martes, 4 de agosto de 2020

Recordemos un nuevo aniversario del asesinato del obispo Angelelli. Justo hoy , 4 de agosto de 2020, también otro gran festejo de los poderes constituidos a partir de ese genocidio: poder continuar con el principal legado de la dictadura genocida que no haya futuro para las grandes mayorías sacrificadas para el progreso del 1% de la humanidad.



El 4 de agosto de 1976, murió el obispo Enrique Angelelli, a la vera de una ruta desierta en la provincia de La Rioja. Pasaron 7 años hasta que otro obispo, Jaime de Nevares, pudo viajar a La Rioja y afirmar ahí, en voz alta, lo que hace tiempo todo el mundo sabía: que el obispo Angelelli no murió en un accidente, sino que fue asesinado. Tuvieron que pasar otros 31 años hasta lograr que un Tribunal Federal condenara a los militares Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella, por ese crimen contra el “obispo de los pobres”. 

Tal vez sea solo una de esas casualidades permanentes, el hecho de coincidir un nuevo aniversario de ese crimen, con el anuncio de parte del gobierno argentino que llegó a un acuerdo con los tres grupos de tenedores de bonos a quienes se viene cediendo cada vez más, ante sus amenazas constantes.  Un acuerdo de pago que demasiadas voces salen hoy a celebrar, llamándolo cualquier cosa menos lo que es: un indignante acuerdo que sujeta al pueblo argentino y la naturaleza, a continuar pagando una deuda fraudulenta, ilegítima y odiosa que no solo nunca les benefició, sino que les ha perjudicado y les va a seguir perjudicando terriblemente. 

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