El coronavirus y
el fin de la era
neoliberal
30 de julio de 2020
Por Marc Vandepitte
De wereld morgen
Los dogmas caídos
«Vivimos por encima de
nuestras posibilidades, no hay dinero”
Llevan años diciéndonos eso. La atención
sanitaria era demasiado cara, los subsidios de desempleo demasiado generosos,
los salarios demasiado altos y simplemente no había dinero para asuntos
sociales o culturales. El déficit y las deudas del gobierno se tenían que
reducir y por eso teníamos que ahorrar en todo. Ahora, de la noche a la mañana parece haber dinero y parecen haber encontrado gigantescos botes de dinero. Hoy en día se gastan miles de millones de euros como si nada. Un déficit en el presupuesto de más de tres veces el 3 % acordado en el tratado de Maastricht o una deuda mucho mayor que el 100 % del PIB, de repente, dejaron de ser un problema.
«El mercado libre lo resuelve
todo, el Estado es ineficiente»
Privatizar y desregularizar lo más posible,
esa era Durante la coronacrisis el mercado libre falló completamente. Quizás lo más notable fue el caso de los tapabocas. Al mismo tiempo vimos tanto un dramático retorno como la rehabilitación del gobierno público. Se hizo visible para todos que sólo el Estado puede controlar y superar una crisis de tal magnitud. Se nacionalizaron fácilmente en su totalidad o en parte sectores importantes de
«El capital y la empresa crean
riqueza”
Son los empresarios los que crean riqueza.
Gracias a su capital, coraje e innovación, crean empleo y aumentan la riqueza
de un país. Los confinamientos en los distintos países revelaron todo lo contrario en todas partes: son los trabajadores y su trabajo los que crean
«Lo que es bueno para los
ricos es bueno para todos”
Precisamente porque la riqueza la crean el
capital y los empresarios, los tenemos que mimar. Las medidas que favorecen a
los empresarios y a las rentas altas (regalos fiscales, subsidios salariales,
ayudas estatales, etc.) aumentan la inversión y crean puestos de trabajo. Su
ventaja se filtra finalmente hasta abajo. Este llamado efecto de goteo fue la
excusa para justificar la política diseñada para el 1 % más rico. El coronavirus destruyó esta falacia por completo. Gracias a las medidas de apoyo, los súper ricos se benefician enormemente. Desde el 18 de marzo, los multimillonarios de los Estados Unidos ya han visto aumentar sus activos en una quinta parte, o sea 565.000 millones de dólares. JPMorgan, el banco más grande de los EE.UU., reportó las mejores cifras que jamás haya tenido en un trimestre. La compañía de inversiones Goldman Sachs registró un crecimiento del 41 % en comparación con el año anterior. Pero poco de ese “efecto de goteo” se nota. En todo el mundo cientos de millones de personas se ven empujadas a la pobreza extrema. En Bélgica aumentó el número de personas que van a los bancos de alimentos en un 15 % y esto es sólo el comienzo.
«La gente es egoísta”
El ser humano es capaz de hacer el bien,
pero por naturaleza es malo. Está impulsado en primer lugar por el interés
propio. Esto es lo que los gurús neoliberales nos han estado diciendo durante
décadas. Al final, según ellos, esto es ventajoso porque el interés propio
lleva a la competencia y eso es precisamente lo que impulsa nuestra economía. La solidaridad espontánea y masiva que surgió durante la coronacrisis arrasó con esta cínica imagen del ser humano. Los jóvenes fueron a hacer compras para sus vecinos ancianos, miles de voluntarios hicieron tapabocas o se presentaron en los bancos de alimentos para ayudar. A pesar de la falta de equipos de protección, las enfermeras empezaron a cuidar de sus pacientes arriesgando su propia salud y, por tanto, sus vidas. Ciertamente, había grupos a los que no les importaban las medidas de seguridad, pero esas eran las excepciones que confirmaban
No repetir los errores de 2008
Todos los partidos tradicionales,
incluidos los
Verdes y los Socialdemócratas, han contribuido, o al menos han apoyado, la
política neoliberal en los últimos cuarenta años (2). Las consecuencias de esta
política antisocial se han hecho dolorosamente claras en estos últimos meses.
En los centros de salud y los centros de atención a los ancianos, los ahorros y
las privatizaciones costaron muchas vidas humanas. Además, las recetas
neoliberales parecen ser totalmente inadecuadas para dar una respuesta firme al
colapso económico. Un enfoque similar al del período posterior a 2008 – imprimir dinero extra e insertarlo a la economía combinado con una política de austeridad – sería un gran error. Un nuevo dopaje financiero podría arruinar la ya gravemente debilitada economía. Los nuevos ahorros erosionarían aún más el poder adquisitivo y causarían una profunda crisis social y política. Las advertencias del Financial Times son inequívocas: “Si queremos que el capitalismo y la democracia liberal sobrev
La gran llamada para un cambio de
paradigma
Está claro, el neoliberalismo ha
terminado, es hora de algo nuevo. Excepto por unos pocos fanáticos, nadie
quiere volver al mundo precorona. La crisis y las medidas que se tomaron han
provocado muchas frustraciones y han
radicalizado a una parte importante de la población activa. En los
EE.UU. el 57 % de la población cree que su sistema político sólo funciona
para los que tienen dinero y poder. La mayoría de los jóvenes menores de 30
años están a
favor del socialismo. En Reino
Unido apenas el 6 % quiere volver al mismo tipo de economía que antes de El 70 % de los franceses piensa que es necesario reducir la influencia del mundo financiero y de los accionistas. En Flandes tres cuartas partes de la población creen que el dinero debería provenir de las grandes fortunas y dos tercios creen que los políticos deberían trabajar en una ambiciosa redistribución de la riqueza después de la crisis.
El mundo académico y cultural también está en esa longitud de onda. Tres mil científicos de 600 universidades creen que la sociedad debe cambiar radicalmente su rumbo y volver a poner a los trabajadores en el centro de la toma de decisiones. Doscientos artistas, incluidos Robert de Niro y Madonna, lanzaron un llamamiento al “mundo” para no volver a la “normalidad” de antes de la pandemia, sino para cambiar radicalmente nuestro estilo de vida, de consumo y economía.
Esta idea penetró hasta el mundo de los negocios. Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico Mundial (Davos) habla de un “gran reseteo del capitalismo”. Según él, la pandemia puso de manifiesto las deficiencias de un “viejo sistema” que había descuidado la infraestructura, la atención de la salud y los sistemas de seguridad social. “Si seguimos como hasta ahora, podría llevar a una rebelión.” En ese contexto los súper ricos están rogando en una carta abierta que se les aumenten los impuestos.
Según el Financial Times, debe haber “reformas radicales” sobre la mesa. “Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en
Según este mismo periódico, la democracia liberal “sólo sobrevivirá a este segundo gran choque económico si se realizan ajustes en el marco de un nuevo contrato social que reconozca el bienestar de la mayoría por encima de los intereses de unos pocos privilegiados”. La prestigiosa revista Foreign Affairs también habla de un “nuevo contrato social”. Su objetivo es “el establecimiento de un ‘estado de bienestar’ que proporcione a todos los ciudadanos los servicios básicos necesarios para mantener una calidad de vida decente”. Esto presupone “el acceso universal garantizado a una atención sanitaria y a una educación, ambas de alta calidad”. Lo que hasta hace poco solo lo pedía la extrema izquierda, se ha convertido en la corriente principal.
Una respuesta a cuatro crisis
Los desafíos a los que nos enfrentamos son
muy grandes: El nuevo paradigma debe ser capaz de responder a por lo menos
cuatro crisis (3).
1. Estancamiento económico
En los últimos veinte años la economía
mundial ha experimentado tres grandes crisis: la crisis de las puntocom en
2000, la crisis financiera en 2008 y, en los últimos meses, una depresión tras
una pandemia. Esto deja claro que el COVID no es la causa
sino el detonante de la tormenta económica. Una economía sana debería en
principio ser capaz de hacer frente a tal coronachoque, un país como China lo
demuestra. Pero para la economía capitalista eso no parece ser el caso en
absoluto. El crecimiento
de la productividad casi se ha paralizado, las tasas de
beneficio (porcentaje de la ganancia sobre el capital invertido) están
disminuyendo constantemente y la deuda
mundial ha aumentado hasta uno insostenible 322 % del PIB. Además, cada
crisis no significa nada más que miseria para millones de personas. Esta crisis
empujará una vez más a varios cientos
de millones de personas a
2. Escandalosa brecha entre ricos
y pobres
En el capitalismo la producción está
dirigida únicamente a los beneficios de un pequeño grupo de propietarios
privados y no funciona de acuerdo a las necesidades sociales o las
oportunidades de desarrollo de la gran mayoría. Esto crea una escandalosa
brecha entre ricos y pobres. Con la riqueza que se produce hoy en día en todo el mundo cada familia con dos adultos y tres niños tiene un ingreso mensual potencial disponible de 4.100 euros (sí, lo has leído correctamente) (4). Sin embargo, una de cada tres personas de la población mundial no tiene saneamiento básico y una de cada ocho no tiene electricidad. Uno de cada cinco vive en una casa de contrachapado y uno de cada tres no tiene agua potable.
En Bélgica el 5 % de los más ricos posee tanto como el 75 % de los más pobres. En uno de los países más ricos del mundo un 20 % de las familias corre el riesgo de caer en la pobreza, una cuarta parte de las familias tiene dificultades para pagar los gastos médicos, un 40 % no puede ahorrar y un 70 % de las personas desempleadas tiene dificultades para llegar a fin de mes.
Estos no son excesos del sistema. Se der
3. Las próximas pandemias
Desde principios del siglo pasado sabemos
que casi todas las epidemias modernas son el resultado de la
intervención del hombre en su entorno ecológico inmediato. Los mamíferos y
las aves son portadores de cientos
de miles de virus que son transmisibles a los seres humanos (5). Debido a
la explotación de zonas naturales anteriormente inaccesibles cada vez hay más
posibilidades de que estos virus se transmitan a los seres humanos. Los principales expertos lo han estado advirtiendo durante más de diez años en respuesta al VIH, SARS, ébola, MERS y otros virus. En realidad, tuvimos suerte de que no nos hayan llegado otros virus más mortales. En 2018 los científicos de EE.UU. elaboraron un plan detallado para prevenir tales pandemias. Se estima que las pérdidas a causa del COVID-19 alcanzan los 12.500.000 millones de dólares. El costo del plan de prevención de 2018 era de apenas 7.000 millones de dólares.
Aún no se ha encontrado ningún financiador para el proyecto. No debería sorprender, porque esa investigación está en gran parte en manos privadas y no en interés público, sino con fines de lucro. Chomsky lo dice muy claramente: “Los laboratorios de todo el mundo podrían haber trabajado en la prevención de posibles pandemias de coronavirus. ¿Por qué no lo hicieron? Las señales del mercado no eran buenas. Dejamos nuestro destino en manos de tiranías privadas, que se llaman corporaciones y que no tienen que rendir cuentas ante el público, en este caso, la industria farmacéutica. Para ellos, producir nuevas cremas es más rentable que encontrar una vacuna que pueda proteger a la gente de la destrucción total”.
4. La degradación del clima
La búsqueda del máximo beneficio socava el
sistema ecológico de la tierra y amenaza la supervivencia de la especie humana.
Según la conocida escritora y activista Naomi Klein, el
mundo se enfrenta a una decisión decisiva: o salvamos el capitalismo o salvamos
el clima. Esta decisión es particularmente aguda en el sector de la energía
fósil, que es el principal responsable de las emisiones de CO2. Las 200
empresas más grandes de petróleo, gas y carbón tienen un valor de mercado
combinado de 4
trillones de dólares y obtienen unos beneficios anuales de decenas de miles
de millones de dólares. Si queremos mantener el aumento de la temperatura por
debajo de los Dentro de la lógica de las ganancias, el calentamiento global es imparable. Según The Economist, el portavoz de la élite económica mundial, el costo financiero es simplemente demasiado alto para combatir el calentamiento global.
En respuesta a la coronacrisis los gobiernos han tomado medidas sin precedentes. Habrá que tomar medidas igualmente radicales para hacer frente a la degradación del clima. “Si hay algo que la pandemia ha demostrado”, dice el Financial Times, “es el peligro de que se ignoren las advertencias de los expertos”.
Lucha por un sistema social diferente
¿Qué nos enseñan estas cuatro crisis? Que
tendremos que repensar completamente nuestras políticas y nuestra economía.
Para salir del actual estancamiento económico primero será necesario frenar los
mercados financieros y romper el poder desproporcionado de las multinacionales.
Para hacer frente a los problemas sociales la economía ya no debe centrarse en
los beneficios privados de unos pocos, sino en las necesidades sociales de
muchos. También debe haber una redistribución de Para lograr todo esto tendremos que subordinar la esfera económica a la esfera política. Dónde y en qué se invierte, la distribución de los excedentes económicos, el comercio, las finanzas, etc., todo ello debe centrarse en las prioridades y necesidades de la comunidad actual y las de las generaciones futuras. Esta “planificación” (6) no implica de ninguna manera un control total del Estado, sino que la economía esté controlada por un órgano político (elegido) y no por propietarios privados. Significa que la lógica económica se subordina al Estado y no al revés.
Un sistema social diferente es necesario y urgente, pero no se logrará por sí solo. Las ideas correctas son importantes, pero no lo suficiente como para provocar un cambio. Hay enormes intereses detrás del sistema actual. Los que se benefician de este sistema nunca renunciarán voluntariamente ni estarán dispuestos a hacer concesiones, aunque haya capitalistas ilustrados que están convencidos de que tales concesiones son esenciales para preservar el sistema. Las organizaciones de empresarios incluso tratarán de aprovechar la situación de crisis para imponer una estrategia de choque.
La historia nos enseña que el tipo de sociedad y nuestro futuro dependerán de la batalla que libremos. Como dice el sociólogo Jean Ziegler, “no debemos ser optimistas, debemos movilizar a la gente” (7). Para que esta movilización sea poderosa tendremos que organizarnos con firmeza, porque el oponente está muy bien organizado. O como dice Varoufakis “si no logramos unirnos ahora, mi temor es que este sistema sólo profundice su cruel lógica”.
En
cualquier caso, estos serán tiempos emocionantes y decisivos. Prepárate.
Notas:
(1) La retirada del Estado no se aplica a los principales
monopolios, por el contrario. Debido a su gran concentración de poder, tienen
cada vez más impacto en el sistema estatal. Utilizan el poder del Estado para
fortalecer su posición competitiva y garantizar las máximas ganancias. Esto se
hace de varias maneras. Las más conocidas son los contratos públicos, los subsidios
y las tasas impositivas favorables. El gobierno también está llamado a explorar
nuevos sectores o productos. Aquí las inversiones son inciertas y a menudo
requieren grandes cantidades de capital. Las agencias gubernamentales están
asumiendo esta fase inicial costosa y arriesgada, a menudo en el contexto de la
industria de la guerra. En
una etapa posterior, luego se transfieren al sector privado, se privatizan
literalmente. Para dar algunos ejemplos recientes, ese fue el caso con la PC,
Internet, el algoritmo de Google, las redes inalámbricas, la tecnología de
pantalla táctil, GPS, microchips, biotecnología, nanotecnología y muchos otros
productos o sectores rentables. El financiamiento inicial de Apple
provino de una compañía de inversión del gobierno de los Estados Unidos.
(2) En todos los países en los que gobernaron los
socialdemócratas ayudaron a dar forma a las políticas neoliberales. En Reino
Unido Blair lanzó la
“Tercera Vía ” entre el capitalismo y el socialismo, e hizo un
pacto con el ultraderechista Berlusconi. En Alemania Gerhard Schröder, el líder
de los socialdemócratas, presentó el modelo de salarios bajos que inició una
espiral de disminución salarial en toda Europa. En Bélgica los socialdemócratas
son en parte responsables del deterioro del poder adquisitivo, las malas
condiciones de trabajo, los recortes en la seguridad social y la atención
médica, y el empeoramiento de los sistemas de pensiones.
Hasta ahora los Verdes no han gobernado mucho y donde lo
hicieron, no han cambiado el curso de las políticas neoliberales. En Alemania
han defendido con entusiasmo el modelo de bajos salarios. Durante su única
participación gubernamental en Bélgica (1999 a 2004) los Verdes lograron producir solo
cambios menores. En el Parlamento Europeo los Verdes han respaldado casi por
completo las medidas neoliberales, como el Six Pack y, por lo tanto, son en
parte responsables de las drásticas políticas de austeridad en la UE.
(3) Para una versión más elaborada de tal modelo
alternativo, ver ‘Otra economía es
necesaria y posible’ y ‘Crisis del Capitalismo’.
(4) El cálculo para una familia media se basa en la
hipótesis plausible de que el ingreso disponible de los hogares es un 70 % del
PIB. Utilizamos el producto mundial bruto: 136 billones de dólares en 2019.
Esta cifra, expresada en dólares PPA [Paridad del Poder Adquisitivo], tiene en
cuenta unas diferencias de precios entre países para los mismos bienes o
servicios y expresa el poder adquisitivo real. Hemos convertido esta cifra en
euros según el método de cálculo del Banco Mundial: para Bélgica 1 dólar PPA
equivale a 0,808 euros. Fuentes: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_(PPP);
https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.MKTP.PP.KD;
http://www.worldometers.info/world-population/world-population-by-year/;
https://data.oecd.org/conversion/purchasing-power-parities-ppp.htm.
(5) Se estima que se trata de 350.000 a 1.3 millones de
virus. Fuente: The Economist.
(6) Se podría definir la planificación económica como la
capacidad de imponer objetivos decididos democráticamente para el desarrollo
económico sostenible. Hay diferentes grados y niveles de planificación. La
planificación debe ponerse en práctica de manera cualitativa, es decir, en
relación a las necesidades humanas vitales, y en que se debe evitar la aplicación
de una planificación burocrática.
(7) “Geciteerd in een
Interview, Solidair,
julio-agust de 2020, p. 31.
Traducido del neerlandés por Sven Magnus.
Fuente: https://rebelion.org/el-coronavirus-y-el-fin-de-la-era-neoliberal/
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