miércoles, 12 de agosto de 2020

"Tenemos propuestas concretas para afrontar las enormes necesidades del presente sin que eso implique hipotecar los territorios, o comprar “llave en mano” nuevos desastres. Alrededor del modelo agropecuario, el Foro Agrario Nacional elaboró 21 puntos y sostiene una multiplicidad de experiencias que son fundamentales en este sentido. Queremos discutir democráticamente cómo salir de la crisis".

Cerdos para China: 

No queremos megagranjas-bomba

China se ha transformado en el principal socio comercial de la Argentina desplazando a Brasil, y aun antes de resuelta la reestructuración de la deuda, ya está instalada la disputa por la forma en que se reactivará la economía en un país con casi la mitad de la población en la pobreza, un entramado productivo fuertemente dañado y un Estado escaso de recursos (y quizá también de ideas). En esta situación se inscribe el acuerdo para la instalación en nuestro país de mega-granjas de producción porcina para abastecer al mercado chino jaqueado por el brote de peste porcina africana (PPA).
Todo indica que este proyecto avanza con fuerza, omitiendo las luces de alarma que se encienden a partir de la propia pandemia, las experiencias concretas de este tipo de emprendimientos en todo el mundo, y el rechazo de enormes franjas de la población.
Un viejo discurso para un nuevo experimento
Según directivos Biogenesis Bagó que desde el inicio tiene un rol muy importante en este proyecto (que le podría representar ingresos multimillonarios) “la asociación binacional implicaría pasar de una producción de 6 a 100 millones de cerdos en un período de 5 a 8 años. El Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Jorge Neme, que viene oficiando de vocero de la iniciativa, habla de 350.000 madres; en mega-granjas que los chinos pretendían de 25.000 madres cada una, pero se habría “negociado bajarlas a 12 o 15.000”. En Argentina no existe ningún emprendimientos de esa magnitud, y los más grandes arañan la mitad. Neme sostiene que el Estado podrá garantizar la “sustentabilidad” ambiental y el resguardo sanitario de los proyectos.
A la hora de defender este convenio vuelve el viejo discurso de llevar “desarrollo” a “regiones postergadas” de nuestro país; “generar divisas y empleo, agregando valor a los granos de soja y maíz que ya se producen en el país”. Más agronegocio, cuando el propio Censo Agropecuario del 2018 demuestra la pérdida de empleo, despoblamiento rural, y concentración de la producción y la tierra.
Otro defensor del proyecto es Julián Echazarreta (Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio), que viene de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), cuyo emprendimiento estrella en el rubro es Yanquetruz donde hay “solo” 2.300 madres.
Silvia Vázquez, directora de Asuntos Ambientales de la propia Cancillería declaró que“no hay acuerdo, sólo tratativas”, aunque dicedesconocerlas. Por las dudas adelantó que se opone a un proyecto de estas características. Sin embargo sus pares han planteado extraoficialmente que «esperan tener todo firmado en 2 meses como máximo».

Los gobernadores de distintas provincias ya estarían embarcados en el proyecto. Una fuerte posibilidad es que el acuerdo busque avanzar provincia por provincia, donde las evaluaciones de impacto ambiental de cada factoría van a correr por cuenta de los ejecutivos provinciales, lo cual es más peligroso aún.
Los riesgos son demasiados para permitir que la industria y sectores de la política nos embarquen a los empujones en semejante proyecto, que tiene demasiadas similitudes con la instalación del modelo transgénico en Argentina que Andrés Carrasco calificó entonces como un “enorme experimento a cielo abierto”.
Pandemias
La intención china de instalar estas mega-granjas de cerdos en nuestro país, sucede porque allá un brote de peste porcina africana (PPA) diezmó su población de cerdosse calculan que han muerto por la enfermedad o fueron sacrificados200 millones de animales. Las imágenes de enormes fosas donde topadoras apilan miles de cuerpos son elocuentes del desastre, que estiman no van a poder controlar en menos de 10 años.
El modelo agroindustrial dominante es la principal causa mundial de la destrucción de ambientes naturales para el avance de la frontera agrícola y la ganadería industrial, además de ser el responsable de más del 40% de los gases de efecto invernadero. A esta altura sabemos que la crisis climática y la destrucción de la naturaleza están en la base de la pandemia que vivimos. Cuando escribimos el primer material sobre este proyecto de mega-granjas porcinas habían muerto en el mundo 500.000 personas por Covid-19, hoy son más de 720.000 y sumando.
Ya no somos sólo las organizaciones populares, ambientales y campesinas las que planteamos que este rumbo nos lleva al abismo. La propiaONU acaba de publicar un informe sobre zoonosis y plantea que “Pandemias como la ocasionada por el brote de Covid-19 son un resultado previsible y pronosticado de la forma en que el ser humano obtiene y cultiva alimentos, comercia y consume animales, y altera el medio ambiente”.
Para colmo en estas semanas se encendieron alarmas por nuevos virus potencialmente pandémicos directamente vinculados a la ganadería industrial porcina en China y Brasil. (...)
En China, en Brasil, en el mundo con el coronavirus y la crisis climática, las alarmas están sonando. Las organizaciones populares tenemos propuestas concretas para afrontar las enormes necesidades del presente sin que eso implique hipotecar los territorios, o comprar “llave en mano” nuevos desastres. Alrededor del modelo agropecuario, el Foro Agrario Nacional elaboró 21 puntos y sostiene una multiplicidad de experiencias que son fundamentales en este sentido. Queremos discutir democráticamente cómo salir de la crisis.
Buenos Aires, 7 de agosto de 2020

http://huerquen.com.ar/no-queremos-megagranjas-bomba/

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