El Buen Vivir: una llamada de larga distancia
30 de
septiembre de 2014
Por
Maru Correa.
De cara a la Primera Marcha de
Mujeres Originarias por el Buen Vivir, el próximo sábado 11 un colectivo de
hermanas realizará una convocatoria en el centro porteño. El “llamamiento”
señalará que son hijas empoderadas de la Pacha, que luchan por sus derechos
“Cubrir vacíos legales”
es el primer propósito de las hermanas de los 36 pueblos indígenas de Argentina
que se encuentran en plenos preparativos para elaborar y presentar el proyecto
de Ley de Mujeres Originarias por el Buen Vivir.
Ese hecho será el 21 de
abril de 2015 durante la
Primera Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir, que
partirá desde el monumento al genocida Julio Roca para reemplazarlo por el de la Mujer Originaria ,
y continuará hasta el Congreso de la Nación. Pero antes, el sábado 11 de octubre a las 18, harán un
“llamamiento” en ese mismo sitio (Perú y Alsina, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires) para explicar los puntos de la iniciativa y pedir a viva voz que todo el
país se sume.
Con la redacción de la
norma, estas mujeres no buscarán sólo cubrir las ausencias de derechos
específicos para ellas, sino también impactar en la cotidianeidad de todos los
habitantes de las comunidades indígenas, que desde hace siglos son
despreciadas.
Además, el espíritu de
la herramienta jurídica es fomentar la “interculturalidad”, los lazos de
reciprocidad entre el Estado argentino y las naciones indígenas. En pocas
palabras, persigue que los saberes ancestrales sean reconocidos, legitimados,
difundidos e integrados a los conocimientos hoy tomados como paradigmas por el
sistema capitalista y patriarcal.
Una marcha de propuestas
Moira Millán, referente
mapuche y una de las impulsoras de la actividad, señaló en diálogo con Marcha,
que la movilización de abril “no es una marcha de protestas, sino de
propuestas” y que el concepto de “buen vivir” apela a que el Estado también dé
cuenta de una agenda indígena para “poder incidir de manera concreta en la vida
de esta sociedad, que el Pueblo comprenda que hay otra forma de habitar la
tierra”.
Por este motivo, agregó
que el desafío es “corrernos del lugar de víctimas del sistema” y ofrecer otra
lógica del mundo en todos los ámbitos: antropológico, filosófico, político,
educativo, sanitario, laboral, judicial, ambiental, económico, habitacional, de
transporte e incluso de política carcelaria. “Es ir de a poquito y que este
Estado hegemónico sea un Estado plurinacional”, insistió.
En ese marco, ya se
desarrollan talleres de participación en todas las provincias argentinas para
preparar un diagnóstico acorde a las realidades concretas de cada comunidad,
con sus demandas y propuestas. En tanto, el llamamiento del 11 de octubre a las
18 ocurrirá en vísperas del Día de la Resistencia Indígena.
En enero próximo, cinco
representantes originarias por cada provincia se reunirán en la comunidad
mapuche Pillán Mahuiza, de Chubut, para darle forma al proyecto a partir de las
consideraciones consensuadas en los talleres. Para febrero está prevista una
“mesa de trabajo técnico-legislativa” en la que participarán abogados,
juristas, antropólogos, sociólogos y especialistas en derecho indígena junto a
una comisión de mujeres originarias designadas en asamblea.
Y a mediados de ese mes
hasta los primeros días de abril, habrá una campaña para reunir más de un
millón de firmas, el 3 por ciento del padrón electoral, que serán adjuntadas al
proyecto que se presentará en el Parlamento nacional.
Somos protagonistas otra
vez
A pesar de todos los
despojos, las mujeres originarias se animan a sacudirles la modorra a los
legisladores y organizan los talleres, las juntadas de firmas, los
llamamientos, la gran marcha y una enorme convocatoria. Como muchas otras
veces, se convierten en protagonistas de la historia, más allá de las
imposiciones culturales, de los roles de madre y esposa, de si son casadas o
solteras, de si le rinden culto a uno o más dioses, de si adoran a la Pachamama
o a la Virgen María.
Para ellas, que son
nosotras, la propuesta legislativa será un hecho, pero para lograrlo señalan la
necesidad del respeto común por siglos postergado hacia la naturaleza y hacia
los modos que los pueblos indígenas tienen de alimentarse, de curarse, de
producir, de trabajar, de educarse, de comunicarse. En definitiva, de vivir.
Las luchas
El proyecto de Ley de
Mujeres Originarias por el Buen Vivir señala como problema relevante a resolver
el empobrecimiento que las mujeres indígenas padecen en sus pueblos, por el que
deben marcharse a los centros urbanos en busca de trabajo. Según Millán, es
difícil que allí consigan buenas condiciones de contratación debido a los
parámetros de belleza femenina, que no se condicen con los rasgos
característicos de las originarias. Entonces terminan en trabajos precarios o
cobrando planes sociales.
La iniciativa también
plantea, entre otros de sus puntos, que el ‘newen’ (‘fuerza’, en lengua
mapuche-guaraní) de sanación también sea introducido en los hospitales y demás
centros de salud. Esto es, que la medicina alopática o convencional conviva con
la que históricamente aplican las mujeres de los pueblos originarios: sus
medicamentos y su forma de intervenir en la cura de enfermedades sin que por
eso sean perseguidas e imputadas por ejercicio ilegal de la medicina.
Además, se expresa sobre
la violación de la libertad de culto en los espacios de encierro, contrario a
lo que indica el artículo 14 de la Constitución nacional. En las cárceles, los
rituales ancestrales están prohibidos. En esa misma línea de recuperación de la
identidad, señala que a las y los presos indígenas que no conocen el idioma
castellano se les asigne un traductor que les facilite la tarea, derecho al que
sí acceden habitantes de otras nacionalidades.
Es que, a criterio del
sistema carcelario, un indígena debería saber hablar y entender “la lengua
madre”. Moira tildó a esta situación de “racismo institucional”. Para
erradicarlo, la historia de los pueblos originarios y sus lenguas deben ser
parte de la currícula obligatoria de todas las universidades del país,
considera.
En el país, las
comunidades indígenas son las menos beneficiadas con el modelo extractivo de
producción iniciado por el menemismo y profundizado por el kirchnerismo. El
desmonte, las plantaciones de soja, la megaminería y la extracción de petróleo
generan sumas millonarias para unos pocos emprendimientos que, además de no
crear fuentes de empleo, saquean la naturaleza y expulsan a los indígenas de
sus territorios legítimos. Todo en complicidad con los mandatos provinciales,
el Gobierno nacional, las fuerzas policiales y la Justicia. Aquí
también el Buen Vivir se pronunciará.
Aportá
Hay muchas maneras de
aportar a esta iniciativa popular, ya sea con logística, organización, finanzas
o difusión. Para hacerlo se puede escribir a organización@mujeresoriginarias.com.
También está disponible la página web www.mujeresoriginarias.com.
Fuente: http://www.marcha.org.ar/index.php/generos/5899-el-buen-vivir-una-llamada-de-larga-distancia
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