EL ACAMPE QOPIWINI
La lucha originaria
CTA // SEPTIEMBRE-OCTUBRE >>
2015
Por Darío Aranda
Luego de diez meses de acampe en Buenos
Aires, los pueblos indígenas regresaron a Formosa. También: las falsas promesas
del kirchnerismo, el nuevo Presidente y las desconfianzas.
Muertes
Esteban Medina,
de 17 años, fue encontrado muerto el 3 de enero de 2015 al costado de la ruta
86, en la
comunidad La Primavera de Formosa, en la zona de conflicto
territorial con familias criollas. Tres semanas antes, el 12 de diciembre de
2014, también habían encontrada muerta a su tía, Norma Artaza. La policía
caratuló las muertes como “accidente” y “paro cardíaco”, respectivamente. Félix
Díaz, qarashe (autoridad) de la comunidad aseguró que “siempre las muertes qom
son por paro cardíaco o accidente de tránsito” y precisó que “nunca dejan que
haya peritos por parte de la comunidad” en las autopsias. La comunidad
cuestionó que no se continuara con la investigación judicial de las muertes
qom. El gobierno provincial, mediante el ministro de Gobierno de Formosa, Jorge
Abel González, los acusó de “fantasear persecuciones”. El 22 de diciembre, una
asamblea qom había declarado el estado de alerta y movilización por la falta de
respuesta de la Provincia por la ocupación que realizó un criollo (de apellido
Saucedo) en tierras de la
comunidad. Además de usurpar tierras qom, lo denunciaron por
continuos hechos de violencia contra los integrantes de La Primavera.
En cuatro
años, cuando recrudeció la lucha qom, se produjeron en la comunidad una docena
de hechos de violencia y diez muertes: Roberto López (2010). Lila Coyipé (de
diez meses de vida) y Celestina Jara (2012). Juan Daniel Díaz Asijak, Guillermo
Díaz y Delina Díaz (2013). Una bebé recién nacida (hija de Beti Miranda y Rubén
Díaz), Javier Camachi y Norma Artaza (2014). Y Esteban Medina (2015). Son
algunas de las muertes sucedidas en La Primavera en los últimos cuatro años. En
todos los casos hubo dos versiones contrapuestas. El gobierno de Formosa habló
de accidentes de tránsito y causas naturales. La comunidad qom dio otra
versión: “atentados” y “abandono” por parte del Estado. Acampe I Cuatro meses
de corte de ruta por reclamo de territorio. Fue en 2010. El 23 de noviembre de
ese año la policía de Formosa reprimió a la comunidad La Primavera.
Incendió una decena de viviendas, más de veinte heridos y treinta detenidos.
Asesinaron al abuelo qom Roberto López y al policía Eber Falcón. La comunidad
denunció el accionar policial. Y, en una medida inesperada, los qom trasladaron
el reclamo a Buenos Aires. Acamparon en Avenida de Mayo y 9 de Julio.
Visibilizaron el conflicto, nacionalizaron la situación indígena de Formosa.
Luego de cinco meses de acampe, se logró una mesa de diálogo con el ministro
del Interior, Florencio Randazzo y se acordó que levantarían el acampe (la comunidad
decidiría el momento y la forma).
El 6 de mayo de 2011, la organización La Cámpora
(encabezado por Andrés “Cuervo” Larroque) llegó con gendarmes, micros, camiones
y desalojó a los qom. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea
Fundadora, denunció: “Los levantaron de forma agresiva. Fue muy desagradable
que se vayan así. Con ellos (La Cámpora) compartimos marchas, pero no sé para
qué fueron. Me parece un disparate y hay que saber quién los mandó”. El Centro
de Estudios Legales y Sociales (CELS) emitió un comunicado para desmentir las
presiones e instó a Díaz a firmarlo. El Gobierno, con Randazzo como
interlocutor, no cumplió ninguno de los acuerdos de la mesa de diálogo.
Acampe II
El 14 de
febrero de 2015 comenzó el segundo acampe. El primero en llegar fue Félix Díaz,
en reclamo por los asesinatos impunes, la demanda de territorio, falta de
atención sanitaria y, la gota de llenó el vaso, obras inconsultas dentro de la
comunidad que tenían como fin de cooptar a las familias críticas a Insfrán. “No
se cumplió ninguno de los acuerdos de la mesa de diálogo con Nación y
Provincia”,recordó Díaz. Amnistía Internacional solicitó al Estado que proteja
la integridad física de la
comunidad. Se solidarizaron con los qom la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos (APDH), el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), y Nora
Cortiñas y Mirta Baravalle, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. La
lista de reclamos incluyó la realización del relevamiento territorial (como
establece la Ley Nacional
26160, con participación de la comunidad) y el reconocimiento oficial a las
autoridades votadas por la comunidad (había sido uno de los compromisos
asumidos por el Ministerio del Interior –Félix Díaz fue electo en junio de 2011
con el 62 por ciento de los votos).
Marcha “Territorio robado, será
recuperado”, fue el grito en el centro porteño.
En el
Obelisco, Tribunales, Congreso Nacional y Plaza de Mayo. Fue el 10 de marzo de
2015, en una marcha convocada por la organización “Qopiwini Lafwetes”. La
primera palabra es una sigla (primera sílaba de Qom, Pilagá, Wichí y Nivaclé,
los cuatro pueblos indígenas que habitan Formosa). “Lafwetes” es una palabra
wichí que no tiene traducción directa, pero significa “la raíz que está bajo
tierra, esperando crecer a la superficie”. Se trata de 48 comunidades que
forman parte de la organización. “Acá están las comunidades en lucha de
Formosa, las que no nos dejamos comprar por el Gobier no”, anuncia Israel
Alegre, referente de la
comunidad NamQom. En Plaza Lavalle, frente al Palacio de
Tribunales, hubo mensajes para la Corte Suprema de Justicia: “Señores de la Corte Suprema , hagan
cumplir las leyes nacionales y tratados internacionales que nos protegen”.
También le tocó al Congreso Nacional: “¿Dónde están los legisladores cuando
muere un niño indígena? ¿Dónde están los diputados y senadores cuando reprimen
y matan a los indígenas”,reclamó Díaz y lamentó que los gobernantes saquen
territorios a los pueblos originarios “para entregárselos a las
multinacionales”.
Encuentro
Referentes
originarios de todo el país llegaron el 27 de mayo a la Cumbre Nacional de
Pueblos Indígenas, convocada por el acampe Qopiwini en Buenos Aires. Derechos
consagrados en legislación nacional e internacional; agronegocios, minería y
petróleo; judicialización y ley antiterrorista, derechos humanos y territorios
fueron algunos de los temas que se abordaron.
“El mundo occidental y blanco ve nuestros territorios como
espacios para explotar, sacar riquezas y contaminar. Así el territorio muere, y
también morimos nosotros. Por eso nos organizamos para que se cumplan nuestros
derechos”, explicó Jorge Palomo, wichí de Formosa. Luego de dos días de debates
y consensos, el viernes 29 se difundió el documento final: “Argentina sufre las
consecuencias de un modelo económico no-sustentable. Venimos desde nuestros
territorios ancestrales para manifestar que seguimos vivos como pueblos y
culturas indígenas”. “Este modelo económico, conocido desde los años ‘90 como
el capitalismo neoliberal, es un modelo occidental, hoy globalizado. Ha
resultado en una profundización sin precedentes de la desigualdad y el
empobrecimiento, la violación de los derechos humanos, la incapacidad del
sistema judicial, la explotación y saqueo de los llamados 'recursos naturales'
(biodiversidad para los pueblos indígenas) y, por consecuencia, el destrozo del
medio ambiente, la salud humana y el patrimonio cultural”, describió.
Enumeraron once reclamos puntuales (ligados a derechos vigentes pero
incumplidos) y advirtieron: “Estamos dispuestos a seguir luchando protegiendo a
nuestras tierras y territorios”.
Derechos humanos
Martín
Fresneda, secretario de Derechos Humanos, fue el funcionario designado (al
quinto mes de acampe) por el Gobierno como interlocutor. El 8 de julio recibió
a una numerosa comitiva (más de 25 personas) en la sede de la Secretaría. Se
molestó porque eran muchos: “Esto parece una asamblea. Así no se puede
dialogar”. También se enojó porque un wichí estaba grabando el encuentro.
Instó, de mala manera, a que nada de lo charlado se haga público. Y se negó a
firmar el acta con los puntos acordados. El 15 de julio se inauguraba el
monumento a Juana Azurduy, en el mismo lugar que fue removido el de Cristóbal
Colón (detrás de casa de Gobierno). Fue presentado por el Gobierno como un acto
de independencia y reivindicación de la historia y cultura del continente.
Invitado espacial (y donante de la escultura), el presidente de Bolivia, Evo
Morales. Los Qopiwini convocaron a marchar hasta el lugar de acto. Estaban de
acuerdo con el nuevo monumento, pero sobre todo querían llegar hasta Evo
Morales, entregar un documento de la situación indígena en la Argentina e
invitarlo al acampe. Horas antes de la movilización (el mismo 15 de julio),
Fresneda llegó hasta el acampe. Pidió reunión privada con los líderes y, en
tono amable pero firme, exigió que no se movilicen. Los líderes indígenas le
ratificaron que marcharían. El secretario de Derechos Humanos cambió el tono.
Amenazó a los Qopiwini con cortar todo diálogo. Estuvo secundado por Sebastián
Demicheli, del INAI. Prometió que, de cumplirse su pedido, la mayor parte de
los temas de la Mesa de Diálogo se encarrilarían pronto. Los Qopiwini le
pidieron que dé su palabra. Fresneda la dio. Los indígenas de Formosa evaluaron la situación. Creen
en la palabra de sus interlocutores. Confiaron en el secretario de Derechos
Humanos. Ninguno de las pedidos se cumplió. El 29 de julio hubo conferencia de
prensa en el acampe. Amanda Asijak, de la comunidad La Primavera
fue al grano. “Fresneda nos mintió, no quiso que marchemos”. Regreso
Luego de diez meses de acampe indígena en Buenos Aires, y
ninguna solución del gobierno nacional, el acampe Qopiwini (Qom, Pilagá, Wichí
y Nivaclé) volvió a Formosa. Fue el domingo 6 de diciembre, luego de reuniones
con el jefe de Gabinete entrante, Marcos Peña; y el nuevo secretario de
Derechos Humanos, Claudio Avruj. La nueva gestión se comprometió a que el nuevo
Presidente los recibirá antes del fin de año, que trabajará en soluciones
concretas (territoriales, salud, educación, identidad) y anunció el pase del
Instituto Na cional de Asuntos Indígenas (INAI) al área de Derechos Humanos
(dejará de estar en Desarrollo Social). “Nuestra lucha no tiene nada que ver
con los partidos políticos. Queremos que se cumplan nuestros derechos”, destacó
en reiteradas oportunidades Díaz y afirmó: “Ojalá que el nuevo Gobierno nos
escuche y cumpla. Desde nuestros ancestros somos un pueblo que cree en la palabra. Esperamos
que cumplan”. Amanda Asijak (esposa de Díaz) y Nora Cortiñas explicitaron su
desconfianza y que querían mantener el acampe. Díaz remarcó que los derechos
humanos no se deben mendigar, se deben cumplir y avisó: “Levantamos el acampe
voluntariamente, pero si no se resuelven las demandas y si no cumplen,
volveremos a acampar. No es desafío a nadie, queremos colaborar en la política
indígena pero que se cumpla la palabra”. En pocas semanas se sabrá si el nuevo
gobierno cumplió su palabra o actuó igual que el kirchnerismo.
Por favor
Por Cecilia Enright
Por
favor, no los nombren. Si durante todos estos años los silenciaron, los
ignoraron, no los nombren ahora. No nombren a los Qom, ni a los Pilagá, a los
Wichí y Nivaclé expresando vilmente que se dejaron matar, perseguir, desalojar,
reprimir, porque le hacían el juego a Macri. Si nunca, nunca, se tomaron el
trabajo de salir de un discurso ya digerido, si no saben, no escucharon, no
vieron, no se acercaron, no los nombren. Si no les importó que la cana
asesinara en el 2010, en una feroz represión contra quienes reclamaban agua,
salud, educación y territorios a Roberto López, un abuelo de la comunidad,
hecho repudiado entre otros por el CELS, cállense. Si no les importó las
muertes que se sucedieron, ocultas tras sospechosos accidentes, los fallecidos
por desnutrición, por enfermedades de la pobreza, por las fuerzas represivas de
los gobernadores asesinos aliados al FPV, no los nombren. Si no les importó la
lucha indígena tanto en sus territorios como en el centro porteño, los acampes,
las huelgas de hambre, no los nombren. Si no les importó que La Cámpora actuara
como fuerza de choque para desalojarlos, no los nombren. Si no les importó que
durante nueve meses fueran amenazados por la policía metropolitana, no los
nombren. Si no les importó que fueran los organismos de derechos humanos, entre
ellos Pérez Esquivel, Madres de Plaza de Mayo Línea fundadora y personas
solidarias las que los apoyaron y ayudaron todos estos meses brindándoles
comida, ropa, baños químicos, no los nombren. Si no les importó que el gobierno
ni tan derecho ni tan humano no los recibiera, no los nombren. No saben nada,
no entienden nada, nunca quisieron entender. Cállense, tengan un mínimo de
pudor..
Fuente: http://www.rebelion.org/docs/207352.pdf
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