COLOMBIA:
¿Por qué la
Asamblea Nacional Constituyente ?
Por Huber Ballesteros / Marcha Patriótica / 4 de agosto de 2015 – Son muchas las razones
que cualquier ciudadano de nuestro país podría mencionar y, que no solo
justifican su realización sino que la hacen necesaria.
Veinticuatro años de haberse promulgado la Constitución
del 91 sin que hayamos resuelto los graves problemas económicos, políticos y
sociales que aquejan a nuestra sociedad, es tiempo suficiente para hacer un
balance sobre lo que se pretendió con su expedición y lo que verdaderamente se
ha logrado.
A juicio de muchos, incluidos algunos exconstituyentes, el
haber dado al Congreso la posibilidad de reformar la Constitución fue un grave
error. Con esta facultad que le delegó el constituyente primario, el poder
constituido (gobierno de la oligarquía y capitalismo) ha modificado la
Constitución tantas veces como sus intereses lo han requerido. Si en algún
momento la Constitución del 91 tuvo la intención de ser un tratado de paz, esta
se fue desdibujando con las modificaciones permanentes que se le fueron
haciendo.
Está probado suficientemente que el Congreso de la
República, no es el escenario idóneo para reformar la Constitución; su
compromiso con la violencia, la corrupción y con todos los males que padece
nuestra nación son evidencia irrefutable de su falta de legitimidad, y de que
lo único que han hecho con los cambios realizados, ha sido plasmar sus
intereses personales, de grupo y los del capital nacional y transnacional,
convirtiendo así nuestra carta magna en una colcha de retazos.
Asamblea Nacional Constituyente para un nuevo Pacto
Social para la Paz.
Son muchas las voces y varios los estamentos de la
sociedad que se han pronunciado favorablemente a esta iniciativa; aunque es de
entender que quizás entre ellos existan diferencias en cuanto a
los objetivos, alcances he incluso la manera de conformarla,
pero se coincide en que solo una nueva constitución puede resolver los
problemas del modelo económico, el régimen político, el sistema de
justicia, el desarrollo territorial y de falta de justicia social.
Partimos de dos maneras de llevar cabo una modificación de
la Constitución: El Congreso de la República (poder constituido o constituyente
derivado) mediante actos legislativos; y el Constituyente Primario (el pueblo)
en una Asamblea Nacional Constituyente. En relación al primero puede decirse
que si hay una cosa cierta en este país es el desprestigio del Congreso de la
República; muy pocas personas creen que esta rama del poder público tenga la
legitimidad para reformarse y reformar todo lo que en este país huele a
podrido.
El ejecutivo en todos sus niveles es un nido de
corrupción; aunque sólo se hable del carrusel de la contratación en Bogotá es
un secreto a voces el que ésta campea en todos los niveles e instituciones del
Estado: Presidencia, Ministerios, Institutos, Empresas Públicas, Gobernaciones
y Alcaldías.
El régimen presidencialista con que se gobierna el país,
más parece una monarquía constitucional por la forma como los delfines de la
clase política hacen cola para ocupar la silla presidencial y por los poderes
ilimitados que se le han dado al jefe de Estado, quien termina gobernando como
un dictador. El poder judicial se encuentra también en bancarrota; todos sobre
la aplicación conocida de la “justicia” con diferentes raseros, una justicia
estratificada que obedece a intereses políticos y económicos; convertida por
los poderosos en un rey de burlas y siendo en síntesis un instrumento de
represión contra los pobres y contra quienes se oponen al sistema además de una
fábrica de absoluciones e impunidad para los delincuentes de cuello blanco y
para aquellos que desde el Estado o con la complicidad de sus agentes, violan
los Derechos Humanos y cometen toda clase de crímenes.
Como podemos ver, los tres pilares de la “democracia”
burgués, de la
llamada República Liberal han perdido en nuestro caso toda
legitimidad.
Una constitución cuyos principios de soberanía, servicio a
la comunidad, Estado social de derecho, respeto a los Derechos humanos,
reconocimiento y respeto a la diversidad étnica y cultural y protección de las
riquezas naturales y culturales de la nación son en la práctica letra muerta,
requiere ser modificada para que pueda cumplir con estos y otros fines. En
vista de que la clase política no tiene ni el interés ni la legitimidad para
liderar un proceso de esta naturaleza, corresponde al Movimiento Social y
Popular, a la izquierda y a los sectores democráticos asumir la tarea de
organizar equipos que impulsen y convoquen la realización de pre-constituyentes
en los distintos niveles territoriales de la nación. De ellas deben
salir las propuestas de contenido de Nueva Constitución; las formas de convocarla
y de cómo integrar una Asamblea Nacional Constituyente que sea verdaderamente
representativa de lo que somos y representamos como nación.
Una constituyente que nos dote de una constitución que
haga efectiva la soberanía, la democracia, la paz y la justicia social.
Cárcel la Picota, Julio 29 de 2015.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2015/08/05/colombia-por-que-la-asamblea-nacional-constituyente/
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