Fuera Milani, fuera la Side
28 de diciembre de 2014
Por Marcelo Ramal
El kirchnerismo ha
concluido 2015 con una velada crisis de gabinete, en torno de la crucial
cuestión de los aparatos de represión e inteligencia que él mismo prohijó a lo
largo de una década. No es un secreto que la destitución de los jefes de la ex Side fueron la reacción
oficial a la filtración de datos sobre las corruptelas K, desde los “servicios”
hacia la justicia. Sin
ir más lejos, la mayor de esas denuncias -la operación de lavado de dinero
entre Lázaro Báez y los K- habría sido provista a los jueces desde las usinas
de los “servicios” oficiales. El kirchnerismo montó un férreo sistema de
espionaje y delación, que se expresó en el Proyecto X y otras operaciones de
fisgoneo sobre el movimiento popular. Hace rato, sin embargo, que estos
“servicios” iniciaron su pasaje al poskirchnerismo y a la oposición política,
agregando otro episodio a la disgregación oficial. Pero la activación de
denuncias en los estrados revela una cuestión de mayor alcance: el sistema
judicial es una criatura de los “servicios”. La infiltración es mucho más
vasta: por caso, un histórico de la Side, Darío Richarte, vicerrector de la UBA
que cogobiernan los K con las camarillas radicales, es también el abogado de
Boudou y, según algunos, propietario en las sombras de los medios del grupo Szpolski. La crisis de estos días,
en definitiva, pone de manifiesto el carácter conspirativo de la llamada
“democracia argentina”, movida en las sombras por elementos ligados a
camarillas capitalistas y a los servicios de inteligencia
internacionales.
Massa, Macri
Por eso mismo, la
responsabilidad en el “régimen de servicios” se extiende a la oposición. Se ha
revelado que uno de los capos del espionaje, Francisco Larcher, fue expulsado
por Cristina a raíz de su afinidad política con Massa. Un columnista de La
Nación ha señalado que “es sorprendente que Massa no desmienta que su frente,
denominado “renovador” incluye una parte del aparato estatal de inteligencia”
(22/12).
En todos estos
años, las tareas de los servicios kirchneristas se desplegaron ante la completa
impotencia del Congreso y, en particular, de su “bicameral de control de las
actividades de inteligencia”. Las razones de esta inoperancia deben encontrarse
en la complicidad de todas las fracciones opositoras. El mismo columnista
señala que los “servicios” lograron la complacencia del PRO cuando, a cambio de
la postulación de una diputada macrista ligada al espía Larcher en esa
bicameral, le prometieron a Macri que “iban a aliviar su situación en la causa
por espionaje clandestino del espía Ciro James” (ídem). Está muy claro que, a
cambio de esta complacencia PRO, el kirchnerismo bajó los decibeles en el
escándalo de Fino Palacios y los espías porteños, que debió haber terminado con
la destitución de Mauricio Macri.
Milani
En este cuadro, la
crisis intentó cerrarse con dos movidas que retratan la catadura de los
“nacionales y populares”. Por un lado, Cristina colocó como jefe de gabinete de
facto a Aníbal Fernández, un histórico provocador contra el movimiento popular.
Del otro, ha reforzado las atribuciones del Ejército y del represor César
Milani como jefe del espionaje interior. Esta decisión, sin embargo, ha llevado
a la crisis a un plano superior, pues Milani acaba de ser citado a indagatoria
en la causa que lo responsabiliza por la desaparición del conscripto Ledo. Nora
Cortiñas, por su parte, ha reclamado que se lo investigue por el secuestro de
su propio hijo. La designación de Milani -un hombre de la inteligencia militar-
al frente del Ejército, delató la intención oficial de devolverle a las fuerzas
armadas un protagonismo inédito en los últimos treinta años, con vistas a
trasladarle a las masas el fardo de la crisis. Por eso mismo, una caída de Milani
implicaría una victoria contra esa orientación represiva. Con esa comprensión,
nuestros diputados presentaron muy tempranamente una iniciativa en el Congreso
(ver recuadro). Ahora, la crisis abierta replantea con fuerza esta lucha, que
debemos unir a la denuncia de todo el carácter conspirativo del Estado y de sus
“servicios”. Señalamos la complicidad de los opositores tradicionales, que han
gobernado y gobiernan con los espías, y llamamos a redoblar la movilización
independiente para que se vaya Milani; por la apertura de todos los archivos de
inteligencia y la disolución de los organismos de espionaje y delación del
Estado.
Fuente:
http://www.po.org.ar/prensaObrera/469/politicas/fuera-milani-fuera-la-side
No hay comentarios:
Publicar un comentario