Estallido libertario en
el mayo francés de 1968
18 de mayo de 2018
Por Rodrigo Montoya Rojas
Este 11 de mayo de 2018 se cumplieron cincuenta años de la
rebelión juvenil que paralizó París, conmovió a Francia y tuvo un enorme
impacto en muchos otros países. Entonces, yo terminaba el tercer año de mis
estudios de doctorado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de
la Universidad de La
Sorbona. Esta oportunidad es propicia para presentar ese
movimiento en sus grandes líneas, a partir de los recuerdos frescos que guardo,
de todas las lecciones que aprendí, y de la presencia de esa rebelión en la
vida cotidiana del tiempo que vivimos.
Fue un estallido libertario de grandes dimensiones, no fue una
revolución, no tuvo un sujeto político (partido o bloque de partidos y
centrales sindicales) capaz de programarla y dirigirla, fue una reacción de
hartazgo por los abusos del poder, del Estado, del autoritarismo y la rigidez
del patriarcado en la vida familiar, en el amor, los colegios, las
universidades y en los centros de trabajo. Nadie vio lo que se venía, comenzó
con un rechazo estudiantil radical, seguido de una represión de parte del
rector de Nanterre, fielmente multiplicada por la policía, una y muchas veces,
con su violencia y maldad habituales, en la medida en que el movimiento ocupaba
las calles y se servía de los adoquines de piedra de las calles como ladrillos
para levantar barricadas y como armas de defensa, frente a la policía.
A la brutal represión contra los estudiantes le siguieron huelgas
de solidaridad de todos los estudiantes, de obreros, profesores, empleados y
periodistas. En su momento de mayor intensidad la huelga general comprometió a
diez millones de personas. En las paredes de las calles y en los muros de
prensa que se crearon en los centenares de Comités de Acción, se expresaron
millares de jóvenes (principalmente), con la mayor libertad del mundo, haciendo
frases hermosas, creando consignas llenas de esencia y de humor, tejiendo
sueños, e ideales. En dos palabras: soñar estaba al alcance de sus manos, y que
florecieran todas las utopías posibles.
UNO. Todo comenzó el 22 de marzo de 1968, cuando un grupo de
estudiantes de la Universidad de Nanterre criticó con rabia y dureza la
inauguración de una piscina, al lado de las casas humildes en que vivían los
trabajadores de la
universidad. Allí surgió Daniel Cohn Bendit, el peli-rojo
judío alemán (“todos somos judíos alemanes”, fue la frase solidaria con él).
Los estudiantes de entonces se sentían privilegiados y protestaban por la
profunda desigualdad de la sociedad francesa. En 1964, Pierre Bourdieu y Jean
Claude Passeron publicaron el libro Les Héritiers, les étudiants et la culture- Los
herederos, los estudiantes y la cultura, (Paris, Editions Minuit). Los datos de
la encuesta sociológica mostraron la desigualdad en el acceso a las
universidades como una “verdadera eliminación de las clases desfavorecidas”
porque los hijos de obreros tenían solo cinco posibilidades de 100 de llegar a
la enseñanza superior, mientras los hijos-herederos de los cuadros superiores y
de los profesionales liberales disponían de 60 de esas 100 oportunidades. Las
siguientes frases en las calles y muros de prensa muestran la indignación por
esa desigualdad y van más lejos: “Gracias a los exámenes y a los profesores el
arribismo comienza a los seis años”, “En los exámenes, responder con
preguntas”, “Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar",
"¡Viva la comunicación! ¡Abajo la telecomunicación!". “De la crítica
de la universidad de clases al cuestionamiento de la sociedad capitalista”. “No
quiero ser un idiota”.
DOS. Protesta, represión, más protesta, más represión-
solidaridad, huelgas por todas partes, huelga general. Los estudiantes de la
Sorbona fueron los primeros en mostrar su solidaridad con los rebeldes de
Nanterre golpeados en las calles. Desde la marcha del primero de mayo por el
día de los trabajadores hasta el 10 de mayo las manifestaciones de protesta se
multiplicaron y la violencia llegó a su expresión más alta la noche del 11 de
mayo, cuyas fotos se fueron por el mundo. Fue grande y conmovedora la
solidaridad de los parisinos con los estudiantes que expresaban su rebeldía.
TRES. Solidaridad: obreros, huelga general, grave tensión y
conflicto político. Para felicidad de los estudiantes, los obreros de las
centrales sindicales les expresaron su apoyo y se declararon igualmente en
huelga. No recuerdo que algún gremio se mostrase indiferente. De modo general,
la relación obreros-estudiantes ha estado siempre llena de pequeños y grandes
desencuentros. Día a día, las huelgas fueron multiplicándose, el 19 de mayo
Paris era ya una ciudad paralizada, sin metro, sin trenes ni autobuses. En
medio de las dificultades de transporte se formaron los Comités de Acción en
los mercados o plazas importantes de los distritos de Paris, universidades o
teatros como el Odeón, locales de radio y televisión, reuniendo a los obreros,
estudiantes, profesionales, empleados, artistas, músicos, cantores, profesores,
amas de casa y comerciantes que vivían por ahí, para “continuar el combate”,
porque se trataba “solo de un comienzo”.
En prácticamente todos los distritos de Paris se escogieron
paredes-vitrinas en las que se informaba de lo último que acaba de ocurrir y
expresaban pensamientos individuales y colectivos que aparecían mañana, tarde y
noche. La imaginación ocupaba las calles.
CUATRO. El denominador común del movimiento fue el Espíritu
libertario. Los siguientes que derivan
de una lejana pero presente tradición anarquista: las siguientes grafittis,
sustentan esta proposición: “La imaginación al poder”, “Prohibido prohibir”,
“Seamos realistas, pidamos lo imposible”, "La imaginación no es un don,
sino el objeto de conquista por excelencia (Breton)", "Cuando la
asamblea nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros
burgueses deben convertirse en asambleas nacionales", "No puede
volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos." Este espíritu
libertario fue seguido por una crítica radical al pensamiento ortodoxo del
Partido Comunista Francés, y la Central General de Trabajadores, las
organizaciones maoístas y trotskistas, tributarias todas de la tradición
marxista y leninista, como lo expresan las siguientes frases: "No hay
pensamiento revolucionario. Hay actos revolucionarios", "Abajo el
realismo socialista. Viva el surrealismo". Por supuesto que las consignas
partidarias estuvieron presentes pero fueron claramente minoritarias. La
reivindicación de la libertad en el amor, la oposición a la guerra, llamó la
atención: “Hagamos al amor y no la guerra”, "Cuanto más hago el amor, más
ganas tengo de hacer la revolución”. “Cuanto más hago la revolución, más ganas
tengo de hacer el amor". Recuerdo una foto extraordinaria: el abrazo y
beso de una chica con su enamorado a través de dos ventanas de una residencia
de estudiantes, reivindicando el derecho a visitarse y dejar atrás la
prohibición de hacerlo, impuesta por las autoridades universitarias, en armonía
con lo que quiere la iglesia.
CINCO. Después de tres semanas la confrontación no podía
continuar. Como Paris era una fiesta de ilusiones para cambiar la vida, los
partidos y las centrales sindicales no podían contener esa enorme fuerza
juvenil y popular, el general De Gaulle -héroe de la resistencia contra los
alemanes y presidente de la república en ese momento- sintió el peligro. El
sentimiento de los rebeldes se expresaba en la frase "La voluntad general
contra la voluntad del general”, un sencillo juego de palabras que mostraba a
las fuerzas en conflicto. Las centrales sindicales y los gremios de empresarios
se reunieron para tratar de resolver los problemas como si se hubiese tratado
de una simple huelga general de reivindicaciones laborales y salariales.
Firmaron los acuerdos de Grenelle, entre los que figuraba un aumento de
salarios. Esos acuerdos eran una burla, inaceptable para el conjunto de jóvenes
rebeldes y para los obreros y sindicalistas que veían la oportunidad
extraordinaria de llegar a la revolución. Fue inevitable la división porque el
Partido Comunista y la
Central General de Trabajadores, CGT, llamaron a levantar la
huelga a “aceptar y mejorar los acuerdos de Grenelle”. El general De Gaulle fue
a Berlín para lograr el acuerdo del ejército francés para reprimir
violentamente el movimiento. Seguro de ese apoyo, disolvió el congreso, llamó a
elecciones generales e insultó a los rebeldes llamándoles “chienlit” (suciedad,
perrera). El
PC y la CGT y otros gremios decidieron levantar la huelga y
aceptaron el llamado a las elecciones. Vi en las fábricas de la empresa Renault en
Flin, a obreros rompiendo sus carnets de pertenencia a la CGT. Les parecía
inadmisible que las direcciones comunistas tradicionales renunciaran a la
fuerza ganada en las calles y aceptasen ir a votar. Sabían que ese paso atrás
conducía a la
derrota. Georges Pompidou , el candidato de De Gaulle, ganó
las lecciones de junio. En su razonamiento como guardián del orden mundial
defendido por la Unión
Soviética , la dirección del PC llegó a la conclusión que el
momento no era oportuno para una confrontación con Estados Unidos y Europa. De
ese PC que en 1968 tenía casi un cuarto del electorado, quedó, luego, solo una
sombra. La frase “Vuelta a la normalidad” sobre el fondo de una manada de
corderos, resume la derrota, como el regreso al viejo orden, apelando a la
metáfora del rebaño de ovejas y la iglesia, su pastor.
SEIS. Para decir algo sobre el contexto inmediatamente anterior a
los acontecimientos del mayo francés de 1960, puedo enumerar los hechos
siguientes: a. el grado de politización de los estudiantes universitarios era
muy alto por la división francesa frente a la guerra de liberación de Argelia,
antigua colonia, una guerra corta (1954-1962) que terminó con la victoria del
Frente de Liberación de Argelia; b, la lección anticolonial dejada por la
victoria de los vietnamitas sobre el ejército francés luego de la batalla de
Dien Bien Phu, en 1974; c, la presencia del Che Guevara, asesinado en Bolivia
en 1967, y del vietnamita Ho Chi Min, decisivo en la lucha contra Estados Unidos,
como héroes-ejemplo para el mundo; d, la importancia del libro Los condenados
de la tierra, de Franz Fanon el martiniqués-francés, psiquiatra negro,
publicado en Paris en 1962 con un célebre prólogo a favor, escrito por Jean
Paul Sartre, que fue el primer gran libro de denuncia de la colonización y del
llamado a la descolonización; e, el surgimiento de un espíritu crítico en la
academia francesa para no aceptar las aparentes verdades del marxismo soviético
y leer libremente el libro El capital de Marx sin la ceguera de los manuales
oficiales; f, la producción de la píldora anticonceptiva.
SIETE. LECCIONES:
A. El espíritu libertario de ese estallido de rebeldía fue
fundamental para que el concepto de libertad se enriquezca y fortalezca, para
que el concepto de socialismo asuma la lucha por la libertad al mismo tiempo
que la lucha por la
justicia. B , La economía y la política dejaron de ser las
únicas preocupaciones de los partidos y de los militantes de izquierda; se
abrieron las compuertas para volver los ojos sobre el universo
afectivo-emocional, sobre la música, el canto, las artes en general, el humor,
la risa, la alegría; en otras palabras; fue posible el encuentro de la política
con la vida. Es
lamentable que estas lecciones no hayan sido asumidas por los militantes
ortodoxos de los partidos. Cuando quisieron hacerlo, ya era tarde. C. Sin la
rebelión de mayo, sin la píldora anticonceptiva y sin la contribución
anarquista y socialista de las primeras mujeres feministas y socialistas como
Flora Tristán tal vez no habría sido posible aun el feminismo de nuestro tiempo
y su contribución decisiva en la batalla contra las desigualdades y el
machismo. D. En el ejercicio de la libertad fue posible descubrir el fondo de
diferencia que existe en la sociedad, por eso los derechos delos homosexuales
aparecieron en el escenario político. E, La libertad en el amor como hecho
histórico produjo una derrota muy grande a la Iglesia Católica ,
encerrada en su milenaria ceguera. ("Dios: sospecho que eres un
intelectual de izquierda” escribió algún adolescente cercano a dios; alguien
más radical propuso: "Lo sagrado: ahí está el enemigo").
Queda pendiente otro texto sobre lo que cambió en estos 50 años.
Ya sabemos que el pasado no vuelve, sólo se transforma cuando tiende fuerzas
para continuar y en medio de ese vaivén surge lo nuevo.
Lima, 11 de mayo 2018
https://www.alainet.org/es/articulo/192965
http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/177791/TFG_2018_MoraMas_Paloma.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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