Proceso Constituyente
de Marea Socialista:
cuestión de estilos
24 de abril de 2015
24 de abril de 2015
Por Gustavo Martínez Rubio (Aporrea)
"En uno de los films de la estupenda Tetralogía
del Poder de Alexander Sokurov, Stalin visita a un Lenin ya casi agonizante en
su dacha, y le entrega un bastón con el puño exquisitamente labrado, que le
envía de regalo el Comité Central. Compungido (cínicamente, hay que entender:
al ascendente Stalin no se le puede escapar la simbología de regalarle un
bastón al declinante Lenin), le informa que se había pensado inscribir en él
una dedicatoria: al más grande hombre de la URSS, padre del socialismo, héroe
titánico de la revolución, cosas por el (deplorable) estilo. El problema es que
una decisión tan importante (¿?) requiere el voto unánime de todos los miembros
del Comité y ha habido un voto en contra. Lenin lo interrumpe sin vacilar:
"Ya me imagino: Trotsky". La tragedia que ya ha empezado a atravesar
a la Revolución Rusa
está plenamente condensada en este episodio –sea verídico o imaginario–: poco
tiempo después Lenin estará muerto, Trotsky será un paria, Stalin transformará
el gobierno de los soviets en su personal dictadura burocrática y sanguinaria.
La anécdota también pinta de cuerpo entero una posición política e intelectual
de Lev Davidovitch Bronstein (a) Trotsky: los liderazgos son respetables y
necesarios, pero la causa revolucionaria, llevada adelante por las masas en su
conjunto, no puede ni debe reducirse al culto de la personalidad, así la
"personalidad" sea el mismísimo Lenin. Cuando eso termina triunfando,
se puede decir que ya está casi todo perdido. Las personas sin duda existen: no
hay dos hombres que sean iguales, los "estilos" (políticos,
literarios, lo que fuere) de los líderes pueden hacer mucha diferencia en la historia. Pero la
diferencia es en la historia: los individuos y las masas la hacen, en
condiciones que no pueden elegir –para hacer una cita canónica–. Tampoco pudo
elegirlas Trotsky. Pero sí eligió no traicionar la parte de la historia de la
que había sido un protagonista central. Y no traicionarse a sí mismo, ni
siquiera –y quizá sobre todo– en el estilo."
Fragmento del artículo "Trotsky, un hombre de estilo"
autoria de Eduardo Grüner.
¿Se sabe exactamente como se las ingenió Hugo Chávez para contener
a organizaciones e individualidades de distintas tendencias, formaciones y
tradiciones, más allá de guiñarle el ojo a todos? ¿Lo tuvo tan claro desde un
principio o con el recorrido fue alcanzando la precisión con la cual en
determinados momentos lograba que todo el mundo estuviera en sintonía en
función de su liderazgo? Por ahí, un compañero recientemente ha dicho que Marea
Socialista viene aplicando el "método" Chávez.
Pareciese ser un poco más claro que desde inicio se percibió que
Chávez traía consigo algo distinto, que iba desde sentir que hablaba como
nosotros, pasando por ser alguien que asumía responsabilidades, hasta pensar
que las tenia bien puestas, como muchos próceres que hicieron sus grandes
aportes en 500 años de historia (entendiendo que Chávez se da a conocer en
1992). Más contenido, agarro todo lo anterior, cuando siendo poder constituido,
se desdoblo al poder constituyente por allá en 1999. Esa fue una de las grandes
gestas de Chávez: poner a decidir al Poder Originario.
Esa conjunción Pueblo-Chávez, fue agarrando forma, dinámica y
carácter de contenido emocional, pasional, religioso, y obvio que no faltó lo
teórico. Pero siempre en el marco de la diversidad. Como
no recordar cuando proponía leer a Guevara, Mao Tse Tung, Gramsci, Rosa
Luxemburgo, Lenin o Trotsky. Por cierto que nunca se le escucho reivindicar ni
hacer bromas con Stalin.
Chávez era hijo del proceso revolucionario. Proceso que hoy día se
encuentra en riesgo de perderse. Causas económicas, sociales y políticas como
las que viene padeciendo el pueblo venezolano, golpean fundamentalmente a la
base social que sostiene a la revolución, que se encuentra desmoralizada y muy
desorientada ante todo lo que está pasando. ¿Por falta de consciencia? ¿Es que
no entiende? Creemos que una de las grandes razones a la cual se debe el estado
colectivo en que se encuentra nuestra base, amen de las condiciones objetivas,
es la falta de espacios acompañados de verdaderos debates políticos.
Cuando hablamos de diversidad, hablamos de democracia. Esa que
aparece contemplada en la constitución del ya mencionado año 1999. Democracia
que dice ser participativa y protagónica. Es un proyecto o pacto social que
emergió de debates y aportes colectivos. Valor que es desdeñado y violentado
cuando se suspenden elecciones (del nivel que sea) de manera repentina y que
infieren vicios, cuando se condena o se expulsa a miembros de cualquier
organización política como medidas de retaliación, cuando se les niega el
espacio a los trabajadores en las empresas que administra el gobierno para que
hagan sus propias actividades o como mas reciente el sonado caso de la
eliminación de el voto directo para elegir a los diputados al Parlamento
Latinoamericano. Solo por citar esos de muchos ejemplos que lamentablemente
podríamos traer a colación.
Empalmar con la gente se hace exageradamente necesario en medio de
todo el descontento y confusión reinantes. Convocar un proceso constituyente 26
años después del 27 de febrero de 1989, es una forma de reencuentro, de
sabernos, de ponernos al día con un gran déficit que tenemos el pueblo
bolivariano. Que debemos saldarlo con un amplio debate, con balances, con todo
lo amplio y diverso que es nuestro proceso. Es parte del nuevo fenómeno, que
refiere exigencias, que demanda crítica, que no se la cala, que no tiene claro
lo que se asoma en lontananza pero esta presto, muy presto. Eso lo hemos comprendido
desde Marea Socialista. Por eso nuestra construcción ahora va vinculada a un
proceso que apuesta por recoger la mayor amplitud, retomar la memoria
histórica, sistematizar el esfuerzo de miles y miles de militantes
revolucionarios que han dado y siguen dando todo lo que esta a su alcance con
la convicción de que un mundo mejor es posible.
¿Podemos construir algo distinto con corruptos? ¿Podemos enrumbar
a la revolución bolivariana con sectarios, dogmáticos y reformistas? ¿Podemos
fortalecer la unidad bajando líneas? ¿Se es más chavista siendo un obediente
ciego, estigmatizando compañeros sólo por pensar distinto o repitiendo que este
no es el momento? ¿Se solucionarán los problemas sólo aludiendo a los mismos
con retóricas vacías y escuetas? Creemos que la respuesta a todo lo anterior es
NO.
Por el contrario estamos convencidos que
podemos aplicar auditorias a todo lo que consideremos debe aplicarse. Que
nuestro dinero birlado y depositado en cuentas privadas en bancos extranjeros
puede repatriarse. Que los corruptos pueden ser expulsados de la revolución y
paguen sus delitos. Que el candidato que quiera nuestro voto debe cumplir con
un perfil. Que el golpe de timón lo podemos dar entre todos. Que podemos hacer
que la crisis la paguen los responsables y no quienes no lo somos.
De eso y mucho más se trata el proceso constituyente de Marea
Socialista. Es consolidar orgánica, inaugurar Las Casas de las Mareas,
encontrarnos para acordar, luchar por nuestros derechos y defender nuestras
conquistas. Es una gran oportunidad de enaltecer una de las claves de nuestro
proceso, de encontrarnos con nuestro pueblo y con el ángulo anticapitalista,
antiimperialista y profundamente humanista de Chávez. Lo dicho pues, el proceso
constituyente de Marea Socialista, también es una cuestión de estilo.
http://www.aporrea.org/actualidad/a206605.html Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198011
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