Nuevos
virus, cerdos y debates urgentes
8 julio, 2020
“Cualquiera
que pretenda comprender por qué los virus se están volviendo más peligrosos
debeinvestigar el modelo agro-industrial y, más específicamente,
la producción ganadera”plantea Rob
Wallace, autor de “Grandes granjas
crean grandes gripes”. Y continúa: “El
capital está encabezando la apropiación de tierras en los últimos bosques
primarios y zonas de cultivo de pequeños propietarios en todo el mundo. Estas
inversiones impulsan la deforestación y conducen a la aparición de enfermedades
por patógenos previamente encerrados, que se extienden a las comunidades locales
de ganado y humanos”. En la pandemia actual, tanto por gobiernos como
medios y comunidad científica, se minimiza el análisis de las causas. El virus
zoonótico, que “saltó” de una especie silvestre acorralada por
destrucción de su ambiente natural y cambios en el clima, ya mató a más de
500.000 personas en todo el mundo, y está lejos de ser contenido.
En este contexto las declaraciones de la
Cancillería que encabeza Felipe Solá del avance en el “acuerdo
estratégico” con China, que involucra la provisión de carne de cerdos al
gigante asiático son preocupantes.
Chanchos Chinos
En agosto de 2018 se declaró
oficialmente el estallido de un fuerte brote de la Peste Porcina
Africana (PPA) en China que diezmó la población de
cerdos de ese país. Según GRAIN“Sólo
una pequeña porción de este desastre se registró en las estadísticas oficiales.
El estado chino afirma que un 1,2 millones de cerdos fueron sacrificados, pero
al interior de la industria se dice que el número real de cerdos muertos por el
brote de PPA está cerca de los 200 millones”.
Se estima que la república popular podría tardar entre 5 y 10 años en
controlar la enfermedad.
El brutal colapso de las poblaciones de
cerdos chinos obligó a aumentar las importaciones de carne para
abastecer la demanda interna. El aumento del PIB per cápita disparó allí el
surgimiento de una enorme clase media que empezó a cambiar su
dieta incorporando proteína animal, carne. Como sabemos, la alimentación
es infinitamente más que la ingesta de nutrientes, y
representa el hecho cultural más importante de nuestra especie.
Pero satisfacer las aspiraciones de esas 440 millones de personas tiene y
tendrá impactos en la realidad, sobre todo si se hace con la lógica del capital
de la que habla Wallace.
Sobre llovido mojado: El descubrimiento
de un nuevo virus de influenza porcina que infecta a humanos acaba
de ser anunciado en “el imperio del centro”. Entre 2011 y 2018, se hicieron
miles de hisopados nasales a cerdos de granjas industriales detectando una gran
cantidad de virus (179) y entre ellos uno llamó particularmente la atención:
una cepa de la famosa “gripe porcina” que golpeó con fuerza al mundo en 2009.
Tiene el aséptico nombre de “G4 EA H1N1” y se ha convertido en
predominante en las poblaciones porcinas desde 2016. Al testear a los
trabajadores de las plantas descubrieron que muchos tenían anticuerpos; es
decir que fueroninfectados por ese virus. Aunque todavía no contagia de
humano a humano, el hacinamiento de cerdos en granjas industriales es la condición
ideal para nuevas mutaciones.
Los autores del
estudio indicaron que “los virus G4 tienen todas las características
esenciales de un candidato a virus pandémico” y la OMS ya envió equipos para profundizar la
pesquisa.
¿Importar pandemias?
El mito de la “Argentina supermercado del mundo” sigue alimentando espejismos y
riesgos. Además de proveer millones de toneladas desoja transgénica y
derivados para que coman los chanchos, la gula corporativa tambiénmoldea nuestros
territorios como
proveedores de esa carne que falta en el oriente. China ya es el destino principal de las
exportaciones de carne Argentina. Delegaciones de funcionarios
chinos viajaron para las inspecciones que a posteriori habilitaron a más de 50
frigoríficos para la
exportación. Aves , cerdos, vacas: “China es una aspiradora de
la carne argentina” celebran los portales del agronegocio.
El 6 de julio la cancillería argentina difundió la comunicación entre Felipe Solá y el ministro de Comercio de la República Popular China Zhong Shan, brindando algunos
detalles de la“asociación estratégica”. Sobre producción de carne
porcina anuncia “inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas”
para “producir
9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad”, lo que “le daría a China
absoluta seguridad de abastecimiento durante muchos años”. “Ya
llegaron a un acuerdo sobre este proyecto la Asociación China para la Promoción Industrial y la Asociación Argentina de Productores Porcinos”
concluye. Esas 9 millones de toneladas de carne representarían 14 veces el total de lo producido por el país en
todo el 2019.
La propia experiencia China y mundial debería
hacernos encender alarmas, y ayudarnos aampliar la mirada.
En todo el mundo cada brote en enfermedades
como la PPA implicó sacrificar enormes
cantidades de animales, lo que llevó a la ruina a pequeños y medianos productores,
y generómayor
concentración en
la nueva estructura productiva. Se estima que en Argentina la agricultura
familiar campesina e indígena produce casi la mitad de la carne de cerdo que se consume en
el país, con formas muy distintas a los feedlot industriales.
En términos ambientales la ganadería
industrial no sólo es responsable de la destrucción de ambientes
naturales, sino también de enormes emisiones de gases de
efecto invernadero(GEI). Aunque las grandes compañías se cuidan
de ocultar los datos, GRAIN y IATP estiman
que las 20 primeras
corporaciones de carnes y lácteos producen más GEI que Alemania, Canadá,
Australia, Reino Unido o Francia; y que las 5 más grandes del rubro (JBS, Tyson
Foods, Cargill, Dairy Farmers y Fonterra) emiten juntas más que la Shell, Exxon
Mobil, o British Petroleum.
Por último el aspecto sanitario: estamos en medio de una pandemia mundial con millones de infectados y cientos
de miles de muertes; que sucede superpuesta a la epidemia de fiebre
porcina que
liquidó la mitad de la población total de cerdos en China, y estamos
encendiendo alarmas por nuevos virus.
Sorprende entonces el entusiasmo de algunos sectores.
¿Vamos dejar que el capital nos siga
arrastrando de crisis en crisis, de pandemia en pandemia?
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