¿Cómo salimos
del pozo?
Extractivismo y
disputa por
la “nueva
normalidad”
– “Pandemias como la ocasionada por el
brote de la COVID-19 son el resultado previsible y pronosticado de
la forma en que el ser humano obtiene y cultiva alimentos, comercia y consume
animales, y altera el medio ambiente”.
– “La frecuencia con la que los
microorganismos patógenos saltan de otras especies animales a las personas está
aumentando debido a la insostenibilidad de determinadas actividades
humanas”.
– “Es muy probable que los siguientes
7 factores de intervención humana estén fomentando la aparición de zoonosis: 1)
el incremento de la demanda de proteínas animales; 2) la intensificación
insostenible de la agricultura; 3) el aumento del uso y la explotación de las
especies silvestres; 4) la utilización insostenible de los recursos naturales,
acelerada por la urbanización, el cambio del uso del suelo y la industria
extractiva; 5) el aumento de los desplazamientos y el transporte; 6)
alteraciones en el suministro de alimentos, y 7) el cambio climático”.
Esto lo dicen el Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y el
Instituto
Internacional de Investigaciones Pecuarias (ILRI) en el Informe de 82 carillas“Prevenir la
próxima pandemia: Zoonosis y cómo romper la cadena de transmisión” donde se analizan “las
causas fundamentales de la aparición y propagación del nuevo coronavirus y
otras zoonosis, enfermedades que se transmiten entre animales y humanos”; que presentaron sus directores,Inger Andersen y Jimmy Smith respectivamente, el 6 de
julio pasado; donde además
proponen una serie de “mensajes clave” para las
autoridades responsables de definir políticas en cada país.
Entonces ¿más
extractivismo?
Hace
pocos días el presidente Alberto Fernández habló ante el Council of the Américas, un influyente «think tank» de Nueva York
que tiene entre sus miembros a banqueros, empresarios, inversionistas y oficia
de articulador entre gobiernos de la región y los CEOs de corporaciones
norteamericanas para “concertar inversiones”. Flanqueado por Martín Guzmán y Gustavo Beliz el grueso de la exposición giró
alrededor de la situación económica del país y la negociación para
reestructurar la deuda pública. Sobre las “oportunidades para invertir en el país” Fernández mencionó en primer lugar“hidrocarburos, con Vaca Muerta que tiene un enorme
potencial aunque los precios actuales no ayuden”, “minería”, “desarrollar la agroindustria” y el potencial pesquero para “un mundo que va a demandar alimentos”.
En
sintonía viene trascendiendo el trabajo del Ministro de la Producción Matías Kulfas para desarrollar “clústeres” en el
sector primario que sumen valor agregado a
la producción y el aumento de las exportaciones; aquí se vuelve a hablar de minería, litio, hidrocarburos,
agrocombustibles, etc.
Ni
lerdos ni perezosos, 40 entidades agroindustriales cerraron filas para plantear la
necesidad de redoblar en agronegocios con un plan a 2030. A un Estado vaciado le muestran
una
zanahoria de 100.000 millones de u$s de exportaciones.
Ese
grupo que se presenta como “Consejo Agroindustrial Argentino” ya le acercó una propuesta al
gobierno, y tuvo una reunión con la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA),
en un encuentro que Héctor Huergo, editor de Clarín Rural, calificó como “histórico”,
por lo que supondría en términos de superación de “la antinomia
campo-industria”, y de lobby,
claro.
A
esto se suma el anuncio de la Cancillería que encabeza Felipe Solá (el mismo día de la presentación del
informe del PNUMA y ILRI), de los avances en el “acuerdo
estratégico” con China para abastecerla de 9 millones (¿o 900 mil como reescribieron?) de
toneladas de carne de cerdo en 5 años,
lo que supondría multiplicarvarias veces la producción del 2019, y que
representaría inversiones por 27.000 millones de u$s… asumiendo enormes riesgos y externalidades.
Las organizaciones
populares proponen
Pero
estas no son las únicas propuestas en danza para salir del pozo de la crisis.
Durante
la pandemia las organizaciones sociales, de la economía popular, de la agricultura
familiar, campesina e indígenavienen cumpliendo un rol fundamental en la producción y abastecimiento de
alimentos, y en “aguantar la parada” frente a las enormes carencias que vive
buena parte de nuestro pueblo; y a su vez formulando una cantidad importante de propuestas e iniciativas para que la reconstrucción que venga
sea sobre un piso de derechos más alto. Por ejemplo:
El Plan General San Martín, o “Plan Marshall Criollo”, planteado públicamente por Juan Grabois del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE – UTEP).
Propone crear 4 millones de puestos de trabajo directos en 4 años,
mediante pequeñas obras y desarrollos productivos, vinculados a
la economía popular, la integración urbana, la agricultura familiar, la
atención de adicciones, el fomento de medios comunitarios, el cuidado del medio
ambiente y desarrollo de energías renovables, la promoción de la cultura y el
deporte, y el acceso a la
Justicia. Su gestión concreta sería a través de«consorcios comunitarios», encabezados por movimientos
sociales, iglesias, municipios, sindicatos y otras entidades; y se financiaría
con la creación del Fondo Mugica que
unificaría programas de asistencia.
Las Colonias Agrícolas Integrales de Abastecimiento
Urbano,
una propuesta y una realidad que la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) viene desplegando en distintos puntos
del país. Un esquema de acceso a la tierra, pero también de agroecología en lo productivo, con herramientas colectivas, y formas de comercialización de cercanía entre productores y
consumidores. La experiencia más desarrollada es la de Jáuregui en BsAs
que abastece de alimentos agroecológicos a Luján y distintas localidades
cercanas, e incluye escolarización primaria y secundaria. Están en desarrollo
otras colonias en Gualeguaychú(Entre Ríos), Puerto Piray (Misiones), y otros puntos de Buenos
Aires.
El
establecimiento de Áreas Campesinas. Una elaboración del Movimiento Nacional Campesino
Indígena (MNCI) a
partir de experiencias en otras partes de Latinoamérica; para que el Estado
pueda reconocer jurídicamente esa figura, que incluye la propiedad comunitaria de la tierra, elementos de gestión
comunitaria de los bienes naturales, y fundamentalmente del reconocimiento
del rol del campesinado en el sostén de las culturas y el cuidado de lo común.
Hay ya experiencias concretas en Jujuy y Buenos Aires, y se viene trabajando
con el CELS para pulir y amplificar la propuesta.
Las
experiencias de agroecología de la RENAMA, cuyo presidente Eduardo Cerdá ocupará la flamante Dirección de
Agroecología dentro
del Ministerio de Agricultura. RENAMA expresa casi100.000 hectáreas de
producción agroecológica; no sólo explotaciones pequeñas o
medianas, sino también del orden de miles de hectáreas. Producciones para
abastecer al mercado interno pero también con un enorme potencial
exportador en
tiempos donde la demanda de producción y alimentos sanos, libres de
transgénicos y agrotóxicos viene creciendo en todo el mundo.
También
aquí habría que mencionar la construcción de una Empresa Pública de
Alimentos a
partir de la expropiación de Vicentin,
que levantan las organizaciones nucleadas en el Foro Nacional por un Programa Agrario Soberano y Popular. Por ese camino plantean “que no le roben a
nuestro pueblo, desandar la concentración y extranjerización de sectores
estratégicos para el país, que la presencia del Estado termine con la evasión,
elusión y la fuga de divisas en el comercio exterior, un cambio en la matriz
productiva agraria y avanzar hacia la Soberanía Alimentaria.”
La disputa por la
“nueva normalidad”
Desde
la asunción de Alberto Fernandez, el ataque del poder concentrado que fue parte y sostuvo al gobierno de
Macri es constante, sea a través de sectores de la política o los
grandes medios de comunicación. Durante la pandemia, las medidas de ASPO que en comparación a nuestros vecinos
han salvado miles de vidas, también son objeto de ataques.
La
resistencia a la “contribución especial” de las fortunas superiores al millón
de dólares o a la sanción de la Ley de Alquileres; la especulación con los
precios de los alimentos y
crudamente la defensa de la estafa en Vicentin, es elocuente de la
voluntad de ese sector en mantener sus privilegios, y de “pegar para condicionar”
el escenario postpandémico.
Si «el virus no te busca a
vos, sino que vos vas a buscar al virus» como dijo varias el presidente, la nueva normalidad no
puede construirse profundizando el extractivismo, más bien todo lo contrario.
Cambiar el rumbo que nos trajo aquí implica
necesariamente plantear alternativas
concretas, dibujar escenarios de
transición, y sobre todo articular fuerza
social para la disputa con
quiénes sí quieren seguir y profundizar el camino extractivista, adentro y afuera del gobierno.
Hay propuestas
desde las organizaciones que tenemos que abrazar y amplificar para salir del
laberinto por arriba.
Buenos Aires, 27 de julio de 2020
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