocarburos, y que defienden formas de vida respetuosas con la
naturaleza.
Al ser la extracción de hidrocarburos el
proceso primario de factor antropogénico que determina el fenómeno del cambio
climático, dejar el petróleo y otros combustibles fósiles en el subsuelo es una
medida principal y directa para contrarrestarlo. Si, como se desprende de
cifras del IPCC y la AIE, es necesario dejar 2/3 de los hidrocarburos en el
subsuelo, diferentes iniciativas populares y territoriales deben ser premiadas
por sus esfuerzos al respecto, antes que ser ignoradas, apartadas o
criminalizadas, como suele ocurrir. La propuesta detallada del Anexo 0 está
disponible aquí: Español,English, Français.
Esta propuesta tiene diversas implicaciones,
de las cuales quisiéramos destacar dos:
a) enfrentar y desafiar la hegemonía y la
centralidad de la métrica del carbono, que se orienta principalmente a fases
distributivas (monetarizadas y abstractalizadas) de la naturaleza ya extraída y
transformada, para plantear en cambio un debate de raíz sobre soluciones,
valores y energía. Aquí el papel de la economía ecológica cobra importancia
para producir indicadores que contabilicen o registren no sólo los
hidrocarburos dejados bajo el suelo, sino el agua protegida, la biodiversidad,
las culturas populares o los modos de vida sostenibles existentes;
b) descentralizar el régimen de soberanía de
esta institucionalidad climática global, que plantea únicamente negociaciones
entre Estados (partes), y en cambio hacer emerger las subjetividades populares
en los territorios, o formas de gobierno local, que son los actores
fundamentales para las transformaciones sociales y geopolíticas para enfrentar
el cambio climático.
La propuesta del Anexo 0 no es en ningún sentido una propuesta autosuficiente.
Requiere la articulación con otra serie de políticas y agendas que permitan su
viabilidad. No convalida de ninguna manera una nueva mercantilización de la
naturaleza bajo el subsuelo [4] .
Y también cabe añadir que, aunque en cambio climático existe un compromiso
diferenciado que señala a los grandes responsables de la actual crisis
ecológica planetaria, esta idea de Oilwatch se cuela en los debates sobre
extractivismo en América Latina, planteando las posibilidades de hacer
moratorias a proyectos extractivos y reconocer la iniciativa de comunidades y
gobiernos locales, para dejar los combustibles fósiles bajo tierra.
El Anexo 0 es otra forma más de decir que la justicia ambiental
comienza en los territorios. Propone una institucionalidad climática
alternativa, pero también formas de pensar este problema de manera alternativa,
más allá de los muros de la política formal. En todo caso, el sustento material
de este tipo de propuestas han sido, son y serán, las luchas desde abajo contra
la acumulación por desposesión.
Del Anexo 0 al «Blockadia»: territorios rebeldes y
los nuevos tiempos en América Latina
La situación de crisis ambiental global y la
necesidad de acciones urgentes para contrarrestar el cambio climático ofrecen
sólidos argumentos para intensificar los pedidos sobre moratorias de numerosos
proyectos extractivos en América Latina. Se podrían plantear debates sobre cómo
la caída de los precios del crudo –y si se espera que no levanten por un
tiempo– representa una oportunidad para abrir caminos de transición para salir
del rentismo petrolero en Venezuela. La idea de un estancamiento secular de la economía global, y la crisis de
largo plazo del modelo de acumulación nacional, impulsan la necesidad imperiosa
de trascendentales transformaciones desde adentro, en las cuáles se abra una
discusión sobre la moratoria de los proyectos de minería en el país (carbón en
el Zulia, Arco Minero de Guayana) e incluso algunos sectores de bloques de la Faja Petrolífera
del Orinoco.
Sin embargo, es necesario reconocer que todos estos procesos,
fenómenos y negociaciones se están desarrollando en un momento específico de la
historia del sistema-mundo capitalista, de profundo caos y entropía; en una situación post-normal, que
posiblemente será muy conflictiva. Esta situación evidentemente atraviesa a
América Latina, la cual después de varios años de una era progresista
diferenciada, ve cómo las condiciones bajo las cuales aparecieron los gobiernos
de izquierda y múltiples luchas sociales, han cambiado significativamente.
Si pensamos en la fuerza que va tomando la
ola de restauración conservadora en la región, y los peligros de nuevos ciclos
masivos de acumulación por desposesión; si recordamos que Latinoamérica es un
“reservorio” estratégico de “recursos naturales” en la dinámica geopolítica
actual; y si advertimos cómo se configura un neoextractivismo
2.0 –ya no “progresista”,
sino de perfil mixto e híbrido, un neoliberalismo mutante– que busca
reorganizar el territorio continental en torno a esta nueva fase salvaje de
acumulación global; podemos notar la centralidad que tendrán las luchas en la
región en torno al mundo material de los bienes comunes para la vida (agua,
biodiversidad, territorios en general).
Es muy probable que una política popular
post-extractivista para enfrentar –consciente o inconscientemente– al cambio
climático, y en general al orden depredador capitalista, esté, en esta nueva
etapa para América Latina, plagada de enormes desafíos y amenazas. Pero hay
algo que también vale la pena pensar. Las transformaciones en curso, no sólo
van produciendo cambios de gobiernos y regímenes de poder, sino también de las
condiciones materiales de la reproducción de la vida, y por ende, abre el camino para
la reconfiguración de las luchas desde abajo.
En su libro "This Changes Everything:
Capitalism vs. the Climate", Naomi Klein denomina «Blockadia» a los cientos de
comunidades en todo el mundo que están luchando contra la extracción de
combustibles fósiles –de Nigeria a Canadá, de Grecia a Perú y Ecuador–. Lo que
es importante resaltar de «Blockadia» es que son movimientos globales
compuestos por personas comunes –no lucen como los típicos activistas, según Klein– que buscan
profundizar la democracia relacionándola con la posibilidad real de control de
los recursos que posibilitan la reproducción de su vida cotidiana, y que
manejan diversas estrategias de acción directa –asambleas populares, bloqueos a
excavadoras, marchas en las grandes ciudades, siendo agredidos por fuerzas
policiales y de seguridad–, deteniendo en el territorio los crímenes climáticos
en progreso –los sujetos del Anexo 0–, y reivindicando las abundantes energías
disponibles en la superficie del planeta (no las del subsuelo) [5] .
Podemos tomar Blockadia como otra metáfora útil para pensar, luego
de años de experiencias en la era “progresista”, nuevas estrategias para una
posibilidad emancipatoria. Pero también para pensar en los tiempos que se
avecinan. Sobre todo, revisar los errores políticos cometidos, tratando de
reconfigurar sus lógicas desde el territorio –una territorialización del poder–. Recuperar o
reimpulsar en nuestras agendas políticas la centralidad de la riqueza concreta
(agua, biodiversidad, tierra) y de la reproducción de la vida, ante la primacía
que ha tenido la búsqueda de la riqueza abstracta (rentas y finanzas) [6].
Una radicalización de la acumulación por desposesión, llevada
adelante en el marco de una restauración conservadora en América Latina, puede
a su vez provocar múltiples resistencias productivas (de lo que hemos llamado
la biopolítica de los comunes), muchas de
ellas bajo fórmulas que podrían ser novedosas. Piénsese en un nuevo «giro
ecoterritorial» (tomando el concepto de Maristella Svampa) alimentado no sólo
por los diferentes aprendizajes que se han producido desde las luchas
regionales y globales, sino por la transformación de las condiciones materiales
de vida. La expansión de un ecologismo popular (Joan Martínez Alier) podría
tocar a los movimientos urbanos, como de hecho ya lo está haciendo en la
región, lo que tendría un muy poderoso efecto político. Eco-piquetes y nuevas
territorialidades urbanas se vinculan a la búsqueda de reproducción de los medios de vida en las cada vez más insostenibles
ciudades latinoamericanas.
Las condiciones probablemente serán muy adversas, pero las
posibilidades emancipatorias están ahí presentes. Es en el tejido social y
territorial donde se estará librando una batalla histórica.
Paris, diciembre de 2015
*Emiliano Teran Mantovani es sociólogo e
investigador, y hace parte de la red Oilwatch
Latinoamérica
Fuentes consultadas(…)
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=206755
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=206755
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