Recuperar el agua:
Disminuir pinos y
eucaliptus para restituir bosques nativos
13 de marzo de 2015
13 de marzo de 2015
Por Mapuexpress
(Rebelión)
Desde hace años, organizaciones sociales
ambientales, diversas comunidades Mapuche y sectores campesinos organizados,
vienen sosteniendo que es inviable seguir con la expansión de pinos y
eucaliptus, haciéndose fundamental revitalizar el bosque nativo con un plan de
restauración, como una forma concreta de mitigar la grave situación de sequía
que enfrentan numerosos territorios en el centro sur de Chile y que azota
principalmente en la temporada estival, con graves perjuicios a la salud de la
población, a la crianza de animales y cultivos de subsistencia.
A pesar de los llamados de atención que se
viene haciendo, empresas y sectores públicos como CONAF, insisten en continuar
masificando monocultivos de pinos y eucaliptus en sectores rurales. En efecto,
CORMA ha planteado en su momento, que hay tres millones de hectáreas en el
centro sur de aptitud forestal para estas especies, lo que sumado a los tres
millones existentes, buscan proyectar a 6 millones, en medio de un proyecto
legislativo que busca extender a 20 años el decreto ley pinochetista 701 que se
discute en el congreso, donde deja en evidencia los grados de clientelismo
político que empresas mantienen con parlamentarios.
Las plantaciones forestales de pinos y
eucaliptus (no son bosques) están identificadas como componentes grotescos en
la succión de las aguas de napas subterráneas y cuencas, además, de sus
composiciones inflamables para la propagación de incendios, resecando
territorios completos.
Cristián Frêne Conget, de la agrupación de
ingenieros forestales por el bosque nativo a difundido a través de
publicaciones que restaurar bosque nativo es una necesidad para el bienestar de
los territorios y ha señalado: “Lo primero, después de elaborar el plan de
restauración, es elegir las especies vegetales indicadas y las técnicas de
conservación de suelos. En general es deseable iniciar el proceso de
restauración con una mezcla de especies rudimentarias, con bajos requerimientos
de agua y nutrientes y alta tolerancia a condiciones climáticas adversas, donde
especies como el notro o ciruelillo, el radal, el maqui, la murta y el coihue,
entre otras, son muy efectivas para el centro sur de Chile. La exclusión del
ganado es fundamental en los primeros años del proceso, ya que de otra forma
los animales pisotean y ramonean la vegetación, además de compactar el suelo,
estancando o arruinando el proceso. También es importante entender que muchas
plantas pueden cumplir un efecto “nodriza”, que básicamente significa la
protección a otras plantas más vulnerables a las condiciones climáticas
adversas. En este sentido, por ejemplo, cuando queremos eliminar un monocultivo
de pino o eucalipto para recuperar un bosque nativo, a veces es preferible
dejar algunos individuos para que den cobertura al suelo y protejan de las
condiciones adversas a las plantas nativas que queremos instalar. Estos individuos
de pino o eucalipto pueden ser eliminados cuidadosa y paulatinamente en el
tiempo, hasta desaparecer, permitiendo un mejor establecimiento de la
vegetación que deseamos y sirviendo como fuente de ingreso (leña, madera) para
las personas que realizan este proceso. Respecto a las técnicas de conservación
de suelos, es importante aprender de los antiguos pueblos andinos, que fueron
capaces de hacer agricultura de montaña a través de técnicas muy sencillas pero
efectivas para la conservación del suelo, tales como las microterrazas, las
zanjas de infiltración, el arado en curva de nivel y el riego a través de
pequeños canales”.
Estudios científicos hacen relación bosque
nativo con producción del agua
Dos estudios científicos realizados por la Universidad Austral
de Valdivia difundidos el 2009, se refieren por una parte, a la relación bosque
nativo con la producción de fuentes de agua, y otro, sobre los impactos de las
plantaciones forestales exóticas, los que entregaron un sustento técnico
científico a las reclamaciones contra el modelo forestal en Chile.
El diario la Tercera publicaba el 30 de
noviembre del 2009: “Estudio relaciona presencia de bosque nativo con la producción de agua”
A continuación la publicación de la época en
dicho medio.
Siete años de trabajo en terreno y al fin vio la luz. Se trata del primer
estudio en Chile que establece los beneficios del bosque nativo en la provisión
de agua y que logra cuantificarlos. Un trabajo que podría ayudar a terminar con
la sequía que acusan algunas cuencas del país en el período estival, cuando las
lluvias dejan de aportar su cuota al cauce de los ríos. Estudio establece que
un incremento del 10% en la cubierta de bosque nativo en las cuencas produciría
un aumento de 14,1% en el caudal de los ríos en verano.
Para el estudio que encabezó Antonio Lara,
investigador responsable del Núcleo Milenio Fiorecos, de la Universidad Austral ,
se midió diariamente, durante cuatro años, en seis cuencas de 140 a 1.462 hectáreas en
la Cordillera de la Costa, en el área de Valdivia. Se tomaron en cuenta el
porcentaje de cobertura de bosque nativo de cada cuenca y el coeficiente de
escorrentía -esto es, la relación entre el caudal y la precipitación anual-. Y
la conclusión fue que los caudales y la producción de agua están
correlacionados con el porcentaje de bosque nativo que cubre las cuencas. En
números: un incremento del 10% en la cubierta de bosque nativo en las cuencas
produciría un aumento de 14,1% en el caudal de verano.
¿Cómo ocurre en la práctica? "El bosque nativo reduce la
velocidad de escurrimiento, lo que permite una recarga de las napas y un flujo
lento hacia los arroyos y ríos que mantienen los caudales de verano, en
comparación con terrenos de uso agropecuario y plantaciones forestales",
explica Lara. El bosque regula el flujo de agua y aporta equilibrio. "En
una pradera, en cambio, se ve inundaciones en invierno y sequía en
verano".
PÉRDIDA DE BOSQUE
Lara espera que este estudio sea tomado en
cuenta por la autoridad.
No sólo por ser el primero, sino porque "la producción
de agua por los bosques nativos contribuiría a aminorar los efectos del cambio
climático, especialmente por la disminución de precipitaciones en el centro y
sur de Chile".
Un paso previo, entonces, es la protección de
estos bosques ante la amenaza de incendios o reemplazo por otros usos de suelo.
Hay datos: un estudio de Conaf y Conama señala que un 17,7% del territorio
nacional está cubierto por bosque nativo (13.430.603 hectáreas ).
Una de las últimas actualizaciones dice que en La Araucanía se pierden
anualmente un promedio de 2.845 hectáreas por incendios forestales,
inundaciones por represas, talas ilegales y degradación de bosques. Un
escenario mejor, pues según la FAO antes del 2000 la pérdida promedio anual era
de 20 mil hectáreas.
Otras estimaciones: entre la V y la XII
regiones la pérdida llega a 100 mil hectáreas desde 1995. Y un estudio de las
universidades de Concepción, Austral y Alcalá, de España, dijo que se perdieron
82.131 hectáreas
de la vegetación autóctona en las regiones V, Metropolitana y VI entre 1975 y
2008, lo que equivale a un 42,5% del total original. Eso, según Lara, se
refleja en la reducción de los caudales de los ríos.
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196376&titular=recuperar-el-agua:-disminuir-pinos-y-eucaliptus-para-restituir-bosques-nativos-
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