domingo, 31 de mayo de 2020

Pensemos, desde el pluriverso, "las alternativas a la modernidad tienden hacia formas de organizar la economía, la sociedad y la política –formas otras- que brindan, si no mejores, al menos otras oportunidades de dignificar y proteger la vida humana y no humana y de reconectarse con la corriente de la vida en el planeta".

 
¿Transformaciones y/o transiciones?

Post-extractivismo y pluriverso

Este texto es parte de la revista “América Latina en Movimiento”, No 473, correspondiente a marzo 2012 y que trata sobre "Extractivismo: contradicciones y conflictividad” -
Por Arturo Escobar
El gran desafío está en visibilizar lo “no-liberal/no-capitalista/no-estatal” en sus propios términos.  Este proceso –no sólo de descolonización epistémica sino de verdadera re/construcción de mundos y conocimientos de otro modo--  desborda el panorama actual de las ciencias sociales modernas, incluyendo las vertientes europeas del pensamiento crítico.  En otras palabras, el proyecto de mundos y conocimientos de otro modo se vislumbra en los bordes o límites de la teoría crítica, pero sólo avanzará a medida que construye otros lenguajes y otras formas del saber (aunque incorpore aspectos de dichas teorías críticas de alguna manera).
 
Transformación o transición
 
Si esta interpretación tiene validez, podríamos concluir que América Latina se encuentra en una encrucijada fundamental: entre proyectos de transformación social y económica, alternativas a las que han predominado en el continente durante la mayoría de su historia, pero que tienen lugar de todas formas dentro el espacio/tiempo cultural definidos por la modernidad dominante; y proyectos de transición cultural o, mejor, de transiciones hacia modelos de vida diferentes a los modelos occidentales modernos que definen la globalización, el desarrollo, la economía y el progreso. 
De hecho, el concepto de «transición» está surgiendo con fuerza a nivel mundial, particularmente a raíz de la crisis combinada de energía, clima, alimentación y pobreza (transiciones hacia sociedades post-petróleo, bajas en consumo de energía, sustentables, y hacia la soberanía alimentaria con producción local y autonomías locales, en particular), pero también en términos culturales y espirituales. 
La mayoría de estos discursos de la transición están animados por una preocupación profunda por la vida.  Al hacer visibles los efectos perniciosos de las ideologías del individuo y del mercado,  estos discursos vuelcan la atención sobre la necesidad de reconstruir las subjetividades y la economía, con frecuencia en tándem con aquellas sociedades donde los regímenes del individuo y la propiedad privada no han llegado a controlar por completo la práctica social. 

Estos discursos igualmente propenden por economías diversas centradas en la vida, cual es el caso de muchas visiones de la economía social y solidaria.  El énfasis de algunas de las visiones de transiciones en la espiritualidad, nos recuerda de la exclusión de esta importante dimensión por nuestras academias e izquierdas tan profundamente seculares.  La importancia de reconectar naturaleza y cultura, por último, significa que los discursos de transiciones ubican en el centro del proceso la necesidad de reconectarse con todos los seres vivientes, humanos y no humanos. Todos estos factores apuntan hacia el surgimiento del pluriverso.(...)
 
La dimensión cultural de la transición es clara a muchos niveles, por ejemplo en el cuestionamiento de la idea de que el consumo creciente significa mejorar la calidad de vida (Gudynas 2011).  Pensar en el «Buen Vivir» y «los derechos de la naturaleza» significa embarcarse en estrategias ontológico-políticas de transición hacia el pluriverso.  Hablar del pluriverso significa: revelar un espacio de pensamiento y de práctica en el que el dominio de una modernidad única haya quedado suspendido a nivel epistémico y ontológico; donde esta modernidad haya sido provincializada, es decir, desplazada del centro de la imaginación histórica y epistémica; y donde el análisis de proyectos descoloniales y pluriversales concretos pueda hacerse honestamente desde una perspectiva des-esencializada.  

Las alternativas a la modernidad tienden hacia formas de organizar la economía, la sociedad y la política formas otras- que brindan, si no mejores, al menos otras oportunidades de dignificar y proteger la vida humana y no humana y de reconectarse con la corriente de la vida en el planeta.

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