Editorial A Vencer, edición de noviembre
Una salida conservadora al fin de ciclo10 Noviembre 2015
Dos
candidatos conservadores, Macri y Sioli, se disputan el sillón presidencial.
Más allá de sus claras diferencias, ambos comparten un programa de devaluación
y reendeudamiento externo, que buscan aplicar a como dé lugar. Como Izquierda
Revolucionaria no vamos a convalidar con nuestro apoyo una salida de ajuste y
represión. Por eso en el ballotage votamos en blanco, y planteamos que, para
los trabajadores, la tarea central consiste en preparar la resistencia para
enfrentar el ajuste, defendiendo en la calle las conquistas populares.
Los
límites estructurales del capitalismo argentino se han puesto sobre la mesa una
vez más. Este escenario está influido por la merma de la entrada de divisas,
basada en la exportación de recursos primarios, cuyo volumen y precio cayó en
los últimos años, empujado, entre otras cosas, por la desaceleración de la economía China y su
demanda de soja, así como por la caída general de los precios de los
commodities a nivel mundial, lo que deteriora la balanza comercial. A eso debe
sumarse el impacto de la recesión brasileña y la devaluación del real, que
afecta las exportaciones de la industria automotriz. En ese marco, se sostiene
el déficit energético que implica una masa importante de recursos destinados a
la compra en el exterior, y se profundiza la pérdida de dólares del Banco Central,
gran parte de los cuales fueron destinados al pago de deuda.
El
"capitalismo en serio" del kirchnerismo, no sólo sostuvo a enormes
masas populares sufriendo la marginalidad, el trabajo en negro, la represión en
los barrios, la decadencia de la salud y la educación públicas, o la falta de
planes serios de vivienda. Demostró además, que era sólo un momento. Su
impronta "redistributiva" consistía en que mientas los empresarios
"se la llevaban en pala", se reorientaban algunos recursos para
necesidades sociales fundamentales. Se trató entonces, de una propuesta que
sólo podía sobrevivir en la medida en que la situación de la economía mundial
resultara favorable, algo totalmente coyuntural.
Superar
cierta distribución de los recursos colaterales del crecimiento, habría
supuesto una política de desarrollo nacional que implicaba real control del
comercio exterior, desarrollo industrial, avance sobre los sectores más
concentrados de la economía y ruptura con la dependencia con los organismos
multilaterales de crédito. Se trata de medidas que el kirchnerismo, por más que
se autodefinió como un proyecto "nacional y popular", nunca estuvo
dispuesto a llevar adelante.
Así,
el kirchnerismo puso en evidencia, una vez más, algo que abarca al conjunto de
las propuestas "nacionales y populares" de un "capitalismo en
serio". Al no ir a una ruptura con los grandes centros del poder
económico, terminan entrando en la lógica de la negociación con el imperialismo
y las clases dominantes locales, quienes, como sabemos, siempre están en busca
de mayores recursos, y están dispuestos a volcarse rápidamente a apoyar a aquel
candidato que les resulte más adecuado para ello.
Así
las cosas, siendo que el ciclo ascendente de la economía se había estancado, el
Frente Para la Victoria , carente de
cualquier voluntad de radicalización, se dispuso a administrar desde el poder
la nueva coyuntura económica, y eligió (por indicación de la presidenta) a su
mejor candidato para ello: Daniel Scioli.
Desde
el principio quedó claro, también para los kirchneristas, que el mérito del
motonauta menemista era, justamente, su conservadurismo. Scioli venía a asumir,
desde la propia fuerza del peronismo, la tarea de llevar adelante un giro
conservador, de administrar la crisis sin abrir el juego del poder a otras
fuerzas políticas.
Ya
la actual administración, empezó a marcar el nuevo rumbo de ajuste y
reendeudamiento, orientación que se vio frustrada cuando el juez Griesa, desde
EEUU, logró condicionar la reapertura del circuito crediticio al imponer el
pago a los holdouts. Esa tentativa, que Scioli debía profundizar, consistía en
una adecuación del modelo económico que, devaluación y ajuste mediante,
llevaría a que seamos los trabajadores los que debamos soportar las mayores
cargas de la crisis. Así ,
fue el kirchnerismo, quien impuso un candidato a la medida de los mercados y
marcó con fuerza una agenda centrada en una salida por derecha frente a la
turbulenta coyuntura económica.
El ascenso del PRO
En
un escenario donde la discusión pasa cómo ajustar, con qué mecanismos desplegar
una devaluación, cómo profundizar la relación con el FMI y demás organismos
internaciones. En una campaña en donde los candidatos se disputan el discurso
de derecha que promete la llegada de fuerzas represivas a los barrios, el partido
más abiertamente liberal y pro-mercados del país, el PRO de Mauricio Macri,
disputó un lugar que por derecho propio le corresponde, y lo ganó. Aquel
candidato que el kirchnerismo tanto fogoneó, para tratar de construir una
polarización política que dejara bien parados a los gobiernos de Néstor y
Cristina, terminó creciendo hasta el punto de disputarles ahora el sillón
presidencial.
El
triunfo de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires, el triunfo
similar que tuvo dicha fuerza en una importante cantidad de municipios
bonaerenses, el armado nacional junto al radicalismo que le permitió extender
su influencia a varias provincias y, sobre todo, el resultado de la elección
presidencial en donde Scioli superó por apenas algunos puntos al candidato del
PRO, dan cuenta del dato más relevante de la situación política nacional: la
emergencia de una fuerza de derecha que tiene la posibilidad de disputar el
sillón presidencial.
Para
semejante avance no se puede disimular la responsabilidad del kirchnerismo que,
luego de 12 años de gobierno, en un escenario de dificultades económicas, tenía
como único plan una salida por derecha. Una salida que fue completamente
aprovechada por los hombres de Mauricio Macri para exponerse como los más
auténticos y consecuentes defensores del programa de devaluación de la derecha.
Resistir a los ajustadores
Las
propuestas de Macri y Scioli no son iguales. Macri ostenta un proyecto
abiertamente derechista propio del liberalismo económico. Scioli es la salida
por derecha del proyecto del "capitalismo en serio" del FPV, y asume
desde allí el rol de administrador de la crisis. Sus diferencias no oscurecen una serie de
coincidencias fundamentales: ambos están resueltos a devaluar, a encarar un
ajuste contra el pueblo trabajador, que implicará aumento de precios, caída de
salarios, caída del empleo y crecimiento de la precarización. Ambos
se disponen a reimpulsar el endeudamiento externo, en un entendimiento con el
FMI y demás organismos de crédito, así como a estrechar lazos con los capitalistas
argentinos, dando enormes beneficios, como ya vienen prometiendo al
empresariado rural.
Esa
coincidencia fundamental es la que nos lleva, como Izquierda Revolucionaria a
votar en blanco y no apoyar a ninguno de esos candidatos en el balotaje.
Esa
coincidencia es, además, la que nos marca con claridad la agenda para la etapa
que ya mismo se abre. Se trata de una etapa de resistencia, en donde los
trabajadores y el pueblo deberemos impulsar una fuerte movilización para
defender nuestras conquistas, luchando contra la avanzada de las patronales y
del gobierno, enfrentando a las direcciones sindicales vendidas, resistiendo
los ataques de las fuerzas represivas. Esa tarea nos encontrará juntos a todos
los compañeros y compañeras que, más allá de a quien voten en estas elecciones,
asuman una lucha comprometida en defensa de los derechos populares.
Ante
semejante coyuntura las organizaciones de izquierda y populares tenemos la
enorme responsabilidad de promover mayores niveles de coordinación y acción común,
para superar la dispersión y construir un polo de resistencia que marque una
perspectiva de lucha independiente ante todas las opciones patronales.
Es
hora. A preparar la resistencia.
Fuente: http://izquierda-revolucionaria.org/articulo/741/una-salida-conservadora-al-fin-de-ciclo/
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