Ese pegajoso mito
del
crecimiento
económico
10 de marzo de 2020
Eduardo
Gudynas
09/03/2020
Hace
unas semanas atrás, en Chile, el presidente Piñera afirmó: “Yo sé que algunos
creen que el crecimiento económico no es un elemento central, yo quiero
discrepar” (1). A su juicio es indispensable para financiar un aumento del
gasto social, y sólo consiguiéndolo se podrá responder al estallido ciudadano.
Casi al mismo tiempo, del otro lado de los Andes, el presidente de Argentina,
A. Fernández afirmaba que el país primero debe crecer económicamente para poder
enfrentar sus dos mayores problemas, la deuda externa y la pobreza (2). En
cambio, en Brasil, el presidente Bolsonaro estaba decepcionado en saber que el
país creció muy poco (apenas 1,1 % en 2019, o sea por debajo del gobierno
anterior; 3). Bolsonaro exige crecer más en este año.
La
racionalidad detrás de ello es que el crecimiento económico es la esencia, o al
menos es el motor del desarrollo, y que una vez que una economía crece se
derraman otros beneficios, tales como asegurar el empleo, acceso a la salud y
la educación, o el consumo. Esa idea es muy clara cuando Piñera advierte que
“como muchas veces lo hemos dicho, y a veces se olvida, el crecimiento
económico es algo fundamental para la calidad de vida de los chilenos”. Dicho
de otro modo, el bienestar sólo es posible allí donde crece la economía.
Esta
es una concepción muy repetida en América Latina desde inicios del siglo XX.
Casi nadie la pone en duda, y los debates están en cómo crecer, y en cómo
distribuir los posibles beneficios. Esa fidelidad al crecimiento de Piñera se
repite en todos los regímenes políticos, incluidos aquellos que están en un
extremo opuesto, como el socialismo del siglo XXI. La adhesión al crecimiento
es pegajosa.
En
distintos países se sostiene que se arrastra la desigualdad y la pobreza porque
no se creció lo suficiente. Pero es justamente el caso chileno el que demuestra
las limitaciones de esa presunción, ya que ese país es uno de los pocos que ha
mantenido por largo tiempo tasas positivas de crecimiento económico pero nunca
se alcanzó el paraíso prometido. Por el contrario, tuvo lugar un estallido
social que dejó en evidencia unas tensiones y contradicciones sociales y
políticas que se arrastraban por años. Chile, que era exhibido como modelo de
crecimiento económico, se convirtió de un día al otro en lo opuesto, el ejemplo
de la insuficiencia del crecimiento económico.
Sin
embargo, aún en plena crisis, el presidente Piñera vuelve a apostar al
crecimiento económico como medicina. Es como si no pudiera asimilar o
comprender lo que está sucediendo. Es que la crisis deja al desnudo que el
crecimiento económico como posible, continuado e indispensable para el
bienestar, es apenas un mito.
Esta
creencia tiene una larga historia, que se remonta incluso a Adam Smith, pero
que en sus formulaciones más conocidas ya tiene por lo menos un siglo por
detrás. Los manuales clásicos de economía están repletos de esos dichos; un
claro ejemplo es el texto de W.A. Lewis de 1955 que en inglés era la “teoría
del crecimiento económico” y en castellano fue presentado como “teoría del
desarrollo económico”. La meta de los gobiernos era crecer, y el crecimiento se
mide sobre todo por el PBI. La obsesión era tal que había gobernantes que
pedían “sacrificios” para retomar el sendero del crecimiento.
A pesar de toda la evidencia que muestra la
fragilidad de ese razonamiento mecanicista, se ha mantenido la fe en el
crecimiento de la
economía. Eso es lo que transmite en los recientes discursos
y planes de muchos gobiernos latinoamericanos. Lo que no se entiende es que ese
crecimiento bajo la actual organización de la economía, siempre será desigual.
Unos pocos cosecharán más beneficios, unos cuantos se mantendrán más o menos
igual, y amplios grupos pueden incluso empeorar. Tampoco entiende que ese
crecimiento requiere una continuada extracción de recursos naturales y una
sumatoria de impactos ambientales y sociales, que sin duda tienen costos
económicos pero que nadie contabiliza ni resta en las cuentas nacionales. Esa
distorsión en la contabilidad es la que explica que para la economía
convencional muchas de las actividades que alimentan el crecimiento, como los
extractivismos, tengan saldos positivos.
El
apego al crecimiento es tan pegajoso que se repite más allá de gobiernos y
políticos. En ese sentido, es revelador repasar la muy reciente respuesta
crítica de CEPAL (4) a un texto en el que comentaba sobre la confesión de ese organismo
del fracaso de todas las estrategias de desarrollo (5). En su reacción, donde
se regresa a defender el desarrollo, la CEPAL destaca con toda sinceridad que
su “visión estratégica” reúne “tres premisas básicas, a saber: crecer para
igualar, igualar para crecer, y crecer e igualar con sostenibilidad ambiental.”
El crecimiento todo lo domina.
En
efecto, esas y otras posiciones son cristalinas: el crecimiento económico es un
ingrediente esencial en los modos de concebir el desarrollo. Parece ser que es
impensable, e incluso inimaginable, una estrategia que no dependa del
crecimiento de la
economía. Incluso aquellos estudios que advertían sobre el
llamado vínculo intermitente entre el progreso político y el crecimiento,
quedaron en el olvido (6). Del mismo modo se desconoce la enorme cantidad de
evidencias que muestran que el crecimiento perpetuo no sólo es imposible, sino
que genera impactos sociales y ambientales tan severos que ya ponen en riesgo
la vida en todo el planeta (7). No habría un futuro viable si persiste la
obsesión con el crecimiento económico.
De ese modo, la discusión se centra en cuánto
crecimiento es necesario, cómo lograrlo, cómo distribuir sus beneficios, y así
sucesivamente. Los problemas no están en las condiciones sociales o en la arena
política sino en que el país no creció lo suficiente o ese crecimiento fue
desbalanceado, como se está discutiendo ahora en Chile o Brasil. Otras voces,
que cuestionan los modos de hacer política, de todos modos razonan apegadas al
mismo mito pero postulan un camino distinto suponiendo que puede lograrse ese
crecimiento reduciendo la pobreza, como anuncia el nuevo gobierno de Argentina.
Pero
casi nadie aborda la cuestión de fondo: ¿las alternativas necesarias deben
depender necesariamente del crecimiento económico? ¿Es iluso pensar opciones de
cambio más allá del crecimiento? Es más, tampoco se debate si esa obsesión con
el crecimiento no sería una de las causas del estallido social.
Si
estas interrogantes son válidas, sería más que útil comenzar a pensar el papel
que ha jugado el mito del crecimiento en generar la crisis chilena. Ha sido una
exigencia que ha estado detrás de decisiones económicas pero también en el
comportamiento político. Es un tema esencial, ya que cualquier alternativa de
cambio, que realmente asegure el bienestar, requiere comenzar a imaginar lo
impensable: despegarse de la obsesión con el crecimiento.
Notas
1.
La Tercera, Santiago, 25 febrero 2020, https://www.latercera.com/pulso/noticia/pinera-reitera-la-necesidad-del-crecimiento-economico-financiar-mayor-gasto-publico/1020501-6/
2.
Presidente Fernández afirma que Argentina primero debe crecer para luego pagar
deuda externa, Xinhua, desde B. Aires, 29 febrero 2020, http://spanish.xinhuanet.com/2020-03/01/c_138831586.htm
3.
Bolsonaro cobra Guedes a entregar crescimento mínimo de 2% neste ano, Folha S.
Paulo, 21 febrero 2020, https://www1.folha.uol.com.br/mercado/2020/02/bolsonaro-cobra-guedes-a-entregar-crescimento-minimo-de-2-neste-ano.shtml
4.
Respuesta a la columna de Eduardo Gudynas sobre la CEPAL, G. Gamú, unidad de
información pública, CEPAL, El Desconcierto, 22 febrero 2020, https://www.eldesconcierto.cl/2020/02/22/respuesta-a-la-columna-de-eduardo-gudynas-sobre-la-cepal/
5.
El agotamiento del desarrollo: la confesión de la CEPAL, E. Gudynas, ALAI, 14
febrero 2020, https://www.alainet.org/es/articulo/204763
6.
Por ejemplo, el muy conocido: La conexión intermitente entre el progreso
político y el económico, A.O. Hirschman, Estudios Públicos No 56, 1004, https://www.cepchile.cl/cep/site/artic/20160303/asocfile/20160303183539/rev56_hirschman.pdf
7. Questioning economic growth, P. Victor, Nature No
468, 2010, https://www.nature.com/articles/468370a
-Eduardo
Gudynas es analista en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES);
seguimiento @EGudynas
fuente:
https://www.alainet.org/es/articulo/205127
https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2020/03/10/eduardo-gudynas-ese-pegajoso-mito-del-crecimiento-economico
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