Aumenta la violencia policial en los
barrios populares franceses durante el confinamiento
12 de mayo de 2020
Por Gwenaëlle Lenoir
Middle
East Eye
La epidemia de COVID-
El vídeo, que está grabado de noche, es de mala calidad. En él se ve a un grupo de hombres uniformados que rodea muy de cerca a una persona [que había saltado al río para huir de ellos y al que han sacado del agua los policías]. El diálogo es sobrecogedor: “Un moro así no sabe nadar. ¡Ah, se hunde, deberías haberle atado una bola al pie!”. A continuación se adivina un coche de policía, se oyen gritos y risas. El vídeo se grabó la noche del 25 al 26 de abril en L’Île-Saint-Denis, comuna de Seine-Saint-Denis, en la región parisina, y unos periodistas lo difundieron rápidamente por las redes sociales y después se hizo viral.
Aquella noche del 25 de abril los agentes de la comisaría intervienen por una sospecha de robo, persiguen a un joven que se arroja al Sena para huir de ellos. Es a él a quien insultan utilizando el término “bicot” [“moro”], un término peyorativo y racista que se relaciona con la guerra de Argelia y, sobre todo, con la agresión racista del 17 de octubre de 1961 (2) en la que la policía francese pegó violentamente a manifestantes argelinos y los arrojó al Sena.
El vídeo suscita una enorme indignación y las reacciones son inmediatas. El Ministerio del Interior acude a la IGPN (la “policía de la policía”), pide la suspensión de ambos policías y el ministro asegura que “no hay cabida para el racismo en la policía republicana”.
El objetivo de las autoridades no es solo reafirmar los “valores de la República”, sino también evitar nuevas tensiones en los banlieues.
Hay que evitar más conflictos puesto que solo una semana antes el accidente grave de un joven motorista provocado por un coche de policía camuflado en Villeneuve-la-Garenne, departamento de Hauts-de-Seine, limítrofe de París, provocó varias noches de revueltas en los barrios populares de toda Francia.
“Uno se lo piensa dos veces antes de
salir de casa”
Estos dos acontecimientos se producen en
un contexto particular, el del confinamiento
debido al coronavirus en Francia.“El estado de urgencia sanitaria instaurado el 23 de marzo ha creado una nueva infracción, la de ‘no respetar el confinamiento’, que supone una sanción y una multa de 135 euros si no se respetan las consignas”, recuerda el abogado Nabil Boudi, firmante de un comunicado contra los controles abusivos.
Sobre todo, se debe cumplimentar una declaración en la que se enumeran las razones autorizadas para cada salida.
“Para algunos policías es un pretexto para intensificar la represión de las personas más frágiles, las más pobres, aquellas que se califican de minorías”, afirma Almamy Kanouté, exeducador especializado y hoy asesor de cohesión social y actor de cine. Este residente en Fresnes, un barrio popular de Val-de-Marne, en la región parisina, solo sale de casa para ir “a la tienda de la esquina a hacer la compra”. “Incluso aquellas personas que cumplimentan correctamente su declaración se lo piensan dos veces antes de salir a hacer la compra, tomar el aire o ir a ver a alguien que necesite ayuda”, declara a Middle East Eye. “Antes no estábamos tranquilos, pero ahora es peor”.
Desde que empezó el confinamiento abundan en toda Francia los testimonios de multas absurdas o abusivas, pero en los barrios populares van acompañadas de violencia policial, en algunos casos filmada por los habitantes de estos barrios y difundidas en las redes sociales. En uno de estos vídeos se ve a una chica, a la que se reconoce por el velo que lleva de llamativo color naranja, en medio de seis agentes de uniforme. Un grito, ella retrocede, cae al suelo y
Ramatoulaye puso una denuncia y
“Una violencia política”
Por el momento no hay cifras, únicamente
una aplicación gratuita que transmite automáticamente las imágenes filmadas por
un teléfono móvil a los servidores de Las tensiones entre las fuerzas del orden y los habitantes de los barrios populares no son nuevas en Francia. “Hay una tradición de violencia policial en los barrios populares”, continúa Jean-François Mignard.
Fik’s Niavo, de 41 años y originario de Ulis, en la banlieue de París, coincide con él. “Al menos desde las décadas de 1970 y 1980 las fuerzas del orden tiene una auténtica impunidad. La primera vez que yo la sufrí tenía 12 años, no había hecho nada, pero como era negro, ya medía
Dos veces más controles, tres veces más
multas
Desde hace mucho tiempo los actores de
estos barrios populares denuncian la diferencia de trato político y mediático.
Y la pandemia no ha detenido “Siempre se nos considera poblaciones en ruptura con las consignas del Estado, a pesar de que todas las observaciones muestran el mismo respeto por las instrucciones que en el resto del país”, se subleva Ulysse Rabaté, consejero municipal de Corbeil-Essonnes, en la región parisina. “Ha sido necesario que hubiera vídeos que mostraran otros barrios de París con las calles llenas de gente para que eso se calmara”, añade.
Esta situación se ha vivido peor debido en la medida en que la epidemia ha acentuado las desigualdades. Por una parte, porque las personas trabajadoras que siguen acudiendo a sus centros de trabajo, las y los cajeros de supermercado, las personas que se ocupan de la limpieza, las que trabajan en el transporte público, las que se encargan de los cuidados, etc, suelen vivir en estos barrios y están más expuestas que otras personas al riesgo de infectarse. Por otra parte, porque las condiciones de vida (viviendas demasiado pequeñas y superpobladas en los barrios populares) no facilitan el confinamiento. Los habitantes y las asociaciones de estos barrios denuncian que los poderes públicos no han tenido en cuenta las disparidades sociales a la hora de imponer las mismas reglas en todo el territorio sin establecer diferencias.
“La población de estos barrios sufre una falta de protección”, afirma Joëlle Bordet, una psicosocióloga que trabaja desde hace mucho tiempo en los banlieues. “Lo que hoy hace falta son estas personas mediadoras, trabajadoras sociales, que recuerden a los habitantes que este virus es peligroso. Por desgracia, en este momento no muy están presentes”.
Gwenaëlle Lenoir es
una periodista independiente que trabaja especialmente sobre Oriente Próximo y Medio, y África
Oriental, ámbitos que cubre desde hace más de veinte años. También le interesan
la cuestiones trasversales, como las emigraciones, los derechos humanos y la
justicia transicional.
Notas de la traductora:
(1) En francés banlieues.
Son los barrios de las afueras de las grandes ciudades francesas, fácilmente
reconocibles por su enormes bloques de viviendas con una alta densidad de
población, especialmente de origen emigrante, y con menos servicios que los
barrios del centro de las ciudades.
(2) En octubre de 1961, en plena guerra de Argelia, se
instaura en París un toque de queda para las y los argelinos, ciudadanos
franceses de segunda categoría que sufren severos controles durante este toque
de queda. El FLN organiza en señal de protesta una manifestación pacífica el 17
de octubre, manifestación que será reprimida de forma muy violenta por la
policía francesa: utiliza fuego real, detiene a cientos de personas, arroja a
manifestantes esposados al Sena, etc. Las y los argelinos no fueron las únicas
víctimas ya que la policía interpelaba a los manifestantes basándose en sus
rasgos físicos, de modo que cualquier persona de aspecto mediterráneo podía ser
detenida, golpeada y asesinada. Las víctimas se calculan entre 70 y 200. Estos
hechos no se empezaron a investigar hasta la década de 1980 y hasta una década
después no llegó a ser conocido para la sociedad francesa.
https://www.middleeasteye.net/fr/reportages/france-banlieues-confinement-hausse-violences-policieres
Esta traducción se puede reproducir libremente a
condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y
Rebelión como fuente de la traducción.
Fuente:
https://rebelion.org/aumenta-la-violencia-policial-en-los-barrios-populares-franceses-durante-el-confinamiento/
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