lunes, 27 de julio de 2020

Nos señala: "que la convergencia descolonizadora entre Palestina y Wallmapu, más que una opción es una necesidad en Chile, ya que son procesos que deben ser articulados siempre desde una mirada centrada en el respeto de los derechos humanos y también de los derechos de la Madre Tierra, ya que en ambos casos el etnocidio y terricidio han estado presente históricamente".

Palestina y Wallmapu,

una lucha común por el territorio

11 de julio de 2020

 Andrés Kogan Valderrama
Mientras crece el rechazo internacional por la eventual anexión del 30% de Cisjordania de parte del Estado de Israel, a través de resoluciones de distintos gobiernos en el mundo como de diferentes organizaciones de la sociedad civil, condenando la profundización de una política colonial de asentamientos en Palestina, resulta llamativo que el senado de Chile se haya sumado también, considerando el desprecio total que ha tenido históricamente el Estado chileno con el pueblo mapuche. 
Un desprecio total del Estado de Chile hacia distintos pueblos indígenas, entre esos el mapuche, evidenciado al no existir ningún tipo de reconocimiento constitucional de su existencia. Es decir, en términos concretos, nos convierte en un país profundamente racista institucionalmente, lo que nos debiera dejar muy mal parados frente a la llamada comunidad internacional, al igual que Israel. 
De ahí que sea llamativo por tanto, que senadores de la derecha pinochetista de Chile como Iván Moreira, Jacqueline Van Rysselberghe y Ena Von Baer, hayan firmado por un lado una resolución exigiendo sanciones concretas de parte del gobierno de Sebastián Piñera al Estado de Israel, pero a la vez sean unos fervientes negacionistas  de la colonización del territorio mapuche en Wallmapu. 
Una colonización del Estado de Chile que con la ocupación de Wallmampu, mal llamada “pacificación de la Araucanía” (1881-1883), se concretó un genocidio que le costó la vida entre 50.000 a 70.000 mil personas mapuches, y fue el inicio de un proceso de apropiación de tierras muy similar a lo hecho por el Estado de Israel con la Nakba, ya que en ambos casos menospreciarion y negaron a esas personas su condición de seres humanos. 
Esto sumado al proceso extractivo de ambos casos, en donde tanto en Palestina como en Wallmapu, ha existido una apropiación de bienes comunes como el agua de parte de los dos Estados, como ha pasado con la empresa de agua israelí Mekorot en territorio ocupado palestino y también con el negocio forestal en Chile de grupos económicos Angelini (Celulosa Arauco) y Matte (Celulosa CMPC). 
Se podrá decir que la condena de Israel de parte de aquellos parlamentarios chilenos de derecha, responde a que Chile es el país con mayor población de origen palestino por fuera del mundo árabe (500.000 personas), pero no se entiende su apoyo cuando fue el mismo Estado de Israel que le vendió armas al gobierno de Augusto Pinochet para asesinar a miles de personas durante la dictadura, y que las ha seguido recibiendo y usando en democracia para militarizar el Wallmapu. 
Una situación similar de comunicadores y de mega empresarios de origen palestino en Chile, como son los casos de Sergio “Checho” Hirane (Conductor Radio Agricultura) y de Álvaro Sahie (Dueño de Copesa), quienes se han sumado a la condena de Israel, mientras en esos medios de información concentrados en los cuales son parte, se han dedicado a estigmatizar, criminalizar y construir la idea de un mapuche terrorista. 
Por último, el caso más llamativo y grave de todos, es el del sacerdote católico de origen palestino Raúl Hasbún, que es públicamente sabido su apoyo directo e incondicional a la dictadura de Pinochet, siendo cómplice directo de crímenes de lesa humanidad, pero que también se ha sumado a la condena del Estado de Israel, mostrando una inconsistencia total desde una mirada de derechos humanos. 
De ahí que se haga evidente que la crítica de todos ellos responde meramente a una reivindicación nacionalista de la causa palestina, desde las mismas bases coloniales del Estado de Israel. En otras palabras, todos ellos se sitúan desde un nacionalismo moderno monocultural y estadocéntrico, que solo busca negar al distinto y a la pluralidad de formas de ver el mundo, de la misma manera que lo hace el sionismo.  
Es por esto, que la convergencia descolonizadora entre Palestina y Wallmapu, más que una opción es una necesidad en Chile, ya que son procesos que deben ser articulados siempre desde una mirada centrada en el respeto de los derechos humanos y también de los derechos de la Madre Tierra, ya que en ambos casos el etnocidio y terricidio han estado presente históricamente.
Por suerte existe un tremendo trabajo de pensamiento crítico tanto palestino como mapuche que nos dan luces de cómo abordar ambos procesos. Los aportes de personas como Rodrigo Karmy, Lina Meruane, Kamal Cumsille, Mauricio Amar, Daniela Catrileo, Moira Millán, Sergio Caniuqueo, Claudio Alvarado Lincopi, Fernando Pairican, son solo algunos nombres de miradas entrelazadas por su carácter anticolonial, antipatriarcal y anticapitalista, muy necesarias para el mundo en estos tiempos de crisis civilizatoria.  
Andrés Kogan Valderrama. Sociólogo. Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable. Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea. Doctorando en Estudios Sociales de América Latina. Integrante de Comité Científico de Revista Iberoamérica Social. Editor del Observatorio Plurinacional de Aguas www.oplas.org

Fuente: https://rebelion.org/palestina-y-wallmapu-una-lucha-comun-por-el-territorio/

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