Manifiesto del Cónclave Social por una
Asamblea Constituyente
3 de agosto de 2015
Por Conclave Social 251 (Diario red digital)
Diversidad de organizaciones de la sociedad
civil abogaron por una Nueva Constitución, llamaron a asumir de forma
organizada el “proceso constituyente” y respaldaron una Asamblea Constituyente
y un plebiscito. En el acto se realizó una votación simbólica y se hizo un
llamado a realizar una asamblea constituyente para dar con una nueva carta
fundamental.
En tanto, el diputado independiente Giorgio
Jackson aseguró que "el camino es preguntarle a la ciudadanía" y el
diputado Leonardo Soto (PS) afirmó que esta es una oportunidad y que quieren
que "la gente decida tanto la forma como el fondo de la nueva Constitución ".
La actividad se efectuó en el Teatro Nacional
Chileno de la capital del país. Concurrieron representantes de 24
organizaciones de la sociedad civil y varias y varios parlamentarios y
dirigentes políticos. Se trató del Cónclave Social por una Nueva Constitución,
es decir, la confluencia del mundo social, en aras de cambiar la Carta Magna. Además ,
se estableció el compromiso de apoyar la Asamblea Constituyente
como mecanismo del pueblo para avanzar hacia el nuevo texto constitucional.
El siguiente es el texto íntegro del
Manifiesto del Cónclave Social por una Nueva Constitución:
En este momento histórico, el pueblo de Chile,
las chilenas y chilenos vivimos un momento especial de nuestra historia,
enfrentamos uno de los procesos políticos más intensos que un país en paz puede
experimentar.
Luego de años de dictadura y tras décadas de
administración institucional bajo el paradigma normativo de la constitución del
80, nos encontramos frente a una disyuntiva fundamental: decidir cómo queremos
seguir avanzando, si será incorporando la participación de la ciudadanía para
fortalecer la democracia, o si será insistiendo en la vieja práctica donde unos
pocos toman las decisiones, excluyendo a vastos sectores de la sociedad. Sabemos
que lo realizado es un legítimo esfuerzo, pero estamos convencidos que no es
suficiente para responder a las altas expectativas y exigencias de los chilenos
y chilenas por construir un país más justo, equitativo y democrático. Un país
donde los derechos básicos de las personas sean garantizados, y donde la vida
de cada uno y de todos, sea verdaderamente digna, sin exclusiones de ningún
tipo.
Porque Chile lo hacemos todos, todos tenemos
el derecho y el deber de decidir. Entonces, ¿cuál es el mejor camino para
dotarnos de un pacto de convivencia nacional, de una Nueva Constitución? Esa
nos parece una pregunta fundamental. La posibilidad de decidir el contenido de
los fundamentos constitucionales de nuestra vida en comunidad es una
oportunidad única para una generación, y para la sana convivencia de nuestro
pueblo.
Hoy, nuestra política y sus instituciones
enfrentan la crisis de legitimidad más seria desde el retorno a la democracia. La
desconfianza se instaló entre nosotros producto de mecanismos de decisión
excluyentes e insatisfactorios para democracias y sociedades avanzadas. Ya no
resulta suficiente para los chilenos delegar la responsabilidad en nuestros
representantes, más allá de su valor e idoneidad. La ciudadanía quiere y la
democracia requiere más participación y co-responsabilidad en las decisiones.
Así como transparencia efectiva en el
financiamiento de la política en general, comportamiento ético en sus
actuaciones y una relación democrática y sana en la esfera de lo público y lo
privado. Nuestros desafíos y proyecto de desarrollo para el país requieren como
piso mínimo una democracia de calidad, participativa e inclusiva, donde el
poder verdaderamente vuelva al soberano, es decir, al pueblo.
Nuestra Misión
Como parte de la sociedad civil nuestra
misión es hacernos corresponsables de este proceso constituyente. Para nosotros
ya comenzó y queremos enfrentarlo de forma organizada desde nuestros lugares de
trabajo, sindicatos, gremios, juntas de vecinos, ciudades y barrios. No
pretendemos que una nueva constitución todo lo resuelva, queremos simplemente
que las reglas del juego de nuestra convivencia sean las mismas para todos y
que nadie corra con ventajas. Queremos un pacto justo y digno.
El proceso constituyente se inició el mismo
día que se aprobó la Constitución de 1980, pues su origen no democrático
siempre representó un problema para hacerla propia por parte de la gran mayoría
de chilenos y chilenas. Hoy más que nunca se instala con claridad la exigencia
de comenzar un proceso de deliberación constitucional, participativo y
vinculante que se haga cargo del insostenible respaldo a una discusión
constitucional excluyente.
Nos sentimos parte de un esfuerzo colectivo de un largo camino,
heredero de las luchas de los trabajadores, la lucha por la defensa de los
derechos humanos, la Asamblea de la Civilidad, de la Mesa Social por la
Educación, de la Mesa
Social para un Nuevo Chile, de la Mesa para un Plebiscito, de
los movimientos por una Asamblea Constituyente que nos convocaron a marcar el
voto en las ultimas elecciones presidenciales, y de tantos otros esfuerzos de
reflexión constitucional que han existido en nuestro país desde distintas
visiones políticas que hoy convergen y se suman.
En este sentido permítannos recordar el Manifiesto por una Nueva
Constitución y DDHH Indígenas publicado en julio de 2013 y suscrito por más de
100 personas de los nueve Pueblo-Naciones pre-existentes al Estado de Chile,
cito: “la legitimidad de una nueva Constitución Política de la República de
Chile, para que sea inclusiva y democrática, requiere de la representación y
participación activa de los Pueblos Naciones Originarias y la incorporación de
sus derechos colectivos en el texto constitucional en los términos y alcance
expresados en el Derecho Internacional, de protección de los derechos humanos
de los Pueblos Indígenas. Cualquier fórmula constitucional que no considere su
participación activa, en una Asamblea Constituyente o cualquier otro proceso de
reforma, será ilegítimo si no se incluyen las representaciones de los Pueblos y
Naciones originarias en el debate nacional”.
Hoy saludamos todas esas experiencias e
invitamos a todos los chilenos y chilenas a trabajar juntos en un espacio
abierto, para encontrar la forma colectiva de avanzar en la discusión amplia de
una nueva carta fundamental que garantice nuestros derechos, libertades y
convivencia social.
Estamos convencidos de que si este proceso
constituyente resurge con mayor fuerza hoy, es como resultado y necesidad de
este nuevo ciclo político, que es producto de los innumerables esfuerzos y
batallas de las cuales nos sentimos parte activa. Desde las movilizaciones que
permitieron recuperar la democracia y más tarde confrontar los abusos del
modelo, hasta el proceso de acumulación de fuerzas de las más diversas
manifestaciones sociales que tuvo su explosión en 2011 con los movimientos
ambientalistas, estudiantiles, a los que se sumaron profesores y trabajadores
por todo el país.
Estas luchas hoy pueden desembocar también, en
la participación activa, a través de un plebiscito, para definir una Nueva
Constitución para Chile. Una Constitución que se funde en el poder democrático
del pueblo soberano.
El propósito que nos anima y moviliza es
desatar el debate nacional sobre un proceso constituyente de calidad. Un
proceso que nos merecemos. Una nueva constitución es también una escuela de
educación cívica sobre derechos y deberes en la convivencia de un país y su
futuro. Las organizaciones que aquí nos reunimos tenemos distintas visiones
sobre ese futuro pero tenemos la certeza que es juntos como lograremos
realizarnos personal y colectivamente. Queremos hacer un camino donde tanto
nuestros recursos naturales como nuestras preocupaciones, necesidades, y
derechos estén garantizados.
Somos una plataforma social y política para influir tanto en los
mecanismos como en los temas a tratar. Sin agotar el debate que le pertenece a
la deliberación constituyente, tampoco queremos iniciar un camino sin
orientaciones claras sobre los principales temas que preocupan a las grandes
mayorías del país. Queremos que el proceso constituyente aborde el los temas a
tratar y también la forma de deliberación constituyente.
Quienes conformamos este espacio estamos convencidos que tanto la
forma como el fondo tienen un valor preponderante en la calidad del proceso
constituyente que nos demos. Por eso abrazamos la idea de que sea mediante una
Asamblea Constituyente porque estamos convencidos que es la mas poderosa
posibilidad para un autentico debate constitucional.
Entendemos la Asamblea Constituyente
como un foro acotado y deliberativo de ciudadanos y ciudadanas electos de entre
sus pares, de forma democrática y representativa. Ellos y ellas se reúnen
únicamente para redactar un texto fundamental y luego se disuelven.
Entendemos el temor que a otros compatriotas
legítimamente o por desconocimiento esta forma de elaboración constitucional
les provoca.
Aún cuando es nuestro convencimiento, no
queremos imponer una manera por capricho ni por conveniencias circunstanciales.
Sostenemos esta alternativa por ser aquella cuya legitimidad es más amplia y
profunda. Aún más, estamos disponibles para ir a un referéndum que consulte a
los ciudadanos y ciudadanas el mejor camino. Queremos que Chile decida.
Este camino como cualquier otro requiere un
acuerdo institucional de origen político y también de amplia legitimidad social
y ciudadana. Este acuerdo es político y social, por eso el plebiscito
representa una oportunidad para que cada uno proponga el mecanismo que mejor le
parezca. Sin embargo, para ello necesitamos que sea el ejecutivo y el congreso
quienes lo hagan viable institucionalmente. Queremos un nuevo pacto entre todos
y todas, que surja legítimamente, pero no queremos que se esgriman excusas
menores para obstaculizar o confundir a la ciudadanía. Queremos que
Chile decida.
Los que aquí estamos creemos en la política y
en la democracia, en la organización de las fuerzas sociales y populares, y en
la defensa legitima de sus derechos e intereses por eso exigimos que la participación
del pueblo en este debate sea no solo incidente sino también vinculante.
Ponemos el valor en el proceso porque también allí se juega el contenido de
nuestra futura constitución.
Queremos hacer visible, de carne y hueso, que
la mayoría de chilenos que declara querer una nueva constitución, quiere
también que esta se realice a través de una asamblea constituyente.
Las cosas pueden ser distintas…
Las cosas pueden ser distintas…
Coincidimos con muchos que Chile no es una
hoja en blanco. Es verdad después de una nueva constitución tendremos que salir
a trabajar como todos los días, así como después de cada elección de
presidente, parlamentarios y alcaldes debemos saber llevar el sustento a
nuestras casas, es verdad. Pero también es verdad que los trabajadores y
trabajadoras de Chile nos levantaremos de manera distinta y viviremos en
condiciones distintas, de más equidad y justicia, con una constitución que
hayamos decidido entre todos y todas, y que sea capaz de garantizar los
derechos que nos son propios, dando origen a un pacto de convivencia validado
colectivamente y que refleje la diversidad que de lo que somos.
Si este proceso constituyente es de calidad,
solo imaginar en lo que Chile puede convertirse es prometedor. Que frustrante
sería que este deseo y voluntad no fueran escuchados, que fuese desoído o
ignorado deliberadamente para asegurar granjerías de poder, sociales o
económicas. Queremos que Chile decida.
El plebiscito es la herramienta democrática,
participativa e institucional de consulta a la ciudadanía. Somos
claros y no admitimos confusiones o ambigüedades artificiales. Nos convoca y
moviliza un proceso constituyente de calidad que cumpla con los estándares
propios que demanda la seriedad de un nuevo pacto social, político e
institucional para nuestro país. Proponemos un proceso constituyente como
momento deliberante y pedagógico para la ciudadanía en general, y especialmente
para las fuerzas sociales organizadas. Lo hemos dicho, no basta con que sea
incidente, debe ser además vinculante, a través de un plebiscito que desencadene
la posibilidad de escribir una nueva constitución democrática, participativa y
que garantice los derechos de todos los chilenos y chilenas.
Derechos que por tantos años han sido
conculcados por un modelo injusto y heredado de la constitución del 80.
Reiteramos fuerte y claro: proponemos una nueva constitución, realizada por vez
primera a través de una Asamblea Constituyente.
¡Todo Chile está invitado a sumarse!
¡No hay acuerdo político sin participación del
pueblo ni la fuerza de la ciudadanía!
¡Nos declaramos desde hoy 25 de julio en
Conclave Social hasta lograr una Nueva Constitución, un Plebiscito Ahora y una
Asamblea Constituyente!
Organizaciones Adherentes:
Central Unitaria de Trabajadores CUT
Asociación Nacional de Empleados Fiscales ANEF MarcaAC Colegio de Periodistas
Federación Nacional de Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud
(Fenpruss) Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD)
Asociación Chilena de ONGs ACCION Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular (Sintrapac)
Confederación Nacional de Funcionarios de Educación Municipalizada de Chile
(Confemuch) Corporación Humanas Ciudadano Inteligente Coordinadora de Padres y
Apoderados por el Derecho a la Educación (Corpade) Sindicato de Actores de
Chile (Sidarte) Colectivo Lésbico Chileno Camión Rosa Coordinadora Nacional
Estudiantes Secundarios Cones) Confederación de Trabajadores del Comercio
(Consfecove) Movimiento por la Diversidad Sexual (Mums) Corporación Nacional de
Consumidores y Usuarios (Conadecus) Derechos Sexuales y Reproductivos (Miles)
Chile Sustentable Consejo de Defensa Patagonia Chilena La Caleta Arteduca
http://www.diarioreddigital.cl/movimiento-social/6648-conclave_ac.html Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=201746
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