martes, 20 de enero de 2015

"Nos lleva a prestar particular atención a los acuerdos firmados con China y la posibilidad de que se conviertan en una entrega de recursos naturales y energéticos a cualquier costo con el fin de lograr dicho objetivo".

Aspectos de la relación comercial entre Argentina y China

Por: Juan Manuel Boccacci (RED ECO)

Se anunció esta semana el viaje que la presidenta realizará en el mes de febrero hacia China. La visita se produce luego de que el Senado diera media sanción a la ley que avala el “Convenio marco de cooperación” que propicia tratados comerciales con el país asiático. ¿Cómo queda parada la Argentina en esta línea de negocios que desde hace tiempo se volvió fundamental para el país?, ¿de qué manera se llevará a cabo? Red Eco Alternativo.

Las relaciones económicas con China se incrementaron en forma exponencial desde el año 2000, transformándose en el segundo destino en materia de exportaciones desde 2010. Este incremento se explica en la necesidad del gobierno chino de obtener materias primas, que por las condiciones de su territorio no puede producir, destinadas tanto al consumo interno de su población, como a abastecer su desarrollada industria. De esta forma, China salió al mundo en busca de estas materias primas y encontró en América Latina un mercado accesible para estos fines.


La crítica fundamental que ciertos analistas hacen a la relación comercial de Argentina con el gigante asiático hace referencia a la primarización de la economía que dicha relación propicia. Como dijimos anteriormente, China no solo es el segundo país al que van dirigidas nuestras exportaciones sino que su composición está dada casi totalmente por materias primas, siendo las más importantes la soja (y sus derivados) y aceites crudos de petróleo.


A su vez, China comenzó a desembarcar en América Latina con inversiones directas. Dentro de este tipo se encuadran los convenios comerciales firmados por la presidenta Cristina Fernández y su par asiático en julio pasado. Las inversiones chinas son en parte para obras de infraestructura (rutas, puertos, desarrollo ferroviario, sistemas de riegos, etc.) que se orientan al abaratamiento de los productos primarios que exportamos. Es decir que no se da un desarrollo industrial interno para sumar valor a estos productos primarios. Las críticas sobre este modelo están centradas en que se replica un modelo centro-periferia, en el que la Argentina ocupa un lugar predeterminado como abastecedora de este tipo de mercancías con escaso valor agregado, reforzando su posición histórica de “granero del mundo”. Frente a una retórica que desde el gobierno declama la “industrialización” del país, los acuerdos con uno de nuestros principales centros exportadores cimientan este tipo de inserción para la economía argentina.

El modelo extractivo bajo la lupa
Otra
pregunta a realizarse es a qué costo se da dicho ingreso a la economía mundial, y en este caso particular, vehiculizado a partir de los tratados comerciales con el gobierno de China.


Así como decíamos que el país asiático ocupa un lugar central para las exportaciones locales, la Argentina tan sólo aporta el 0,4% de las importaciones chinas. A su vez, la Argentina se encuentra en una situación económica delicada marcada por la necesidad de conseguir divisas extranjeras. En este contexto se ubica el acuerdo bilateral de “swap” entre los bancos centrales de ambos países, por el que el gobierno chino otorgó 11.000 millones de dólares para fortalecer las reservas de nuestro país.

Argentina necesita inversiones en moneda extranjera para poder hacer frente a sus compromisos externos. Esto nos lleva a prestar particular atención a los acuerdos firmados con China y la posibilidad de que se conviertan en una entrega de recursos naturales y energéticos a cualquier costo con el fin de lograr dicho objetivo. En el artículo quinto del “Convenio” avalado por la Cámara de Senadores hace días, se estableció la posibilidad de otorgar por adjudicación directa proyectos de infraestructura a empresas del país asiático: “Las adquisiciones (…) podrán efectuarse a través de adjudicación directa siempre que estén sujetos a financiamiento concesional de la parte china y que la adjudicación se realicen en condiciones ventajosas de calidad y precio”.

Por otra parte, en el artículo sexto, que tiene por título “Facilidades”, se menciona la posibilidad de otorgar a las nacionales de cada parte “facilidades para la realización de actividades lucrativas, ya sean laborales o profesionales, como empleados o por cuenta propia (…)”. Esto despertó quejas de sectores del sindicalismo, y obligó al senador Miguel Ángel Pichetto (Frente para la Victoria) a mencionar que en el convenio se respetaría la mano de obra nacional. Dichos “arreglos” al convenio no podrán formar parte del mismo ya que el Congreso no puede modificar un tratado bilateral entre países, por lo que el senador mencionó que se “dejará aclarado el espíritu” del mismo. A su vez, y tomando en cuenta el continuo afluente de mano de obra china en nuestro país, este artículo sigue significando un punto espinoso y cuanto menos polémico. Bien sabemos que el afluente inverso, de mano de obra Argentina a China, no es algo que se practique en la actualidad.

El sector energético y petrolero es uno de los que se menciona como destino de inversiones chinas. En este marco, las políticas que el gobierno viene desarrollando en la explotación de recursos naturales nos presentan un panorama crítico. A la firma del polémico acuerdo comercial entre YPF y Chevron para la explotación de Vaca Muerta (con cláusulas que aún siguen sin darse a conocer), se debe sumar el fomento a la utilización de técnicas como el “fracking”, sumamente dañinas para el medio ambiente.

La reciente aprobación de la “ley de hidrocarburos” aporta otro punto crítico en las políticas extractivas que el gobierno propició. Actualmente en la provincia de Jujuy la empresa estatal Jemse (asociada a una de origen chino) realiza explotaciones ilegales del petróleo dentro del Parque Nacional Calilegua, contaminando arroyos y cursos de agua que luego son consumidos por la comunidad de Caimancito y Yuto.

Por otra parte, al ser este un Convenio que fija un marco, en definitiva no queda claro qué se firmará con el Gobierno Chino. Como puede leerse en el artículo segundo: “Se firmarán convenios específicos en los que se detallará el plan de trabajo, el procedimiento para la recepción y el uso de los fondos y el perfil de la participación de las distintas partes en cada caso”. Parte de esto seguramente se definirá en el próximo viaje de la Presidenta.

Todos estos aspectos conforman un contexto específico dentro del cual se da un nuevo impulso a las relaciones comerciales con el gobierno chino. Las medidas tomadas hasta ahora apuntan a mantener a la Argentina como encargada de producir materias primas para los países centrales, lejos de la pretendida industrialización que se pregona desde el gobierno. Y con un alto costo para los recursos naturales y el medio ambiente, otras de las víctimas del pretendido “modelo”.



- http://www.fisyp.org.ar/article/china-y-argentina-con-mayores-vinculos-economicos / - http://www.laizquierdadiario.com/China-el-Senado-voto-el-acuerdo-marco-para-la-cooperacion-economica / http://www.vocesenelfenix.com/content/las-relaciones-entre-la-rep%C3%BAblica-popular-china-y-la-argentina-bajo-la-lupa-de-los-postulado /
- http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-252185-2014-08-04.html


Fuente: http://www.argenpress.info/2015/01/aspectos-de-la-relacion-comercial-entre.html

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