Poder del capital, propiedad privada y
cambio constitucional
en la sociedad neoliberal chilena
cambio constitucional
en la sociedad neoliberal chilena
3 de noviembre de 2015
Por Juan Carlos Gómez
Leyton (Rebelión)
Sí las y los ciudadanos nacionales piensan que el Cambio
Constitucional propuesto a partir del proceso constituyente abierto por el
gobierno de la Nueva
Mayoría , vaya quebrar o a poner fin al poder infraestructural
que detentan los grupos socioeconómicos como los Matte, los Luskic, los
Agelini, los Falabella, los Ibáñez, los Paulmann, los Yarur, los Claro, los
Piñera, los Ponce y otros menores, es, desgraciadamente, falso.
Ningún cambio constitucional ni la instalación
de una Nueva Constitución Política del Estado ha logrado quebrar o poner fin a
la estructura del poder del capital. En Chile que hay abolir el poder de estos
grupos y su poder; el cual por cierto, no se encuentra, en el CEP, ni en los
Partidos Políticos a que adhieren y financian, ni en sus lacayos que están en
el Parlamento o en los Municipios, su poder se genera en el control, posesión y
propiedad de los medios de
producción agrarios, mineros, marinos, industrial o en los medios de comunicación, televisión, prensa escrita u
otras. Su poder infraestructural se expresa en el control de todos los centros
de producción de la hegemonía: escuelas, universidades, centros de formación técnica,
colegios, etcétera. Se expresa en control de organizaciones sociales,
eclesiásticas, en fin, su poder influye en el poder ejecutivo, en el judicial,
en el parlamentario, regional y municipal; su pode controla el capital
financiero y comercial...y, por cierto, tienen influencia en las fuerzas
represivas del Estado, FF.AA y Carabineros...controlan todas las fuentes del
poder social de la sociedad neoliberal capitalista.
El CAMBIO POLÍTICO INSTITUCIONAL, como es el
cambio constitucional, es una forma, importante, por cierto, de modificar la
estructura jurídica-política de la forma del Estado de la sociedad capitalista,
pero NUNCA tendrá como objetivo modificar la estructura de las relaciones
sociales de producción de la sociedad capitalista. Por esa razón, el cambio
constitucional siempre fue y ha sido pensado por los propietarios para
defenderse de los no propietarios. Ninguna de las CONSTITUCIONES modernas de
ayer y de hoy SE PROPONE MODIFICAR LA ESTRUCTURA de la PROPIEDAD PRIVADA
capitalista.
Las fórmulas constitucionales que actualmente
se plantean en Chile todas tienen una perspectiva y una orientación liberal
capitalista, aunque algunas se plantean antineoliberales ( el cambio
constitucional propuesto por el gobierno de La Nueva Mayoría , la
solución constitucional de Claudio Fuentes y Alfredo Joignant; los planteos del
grupo de Sergio Grez y del Foro por la Asamblea Constituyente
de Chile, la de Gustavo Ruz Zañartu, entre otros,
incluidos los que escriben en el libro reciente Fumando Opio) tienen un
horizonte limitado e insuficiente para destituir y destruir el poder del
capital y de los poderosos, como los anteriormente mencionados. Dicho poder,
podrá ser regulado, pero nunca abolido.
Téngase presente por cierto que ninguna
constitución política surgida en los últimos años en América Latina, incluso en
los países más avanzados como Bolivia, Venezuela o Ecuador, lograron modificar
sustancialmente el poder infraestructural del capital. Solo en Venezuela se ha
logrado limitarlo y debilitarlo en cierta manera; pero no abolirlo. Ni en
Ecuador ni en Bolivia lo han hecho, todo lo contrario en el primero se ha
reforzado y en el segundo se mantiene casi intacto de como estaba antes de la
Constitución del 2009.
Por todo lo anterior, confiar o suponer que el actual proceso
constitucional abierto por el Gobierno, podrá modificar y cambiar la actual Constitución
pero nunca modificar la estructura del poder del capital nacional. Pues, el
proceso constituyente, será controlado por los "sirvientes del poder
infraestructura" ya mencionado. Sólo la acción, primero, del poder
destituyente que desplace y destruya el poder constituido -no solo del poder
político actual sino del capital-, podrá dar lugar, en segundo lugar, a la
acción de un poder constituyente popular y revolucionario en perspectiva de
orientación anti-capitalista.
La lucha social y política por abolir el poder infra-estructural
del poder del capital, especialmente, de los principales grupos económicos que
controlan y dominan a la sociedad neoliberal, debe quebrar e imponerse por
sobre la hegemonía liberal que actualmente domina la agenda tanto gubernamental
como disidente del cambio constitucional. El proceso constituyente propuesto
por el Gobierno de la
Nueva Mayoría es limitado e insuficiente. La idea de impulsar
una Asamblea Constituyente tiene limitaciones como la experiencia y el análisis
comparado de las experiencias latinoamericanas, lo demuestra. Se debe avanzar,
hacia la conformación de un gran y masivo como contundente movimiento social
ciudadano que no sólo impulse de manera articulada el poder destituyente como
el constituyente, en otras palabras, es necesario hacer converger ambos poderes
como un momento revolucionario que despliegue toda la potencia subversiva de
dicho poder.
De lo contrario, en Chile habrá cambio
constitucional, se modificará la estructura política-jurídica del Estado, se
podrá cambiar el patrón de acumulación capitalista, por un
extractivista-desarrollista con cierta responsabilidad medio ambiental, se
podrá regular los negocios de las grandes transnacionales, etcétera, pero la
sociedad seguirá siendo capitalista y el poder infraestructural de los grandes
grupos socio-económicos como el de los Matte y de los otros nombrados se
mantendrán en el tiempo.
Para poner fin a los abusos y a la explotación
que estos empresarios someten permanentemente a las y los ciudadanos nacionales
no sólo debe cambiarse la Constitución Política de 1980 sino y, sobre todo,
expropiarles el poder infra estructural que tienen sobre los propiedad de los medios producción. Es decir, para que el poder
constituyente sea realmente un poder revolucionario, subversivo y emancipador
debe abolir el poder a los dueños de Chile. Ellos han sido los principales
obstáculos para la constitución de un régimen democrático, igualitario y justo.
Santiago Centro, noviembre 2015.
Juan Carlos Gómez Leyton, Dr. en Ciencia Político, FLACSO
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=205193
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