Este 9 de Agosto tendrán lugar las Primarias Abiertas, Simultáneas
y Obligatorias (PASO), la antesala de las elecciones presidenciales de Octubre.
Desde la
Organización Política La Caldera llamamos a votar a la Lista Unidad , en el
Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Compartimos en este documento los
motivos de este pronunciamiento y nuestra posición frente a los debates y
desafíos que la izquierda debe afrontar de cara al próximo periodo.
Fin de ciclo y oportunidad para la izquierda
Fin de ciclo y oportunidad para la izquierda
Luego de doce años de
kirchnerismo frente al poder ejecutivo nacional, nos encontramos ante el cierre
de un ciclo polìtico en el país. Sin revertir la estructura dependiente del
capitalismo argentino, el gobierno del Frente Para la Victoria
logró recomponer la gobernabilidad burguesa luego de la crisis orgánica de
2001.
La fuerza política
gobernante ha encontrado en estos años una fuerte oposición por derecha. Esto
se explica en parte por las pretensiones de autonomía que el kirchnerismo ha
mostrado respecto a algunos bloques burgueses. A su vez, el gobierno hizo
propia gran parte de la agenda del reformismo y la centro-izquierda,
desarticulando ese espectro político. Las corrientes anticapitalistas, por
nuestra parte, hemos consolidado un piso político y organizativo
cualitativamente superior al periodo anterior (1976-2000).
La emergencia del
Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en el plano electoral, se
presenta en ese marco como una oportunidad para proyectar ese crecimiento hacia
una política de masas que coloque a la clase trabajadora en un rol decisivo y
protagónico. Para nosotrxs, la lucha electoral del FIT debe ser valorada en
virtud de nuestro objetivo estratégico: que la masas ejerzan el poder por sí
mismas, de acuerdo a su propia institucionalidad. Considerada en esa perspectiva
podremos determinar con justeza en qué medida esta lucha, y la acción de
nuestra tendencia anticapitalista en ese marco, acumula para esta perspectiva
clasista.
Scioli y Macri: Las
dos caras del capitalismo dependiente
La "década
ganada" se nutrió del elevado precio de los bienes primarios exportables y
el crecimiento de la explotación laboral mediante un aumento de la
productividad superior al del salario real de lxs trabajadorxs. La burguesía
agroexportadora, minera, energética, financiera e industrial, se la "llevó
en pala". Los más de cien mil millones de dólares que se fueron en pago de
la ilégitima deuda externa, y tanto más en fuga de capitales, constrastan con
las moderadas cuotas de reinversión productiva, recalificación de la fuerza de
trabajo y aumento del empleo (precarizado).
La capacidad del
kirchnerismo de intervenir en la distribución de esa inmensa riqueza acompañó
el restablecimiento de la gobernabilidad, la legitimidad social de las
instituciones del sistema y el crecimiento de su propia fuerza. De esta forma
pudo mediar con cierto éxito en el tira y afloje de las conducciones sindicales
con la patronal, controlando la autoactividad obrera, al tiempo que desplegó
políticas públicas que ofrecieron un piso básico de ingreso para las fracciones
estructuralmente más empobrecidas de la clase trabajadora.
Pero la mejora de
algunos indicadores sociales fue sólo pasajera. La fuga de capitales y la
renuencia de la burguesía industrial a reinvertir sus ganancias; el límite
puesto por el bloque burgués agrofinanciero a las retenciones; el apriete de
los fondos buitres; y el descenso del precio de los bienes exportables, han
demostrado inviable la continuidad del modelo neodesarrollista-extractivista y
el mantenimiento de aquellas mejoras parciales en el tiempo.
El PRO, principal polo
opositor del Gobierno, se muestra como una salida liberal en el plano económico
y conservadora en el plano político a esta nueva crisis. Es esperable que, en
un hipotético gobierno, enfatizaría el control privado sobre los sectores
estratégicos de la economía y la subordinación estatal al núcleo de poder
histórico de nuestro país; pero en los trazos estructurales del actual modelo
de acumulación capitalista extractivista no hay grandes diferencias.
Por su parte, todo indica
que Scioli continuará con el ajuste (o “sintonía fina”) que el kirchnerismo
viene aplicando desde 2011. El perfil transversal, progresista, nacional y
popular seguirá siendo apenas una pata de una fuerza social peronista que asume
que no se puede más que renegociar los márgenes de la dependencia.
Sin embargo, amén de
su progresiva convergencia programática, el dato dominante de la escena
política sigue siendo la polarización entre estas dos alternativas burguesas,
lo que representa un enorme desafío político para la izquierda.
A pesar de la crisis
económica y un deterioro de su capacidad de seguir otorgando concesiones, una
parte importante de lxs trabajadorxs votará al Frente Para la Victoria .
El tenso tironeo redistributivo en torno a la renta agraria y
el impuesto al salario, es el eje del proyecto de conciliación de clases que
promueve el gobierno, dando un piso de ganancias a los capitales menos
competitivos y sosteniendo por esa vía el empleo, así como el gasto social. Aún
con un repudio creciente al impuesto al salario, esta polìtica no deja de tener
atracción sobre sectores de trabajadorxs.
Por su parte, el
bloque cacerolero y agrarista forjado desde 2008 incluye parte de la burguesía
que controla sectores competitivos –vía control de la renta de la tierra-
conducciones sindicales burocráticas, pasando por amplias capas de la pequeño
burguesía históricamente ligadas a esa inserción en el mercado mundial. A este
sector se le presenta la conciliación de clases como un derroche a favor de
sectores improductivos.
La situación mundial
que tiende a un multilateralismo interimperialista, le permite a la fuerza
conducida por el kirchnerismo negociar a varias bandas por arriba. El fracaso
de algunas negociaciones claves con el capital occidental, como en el caso de
los buitres, lleva al gobierno a apoyarse crecientemente en acuerdos
financieros con el tándem del imperialismo ruso y chino, criticadas
hipócritamente como entreguistas por sectores capitalistas vinculados al
imperialismo yanqui. A su vez, la crisis de la integración regional vía
Mercosur y/o ALBA recorta la opción del capitalismo autónomo regional que
defiende discursivamente el gobierno, reforzando como únicas alternativas de la
burguesía la sumisión a uno u otro bloque.
Es evidente que en ambas
fuerzas sociales lxs trabajadorxs tiene un rol subordinado, bajo la conducción
de diversas fracciones burguesas, sin poder propio, es decir, independiente,
sea en los lugares de trabajo y de reproducción de la vida, sea en la
conducción general del proyecto político.
El debate electoral en
la izquierda y nuestra apuesta por el Frente Único
La emergencia del FIT
abre oportunidades para expresar una política independiente ante esta
polarización entre las fuerzas burguesas. En ese marco, existe un debate sobre
el carácter del frente y su posible apertura.
La ampliación –aunque
muy limitada- de las listas del FIT en CABA, integrando algunos pocos sectores
del tronco histórico de la
Nueva Izquierda , que integran Pueblo en Marcha, presenta un
punto de apoyo sobre el cual generar un Polo Anticapitalista de reagrupamiento
entre numerosas fuerzas de nuestra tradición, que en caso de hacerse un lugar
como otra pata del FIT abriría la posibilidad de una mayor capacidad de
interpelación y arraigo popular, una mayor vida interna e incluso de una
revitalización del frente. Entendemos que esa ampliación debiera darse hacia
todos los sectores clasistas y combativos que acuerden con un programa de
independencia de clase, superando el internismo para intentar replicar cada vez
más la unidad electoral y de perspectiva política general en el ámbito de la
lucha callejera y la resistencia al ajuste que se viene.
Pero esta perspectiva
implica también precisar los aportes que nuestro sector político puede hacer al
debate programático y el perfil de intervención político-electoral de esa
herramienta, dando mayor centralidad a la necesidad de la autoorganización
desde las bases para avanzar en la conquista de nuestras reivindicaciones. Para
ello las diversas organizaciones de la Nueva Izquierda
Anticapitalista debemos ponernos como actores constructivos
que afrontemos la política de masas en las condiciones que nos marca este
período, politizando las organizaciones de base tanto en la construcción del
poder local como en la mirada político general, hoy mediada en parte por la
lucha electoral.
Nos convocamos por lo
tanto como Nueva Izquierda Anticapitalista a trabajar conscientemente por la
perspectiva de la apertura y superación del FIT. Para ello la crítica a sus
tendencias más sectarias deberá tener expresión en todos los terrenos de la lucha. Llamamos a
votar por eso
a la Lista Unidad ,
encabezada por el PO e IS, porque expresa hoy el intento más avanzado, aunque
muy limitado, de construir un Frente Único electoral de las organizaciones
anticapitalistas en Argentina. Cabe señalar que valoramos algunos aspectos de
las listas y campaña electoral desarrollada por el PTS en el marco de la
interna del FIT, como la composición mayoritariamente femenina y juvenil de sus
listas; la integración de importantes referentes de las luchas sociales y
sindicales extra-partidarixs; y la impronta disruptiva de sus candidatxs en la
intervención parlamentaria y callejera. Pero comprendemos que estos aspectos
positivos de su campaña acumulan políticamente para una visión sectaria
respecto al desarrollo del FIT que privilegia las luchas intestinas entre las
organizaciones trotskistas que actualmente integran el frente, reforzando el
rol del propio partido como pretendido depositario de la revolución, en
detrimento de la unidad y la convergencia de distintas tradiciones en el
desarrollo de una política de masas de carácter anticapitalista. Esta práctica
sectaria y autoproclamatoria no es privativa del PTS dentro el Frente de
Izquierda, son prácticas muy arraigadas y presentes también en los partidos que
encabezan la Lista Unidad ,
pero es necesario reconocer en los escenarios concretos cuándo se está
profundizando esa orientación y cuando existen movimientos en el sentido
contrario, como el que expresa en el marco de estas elecciones el llamado de la Lista Unidad a la
ampliación del FIT según la concepción del Frente Único.
Es nuestro desafío
trabajar porque ese Frente Único contenga a las diversas tradiciones políticas
de la clase que apuestan por una alternativa política de lxs trabajadorxs y el
pueblo pobre, y se extienda más allá de la táctica electoral, a todos los
planos de la lucha política y social.
Fuente: http://www.lacalderaop.com.ar/2015/08/nuestra-posicion-ante-las-paso-agosto.html
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