La política sucia
detrás del conflicto sirio
21 de septiembre de 2015
Por Fragkiska Megaloudi (Counter Punch)
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
En los últimos meses la situación en el
Mediterráneo ha servido como un dramático recordatorio de lo que los líderes de
Europa han intentado dificultosamente olvidar. La crisis de Siria ha llegado a
Europa. Aunque se ha hablado mucho de números y porcentajes de refugiados que
cada país puede o no aceptar, no nos olvidemos de que detrás de esos números y
las escenas de engañosa emoción de los políticos, se esconde el lado feo de la
política mundial.
Los planes para derrocar a los regímenes
"molestos" del Medio Oriente comenzaron en el momento en que los
halcones de la guerra de Washington y sus aliados europeos prepararon la
primera guerra de Irak.
En un discurso de 2007, el general
estadounidense Wesley Clark relató una conversación que tuvo en 1991 con el
entonces subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz. Durante esa charla, el
secretario general dijo que el Pentágono ya había elaborado planes para lograr
el cambio de regímenes en Irak, Siria e Irán. "...Tenemos unos 5 o 10 años
para limpiar los antiguos regímenes soviéticos -Siria, Irán, Iraq- antes de que
la próxima gran superpotencia esté en condiciones de desafiarnos".
El general Clark llegó a revelar que seis
semanas después del ataque a las torres gemelas en 2001, un funcionario del
Departamento de Defensa le dijo que el Pentágono había emitido un documento
clasificado que describe la estrategia de los EE.UU. para derrocar a los
regímenes de los siete países en los próximos cinco años. El comienzo se hizo
con Irak, seguido por Siria y el Líbano, a continuación, Libia, Somalia, Sudán
y, por último, Irán.
Esas afirmaciones fueron confirmadas por el
exministro de Asuntos Exteriores francés, Roland Dumas, cuando dijo en el canal
de televisión FrenchTV que
Gran Bretaña estaba entrenando y apoyando a rebeldes sirios, al menos dos años
antes de la revuelta con el objetivo de derrocar a Assad del poder.
El dinero que alimenta la guerra
Entre 2006 y 2010, los EE.UU. gastaron 12
millones de dólares para apoyar e instigar manifestaciones y propaganda contra
el Gobierno sirio.WikiLeaks lanzó
más de 7.000 cables diplomáticos secretos que documentan la financiación. Los
cables revelaron que hasta 6,3 millones de dólares se canalizaron al Movimiento
por la Justicia y el Desarrollo, una organización siria disidente con sede en
Londres. El Movimiento operaba el canal satelital Barada, que difundió la propaganda
antigubernamental en Siria y jugó un papel importante en las protestas contra
Assad de los años 2010-2011.
Los 6 millones restantes los gastó EE.UU. para
de apoyar a los rebeldes y los activistas y educar a los periodistas en las
formas de manipulación de las noticias sobre la crisis siria de una manera que
beneficiase a los rebeldes. En abril de 2011, el portavoz del Departamento de
Estado, Mark Toner, admitió que los documentos de WikiLeaks eran auténticos y afirmó que EE.UU. apoyó
varios "movimientos civiles en Siria" con "el objetivo de
fortalecer la libertad de expresión".
En 2012 el ministro francés de Asuntos
Exteriores, Laurent Fabius, junto con el Reino Unido, impulsó un relajamiento
en el embargo de armas de la UE a Siria para permitir que "las armas
defensivas lleguen a los combatientes de la oposición". Francia fue la
primera potencia europea que reconoció a la Coalición Nacional
de Oposición Siria y a las Fuerzas Revolucionarias, una coalición de
varios grupos rebeldes formada en Doha que, según el presidente francés,
François Hollande, era la "única representante del pueblo sirio". La
coalición también fue reconocida por la vecina Turquía y la
Liga Árabe como "representante legítimo de las aspiraciones del pueblo
sirio".
En diciembre de 2012, en una reunión celebrada
en Marrakech, Estados Unidos apoyó a la Coalición Nacional
como Gobierno de transición de Siria. Por ese tiempo más de 100 países,
incluida la Unión
Europea , habían reconocido a la oposición siria, a pesar de
los temores de que podría estar vinculada a grupos relacionados con Al
Qaeda. De acuerdo con el ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent
Fabius, se dieron a conocer en la reunión "importantes"
contribuciones financieras: Arabia Saudí ofreció 100 millones de dólares, los
EE.UU. se comprometieron a dar 14 millones más en ayuda médica y Alemania
ofreció 29 millones.
Dos años más tarde, en 2014, el presidente
francés Hollande dijo cínicamente a los medios
franceses que Francia estaba armando y entrenando a los rebeldes sirios, por un
período indeterminado de tiempo, porque "son los únicos participantes del
proceso democrático". En una entrevista al diario francés Le
Monde, admitió que Francia no puede "hacerlo sola" y que
había "un buen entendimiento con Europa y los estadounidenses".
Por cierto, había tal entendimiento.
La conexión libia
Ya en septiembre de 2012 el consulado
estadounidense en Bengasi y una base de la CIA que se encuentra a una milla del
consulado, fueron atacados por las milicias locales. Los ataques causaron la
muerte de cuatro personas, entre ellas el embajador estadounidense en Libia,
Christopher Stevens.
El presidente Obama y Hillary Clinton fueron
fuertemente criticados por la falta de seguridad en el consulado y por el
retraso de la respuesta.
Pero la narrativa oficial no abordó algunas
cuestiones claves: ¿por qué la base de la CIA fue atacada y cuál fue el papel
exacto del consulado en una zona parcialmente controlada por la milicia local?
Oficialmente, el papel del consulado era
establecer un centro cultural y una biblioteca en Bengasi. Pero
los informes de prensa indican que el consulado cumplía una función mucho
más oscura.
Poco después de que comenzase la guerra para
derrocar a Muammar Gadafi en Libia, en febrero de 2011, la CIA estableció una
base para sus operaciones de espionaje en Bengasi. La base de la CIA era
conocida como el Anexo y, según el Wall
Street Journal, el único objetivo del consulado era "dar cobertura
diplomática al Anexo".
El Sunday
Times de Londres informó de
que los Estados Unidos habían estado comprando en secreto las armas almacenadas
de Gadafi, incluyendo misiles antiaéreos SA-7, misiles antitanques, granadas
propulsadas por cohetes y proyectiles de mortero. Algunas de estas armas se
canalizaron hacia los rebeldes a través de una conexión con los países de
Oriente Medio que ya estaban apoyando a diversos grupos de la oposición en
Siria.
El periodista de investigación Seymour Hersh,
ganador del Premio Pulitzer, ha revelado también que el presidente Obama y el
primer ministro turco, Erdogan, habían llegado a un acuerdo secreto a
principios de 2012. El acuerdo fue que la CIA y el MI6 británico se
comprometerían a trasladar las armas pesadas de Gadafi fuera de Libia y las
utilizarían para abastecer al Ejército Libre de Siria; Turquía, Arabia Saudí y
Catar proporcionarían los fondos para esta operación que estaba bajo los
auspicios de una entidad australiana.
Es muy probable que la mayoría de esas armas
terminaran en manos del frente de Al-Nusra, un grupo extremista vinculado a Al
Qaeda en Siria. Cuando los EE.UU. y sus aliados europeos y de Oriente Medio
estaban canalizando armas pesadas a los rebeldes en Siria, hasta un 9% de los
combatientes totales del Ejército Libre de Siria pertenecía al Frente Al-Nusra.
En 2012, el Washington Post informó de que el grupo yihadista
estaba creciendo rápidamente, "en parte porque ha sido el brazo más
agresivo y exitoso de la fuerza rebelde".
De hecho, en 2013, prácticamente todas las
áreas controladas por los rebeldes en Siria, serían dirigidas por los
yihadistas.
La masacre de Ghouta
En agosto de 2013, un humo amarillo se levantó
sobre el suburbio de Ghouta, cerca de Damasco, controlado por los rebeldes.
Unas horas más tarde yacían en las calles los cuerpos sin vida de 1.000 personas,
entre ellas 300 niños. Fue uno de los peores ataques con gas sarín de la
historia de la guerra civil siria.
El presidente Obama acusó al régimen sirio de,
supuestamente, cruzar la "línea roja" que él había establecido en
2012 sobre el uso de armas químicas y anunció la intervención militar en Siria.
Sin embargo, dos días antes del ataque
previsto, Obama dijo que buscaría la aprobación del Congreso para la
intervención.
Entonces, ¿qué ha hecho al presidente de
Estados Unidos cambiar de opinión?
Seymour Hersh presenta una
narración alternativa de los acontecimientos: La inteligencia de Estados
Unidos temía que Turquía estuviera suministrando gas sarín a los rebeldes meses
antes del ataque. Esta información nunca se hizo pública.
Hersh escribe que "la Agencia de
Inteligencia de Defensa de Estados Unidos emitió un documento altamente
clasificado de cinco páginas sobre los "temas de conversación" de la
reunión informativa el 19 de junio, cuando se declaró que el grupo rebelde
sirio Al-Nusra, mantenía una célula de producción de gas sarín". Según el
documento "Turquía y los facilitadores químicos con sede en Arabia estaban
tratando de obtener precursores de sarín a granel, decenas de kilogramos,
probablemente para el esfuerzo de producción a gran escala prevista en
Siria".
Según la denuncia de Hersh, en 2012 los
servicios de inteligencia estadounidenses creían que los rebeldes perderían la guerra. Esto llevó a
la agencia de inteligencia nacional de Turquía y a la Gendarmería, el
brazo de aplicación de la ley paramilitar del país, a trabajar con el Frente
Al-Nusra en Siria con el fin de ayudarle a construir su desarrollo químico.
Supuestamente Erdogan esperaba que el uso de armas químicas contra los civiles
sirios provocara una respuesta militar de Estados Unidos contra Asad.
El informe de Hersh desató la polémica y el New Yorker y The
Washington Post se negaron a
publicarlo.
Transcurrirán años hasta que los juegos
políticos y militares que rodean el conflicto sirio salgan a la luz.
Mientras tanto, cuatro millones de sirios se
ven obligados a escapar del conflicto y más de 250.000 personas han tratado de
llegar a Europa en agosto de 2015. Los países occidentales están dispuestos a
concederles asilo, pero no están dispuestos a detener las acciones que alimentan
la guerra.
Parece que los cuerpos de los niños sirios
ahogados sorprendieron a muchas conciencias, pero no cambiaron ninguna
política.
Fragkiska Megaloudi es una periodista griega
especializada en la presentación de informes de derechos humanos. Su último
libro sobre Corea del Norte se publicará este otoño.
Fuente original: http://www.counterpunch.org/2015/09/17/the-dirty-politics-behind-the-syrian-conflict/
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=203501
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