Declaración
del Diálogo Sur - Sur sobre Leyes de Semillas
17 de diciembre de 2015
"Declaramos nuestra
oposición frontal a cualquier forma de propiedad intelectual sobre formas de
vida, las semillas y la información relacionada o los derechos exclusivos para
su uso. Rechazamos las semillas transgénicas y otras tecnologías presentes y
futuras en la agricultura porque se trata de tecnologías basadas en la
desintegración de los sistemas agrícolas holísticos, la exclusión de los
agricultores de los procesos de mejoramiento de las plantas, el
manejo de los bienes naturales; y el control de las semillas y materiales
reproductivos por las élites empresariales y políticas."
Durban – África del
Sur
29 de noviembre 2015
29 de noviembre 2015
Nosotros, los
participantes en el Diálogo Sur-Sur sobre leyes de semillas, somos miembros de
organizaciones campesinas y de la sociedad civil y personas interesadas de
África, Asia, América Latina y Europa, que trabajamos en temas de soberanía
alimentaria y sobre nuestras semillas, el control campesino de la producción y
el intercambio de semillas campesinas y la biodiversidad. Nos
reunimos aquí en Durban, Sudáfrica, del 27 al 29 noviembre 2015 para compartir
información y conocimiento, y llegar a un entendimiento común sobre las
políticas y leyes relacionadas con la “protección” de las obtenciones
vegetales, y buscar estrategias de resistencia y alternativas desde el Sur
Global.
Nosotros estamos
trabajando en nuestros países y regiones para avanzar en la lucha global en
curso para construir una sociedad socialmente justa y ecológicamente
sustentable, en la que las familias y las comunidades agrícolas tengan el
control y el poder en la toma de decisiones sobre la producción y distribución
de sus alimentos y semillas.
Las sociedades humanas
hemos crecido en simbiosis con nuestras semillas, que utilizamos para producir
los alimentos, y que nos sostienen desde hace milenios. Las semillas surgieron de
la naturaleza y se han conservado, nutrido y mejorado a través de procesos de
selección experimentación, descubrimiento e innovación durante todo este
tiempo. Las semillas son un patrimonio colectivo de los pueblos al servicio de la humanidad. Los
campesinos y los pueblos indígenas han sido siempre los custodios y guardianes
del conocimiento colectivo integrado en la gran diversidad de las semillas, lo
que ha permitido el desarrollo de la humanidad como especie.
Pero hoy la codicia
capitalista plantea una amenaza fundamental para la reproducción continua de la
diversidad genética nutrida durante todo este tiempo. El acaparamiento de
tierras y su conversión en propiedad privada fue un paso desastroso. Esto causó
y sigue causando la dislocación y el desplazamiento social, dañando el tejido
social, la ruptura de la conexión entre las personas y la tierra, y la
consolidación la riqueza social, producida colectivamente, en las manos de unos
pocos a costa de la mayoría.
Actualmente se está produciendo un asalto
renovado y más fuerte sobre las semillas, el patrimonio de la biodiversidad
agrícola y los conocimientos asociados a éstas. Los procesos de formulación de
leyes y políticas están ya muy avanzados en Europa, Estados Unidos y otras
partes del mundo, y se están imponiendo en nuestros países del Sur a través de
acuerdos comerciales y de inversión bilaterales y multilaterales. Se basan en
sistemas jurídicos que otorgan derechos monopólicos bajo la falsa afirmación de
que estas variedades han sido “descubiertas” y mejoradas. Pero estas variedades
son el producto de toda una historia de mejoras y mantenimiento colectivos
llevada a cabo por los campesinos. Para hacer valer estos derechos exclusivos
sobre las semillas, se hacen pequeños modificaciones que justifican la
privatización de las semillas.
Se están realizando
esfuerzos agresivos para ampliar esta expropiación en todo el Sur global
agresivamente por parte de las corporaciones multinacionales de semillas y de
las que trabajan en las ciencias de la vida, junto con sus cómplices en los
Estados y las instituciones multilaterales. Esto toma la forma de una cruzada
política y tecnocrática coordinada para imponer leyes y reglamentos uniformes y
draconianos a favor de las patentes y los “derechos de obtención” para los
intereses privados; la propagación de organismos transgénicos y el
reconocimiento de derechos exclusivos sobre semillas y variedades, que pasan a
través de un sistema de mejoramiento y producción fuertemente controlado por
las élites económicas.
Esto no genera ningún
beneficio para las comunidades campesinas y los agricultores familiares, ni
para la sociedad en general. En unas pocas décadas - sólo una pequeña fracción
de tiempo se ha promovido la agricultura industrial – este acaparamiento de los
bienes genéticos comunes se ha propagado con virulencia en todo el mundo. Las
prácticas históricas de manejo de semillas de las que hemos dependido como
especie están siendo desacreditadas y tratadas como atrasadas y obsoletas, y
además de criminalizadas. Los agricultores son llevados a los tribunales y son
encarcelados por el mantenimiento de la base biológica como un sistema vivo;
mientras que las corporaciones de semillas y alimentos acaparan grandes
ganancias.
El resultado es una
alarmante erosión de la biodiversidad agrícola y de los conocimientos de
nuestros pueblos, y una amenaza profunda a la reproducción sustentable de la
base genética, y por consiguiente a la producción de alimentos y al equilibrio
ecológico, y de la
humanidad. Es una violación a la ética campesina de
compartir, que constituye la columna vertebral de los sistemas agrícolas
campesinos, de la soberanía alimentaria y de nuestras semillas, y de la
consecución del derecho humano básico a la alimentación.
No podemos mirar
pasivamente este despojo y la destrucción legalizada. Nos vemos obligados a
resistir. Declaramos nuestro compromiso de trabajar en alianza con los pueblos
indígenas y movimientos de campesinos y campesinas, y con otras organizaciones
e individuos de la sociedad civil con ideas afines, para luchar contra la
propagación de este sistema agresivo de dominación sobre la base de la
autonomía, la auto-organización colectiva, la cooperación, la solidaridad y el
respeto mutuo.
Declaramos nuestra
oposición frontal a cualquier forma de propiedad intelectual sobre formas de
vida, las semillas y la información relacionada o los derechos exclusivos para
su uso. Rechazamos las semillas transgénicas y otras tecnologías presentes y
futuras en la agricultura porque se trata de tecnologías basadas en la
desintegración de los sistemas agrícolas holísticos, la exclusión de los
agricultores de los procesos de mejoramiento de las plantas, el manejo de los
bienes naturales; y el control de las semillas y materiales reproductivos por
las élites empresariales y políticas.
Nos oponemos a la
desmaterialización de la información genética a través de procesos como DivSeek
(SIG - Sistema mundial de información sobre las secuencias genéticas y los
conocimientos relacionados para todas las semillas, propuesto por el Banco
Mundial), ya que existe la posibilidad de que esta información sea privatizada
para uso exclusivo a través de los sistemas jurídicos internacionales.
Rechazamos las
imposiciones del acuerdo sobre propiedad intelectual de la Organización Mundial
del Comercio (ADPIC) para que los países miembros adopten normas que permiten
la privatización de las semillas y el conocimiento relacionado. Rechazamos las
leyes tipo UPOV y cualquier otra regulación sobre propiedad intelectual en
semillas y variedades vegetales. Es inaceptable además que a través de los
tratados bilaterales de libre comercio, en los países del Sur se están
imponiendo medidas de propiedad intelectual que van más allá de lo dispuesto en
la OMC.
Nos oponemos a las
leyes que se ocupan de la comercialización y certificación de semillas. Estas
nuevas leyes socavan los sistemas de semillas campesinas que han sido
desarrolladas localmente a través de generaciones de agricultores. Las nuevas
normativas están orientadas a la participación del sector privado en el
comercio de semillas, y promueven pocas variedades y cultivos. La leyes están
orientadas a favorecer la producción de semillas genéticamente uniformes,
"mejoradas" comercialmente, donde el énfasis está en el control de
calidad de las semillas y el registro de variedades. Lo que está muy claro es
que estas leyes tipifican como delito la comercialización de las semillas
campesinas. El objetivo final de estas leyes es facilitar nuevos mercados para
las empresas de semillas comerciales y la ocupación de las multinacionales del
sector de las semillas en el sur global, desplazando y criminalizando a los
sistemas de semillas campesinas.
Vamos luchar porque se desarrollen leyes,
políticas y programas públicos que apoyen y fortalezcan a las familias
campesinas, pueblos indígenas y comunidades para que podamos continuar con
nuestras prácticas diversas y contextualizadas de mejoramiento, selección,
producción y distribución de nuestras semillas. Vamos a luchar para que se
amplíen las actividades públicas sobre la base de los procesos democráticos,
participativos y transparentes y constantes de compromiso con los ciudadanos y
los habitantes de nuestros países y regiones. Vamos a continuar defendiendo
nuestros derechos a producir, utilizar, intercambiar y vender nuestras semillas
y materiales reproductivos.
Vamos a trabajar para recuperar, mantener y
ampliar el uso de semillas nativas y locales, y el resurgimiento de las
culturas alimentarias diversas como las vías más eficaces para la protección de
la biodiversidad.
Reconocemos la diversidad irreductible que sólo puede ser
gestionada a través de sistemas de producción de semillas campesinas y
mantenidos por los campesinos como criadores y usuarios de las semillas.
Creemos que las semillas son colectivas y democráticamente conservadas.
Reafirmamos el papel central de los productores agrícolas como guardianes
principales de nuestros recursos genéticos colectivos, especialmente las
mujeres campesinos que siguen desempeñando un papel directo en el mantenimiento
y mejora de estos bienes. Nos comprometemos a apoyar a las familias y las
comunidades campesinas en su gestión, y para la creación de vínculos con
aliados, allí donde podamos encontrarlos, para avanzar en la causa de la Soberanía Alimentaria
y sobre nuestras semillas.
Organizaciones:
Acción Ecológica –
Ecuador
Acción por la Biodiversidad – Argentina
African Centre for Biodiversity – South Africa
Articulación Nacional de Agroecología/Grupo de Trabajo en Biodiversidad
Asociación Nacional para el Fomento dela Agricultura Ecológica
- ANAFAE- Honduras
Commons for EcoJustice – Malawi
Earthlife Africa Durban
Fahamu Africa
Farmers’ Seed Network – China
GRAIN
Growth Partners Africa
Grupo Semillas – Colombia
JINUKUN - COPAGEN, Cotonou, Benin
Kenya Food Rights Alliance
Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA) – Brasil
Peasant Farmers Association of Ghana
PELUM Association Zimbabwe
Red de Agrobiodiversidad enla Zona Semiárida de Minas Gerais – Brasil
Red de Coordinación en Biodiversidad - Costa Rica
Red Nacional para la defensa dela Soberanía Alimentaria
en Guatemala, REDSAG - Guatemala
Red por una América Latina Libre de Transgénicos
Swissaid Guinea-Bissau
Zimbabwe Smallholder Organic Farmers Forum (ZIMSOFF)
Acción por la Biodiversidad – Argentina
African Centre for Biodiversity – South Africa
Articulación Nacional de Agroecología/Grupo de Trabajo en Biodiversidad
Asociación Nacional para el Fomento de
Commons for EcoJustice – Malawi
Earthlife Africa Durban
Fahamu Africa
Farmers’ Seed Network – China
GRAIN
Growth Partners Africa
Grupo Semillas – Colombia
JINUKUN - COPAGEN, Cotonou, Benin
Kenya Food Rights Alliance
Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA) – Brasil
Peasant Farmers Association of Ghana
PELUM Association Zimbabwe
Red de Agrobiodiversidad en
Red de Coordinación en Biodiversidad - Costa Rica
Red Nacional para la defensa de
Red por una América Latina Libre de Transgénicos
Swissaid Guinea-Bissau
Zimbabwe Smallholder Organic Farmers Forum (ZIMSOFF)
No hay comentarios:
Publicar un comentario