El
trabajo en crisis, apuntes al calor de una pandemia en curso
6 de mayo de 2020
«La primera lección es que un sistema político
social construido en la codicia, las ganancias, la mercantilización y la
privatización de todo no puede abordar una crisis de esta magnitud». (Henry
Giroux)
Resumen: el presente es un documento de trabajo que, a modo
de apuntes al calor de la crisis en curso, está organizado en tres partes que
tratan los siguientes aspectos: a) el deterioro de la situación del trabajo
ante el capital antes de la pandemia; b) un panorama general de la situación
del trabajo, como resultado inmediato de la gestión capitalista de la crisis;
c) una propuesta inicial de caracterización de las principales modalidades de
afectación a cinco grandes grupos de trabajadores en la actual coyuntura (los
que han seguido en sus puestos, los que teletrabajan, los informales, las
trabajadoras del hogar y los que se han quedado sin empleo). El texto presta
atención al desarrollo de estos procesos a escala global, pero hace especial
énfasis en los casos latinoamericanos y también hace mención a las incipientes
formas de organización y resistencia de los trabajadores ante el complejo panorama
actual.I. Panorama del trabajo global antes del brote
La pandemia del Covid19 nos ha mostrado múltiples aspectos escabrosos de nuestra civilización capitalista. De entre ellos hay uno que destaca por haber pasado a primer plano de la realidad mundial, la subordinación directa e indirecta del trabajo al capital. Subordinación que implica, entre otras cosas, que en situaciones como la presente cuando los procesos de acumulación de riqueza entran en crisis, el capital se esfuerza de múltiples maneras (despidos, reducción de jornadas de trabajo y de salarios, etc.) por transferir los costos de la crisis a las clases trabajadoras, resguardando hasta donde le sea posible sus ganancias. Claro está que dicha relación despótica entre capital y trabajo opera bajo cualquier circunstancia, tanto en los periodos de auge como en los de crisis, pero, como es evidente, se torna más violenta durante estos últimos, pues es cuando el trabajo padece mayores arbitrariedades en el uso o desecho que el capital hace de él. Es precisamente en esos momentos cuando aumentan los volúmenes de trabajo que se tornan superfluos o prescindibles desde el punto de vista de la acumulación, aunque esos trabajos sigan siendo necesarios desde el punto de vista de la reproducción de
Al ser el capitalismo una forma hiperatomizada y competitiva de organizar el trabajo y el intercambio de los frutos de éste, el principio de satisfacción de las necesidades sociales queda permanentemente subordinado a los imperativos de
De hecho, ya antes del estallido de la pandemia, la cantidad de seres humanos que a escala global tenía empleos escasamente remunerados, inestables, precarios en los ámbitos de los términos de su contratación o en lo que a seguridad social se refiere, en algún segmento de la llamada por
II. Panorama general de la crisis del trabajo.
Si el panorama no era halagador antes del COVID, ahora lo será mucho menos. No es casualidad que en su segundo informe sobre los impactos de la pandemia en el mundo del trabajo,
Y, como es evidente, la crisis de trabajo no sólo es una crisis de ingresos, sino que también se está convirtiendo en una crisis de pobreza y de hambre para los estratatos más precarizados de la población trabajadora mundial. Un par de cifras escalofriantes así lo sugieren: la organización humanitaria Oxfam calculó que a raíz de la pandemia hasta 500 millones de personas están en riesgo de caer en la pobreza [7]. Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU advirtió de una hambruna de «proporciones bíblicas» que podría afectar hasta a 265 millones de personas (el doble que antes de la epidemia) y que «más de 30 países en vías de desarrollo podrían verse afectados por esta hambruna generalizada, 10 de los cuales ya están sufriendo sus efectos con más de un millón de personas al borde de la inanición» [8].
En Nuestra América el panorama tampoco es nada alentador, además del creciente número de contagios y muertes, las cifras del desempleo, reducción de las jornadas de trabajo y de salarios han venido escalando a medida que pasa el tiempo, los ingresos de millones de trabajadores y pequeños comerciantes tanto en la economía formal como en la informal han caído por diversas razones asociadas a la emergencia y en no pocos casos, el hambre comienza a hacer estragos, un fenómeno que ha orillado a multitudes de personas con pocos o nulos ingresos a emprender rutas migratorias para retornar a sus lugares de origen en busca de mejores condiciones de supervivencia, como lo muestra el caso de miles de peruanos que abandonan las grandes ciudades para regresar al campo [9] o el de los venezolanos que huyen de Chile, Perú, Ecuador y Colombia para dirigirse a su país [10]. Si quisiéramos ilustrar con una sola cifra la dimensión del problema en América Latina y el Caribe habría que hacer referencia a lo anotado recientemente por la CEPAL, que considera que a finales de 2020 habrá un decrecimiento promedio de -5,3 %, «la peor que la región ha sufrido desde 1914 y 1930» [11].
III. Diferentes mecanismos de afectación al trabajo durante la pandemia
Lo primero que debemos tener claro es que la expansión del COVID no ha seguido un patrón completamente caótico sino que, en buena medida, ha acompañado a las rutas mundiales de circulación de mercancías, muchísimas de las cuales tienen su origen en la provincia china de Hubei (epicentro de la pandemia) que es uno de los mayores centros fabriles del planeta. De acuerdo a la consultora de negocios Dun & Bradstreet, más de 50.000 empresas de todo el mundo tienen uno o más proveedores directos en su capital, Wuhan. Desde allí las mercancías fabricadas por el proletariado chino comienzan un largo viaje alrededor del globo a través de un complejo sistema de infraestructura de transporte y distribución que ha venido acelerando el tiempo de circulación de las mercancías durante las últimas décadas. La obsesión del capital por reducir su tiempo de rotación ha implicado el desarrollo de la llamada manufactura ajustada (lean manufacturing) y las las entregas just-in-time que, en la coyuntura actual, supusieron no sólo la rápida entrega de los productos, sino también la acelerada expansión de los contagios, a través de contactos entre los trabajadores que se encuentran ubicados a lo largo de esas cadenas de suministros de alcance global [12]. De acuerdo a la nota citada, existiría una correlación entre los datos aportados por el Centro de Recursos del Coronavirus de
La lógica de los contagios y las muertes por COVID no sólo responde a los circuitos de capital en sí mismos, hay otros importantes factores socioeconómicos que parecen decisivos cuando se revisan cuáles han sido los grupos sociales más afectados. Así, por ejemplo, se sabe que los varones son más suceptibles que las mujeres, los viejos que los jóvenes, aquellos que padecen enfermedades crónicas que los que no las tienen. Pero, y este es un pero muy importante, como anota de médico y economista José A. Tapia Granados, esas enfermedades tienen un gradiente social:
…son más frecuentes a medida que se baja en la escala de status socioeconómico indicado por ejemplo por el nivel de ingreso, el nivel educativo o la calificación profesional. En los niveles bajos de ingreso son más frecuentes el tabaquismo y las enfermedades respiratorias crónicas, a menudo consecuencia de exposiciones profesionales; también son más comunes el alcoholismo, la obesidad, la hipertensión arterial,
Como sostiene el sociólogo norteamericano William Robinson: «Al virus no le importa la clase, etnia o nacionalidad de sus portadores humanos pero son los pobres, los marginados y las clases trabajadoras los que no gozan de las condiciones para protegerse del contagio ni pueden asegurar la atención médica en caso de contaminación» [14]. Es de esperar entonces que el COVID-19 afecte menos a quienes tienen mejores empleos o mayor nivel de renta que, además, viven menos hacinados y tienen en general menos enfermedades crónicas. Tomando en cuenta estas consideraciones generales, a continuación se ensaya una primera caracterización de los grandes segmentos y grupos laborales que, por diversas razones, están llevando la peor parte de la actual crisis.
Simplificando, existen cinco grandes grupos de trabajadores que se han visto afectados durante la pandemia: en primer lugar están todos aquellos asalariados en los sectores estratégicos (salud, producción, distribución y comercialización de alimentos e insumos básicos) que difícilmente pueden darse el lujo de abandonar sus puestos habituales de trabajo, así como aquellos otros que, sin ser prioritarios, no han sido obligados por los gobiernos a parar (industrias y servicios no prioritarios); en segundo lugar, aquellos asalariados que, por la naturaleza de sus actividades siguen trabajando, pero lo hacen desde sus casas (teletrabajo); en tercer lugar tenemos a todos aquellos que laboran en el sector informal de la economía y que, dependiendo de sus condiciones de vida previas (ingresos, ahorros, etc.) y de la mayor o menor rigidez de los términos de las cuarentenas a lo ancho del mundo, continúan trabajando (aún sea bajo nuevas condiciones, generalmente de mayor precarización) o se han visto obligados a quedarse en casa; en cuarto lugar, el contingente del trabajo doméstico o reproductivo y, finalmente, se encuentra un último grupo de aquellos que han sido despedidos a raíz de la crisis, a los cuáles también podríamos sumar a los pequeños comerciantes que han tenido que cerrar sus negocios y que actualmente no tienen ingresos.
1. Los asalariados que continúan en sus puestos de trabajo
De entre la variedad de estos trabajadores, tal vez de quienes más se habla en la opinión pública son los que laboran en el sector salud (médicos, enfermeras, etc.). Como es obvio, la mayor amenaza de la pandemia a sus condiciones laborales, tiene que ver con la alta exposición al contagio que sufren cotidianamente en sus centros de trabajo. No obstante, la exposición varía de país a país y de lugar a lugar, siendo los más gravemente afectados aquellos que trabajan en países en donde los sistemas de salud han sido descuidados por las políticas neoliberales y, por tanto, se encuentran peor preparados para dotar a esos trabajadores de los instrumentos necesarios para su cuidado. Y eso es verdad tanto para países de los centros como de las periferias globales. En el caso de América Latina, por ejemplo, la prensa regional ha llamado mucho la atención sobre el caso ecuatoriano, por el alto número de trabajadores de la salud contagiados y fallecidos. De acuerdo a datos del Colegio de Médicos del Guayas, hasta el 19 de abril ya habían fallecido más de 80 médicos tan sólo en esa provincia costera. Dicho Colegio, también acusó al gobierno ecuatoriano por pretender minimizar el problema arguyendo que muchos de ellos habrían sido resultado de contagios comunitarios en el entorno familiar de los doctores; la organización de los médicos, por el contrario, sostuvo que el grueso de los decesos tienen que ver con «la responsabilidad del Estado por la negligencia en el abastecimiento de insumos, medicinas y equipos de bioseguridad para los profesionales de la salud” [15]. Negligencia que no es sino el agravamiento de una política deliberada de desinversión en el sector salud del gobierno en los años recientes [16]. Brasil es otro caso preocupante: a mediados de abril, médicos y enfermeras de la ciudad de Pará salieron a la calle al grito de “Queremos EPI, queremos EPI”, demandando equipos de protección individual (barbijos, batas, guantes, jabón) y responsabilizando a las autoridades gubernamentales de no estar interesadas en financiar suficientemente el sistema de salud pública, en un país que durante los últimos años dio un brusco giro hacia las políticas neoliberales.[17]
Pero los trabajadores de la salud no son los únicos que se han visto altamente expuestos al contagio. Cada vez son más los testimonios de diferentes partes del mundo de casos de empresas que poco o nada se han preocupado por cuidar la salud de sus empleados. De entre esos destaca el de la transnacional de origen norteamericano Amazon, propiedad del magnate Jeff Bezos, en donde laboran alrededor de 750.000 trabajadores a lo ancho del mundo. Amazon no sólo que no ha dejado de operar, sino que está reclutando a miles de nuevos trabajadores porque sus operaciones han crecido durante
Mención aparte merecen los trabajadores migrantes y los afroamericanos quienes por diversas razones (legales y de marginación social) son orillados a aceptar condiciones de trabajo muy por debajo de los estándares mínimos de seguridad e higiene laboral; también son aquellos que tienen los promedios más bajos de ingresos, están mayormente excluidos de los sistemas de salud, viven más hacinados y no tienen acceso a una alimentación adecuada, por lo que las enfermedades crónicas como diabetes, obesidad e hipertensión campean entre sus miembros Y justamente por ello son más propensos a desarrollar cuadros graves al contagiarse de de COVID. El desprecio de algunos de los grandes capitales que operan en los Estados Unidos por la vida de sus trabajadores (sobre todo si son migrantes) ha sido de tal magnitud que ha llevado a algunas empresas gigantes como Smithfield (la mayor productora de carne porcina en ese país) a seguir operando sus plantas aún sabiendo de contagios masivos. De acuerdo a una nota de prensa, el mayor brote en ese país (el más contagiado del mundo) se dio precisamente en una planta de Smithfield en Dakota del Sur, donde laboraban 3.700 trabajadores de América Latina y África, esa instalación no dejó de producir los 22.000 cerdos diarios sino hasta después de los 644 contagios de sus trabajadores [21].
Otro aspecto asociado a los migrantes tiene que ver con la pérdida que están sufriendo en sus ingresos y, por tanto, en su capacidad para enviar remesas a sus países de origen, de hecho, 6 de cada 10 trabajadores de origen latino en los Estados Unidos están desempleados o han visto reducido su sueldo durante las últimas semanas. De acuerdo a un economista del think tank estadounidense Inter American Dialogue, se estima que, en comparación con el 2019, durante el presente año las remesas recibidas en América Latina y el Caribe disminuirán entre 7 y 12 %. En este mismo sentido va lo anotado por Dilip Ratha, Economista Jefe de Migración y Envíos de dinero del Banco Mundial: “La pérdida de las transferencias es la pérdida de un salvavidas financiero decisivo para muchas familias pobres y tiene un impacto directo en la nutrición, la salud y la educación, las que a su vez afectarán a la formación del futuro capital humano” [22].
Por otro lado, también vale la pena referirse a los impactos del COVID en ese enorme contingente del proletariado global formado por los trabajadores uberizados, aquellos que, sin ser propiamente asalariados, desarrollan un trabajo sólo aparentemente «por cuenta propia», pero que están subordinados al mando de los capitales que operan plataformas digitales que controlan el transporte de pasajeros y los servicios de entrega a domicilio (Glovo, Deliveroo, etc.). De acuerdo a especialistas en la materia, hacia 2017 había en el mundo aproximadamente 70 millones de trabajadores registrados en las plataformas digitales más grandes alrededor del mundo [23]. Esos millones de trabajadores ya antes del estallido de la pandemia laboraban en condiciones precarias: sin salario fijo, sin seguridad social, muy expuestos a accidentes laborales, etc. Las empresas que se lucran con su trabajo se han negado sistemáticamente a reconocer una relación de dependencia, lavándose las manos respecto a las condiciones bajo las cuales desarrollan su actividad. Esa precariedad creció notablemente durante los últimos meses, porque los uberizados están altamente expuestos a los contagios y porque muchas de las empresas no les brindaron equipos de protección o capacitación especial para laborar durante
En el caso particular de América Latina también hay numerosas empresas que, pese a las restricciones gubernamentales, han obligado a muchos de sus empleados a seguir trabajando bajo amenaza de despido, aún sin pertenecer a los sectores prioritarios de
La afectación a los ingresos de los asalariados que aún conservan su empleo también podría venir de las diferente iniciativas empresariales y gubernamentales que aspiran a rebajar los sueldos, tanto en el sector público, como en el privado, ya sea de forma temporal o permanente, como se está barajando en algunos de los países del mundo y de América Latina, incluyendo el Ecuador. Una medida que ha sido duramente criticada incluso por el Banco Mundial, por los efectos adversos no sólo para los trabajadores y sus familias directamente afectados sino, en el caso particular del sector público, por considerar que quienes laboran en dicho sector desempeñan o pueden desempeñar labores estratégicas tanto para enfrentar la pandemia como para las posteriores labores de recuperación de la economía.[27]
2. El teletrabajo en tiempos de pandemia
Si bien el teletrabajo no es algo nuevo por completo (de hecho es una modalidad renovada del muy antiguo trabajo a domicilio que ya venía creciendo durante los últimos años) [28], con la llegada del COVID a nuestras vidas se ha extendido a una escala inédita, obligando a millones de seres humanos a continuar algunas de sus labores (asalariadas o no) desde sus casas. Pero, a diferencia de cierto tipo de teletrabajo, que ha sido voluntariamente buscado por los empleados de los segmentos mejor pagados del mercado laboral, normalmente aquellos que disponen de excelentes condiciones hogareñas para desempeñarlo, la actual coyuntura ha empujado por la fuerza al teletrabajo a una enorme masa de oficinistas, maestros y otro tipo de profesionales a realizar su actividad laboral en contextos domésticos sumamente adversos: no sólo por los constreñimientos físicos y psicológicos que significa el encierro de la cuarentena, sino porque la mayoría de ellos no estaban preparados para ello y lo viven más desde el ámbito de la necesidad y no de la libre elección. Quienes hoy teletrabajan a la fuerza, lo hacen en contextos domésticos complicados pues, al estar todos en casa al mismo tiempo (cónyuges, hijos) se tiende a mezclar muy fácilmente los espacios reproductivos y laborales, sobre todo para las mujeres. Como sostiene un documento elaborado por docentes de
También parece estar comprobándose que el teletrabajo de cuarentena ha supuesto para mucha gente mayor estrés laboral. Y por paradójico que parezca, una prolongación de la jornada de trabajo, pues también el trabajo reproductivo se alarga bajo situación de cuarentena, sobre todo para las familias que tienen a su cuidado hijos y personas mayores. De hecho, de acuerdo a
3.COVID e informalidad, entre el contagio y el hambre
Si bien los informales y cuentapropistas existen en prácticamente todo el mundo, sus volúmenes más altos se concentran en los países del Sur global, en las periferias del sistema: buena parte de Asia, el Medio Oriente ampliado, África y América Latina. Como reza el presente acápite, la principal disyuntiva para estos cientos de millones de trabajadores «informales» en la actual coyuntura gira en torno a quedarse en casa sin ingresos para cuidarse del contagio, pero pasando hambre, o salir a laborar para poder sobrevivir. Si la decisión fuese exclusivamente de ello, seguramente la gran mayoría optaría por
Tal vez uno de los casos que mejor ejemplifican este último tipo de afectación sea el de los trabajadores informales de la India, los cuales representan aproximadamente 90 % del total de mano de obra de ese país (alrededor de 400 millones de personas). Si se toma ese dato y se cruza con el Índice de rigurosidad de la respuesta de los gobiernos al Covid-19 elaborado por la Universidad de Oxford, que señala a la India como uno de los países de mayores restricciones al trabajo durante la emergencia en el mundo, no será difícil concluir que el resultado es una auténtica catástrofe social, misma que está obligando a millones de indios a retornar a sus aldeas de origen para buscar refugio y alimento ante la imposibilidad de laborar. De acuerdo a un gráfico de la CEPAL que cruzó las dos variables mencionadas, en América Latina el caso de Brasil también sería de gravedad, por el enorme volumen de informalidad y las medidas tomas por los gobiernos regionales pese a la oposición de Bolsonaro.
Confinamiento de los trabajadores informales y otras medidas afines
Aunque no se muestran en el mapa de la CEPAL, Ecuador, Perú, Paraguay y Colombia también son países en donde hubo una combinación de cuarentenas duras en contextos de alta informalidad de sus mercados de trabajo, lo que resulta explosivo desde el punto de vista social, pues millones de familias que no tienen otro medio de vida sino el de las ventas y otros servicios que se realizan de manera informal en las calles y espacios públicos hoy vedados, han sido obligados a quedarse en casa, con pocos o nulos apoyos gubernamentales. Esta situación tiene contra las cuerdas y pasando hambre a barrios enteros, como lo ilustra el caso colombiano, en donde desde mediados de abril comenzaron diferentes protestas (bloqueos de carreteras, saqueos, cacerolazos, etc.) por la falta de apoyos gubernamentales que ayuden a paliar la ausencia de ingresos de las familias. En ese país son más de 5 millones de personas las que dependen de la economía informal y están con el agua al cuello [32].En muchos lugares de América Latina situaciones como esta se han convertido en una auténtica bomba de tiempo y, de prolongarse por mucho tiempo más las cuarentenas, la olla de presión podría estallar de múltiples formas.
4. El trabajo doméstico bajo condiciones de encierro
Si bien es cierto que este es uno de los aspectos menos destacados por la prensa mundial, no por eso deja de ser de absoluta relevancia social. Aquí se incluyen tanto a quienes realizan esa labor de forma remunerada, como a quienes lo hacen no remuneradamente en sus propios espacios familiares. Y, por su puesto, acá el sesgo de género es muy relevante pues este tipo de trabajo lo realizan abrumadoramente las mujeres. En el primer caso, la disyuntiva para muchas de ellas fue quedarse sin trabajo e ingresos para poder pasar la cuarentena en casa o, por el contrario, quedarse en casa de sus patrones (cuando éstos lo permiten) para conservar el empleo. Pero, al no haber sido considerado este tipo de trabajo como prioritario en muchos de los países con cuarentenas y, por tanto, limitada la movilidad de las empleadas domésticas, se ha llegado a extremos como el de esconder a esas trabajadoras en las cajuelas de los autos de los patrones para evadir la seguridad en los barrios privados y poder pasar «de contrabando» a las empleadas, como se reportó en Argentina [33].
Por otro lado está esa enorme multitud de mujeres que a lo largo y lo ancho del mundo tienen como principal actividad las interminables labores reproductivas de la vida de sus familias. Si en tiempos precedentes a la pandemia las jornadas de estas mujeres ya eran agotadoras en muchos casos, con la llegada del COVID se han multiplicado las tareas y la presión que sobre ellas ejercen los otros miembros de la familia al estar todo, o casi todo el día, en casa. Como sostiene la profesora brasileña Joana das Flores Duarte, en las actuales circunstancias su «trabajo se redobla, porque además de las actividades ya existentes de ordenar, limpiar, estar emocionalmente disponible para el núcleo familiar, el virus impone una nueva carga»: mantener el hogar a salvo de aquel [34]. Eso sin mencionar los crecientes niveles de violencia familiar que han escalado considerablemente durante las cuarentenas, en los que ellas llevan la peor parte, al punto de que ya se habla de una pandemia de violencia doméstica.[35]
5. Los desempleados a raíz de la pandemia
Finalmente tenemos el caso de todos aquellos trabajadores que han sido víctimas de despidos a raíz de
Si bien es difícil estimar cuántos puestos de trabajo se han perdido hasta el momento en la región, son múltiples los reportes de prensa a lo largo de Nuestra América que dan cuenta de un fenómeno de creciente magnitud. Por mencionar unos cuantos, tomemos los casos de Chile, Argentina y Ecuador. En el primer caso, alrededor de 300.000 trabajadores chilenos fueron suspendidos en marzo y, de acuerdo a lo previsto por la implementación de una ley paradójicamente llamada de «Protección del Empleo», otros 780.000 trabajadores verían sus contratos suspendidos o sus jornadas reducidas durante los próximos meses. Por otro lado, en lo que respecta a Argentina, pese a que el Gobierno prohibió los despedidos a comienzos de abril, en tan sólo dos semanas los despidos y suspensiones en el sector privado sumaron cerca de 16.000 de acuerdo al Observatorio de Despidos durante la Pandemia [36]. En nuestro país las cosas tampoco son mucho mejores. De acuerdo a lo comparecido por el Ministro del Trabajo del Ecuador ante
Palabras finales
Como decíamos al principio del texto, en nuestra civilización capitalista, la gran masa del trabajo que se despliega en el mundo está sometida de forma directa o indirecta al mando del capital. Es el capital el que dispone de la fuerza de trabajo: la organiza en el tiempo y en el espacio, decide cuándo vale la pena ocuparla y cuándo no. Bajo la actual crisis desatada por la expansión global de la pandemia hemos presenciado una brutal ofensiva del capital sobre el trabajo para trasladar a este último lo más posible los riesgos sanitarios y los costos económicos de la crisis abierta. Por su parte, si bien es cierto que las condiciones de confinamiento hacen difícil la movilización de los trabajadores, esto no ha impedido que a lo ancho del mundo las y los trabajadores de diferentes ramas de la economía estén comenzando a desplegar un repertorio de protestas contra el desprecio empresarial (y a veces gubernamental) por la vida y el bienestar de quienes con su trabajo hacen funcionar la economía y la reproducción social. Hemos dejado por fuera consideraciones macro muy importantes como el desarrollo de la crisis desde el punto de vista del capital, más allá del corto plazo: es necesario complementar el análisis con este elemento fundamental. Por lo pronto, si como parece ser el virus se quedará entre nosotros por un tiempo largo, las contradicciones entre capital y trabajo se irán agudizando y la lucha de clases retornará al primer plano.
Notas:
[2]
A. Peña, y N. Ocampo, N. «El ejército industrial de reserva y la superexplotación
del trabajo. Categorías de análisis necesarias para comprender el siglo XXI».
En A. Sotelo, (Coord.) El trabajo en el
capitalismo global. Problemáticas y tendencias. México: Anthropos,
2019, pp. 67-68. Énfasis nuestro.
[3]
http://www.wftucentral.org/la-fsm-al-lado-de-los-trabajadores-y-los-pueblos-contra-los-ataques-a-costa-de-los-empleados-durante-la-pandemia-del-coronavirus/?lang=es
[4]
De acuerdo a la OIT «La expresión «economía informal» hace referencia al
conjunto de actividades económicas desarrolladas por los trabajadores y por las
unidades económicas que, tanto en la legislación como en la práctica, están
insuficientemente contempladas por sistemas formales o no lo están en absoluto.
Incluye a los asalariados sin protección social u otros acuerdos formales en empresas
del sector informal y formal, a los trabajadores por cuenta propia como los
vendedores ambulantes y a los trabajadores domésticos».
[5]OIT
Observatorio de la OIT–tercera edición:
El COVID-19 y el mundo del trabajo.
Estimaciones actualizadas y análisis (29.04.20).Recuperado de:
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—dcomm/documents/briefingnote/wcms_743154.pdf
[6]
https://www.jornada.com.mx/2020/04/24/politica/010n1pol
[7]
https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/oxfam-alerta-de-que-el-coronavirus-podria-sumir-en-la-pobreza-500-millones-de-personas
[8]
https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-04-22/onu-hambruna-biblica-coronavirus_2561436/
[9]
https://www.nodal.am/2020/04/exodo-masivo-en-peru-miles-de-personas-retornan-a-pie-a-sus-pueblos-por-hambre-y-falta-de-trabajo/
[10]
https://www.infobae.com/america/venezuela/2020/04/14/mas-de-33000-migrantes-venezolanos-regresaron-a-su-pais-desde-coplombia-por-el-coronavirus/
[11]
https://www.cepal.org/es/comunicados/pandemia-covid-19-llevara-la-mayor-contraccion-la-actividad-economica-la-historia-la
[12]
https://www.laizquierdadiario.com/Como-el-capitalismo-del-just-in-time-propago-el-Covid-19
[13]
https://www.elviejotopo.com/topoexpress/sin-mapa-en-tierras-economicas-desconocidas/
[14]
https://rebelion.org/la-crisis-capitalista-es-mas-mortal-que-el-coronavirus/
[15]
https://www.telesurtv.net/news/ecuador-mas-medicos-fallecido-covid-guayas-20200419-0020.html
[16]
https://coyunturauceiie.org/2020/03/28/los-recortes-cobran-factura-al-ecuador-la-inversion-en-salud-se-redujo-un-36-en-2019/
[17]http://www.laizquierdadiario.com/Trabajadores-de-la-salud-de-Brasil-protestaron-por-mejores-condiciones-de-trabajo
[18]
http://www.laizquierdadiario.com/Huelga-de-trabajadores-de-Amazon-en-todo-Estados-Unidos
[19]
https://www.elfinanciero.com.mx/tech/tribunal-frances-ordena-a-amazon-suspender-ventas-no-esenciales-para-evitar-contagios-de-covid-19
[20]
http://www.laizquierdadiario.com/Mapa-interactivo-pandemia-y-huelgas-en-Estados-Unidos
[21]
https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-04-30/fabrica-carne-coronavirus-eeuu-america-rural_2571200/
[22]https://correspondenciadeprensa.com/2020/04/12/economia-mundializacion-las-remesas-se-reducen-y-el-hambre-estrangula-a-millones-de-personas-en-el-sur/
[23]
https://firstmonday.org/ojs/index.php/fm/article/view/9913/7748
[24]http://www.laizquierdadiario.com/Trabajadores-de-Glovo-se-manifestaron-en-Madrid-Nos-bajaron-50-la-tarifa;
y
https://www.nodal.am/2020/04/inedito-paro-de-repartidores-en-cinco-paises-de-la-region-contra-la-precarizacion-laboral/
[25]
https://piedepagina.mx/solo-tras-la-muerte-de-dos-trabajadoras-por-covid-19-la-empresa-electrolux-cerro/
[26]https://cimacnoticias.com.mx/2020/04/27/violacion-sistematica-de-derechos-laborales-de-trabajadoras-durante-pandemia?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=violacion-sistematica-de-derechos-laborales-de-trabajadoras-durante-pandemia
[27]
https://blogs.worldbank.org/es/voces/deberian-reducirse-los-salarios-del-sector-publico-para-financiar-la-respuesta-al-nuevo-coronavirus
[28]P.
Lenguita. «Las relaciones de teletrabajo: entre la protección y la reforma». Argumentos. Nueva Época, 2010.Año 23,
No. 64 pp. 245-263.
[29]AAVV.
Crisis, educación y capitalismo pandémico.
Reflexiones desde el trabajo educativo.
Quito, 2020 (edición digital).
[30]
https://www.bloomberg.com/news/articles/2020-04-23/working-from-home-in-covid-era-means-three-more-hours-on-the-job
[31]http://www.laizquierdadiario.com/Mama-esta-en-una-reunion-doble-jornada-laboral-en-casa
[32]https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-04-21/coronavirus-colombia-saqueos-protestas-ayudas-confinamiento_2558431/;
y https://www.nodal.am/2020/04/colombia-crecen-las-protestas-por-el-hambre-y-medicos-de-todo-el-pais-reclaman-mejores-condiciones-laborales/
[33]
http://www.laizquierdadiario.com/Trabajadoras-domesticas-y-cuarentena-vivir-con-los-patrones-o-quedarse-sin-trabajo
[34]https://www.clacso.org/genero-cuarentena-y-covid-19-para-una-critica-del-trabajo-domestico/
[35]
https://www.devex.com/news/opinion-coronavirus-is-driving-a-domestic-violence-pandemic-97028
[36]
http://www.laizquierdadiario.com/En-Argentina-ya-suman-15-935-los-despidos-y-las-suspensiones-en-la-cuarentena
[37]
https://radiolacalle.com/social/mas-de-300-00-empleados-fueron-despedidos-durante-la-emergencia-por-covid-19
Miguel A. ruiz Acosta, docente de la Facultad de Ciencias
Sociales y Humanas de la
Universidad Central del Ecuador. Contacto: maruiz@uce.edu.ec
Fuente: https://rebelion.org/el-trabajo-en-crisis-apuntes-al-calor-de-una-pandemia-en-curso/
Fuente: https://rebelion.org/el-trabajo-en-crisis-apuntes-al-calor-de-una-pandemia-en-curso/
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