Argentina: El sací y la tierra envenenada
10 de noviembre de 2015
Por Silvana Melo
La ciencia
venció con vacunas a la varicela y al sarampión. Pero nada puede hacer ante el
futuro envenenado. Ante la amenaza del capital predador que lixivia las
conciencias con agua de oro. Cuando los pobladores de Mariana escucharon apenas
un bramido sordo que bajaba entre los cerros, sospecharon que la leyenda se
hacía cuerpo. Cuántas veces fantasearon, como con la visita del sací pereré,
con que los diques de cola de la mina se quebraran. Y se les viniera
el lodazal encima, como una ola envenenada de residuos, hierro y químicos. Como
con el sací, nunca se sabrá qué es verdad y qué no. Salvo con los muertos y los
que desaparecieron debajo del barro, que ya no volverán. Dicen que en el
encolado no había residuos químicos. El sací, con su sola pierna, morocho y de
palmas agujereadas, miente para divertirse. Los dueños de las minas, que son
los dueños de la vida y de la muerte de toda esta historia de Mariana, Brasil,
mienten para cuidarse la espalda.
Quién
sabe cómo seguirá la
vida de los miles de niños embarrados que se salvaron del alud tóxico pero el
lodo penetró por los poros, por el aire que respiran, por el agua que toman,
por el suelo que pisan, veneno aluvional que se quedará siglos en el cuerpo de
un pueblo con nombre virginal que ya no volverá a pararse sobre sus pies en el
sureste de Brasil.
Pero
como los niños se
van volviendo tóxicos con los años de respirar plomo, pisar descalzos
glifosato, manipular barro con 2-4D o tomar agua cianurada, nadie puede
rasgarse las vestiduras al ver las calles saturadas de cadáveres. Porque irán
creciendo enfermos, con retrasos madurativos, con menor comprensión que otros
sin plomo, cianuro, 2-4D o glifosato, con la piel escamada o los pulmones de
cristal. O se enfermarán a los 20 o a los 30, por su propio dique de cola
genético: los venenos que fueron acumulando en el cuerpo y que un día producen
un quiebre y se vuelven cáncer o leucemia. Por ejemplo.
Nadie
sabe qué pasará con los niños de
Jáchal, ahí no más de Veladero, la mina de oro de la Barrick en San Juan.
Gracias a un mensaje de whatsapp se supo que había un caño roto. Y que el agua
contaminada con cianuro de la lixiviación se había derramado y tomado un camino
inexorable hacia el río. Son 15 mil litros, dijeron al principio. Cuando algo
había que decir. Pero salieron y se esfumaron. Nunca llegaron al cauce, re
explicaron. Como el sací pereré, que miente para divertirse. Pero los
directivos de la Barrick lo hacen para cubrirse las espaldas. Juntos, los
directivos y el gobernador Gioja, quien se encogió de hombros y dijo: “cosas
que pueden pasar”. También pasa, por azar, por aplicación de un random en la
historia reciente, que Veladero y el proyecto Pascua Lama están, dicen,
erigidos sobre glaciares y periglaciares. Lo que está prohibido por ley.
Al
Jáchal llegaron un millón de litros de agua cianurada. No
quince mil. Y se volcaron alegremente en el río. No se esfumaron, como
comunicaron los directivos de la Barrick en los primeros momentos de confusión.
Si el
sací pereré se
mete en la cocina, desparrama la sal, pone moscas en la sopa, quema los guisos.
Cuando las megamineras se cuelan en casa revientan los cerros, contaminan el
agua, cambian el color de los ríos y los pájaros de mudan de cielo. Para
neutralizar al sací es suficiente con atraparlo y quitarle el gorro rojo. Las
transnacionales se van cuando dejan la tierra herida y arrasada. Y su marca en
los niños que crecerán con veneno en su sangre.
Investigadores de la Universidad de
La Plata –en sociedad con la Red de Médicos de Pueblos Fumigados- descubrieron
glifosato en el algodón, las gasas, los tampones y las toallitas. Todos
elementos supuestamente esterilizados. "El 85 por ciento de todas las
muestras dieron positivos para glifosato y el 62 por ciento para AMPA, que es
el metabolito ambiental; pero en el caso de algodones y gasas el porcentaje fue
del cien por ciento", dijo el doctor en Química Damián Marino.
El
descubrimiento fue azaroso, mientras se estudiaba la presencia de
agrotóxicos en los alimentos. "Cuando uno utiliza algodón o gasas para
curar heridas o para uso personal higiénico, lo hace pensando que son productos
esterilizados, y resulta que están contaminados con una sustancia
cancerígena", dijo Medardo Ávila Vázquez, referente de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados y legendario impulsor de las Madres de Ituzaingó.
"La mayoría de la producción de algodón en el país es transgénico y
resistente al glifosato; se fumiga cuando el capullo está abierto entonces el
glifosato queda condensado y pasa directo al producto".
Bios
Argentina, en 2014, estudió la orina de un grupo de pobladores
urbanos de Mar del Plata. Lejanos a las zonas agrícolas. El 75% de las pruebas
tenían glifosato. Nadie controla si hay plaguicidas en sangre, orina y leche
materna humanas. Que naturalmente se transmite a los niños. Nadie se inmuta si
no hay cadáveres en las calles. Cuando el daño es lento y no aparece como la
sangre después del disparo, las compañías mineras y las repúblicas sojeras se
frotan las manos y continúan, tranquilas y legitimadas, su depredación
integral.
El
mismo Centro de
Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA – UNLP) demostró que los agrotóxicos
se evaporan y caen, después, con las lluvias. Así como llueven sapitos cuando el sol evapora el agua con los
huevos, también caen herbicidas en las cabezas de los niños que juegan en los
patios de las escuelas.
La
ciencia venció con vacunas a la
varicela y al sarampión. Pero nada puede hacer ante el futuro envenenado. Ante
la amenaza del capital predador que lixivia las conciencias con agua de oro. El
sací pereré es un duende travieso y dañino. Miente para divertirse. Esconde los
juguetes a los niños y pone nerviosas a las gallinas para que no puedan poner
huevos. El modelo extractivo, de vaciamiento de la tierra e intoxicación del
futuro miente para no tener límites. Y se lleva, con su irrupción aluvional, la
libertad de los pájaros y el espíritu de los ríos.
Pelota de Trapo Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Argentina_El_saci_y_la_tierra_envenenada
No hay comentarios:
Publicar un comentario