Clima:
raíces para aguantar la tormenta
16 de diciembre de 2015
"No son tiempos
fáciles, el vendaval viene fuerte, pero también dispersa las semillas. En medio
del desastre, otra vez los más chicos, las y los de abajo nos dan fuerza y nos
muestran el camino."
15 de diciembre 2015
Por Silvia Ribeiro
París, Francia –
Mientras los gobiernos se reunían en un búnker en Le Bourget, aislados de la
gente y rodeados de policías, para terminar anunciando un acuerdo desastroso que
nos garantiza que el cambio climático irá en aumento, miles de personas de
movimientos sociales y organizaciones de base de las cuatro esquinas del mundo
desafiaron el temor y las medidas de “seguridad”, para manifestarse de formas
creativas, burlando la censura y la represión de las protestas. Y pese a la
terrible realidad en París, al caos del mundo mundial, pese a otra ronda de
perversidades en las negociaciones oficiales –o quizá por todo esto– también se
reunieron para festejar el encuentro de miradas y experiencias, la solidaridad
de las resistencias desde abajo.
Fueron dos semanas de
contrastes, entre las negociaciones oficiales de la 21ª. conferencia del
Convenio de ONU sobre cambio climático (COP21) que cerró en París el 12 de
diciembre, y las muchas iniciativas populares que se auto-convocaron para la
cumbre climática de los pueblos que se extendió por varias partes de la ciudad,
tocando base en Montreuil, suburbio de París y luego haciendo eje en el
Centquatre, un centro cultural público recuperado en una zona de migrantes,
convertido en Zona de Acción del Clima, con talleres, debates, teatro, música,
coordinado por la
Coalición Clima 21, compuesta por organizaciones de todo el
mundo.
Dentro de la
conferencia oficial ¬–que fue más cerrada que nunca, en su mayor parte no se
permitió ni la observación de la sociedad civil– cada día salían nuevas
máscaras para ocultar la realidad, se anunciaban nuevas vías de escape y
conceptos cada vez más abstractos y falsos (como “cero emisiones netas”,
“balance entre emisiones y absorción”), todo para que nada cambie, para seguir
manteniendo los privilegios y ganancias de las grandes empresas que provocan el
cambio climático y los abusos de los gobiernos que las protegen. En el
espectáculo de cierre, la mayoría de gobiernos se congratuló y se aplaudió ante
las cámaras como si fuera un partido de fútbol. Claro que no se trata de
informar sino de entretener. Los grandes medios
se dedicaron a confundir más a la gente, diciendo que se había logrando un
“acuerdo histórico” y que estamos en camino a enfrentar el cambio climático.
Las ONG que se arrogan la representación de la sociedad siendo cáscaras vacías
pero con mucho dinero –como Avaaz– y las que son coberturas de las empresas,
como WWF y otras, también le hicieron el juego a las mentiras oficiales,
diciendo que se ha tomado un gran paso.
De cierta forma es verdad: en la COP 21 los
gobiernos dieron un paso adelante, pero como estábamos al borde del abismo,
ahora vamos en caída libre. Nos quieren hacer creer que se proponen limitar el
aumento de temperatura global a 1,5 grados (máximo tolerable, pero igual con
impactos) pero es sólo declarativo, porque la suma de los planes reales
presentados por cada gobierno a la Convención, garantizan que habrá un aumento
catastrófico de más de 3 grados, mucho antes de fin de siglo.
Maureen Santos
El Acuerdo de París,
con su “balance entre emisiones y absorción de gases” en lugar de reducciones
reales, legalizó el aumento de emisiones de gases que provocan el cambio
climático, al tiempo que aseguraron el negocio de las petroleras para cobrar
créditos de carbono por “secuestrar y enterrar” el dióxido de carbono con
técnicas de geoingeniería como almacenamiento y captura de carbono (CCS y BECCS
por sus siglas en inglés), que además son para extraer aún más petróleo.
Aumentaron también el apoyo a programas que despojan a las comunidades de sus
bosques, como REDD+ y sentaron bases para que suelos y agricultura sean parte
de los mercados de carbono.
“Se necesitan raíces
para aguantar la tormenta”, dijeron los representantes de los movimientos de
migrantes latinos y asiáticos, de comunidades afroamericanas, de indígenas, de
organizaciones barriales, de trabajadores e indocumentados en Estados Unidos,
que se convocaron en la
plataforma It takes roots to weather the storm para llegar a
París a encontrarse con sus iguales. Cindy Wiesner, latina, feminista,
activista y coordinadora de la Alianza por la Justicia Global
desde las Bases (Grassroots Global Justice Alliance) expresa: “En nuestra delegación
hay jóvenes de Alaska, cuya comunidad podría ser evacuada en los próximos diez
años, debido al aumento de nivel de mar. Hay madres e hijos que viven a lo
largo de los pozos de fracking (gas de esquisto), de las minas de carbón, de
las refinerías de petróleo y están enfermos. No tenemos tiempo ni podemos
darnos el lujo de aceptar la trampa de que la contaminación y el cambio
climático se van a resolver con mercados de carbono y falsas “soluciones”
tecnológicas. El movimiento contra el cambio climático en todo el mundo está
creciendo en este sentido, porque nuestra sobrevivencia requiere del liderazgo
y estrategias que sólo pueden venir desde abajo, desde las bases organizadas.”
No son tiempos
fáciles, el vendaval viene fuerte, pero también dispersa las semillas. En medio
del desastre, otra vez los más chicos, las y los de abajo nos dan fuerza y nos
muestran el camino.
Desinformémonos Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Clima_raices_para_aguantar_la_tormenta
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