¡Berta Vive! A 4 años de la siembra eterna de nuestra defensora de
los ríos y la vida
2 marzo 2020
Mientras avanza en Bolivia un Golpe de Estado racista,
patriarcal y fundamentalista la recordamos con sus propias reflexiones aún vigentes
y necesarias surgidas en una charla en el 2014.
Berta Cáceres Flores es coordinadora
general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas, COPHIN. En
diálogo exclusivo con Marcha expuso, en clave de género, la situación actual
del pueblo hondureño.
-¿Cuál es el
contexto actual en el que se encuentra el pueblo en Honduras ante la
continuidad de un golpe de estado que parecía haber terminado, pero que hoy
podemos decir se encuentra enmascarado?
Lamentablemente habíamos dicho eso, y hoy caminamos a la
introyección de un proyecto de dominación en Honduras después del golpe de
estado que, no sólo se ha expandido sino que se ha consolidado. Y esa
consolidación es a través de implantación de un nivel de entrega de la
soberanía, territorio y bienes de la naturaleza a empresas trasnacionales,
mineras, al sector energético, a la gran cantidad de empresas turísticas, a la
explotación forestal, la explotación de mano de obra barata.
Estamos en un país donde la injusticia social es terrible,
las desigualdades son abismales. Se trata de uno de los países más violentos
del mundo, con la tasa más alta de la región de homicidio y de una intensa
militarización que acompaña todo ese proyecto de dominación, que en particular
afecta muchísimo a las mujeres, porque al reforzarse toda la militarización
significa mayor agresión para las mujeres en todos los niveles y aspectos que
podamos imaginar.
-¿Cuáles son
estos aspectos y mecanismos de control?
Vivimos en un país de enclaves coloniales donde nos han
repartido bajo una aberración como nunca hemos visto en quinientos años de una
entrega brutal de Honduras. En lo que se le llama en el Estado de Honduras que
es a través de la zona de empleos y desarrollo económico, conocidas
popularmente como ´ciudades modelo´ que implica la conformación de enclaves
coloniales, que van a tener sus propios gobiernos, legislación, medidas
migratorias, ejército y tribunales, como así también su mecanismo propio para
generar tratados de libre comercio sin que esto pase por el Congreso Nacional.
Es una tercerización de la justicia, sus gobernantes pueden ser extranjeros, de
hecho se han escogido ya algunos y esto va a implicar lo que se llama
resquebrajamiento del Estado de Honduras, ya que lo convierte en
´republiquetas´.
Desde el golpe de estado se viene preparando toda una
maquinaria legislativa para hacer ´seguridad jurídica´ a todas esas grandes
inversiones a través de la privatización y militarización. Así se han aprobado
medidas e incentivos de inversión minera, forestal, turística, energética y
sumado a eso la criminalización de los movimientos sociales a través de leyes
como la de inteligencia y la de intervención de la comunicación tanto pública
como privada, todas copias de Colombia. También las figuras jurídicas con las
que se nos acusa han cambiado de tal manera que garantizan que los
luchadores/as sociales se vean enfrentados/as a estas situaciones donde el
Estado es como una institución que no funciona para el pueblo con sus niveles
de impunidad, indefensión total y de violación de derechos humanos.
En este contexto, se ha aprobado desde eso, hasta leyes como
por ejemplo la ley de pesca que concesiona plataformas marítimas, algo
impresionante que nunca se había dado. Estas plataformas marítimas se le van a
entregar a petroleras como ya se ha realizado y en el caso de esta ley también
se le va a entregar a la gran industria camaronera atacando contra el trabajo
de los pescadores/as artesanales.
Las ciudades modelos están diseñadas igual que hace
quinientos años, así como nos repartieron a algunos para sacar oro, otros para
plata, añil y nos fueron repartiendo en enclaves fruteros, bananeros. Lo mismo
pasa ahora y en el caso de los pueblos indígenas Lenca quienes reciben la
mayor agresión porque precisamente es donde hay mayor riqueza.
En una situación económica dramática donde más del ochenta
por ciento de la población vive en niveles de pobreza e indigencia, según datos
del mismo Banco Mundial y de la ONU, con una brutalidad de violencia como nunca
y 89 muertos por cada 100 mil. Y en ciudades como San Pedro Sula que no llega
ni al millón de habitantes la tasa de mortalidad por situaciones de asesinatos
es de más de ciento ochenta.
En Honduras vivimos una carnicería humana y eso no es aislado,
eso es planificado, y es producto de la enorme injusticia social, política,
económica.
-¿Cómo
afecta esto a los/as luchadores, y en particular a la juventud?
Los mayores afectados e impactados de esa carnicería, son
jóvenes. Un informe de organizaciones en defensa de la niñez ha demostrado que
en Honduras se han asesinado casi 400 niños y niñas menores de 18 años en lo
que va de este año. Los niveles de femicidio, de asesinato político y a la
diversidad sexual son brutales. Entonces vivimos en un país donde ser
luchador/a es muy difícil, o simplemente sobrevivir ya de por sí es un milagro.
- En ese
marco, en el que los movimientos visualizan una triple dominación capitalista,
patriarcal y racista, ¿qué estrategias y alternativas se están construyendo
desde el campo popular?
En este momento, el desafío que tiene el movimiento popular
es enorme, porque venimos de un nivel de desmoralización bastante fuerte,
venimos de un golpe de estado que no se pudo revertir y de la pérdida de un
partido en el que la gente de alguna manera había puesto sus esperanzas de
tener algo distinto. Pero que con el fraude, las presiones y la manipulación de
Estados Unidos y de la derecha, como así también de los desaciertos de la misma
izquierda pues pierde esas elecciones. Y gana el Partido Nacional con Juan
Orlando Hernández quien está entregando todo el país. Yo creo inclusive que es
peor que Porfirio López, porque el prácticamente fue él que prácticamente mandó
y tuvo el poder en las administraciones pasadas y ahora ya le queda sólo
ejecutar porque aprobó todo desde el Congreso. Por eso es gran desafío, porque
venimos de esta combinación de desmoralización dramática del pueblo.
En este periodo nos encontramos en la lucha por sobrevivir,
de luchar para mantenernos como organizaciones ante los ataques que se generan
desde el poder que es pura contra insurgencia, es mentira que en Centroamérica
se desmontaron estas estrategias contrainsurgentes contra los movimientos
sociales; siguen vivos, sostenidos y financiados (si bien han cambiado de
modalidad por una más peligrosa), por lo que existir como organizaciones es un
logro de por sí.
Estamos teniendo resistencias comunitarias desde la base, resistencias
territoriales de levantamiento, de ejercicio directo de autonomía y control
territorial. Y eso implica que las comunidades hacen un esfuerzo extraordinario
para reafirmar, reconocer y recuperar sus territorios.
- Como es el
caso del Rio Blanco, ¿no es así?
Claro, en el sector norte de Intibucá zona fronteriza los
pueblos indígenas están en una lucha tenaz y ya frontal contra las
trasnacionales y empresas de la oligarquía hondureña. Entonces eso implica
también que se elevan los riesgos y el nivel de indefensión ante los ataques a
las comunidades, pueblos indígenas y a los mismos movimientos como el COPHIN
con la criminalización instaurada.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/!Berta-Vive!-A-4-anos-de-la-siembra-eterna-de-nuestra-defensora-de-los-rios-y-la-vida
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