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Del coronavirus al Buen Vivir: una
propuesta política para la comunicación en un horizonte anticapitalista
29 de julio de 2020
Aura Isabel Mora
auraisabelm1@gmail.com
Educadora Popular y
Periodista. Profesora de las Maestría Comunicación Educación en la Cultura y
Maestría de Paz, Desarrollo y Ciudadanía. Directora del Centro de Investigación
y Formación Popular CIF. Doctora en Comunicación Universidad de la Plata.
(...) continúa
Pasar al Buen Vivir Pensar la
vida fuera del paradigma capitalista implica soñarse nuevas posibilidades de
ser feliz, una de las cuestiones más frecuentes de la humanidad, y darse la
posibilidad de generar una nueva racionalidad (no capitalista) inclinada a que
todos, y no unos pocos, tengan una vida bella y buena, lo que implica, a su
vez, un soporte ético, social y cultural de las formas de comunicarnos y de
convivir, que es un sentido profundamente político de la comunicación. Entrar
en los buenos vivires implica salir de dos paradigmas que no han logrado la
armonía de la vida.
Por un lado, el paradigma
capitalista, radicalmente individualista, que busca una vida mejor en un
contexto de competición, consumo y acumulación, y por el otro, el comunista,
que busca el bienestar del humano dejando de lado los deseos y expectativas
personales de cada quien, y ambos dejan por fuera de ese bienestar a las demás
especies, estas son dos miradas antropocéntricas del mundo, del universo y del
cosmos, que no permiten el desarrollo de la vida armónica con las otras
especies no humanas (Mora, 2020, p. 34. La perspectiva de los buenos vivires
puede ser el establecimiento de un paradigma no capitalista.
El virus nos da una lección
de vida donde más nos duele, que es la humanidad misma, al convertir, en peligro,
al contacto humano. El afecto, que nos permite estar juntos y despliega nuestra
potencia, es un concepto de comunicación que no comprendemos, porque hemos
perdido las formas de cuidarnos a nosotros mismos y cuidar a los demás. Los
elementos de este nuevo paradigma comprenderían el respeto por las
cosmovisiones, filosofías, espiritualidades y formas de vivir de cada población
y comunidad, y la visión de la sanación y muerte, no para excluir la medicina,
sino para hacer un dialogo de saberes y retornar al arte de la medicina, es
decir, la posibilidad de un pluriverso, como lo han postulado los Zapatistas
desde la Selva
Lacandona, un mundo donde quepan muchos mundos, un mundo
donde quepan muchas formas de sanar y de cuidar. Sin querer entrar en el deber
ser, pero sí dando pistas para los problemas estratégicos de la sociedad de
hoy, la perspectiva del Buen Vivir nos hace varias sugerencias que pueden ser
retomadas.
El primer elemento del Buen
Vivir andino es su carácter de producción colectiva de la vida, donde su centro
es el ayllu1(comunidad o pueblo) y su base es lo comunitario. Los ayllus son
percibidos como “lugares del bienestar de la comunidad,
lugares de felicidad, ya que es donde se produce la comida, se crían los hijos,
se vive con los demás y todo ello está conectado con la Madre Tierra, allí se
cría la vida en sentido amplio, no es gerenciar, sino cuidar”, conforme lo explicó Elisa Vega
Sillo, en una entrevista, realizada el 20 junio de 2018, en La Paz, Bolivia.
A nuestros barrios y ciudades
les falta precisamente ser lugares de bienestar y felicidad, basta ver que la
mayoría de ciudades de América no están pensadas para los niños ni para los
ancianos.
Una propuesta real es bajar los niveles de concentración de las
ciudades, reorganizarnos en localidades con menores poblaciones, pensadas en
lugares de felicidad para todas y todos. De las cosas fundamentales que tienen
los ayllus son la producción de comida, que nosotros llamaríamos orgánica o sin
plaguicidas, de la misma manera en que se debería pensar en una agricultura
familiar. En los ayllus, cada comunidad se dedica a cosas específicas, unas
comunidades se dedican a la medicina, otras a los alimentos que se cultivan, otras a la producción de carnes, y hacen un
intercambio entre ellos, lo que para nosotros sería mercado interno, producir
para comer, sin el interés de acumular excedentes para concentrar dinero. En
los ayllus se trasmiten los saberes de generación en generación.
Elisa Vega Sillo, durante el
desarrollo de su investigación Revaloración de los saberes y conocimientos
ancestrales de la
Nación Kallawaya, entrevistó a diez autoridades medicinales
(los llamados “curanderos”) y encontró que casi todos aprendieron el oficio de
sus padres y de sus abuelos, y que su proceso de formación tardó más de quince
años, tiempo de aprendizaje mucho mayor que el de un médico occidental. La
transmisión de los conocimientos de los empíricos médicos de los kallawaya se
realiza a través de visitas a los pacientes; el aprendiz sigue al maestro como
ayudante, aprende a conocer las plantas y a utilizarlas y, sobre todo, a
relacionarse con el paciente según la experiencia del maestro. Algunas de las
evidencias recopiladas por Elisa con médicos y autoridades en medicina de su
comunidad dan cuenta del proceso de formación: “Mi papá es el que me ha
enseñado, yo le seguía cuando tenía que curar algún enfermo, yo miraba como
preparaba sus medicinas, cómo curaba”; “Le ayudaba a mi abuelo, él era también
kallawaya, él me ha enseñado, yo era joven no más cuando he aprendido” (Vega
Sillo, 2017, p. 60): manifestaciones donde se aprecia el traspaso del
conocimiento; “Nuestros abuelos siempre sabían, ellos trataban con hierbas
medicinales, por eso, ahora, por ese mismo camino estoy yendo”; “Mi padre
viajaba a los yungas y al lado del norte, allí había enfermos, yo sé acompañar
a mi papa y, así, le ayudaba y él también me enseñaba… desde hace diez años,
más o menos, yo he empezado a practicar” (2017), donde se aprecia el método y
la duración de la adquisición del conocimiento.Los procesos de formación de los
médicos sabedores se hacen a largo plazo.
La primera etapa dura de diez a
quince años, siempre en compañía del padre o del abuelo; luego siguen solos, en
un proceso que se podría llamar de especialidad en enfermedades con sus respectivas
curas. Lo cual significaría volver a pensar la medicina sin sepárala de la
sanación, entender que la enfermedad es una situación que tienen que ver con la
familia, con la comunidad, testimoniar, aconsejar y acompañar los procesos de
enfermedad y no convertir al paciente en una estadística o en el nombre de una
patología.
Es necesario tomar
decisiones, tal vez decisiones que no nos gusten, porque implican cambiar
hábitos del cuerpo, hábitos menos consumistas, ¿o seguiremos con el mismo nivel
de consumo y contaminación con el que venimos? o ¿seguirá siendo el paradigma
radical individualista del capitalismo la forma de habitar hegemónica? Aquellos
que deseamos un mundo donde quepan muchos mundos, es decir, una organización de
la vida desde el pluriverso, vemos con esperanza la posibilidad de retarnos a
producir un mundo donde tendríamos que aprender desde otras perspectivas de
organización de la vida, menos depredadoras y más solidarias con el universo
(Mora, 2020, p.36).
Si pensamos en nuestro buen convivir,
cambia el sentido de ocupar un espacio físico con el cuerpo, se trata de
comprender y sentir un conjunto de relaciones que se dan en un espacio concreto
y del cosmos en su totalidad, se trata, entonces, de aprender a convivir (vivir
en compañía de otros), “que significa el acto de cuidar y criar la vida como
algo que hacemos entre todos y para todos con la familia humana y con la
familia cósmica”, como explica Atawallpa Ovideo Freire en entrevista del 2 de
julio de 2018, en Quito, Ecuador, el convivir se vuelve un acto sagrado (Oviedo
Freire, 2016) y el sumak kawsay(buen vivir, vivir bien) es precisamente el
convivir armónico, que es la fuerza, energía, poder, inteligencia, conciencia
de toda cosmunidad en su conjunto.
El sumakkawsaytiene una dimensión sagrada y
cósmica, que implica la capacidad de los seres humanos para crear una sociedad,
un sistema y una cultura que producen el multiverso a escala humana; es el
talento de cómo responder a la vida como hijos respetuosos del cosmos y de la
Tierra.
Por lo que el sumak kawsayes
el cosmoconocimientode la vida o, más bien, la vida consciente o conciencia de
la vida o crianza de la vida; o la vida querida, la vida sabrosa, la vida
dulce, que es el buen convivir, es la vida en comunidad, en colectivo, en comunalidad.
Ello implica un trabajo complejo que está vinculado directamente con la vida
comunitaria, con una vida austera, como la del pueblo de la Nación Kallawaya,
donde la utilización de las especies no humanas y de los elementos espirituales
es solamente para el consumo necesario, sin desechos ni desperdicios, pues lo
que se busca en este buen convivir es el equilibrio del cosmos.
El coronavirus nos comunica
algo muy importante: que la vida nos provee, la vida de los huertos, de la
fiesta, de la solidaridad, o sea la vida recíproca; que es necesario replantear
nuestras prioridades, que no pueden seguir siendo el endeudamiento de nuestra
economía y el enriquecimiento y fortalecimiento del sistema financiero, que
extrae sin cesar y sin dar nada a cambio. Para lo cual, necesitamos, más que
nunca, humanizarnos en estos tiempos de deshumanización.
En tal sentido, la
propuesta del nuevo paradigma, el del convivir en armonía de los pueblos
andinos, es un horizonte político, un horizonte que nos sirve a todos para pensar
que otras prácticas son posibles; pero que, ahora, es un microscópico ser,
mucho menor que la más pequeña de las bacterias, el que nos pone a pensar y
reflexionar en él. Para concluir, es necesario mencionar, de nuevo, que este
paradigma no capitalista proviene de los pueblos originarios. En este caso, se
desarrolla con base en el ejemplo de la Nación Kallawaya. Este
paradigma no tiene que ser como un modelo a seguir, sino como un caso que
ofrece pistas para pensarnos la vida social, las alternativas y las
transiciones al capitalismo (Mora, 2020, 46), en este caso, después del
coronavirus.
Arturo Escobar (2019) plantea
que “otro
posible es posible”, para referirse a que otro mundo diferente
(otro posible) tiene una posibilidad real de ser (es posible). Para ello no hay
fórmulas ni modelos, hay pistas de pueblos y comunidades que han mantenido y
mantienen relaciones más armónicas con la naturaleza y con el cosmos, que
aquellas que hemos conocido quienes nacimos en esta matriz de poder blanca,
patriarcal y capitalista.
Bibliografía:
Caley, David. (2020) Preguntas sobre la pandemia
actual desde el punto de vista de Iván Illich. Recuperado de: http://unitierraoax.org/preguntas-sobre-la-pandemia-actual-desde-el-punto-de-vista-de-ivan-illich-de-david-cayley/,
el 14 de abril. México. Escobar, Arturo. (2019). Otro posible es posible:
caminando hacia las transiciones desde Abya Yala/afro/latino-América.Desde
Abajo.Harvey, David. (2005) El nuevo Imperialismo: acumulación por disposición.
CLACSO. Buenos Aires, Argentina. Mora, Aura Isabel (2020) Buenos Vivires y
Transiciones: La vida, dulce, la vida bella, la vida querida, la vida sabrosa,
la vida buena, la vida en plenitud. Uniminuto. Bogotá, Colombia. Mora, Aura
Isabel. (2016) Vivir Bien/Buen Vivir con los otros. En: Comunicación Educación
en la cultura para América Latina, desafíos y nuevas comprensiones. Uniminuto.
Bogotá, Colombia. Oviedo Freire, Atawallpa. (2014). Sumak kawsay / cultura de
la vida: más allá del socialismo y del capitalismo, camino alternativo al
desarrollo. Sumak Editores
Question/Cuestión, Informe Especial
Incidentes III, mayo2020. ISSN 1669-6581IICom (Instituto de Investigaciones en
Comunicación)Facultad de Periodismo y Comunicación SocialUniversidad Nacional
de La Plata
Notas:
1En el periodo preincaico, los ayllus eran
grupos de población que conformaban los habitantes de la zona andina de
Suramérica, ubicados en distintos ambientes, como costas, selvas, altiplano.
Cada poblado unía sus habitantes por vínculos familiares, los ayllus se
autoabastecían y el excedente lo enviaban a otros ayllus. Estos constituían un
sistema de cooperación, reciprocidad y solidaridad, pues los que recibían estos
productos as u vez enviaban sus propios excedentes de producción. (Véase: https://deconceptos.com/ciencias-sociales/ayllu).
Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2020/07/29/del-coronavirus-al-buen-vivir-una-propuesta-politica-para-la-comunicacion-en-un-horizonte-anticapitalista/
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