COVID-19 interrumpe la educación de más del 70% de los jóvenes
25 de agosto de 2020
Por Eduardo CamínCLAE
Los efectos desproporcionados de la pandemia en los jóvenes han exacerbado la desigualdad y podrían mermar la capacidad productiva de toda una generación, señala el informe Los jóvenes y la panademia de la Covid 19: efectos en los empleos, al educación, los derechos y el bienestar mental . De sus resultados se desprende que el 65% de los jóvenes considera que su actividad educativa se ha visto afectada adversamente desde el comienzo de la pandemia, como consecuencia del período de transición de la enseñanza presencial en las aulas a la enseñanza en línea o a distancia durante la fase de confinamiento. Pese a sus esfuerzos por proseguir sus estudios y su formación, la mitad de esos jóvenes opina que la conclusión de sus estudios se verá retrasada, y el 9% señala que podría tener que abandonarlos definitivamente.
La situación ha sido aún peor para los jóvenes que viven en los países de ingresos más bajos, en los que existen mayores deficiencias en materia de acceso a Internet y disponibilidad de equipos, y en ocasiones, de espacio en el hogar. Ello pone de relieve la enorme «brecha digital» entre regiones; mientras que el 65% de los jóvenes de los países de altos ingresos pudieron asistir a clases impartidas por videoconferencia, la proporción de jóvenes que pudo proseguir sus estudios en línea en los países de bajos ingresos fue únicamente del 18%.
«La pandemia tiene una repercusión muy adversa en los jóvenes. No sólo merma su empleo y futuro profesional, sino que menoscaba en gran medida su educación y formación, y, por ende, su bienestar mental. No podemos permitir que eso suceda», señala Guy Ryder, Director General de la OIT.
Preocupados por su futuro
Según el citado informe, el 38% de los jóvenes manifiesta inquietud por su futuro profesional, y se prevé que la crisis dificulte el desarrollo del mercado laboral y prolongue el período de transición de los jóvenes desde que terminan sus estudios hasta que logran su primer empleo.
Algunos jóvenes ya se han visto afectados, habida cuenta de que uno de cada seis de ellos ha tenido que dejar de trabajar desde que comenzó
El 42% de los jóvenes que han mantenido su empleo han visto reducidos sus ingresos. Ello ha repercutido en su bienestar mental. La citada encuesta pone de manifiesto que el 50% de los jóvenes es susceptible de padecer episodios de ansiedad o depresión, y que el 17% probablemente los padezcan.
Pese a la compleja coyuntura actual, los jóvenes utilizan su vigor para movilizarse y hacer que se escuche su voz en la lucha contra
Es fundamental que se escuche la voz de los jóvenes para dar una respuesta más inclusiva a la crisis de la Covid 19. Según se recoge en el informe, la participación de los jóvenes en la toma de decisiones en consonancia con sus necesidades y proyectos aumenta la eficacia de las políticas y los programas y les brinda la oportunidad de contribuir a su aplicación.
También se aboga por la adopción de medidas políticas a gran escala de forma acuciante para evitar que la crisis menoscabe el futuro profesional de toda una generación de jóvenes a largo plazo, como la reintegración en el mercado laboral de los jóvenes que hayan perdido su empleo o que hayan tenido que reducir la cantidad de horas de trabajo, así como el acceso de los jóvenes a prestaciones de desempleo y a programas que permitan mejorar su bienestar mental, en particular apoyo psicosocial o realización de actividades deportivas.
Generación del confinamiento
La respuesta de los gobiernos en todo el mundo a la propagación rápida y sin precedentes de la pandemia de la Covid-
En la actualidad, a menos que se tomen medidas urgentes, es probable que los jóvenes sufran impactos graves y duraderos a causa de
La pandemia está teniendo graves repercusiones en los trabajadores jóvenes, al acabar con sus empleos y socavar sus perspectivas profesionales. Uno de cada seis jóvenes (el 17 por ciento) que estaban trabajando antes del inicio de la pandemia dejaron de hacerlo totalmente, en especial los trabajadores de menor edad, de entre 18 y 24 años, y los trabajadores ocupados en la prestación de apoyo administrativo, los servicios, las ventas y la artesanía y oficios conexos.
Las horas de trabajo de los jóvenes empleados disminuyeron casi una cuarta parte (a saber, un promedio de dos horas al día) y dos de cada cinco jóvenes (el 42 por ciento) indicaron una reducción de sus ingresos. Los jóvenes que viven en países de ingresos más bajos son los más expuestos a las reducciones de las horas de trabajo y a la contracción de los ingresos consiguiente.
La ocupación se consideró el principal determinante de la manera en que la crisis ha afectado de manera diferente a las mujeres y los hombres jóvenes. Las primeras indicaron mayores pérdidas de productividad en comparación con sus homólogos masculinos. La abrupta interrupción del aprendizaje y del trabajo, exacerbada por la crisis de salud, ha deteriorado el bienestar mental de los jóvenes. El estudio revela que el 17 por ciento de los jóvenes probablemente sufran ansiedad y depresión.
El bienestar mental es menor entre las mujeres jóvenes y los jóvenes de entre 18 y 24 años. Los jóvenes cuya educación o trabajo se había interrumpido o había cesado totalmente tenían casi dos veces más probabilidades de sufrir probablemente ansiedad o depresión que los que continuaron trabajando o aquellos cuya educación siguió su curso. Esto pone en evidencia los vínculos existentes entre el bienestar mental, el éxito educativo y la integración en el mercado de trabajo.
La educación en el paradigma neoliberal
A través de la experiencia sabemos que ningún fenómeno surge sin causa. Hoy la prerrogativa de todos nuestros males está enfocada en
La
desigualdad y la pobreza deben ser analizadas en el marco del orden mundial que
las produce. La globalización
neoliberal, consolidada desde la posguerra y transformada en un tsunami, junto
a la expansión de las tecnologías de la información, se ha convertido en el
régimen económico hegemónico. Por lo tanto, sus consecuencias sociales merecen
un examen profundo que abarque la propia lógica capitalista.
De esto se desprende la actual ideología dominante, centrada en un individualismo cada vez más acrecentado, atravesado por una irrefrenable tendencia consumista, despreocupación por asuntos sociales y una ética del triunfo personal. Las nuevas generaciones, criadas en forma creciente en ese caldo de cultivo cultural, bombardeadas de continuo con las nuevas tecnologías de información y comunicación que fomentan la salida personal por sobre todas las cosas, junto a una cierta forma de hedonismo y un conformismo político, son las abanderadas de esa ideología.
Su cosmovisión está modelada en la idea del Estado burocrático, forzosamente deficiente, en la entronización de la iniciativa privada y del más desvergonzado individualismo egocéntrico, todo ello mediado siempre por las nuevas tecnologías de
Todas las empresas públicas son privatizadas, la inversión social educación y salud (considerada “gasto” social) se reduce a porcentajes ínfimos y la prédica constante hace del Estado un “paquidermo inservible, corrupto, disfuncional”. Esa ideología, estas prácticas concretas de ajuste estructural, las vemos recorriendo todo el mundo, produciendo similares efectos en todas partes, e independientemente de la Covid 19.
El cambio de
los fenómenos en el tiempo sigue una sola dirección; del pasado al presente y
al futuro. El tiempo no corre para atrás: sólo en los cuentos y novelas
fantásticas es posible crear la “maquina del tiempo” que nos lleva al pasado.
En modo alguno se puede decir que “todo tiempo pasado fue mejor”, pero no caben
dudas que el momento actual abre interrogantes preocupantes sobre la
posibilidad de cambios sociales.
El llamado neoliberalismo, más que una fórmula económica, parece un programa civilizatorio. De ahí la trascendencia de plantearse alternativas al modelo dominante. A pesar de vivir en un mundo inundado de desarrollos tecnológicos y culturales espectaculares, la lucha por la subsistencia sigue anclada en una lógica embrutecedora que reduce al sujeto a su expresión más primitiva, una pieza insignificante, sin conciencia, apenas pura energía (física o intelectual), extraída para alimentar la maquinaria global.
El llamado neoliberalismo, más que una fórmula económica, parece un programa civilizatorio. De ahí la trascendencia de plantearse alternativas al modelo dominante. A pesar de vivir en un mundo inundado de desarrollos tecnológicos y culturales espectaculares, la lucha por la subsistencia sigue anclada en una lógica embrutecedora que reduce al sujeto a su expresión más primitiva, una pieza insignificante, sin conciencia, apenas pura energía (física o intelectual), extraída para alimentar la maquinaria global.
*Periodista uruguayo acreditado en ONU-Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
http://estrategia.la/2020/08/21/covid-19-interrumpe-la-educacion-de-mas-del-70-de-los-jovenes/
Fuente: https://rebelion.org/covid-19-interrumpe-la-educacion-de-mas-del-70-de-los-jovenes/
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