El nuevo levantamiento indígena
14 de agosto de 2015
14 de agosto de 2015
Por Ileana Almeida (Rebelión)
El papa Francisco sabía lo que decía: “-El pueblo se levanta por
su dignidad”. La necesidad de justicia, que siempre han expresado los indígenas
frente a los abusos de los poderes que les han oprimido, toma una vez más la
forma de reacción conjunta ante un gobierno adverso a sus intereses y a los de
otros sectores populares. Los levantamientos indígenas que se han sucedido a lo
largo de la historia se gestaron en las comunidades del campo y luego se
extendieron a las organizaciones nacionales cuyas sedes están en las ciudades.
Ahora hay algo nuevo: los indígenas se organizan de manera más compleja; sin
dejar de lado su pertenencia comunal y su conciencia nacional, están dispuestos
a converger con las organizaciones citadinas, con los sindicatos obreros, que
enfrentan al gobierno con postulados de lucha social y económica, y con las
organizaciones ecologistas que se oponen y denuncian la necrosis ambiental
causadas por las empresas mineras.
Cuando el presidente Correa comenzó su mandato hubo algunos pedidos para que se sensibilizara frente a las formaciones tradicionales indígenas que nunca el Estado había tomado en cuenta, pero se mostró indiferente y su visión totalizadora y egocéntrica le impidió percibir lo que histórica y culturalmente representan aquellas. Algunas personalidades de prestigio internacional, que han luchado durante años por los derechos conculcados a los pueblos indígenas, como el sociólogo peruano Aníbal Quijano, intercedieron para que se protegiera los rasgos étnicos, históricos, territoriales, nacionales, y para que el Estado no dictara leyes que empeoraranla situación. Otros apoyaron políticas a favor de
los indígenas, que habrían resultado de vanguardia porque partían de premisas
que garantizaban que prevalecieran la justicia, la ciencia y los cambios
revolucionarios auténticos.
Pero el mandatario se mantuvo en su proyecto:la cuestión Indígena
no existe y todo se reduce al enfrentamiento de pobres ricos. Semejante posición
devino en un error fatal. Algunos funcionarios, que habían hecho su modo de
vida en las ONG´s dedicadas al desarrollo comunitario, que habían trabajado por
los derechos comunales y la autodeterminación de los pueblos, ya en el gobierno
de la “revolución ciudadana” perdieron su sensibilidad y se adaptaron a la
política oficial. Sin embargo, para entonces las nacionalidades, herederas de
las comunidades ancestrales, ya eran parte sustantiva de la política nacional.
Un gobierno de veras democrático y de avanzada no puede ignorar las relaciones y convenciones de las culturas tradicionales que existen en el Ecuador. Debió más bien fortalecerlas y hacerlas parte de su proyecto de país. Es lamentable, pero eso no ocurrió. Por el contrario, la política oficial tiene en su mira a las nacionalidades indígenas. La Ley de Aguas desechó la propuesta de un consejo plurinacional para manejar el agua, con lo que se hizo aparecer a este planteamiento como obsoleto, a pesar de tratarse de una práctica sabia y útil para una sociedad agraria como es la nuestra en apreciable medida.
La Ley impuesta ha terminado con el cuidado de los páramos, donde nacen las fuentes que permiten el regadío y dan origen a los ríos de la vertiente amazónica y del Pacífico. Las comunidades indígenas son las primeras perjudicadas, pero a la larga lo será todo el país.
El presidente ha declarado que las pequeñas parcelas de tierra, indígenas sobre todo, son una rémora para el desarrollo a pesar de que su producción abastece a buena parte dela
población. Se trata de favorecer los monocultivos de las
grandes empresas…
El gobierno privó del manejo autónomo dela Educación
Intercultural Bilingüe a las organizaciones de los pueblos
originarios, y la puso bajo a órdenes del Ministerio de Educación. Cierto es
que había que perfeccionar el proyecto, pero era una institución de ellos, de
los indígenas; les daba confianza en su capacidad, visión propia sobre sus
propios problemas, les proporcionaba la conciencia de pueblos con identidad
histórica.
Con los libros y textos que se elaboraron, la lengua pasó de oral a escrita; se comenzó a escribir la historia de las nacionalidades, de sus levantamientos y luchas. Todo esto fue desechado. Ahora hay lujosas “escuelas del milenio” que carecen del contenido cultural y social que tenían las escuelas manejadas por profesores indígenas. En suma, se retrocedió y se desfiguró la idea de un Estado Plurinacional.
Ileana Almeida <ilalo@andinanet.net>
Cuando el presidente Correa comenzó su mandato hubo algunos pedidos para que se sensibilizara frente a las formaciones tradicionales indígenas que nunca el Estado había tomado en cuenta, pero se mostró indiferente y su visión totalizadora y egocéntrica le impidió percibir lo que histórica y culturalmente representan aquellas. Algunas personalidades de prestigio internacional, que han luchado durante años por los derechos conculcados a los pueblos indígenas, como el sociólogo peruano Aníbal Quijano, intercedieron para que se protegiera los rasgos étnicos, históricos, territoriales, nacionales, y para que el Estado no dictara leyes que empeoraran
Pero el mandatario se mantuvo en su proyecto:
Un gobierno de veras democrático y de avanzada no puede ignorar las relaciones y convenciones de las culturas tradicionales que existen en el Ecuador. Debió más bien fortalecerlas y hacerlas parte de su proyecto de país. Es lamentable, pero eso no ocurrió. Por el contrario, la política oficial tiene en su mira a las nacionalidades indígenas. La Ley de Aguas desechó la propuesta de un consejo plurinacional para manejar el agua, con lo que se hizo aparecer a este planteamiento como obsoleto, a pesar de tratarse de una práctica sabia y útil para una sociedad agraria como es la nuestra en apreciable medida.
La Ley impuesta ha terminado con el cuidado de los páramos, donde nacen las fuentes que permiten el regadío y dan origen a los ríos de la vertiente amazónica y del Pacífico. Las comunidades indígenas son las primeras perjudicadas, pero a la larga lo será todo el país.
El presidente ha declarado que las pequeñas parcelas de tierra, indígenas sobre todo, son una rémora para el desarrollo a pesar de que su producción abastece a buena parte de
El gobierno privó del manejo autónomo de
Con los libros y textos que se elaboraron, la lengua pasó de oral a escrita; se comenzó a escribir la historia de las nacionalidades, de sus levantamientos y luchas. Todo esto fue desechado. Ahora hay lujosas “escuelas del milenio” que carecen del contenido cultural y social que tenían las escuelas manejadas por profesores indígenas. En suma, se retrocedió y se desfiguró la idea de un Estado Plurinacional.
Ileana Almeida <ilalo@andinanet.net>
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202139
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