Sobre el proyecto
megaexportador porcino,
la palabra de los pueblos originarios
27 de agosto de 2020
POR
Territorio
Ancestral Indígena.
Actual territorio argentino.
Agosto, tiempo de dejar descansar la Tierra.
Para
quienes todavía se preguntan si la Colonialidad existe en Argentina, queremos
compartir nuestra perspectiva para el debate nacional sobre modelo productivo.
Algunos sectores del gobierno nacional (Cancillería
y Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca) vienen impulsando un proyecto
de cooperación internacional con China, por el cual las empresas privadas en el
Estado Argentino pondrían la tierra y los privados chinos la inversión. El Estado
argentino facilitaría el desembarco de un proyecto llave en mano. Se dice que
traerá dólares, soberanía alimentaria, trabajo y reactivación económica. O se
dice que hay problemas de divisas. Por lo cual, estaríamos en presencia de un
proyecto financiero. No productivo, no económico.
¿En el año 2020, más espejitos de colores?
Alimento:
la producción industrial de cerdos produce numerosos daños, tanto en la salud
de quienes lo consumen, como en el medio ambiente. Utiliza 1.500.000 litros
de agua por día, sin contar la cantidad de suelos y aguas que contamina. Para la
alimentación de los cerdos, se destinarán 17.000 hectáreas
para la siembra de monocultivo de maíz y soja transgénica, con la consecuente
pérdida de bosque nativo y la fumigación de dichos campos. El principal motivo
de interés de China en este acuerdo surge de la falta de provisión de alimentos
que sufren debido a la peste porcina en sus antiguos socios, los países de
África. Numerosos trabajos científicos confirman la relación entre la
expansión de esta epidemia y las factorías que concentran animales (feedloot)
lo que colabora en la mutación de virus y aumenta el nivel de agresión.
Los
productos comestibles ultraprocesados no saciarán el hambre made in Argentina
Trabajo:
Mientras la Ley de Bosques, las Reservas Naturales y otras formas de
conservación ambiental vigentes prohíben a las poblaciones indígenas acceder al
manejo de los territorios, incluso a recoger leña para la supervivencia o a
pescar en nuestros lagos, este proyecto prevé que los privados que accedan al
financiamiento deben demostrar la titularidad de al menos 100 hectáreas de
tierra. ¿Quiénes son los titulares de tal cantidad de tierras
escrituradas? ¿Son los mismos terratenientes que impusieron el modelo
azucarero en el norte del país? En el norte o en el sur o en el centro, quienes
tienen escrituradas las tierras como «propiedad privada» no somos nosotros.
Mientras algunos se hicieron ricos a partir de su escritura y concentración de la tierra. Los pueblos
originarios seguimos en la pobreza.
Dólares para la
reactivación económica: la inyección de divisas en el mercado interno suena
tentadora. Sin embargo, no se habla de la fuga de capitales a través del
subregistro de la exportación minera, ni tampoco sobre los dólares que se fugan
por la compra de agroquímicos para el modelo sojero o transgénico. ¿Cuánto
costará acceder a los servicios básicos para la vida una vez que no exista agua
ni monte? Las comunidades del Pueblo Wichí, Chorote, Tapiete, Guaraní…están
sufriendo el genocidio lento basado en la premisa empresarial de que algo
gotea. Pero no gotea nada. En Catamarca se impulsó la actividad minera hace
veinticinco años con el mismo discurso. Y gotea solo para la Barrick Gold y para
algunos bolsillos de cierta elite política que no es producción ni trabajo. En
Catamarca el 67% de sus habitantes solicitó el IFE por encontrarse bajo la
línea de pobreza. ¿Dólares para quiénes? Muestra evidente que no gotea.
Matria
Sí, Colonia No
En la provincia de Tucumán casi la totalidad de las
comunidades indígenas (pueblo diaguita) han finalizado la etapa del Programa de
Relevamiento Territorial (Ley 26160). Sin embargo, el Estado provincial aún no
avanza en la entrega de títulos, de escrituras comunitarias lo cual genera
numerosos conflictos territoriales. No se han detenido los desalojos, ni los
asesinatos de nuestros hermanos, mucho menos el avance de las corporaciones
sobre los montes y el agua.
Mientras que diversas comunidades originarias vienen
denunciando falta de agua (Cueva del Inca, Jujuy, Comunidades wichí en Mosconi,
Tartagal, Salta) en plena pandemia. Sí. agua, no hay disponibilidad de agua.
El proyecto porcino prevé que la zona donde se emplazarán las factorías
debe cumplir los siguientes requisitos: terreno no inundable, acceso a
transporte por trenes, conectividad de internet, 1.500.000 litros
de agua y 18.000
hectáreas de tierra como mínimo.
Las comunidades indígenas no acceden ni a la mitad, ni a
la tercera parte de lo que describe como condición el proyecto porcino.
La CIDH exigió al Estado Argentino en febrero que en seis
meses presente un estudio que identifique las situaciones críticas de falta de
acceso a agua potable o alimentación, y que formule un plan de acción en el que
determine las acciones que realizará y el tiempo en el que serán ejecutadas.
Hasta ahora… existe la misma nada.
Existen pues, ciudadanos de primera y ciudadanos de
segunda. Nosotros ¿vendríamos a ocupar cuál?
Ya
no recibimos espejitos de colores
Concentración
de la tierra: Muchos de los territorios que tienen títulos
privados de más de 100
hectáreas se disputan entre comunidades indígenas y
terratenientes (o usurpadores, o wigka como
les llamamos en ámbitos domésticos).
Las «externalidades» del proyecto son inmensas. Los
pasivos ambientales que se generan con la crianza industrial de cerdos son
indecibles, precisamente por eso se omiten y en el debate nacional se delega a
las provincias el control. Ya sabemos que las provincias no controlan. Para
muestra, basta Catamarca. Litros de sangre, kilos de carne, hectáreas de
monocultivo transgénico y fumigación serán los pasivos ambientales para
nuestros territorios y nuestra gente y las ganancias (toditas) para el
agronegocio, sean las vacunas, sea la genética, sea el alimento.
Las preguntas de éste agosto pandémico tienen que ver con
la contradicción irreconciliable entre extractivismo y Buen Vivir.
¿Puede el Estado mantener la autonomía relativa como
Estado Argentino que le permita sostener el pacto social y electoral durante
este gobierno? ¿Habrá justicia social sin justicia ambiental? ¿Quiénes
combatiremos la colonialidad del poder?
Un proyecto enviado desde China, en un mundo multipolar en
el cual USA y China se disputan las regiones y Argentina va a comprar «llave en
mano» un proyecto que decide que gran parte de las culturas indígenas en el
norte sean zonas de la «no existencia». Seguimos siendo zona de sacrificio a
pesar de los discursos de la interculturalidad y de la diversidad cultural.
Como pueblos y naciones preexistentes al Estado
Argentino entendemos que la lógica de explotación de bienes finitos en un
tiempo infinito ha fracasado como proyecto político. Occidente ha fracasado.
Asumámoslo. Economía y cultura se reconfiguran durante la pandemia. El proyecto
de factorías es más de lo mismo.
La salud de los pueblos sean originarios o no,
depende de la salud de la tierra, de la gaia, de la pachamama, del wajontu mapu, de la tekohá.
La agrobiodiversidad
es una herramienta para sostener soberanía alimentaria y también soberanía
política.
Granjas agroecológicas, granjas con agrobiodiversidad para
criar cerdos sí. Queremos y proponemos para alimentar el hambre argentino
porque tenemos nuestras manos, nuestros territorios y nuestro kimün (conocimiento) para el manejo ético
del territorio y de la crianza de la vida.
Dicen los abuelos que «si pasamos Agosto, somos de vida».
Tejido de Profesionales Indígenas
En
Argentina, 2020
Tiempo
de la peste
Fuente: http://www.codehcom.org/2020/08/27/sobre-el-proyecto-megaexportador-porcino-la-palabra-de-los-pueblos-originarios/
28 de agosto de 2020
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