El frackincidio petrolero
24 de enero de 2015
24 de enero de 2015
Por Hedelberto
López Blanch (Rebelión)
Estados Unidos quiere consolidarse como
productor y hasta exportador de petróleo pese a que eso pueda representar
grandes daños al medio ambiente, a los pobladores de las zonas donde existen
los yacimientos y hasta a las áreas más extensas de su geografía.
Se estima que este año, el gigante estadounidense producirá 9,5
millones de barriles diarios con la peligrosa técnica de fracking, proceso que
según los expertos produce contaminación de la atmósfera, de las aguas
subterráneas, emisiones de gases de efectos invernadero (metano), sismicidad
inducida, daños acústicos e impactos al paisaje.
Parece que todos los riesgos son aceptables
siempre y cuando el país pueda alcanzar la auto suficiencia energética y con su
alta producción disminuir las importaciones y afectar, con la actual fuerte
caída de los precios del crudo, a exportadores enemigos de su sistema como
Rusia, Irán y Venezuela.
La técnica del fracking consiste en extraer
gas atrapado en el subsuelo para lo cual se fracturan las rocas de esquisto
(pizarra), ubicadas entre 4 000 y 5 000 metros de profundidad y entre 1,5 y 3 kilómetros de
longitud horizontal. Para que fluya el gas o petróleo se inyecta agua a
presión, así como varios productos químicos con altos riesgos de contaminación
de los acuíferos.
A través de una tubería de acero se inyecta 95
% de agua y 5 % de arena con químicos. Se requieren entre 9 000 y 29 000 metros cúbicos
de agua para las operaciones de un solo pozo, lo que causa graves problemas con
la sostenibilidad de los recursos hídricos en momentos que organismos
internacionales indican la falta de ese líquido en muchas partes del mundo, que
podría provocar guerra futuras por su control. Datos no oficiales señalan que
en todo el país se han abierto más de 80 000 pozos, con una producción que
declina rápidamente.
Escuchen con atención: algunas de las 260
sustancias químicas presentes en alrededor de 197 productos utilizados, son
tóxicos, cancerígenos o mutagénicos que pueden contaminar el agua debido a fallas
en la integridad del pozo y a la migración de contaminantes a través del
subsuelo.
Asimismo, entre 20 % y 80 % del líquido
inyectado para provocar la fracturación de las rocas de esquisto, retorna a la
superficie y el resto permanece bajo tierra con todas las sustancias
contaminantes ligadas, a las que se suman los metales pesados ya existentes en
el subsuelo: hidrocarburos y elementos naturales radiactivos.
En ocasiones, las aguas residuales no son
procesadas con un mínimo de seguridad antes de ser vertidas a las fuentes de
abastecimientos públicos, y en otras son concentradas en estanques de poca
confiabilidad que después vierten los químicos al medio ambiente.
Recordemos el caso de la compañía Texaco ,
(en 2001 la compró la Chevron) en la amazonía ecuatoriana que construyó sin
protección numerosas piscinas para almacenar los desechos provenientes de la
explotación indiscriminada de hidrocarburos y que provocaron un daño
irreparable al medio ambiente, a las fuentes naturales de agua y por
consiguiente a poblaciones de la provincia de Sucumbios.
La Texaco construyó más de 900 fosos de fango de petróleo, muchos
del tamaño de piscinas olímpicas, sin revestir la tierra, es decir, no se
colocó ningún concreto para proteger el suelo y el veneno se escurrió al agua
subterránea.
Texaco derramó más de 64 340 000 de litros de petróleo crudo
además de 68 130
000 litros de aguas de formación, las que brotan de la
tierra con petróleo, contaminadas con hidrocarburos tóxicos.
Otro factor de destrucción ambiental que
provoca el fracking, es el tráfico vehicular que se utiliza en los pozos: entre
4 300 y 6 600 viajes de camiones pesados para la limpieza, cargar maquinaria,
extracción de los hidrocarburos y abastecimiento en general.
La técnica de extracción por medio de fracking
ya se realiza en 17 Estados de la Unión. En Nuevo México las balsas para los
desechos provenientes de las perforaciones de petróleo y gas han contaminado
acuíferos en más de 400 ocasiones.
Las operaciones de extracción en Colorado han
dañado cerca de 23
000 hectáreas de tierra que equivale a un tercio de la
superficie de parques existentes en el Estado.
Un informe de la Institución Fracking
by the Numbers asegura que en Estados Unidos, por la explotación con esa
técnica, se generaron en 2012 un billón de litros de fluido tóxico suficiente
para inundar a Washington DC en una laguna de siete metros de profundidad,
además de 408 000 toneladas métricas de aire contaminado.
Desde 2005, cuando comenzó esa técnica a gran escala, cerca de un
billón de litros de agua dulce se han utilizado; alrededor de 146 hectáreas de
suelo degradadas; 100 millones de toneladas métricas de equivalente de CO2.
Otra dificultad para mantener esa producción
es que requiere grandes inversiones que sólo pueden sostenerse con un precio
del crudo que supere los 60 dólares por barril. O sea, con los actuales precios
por debajo de 50 dólares el barril, la extracción resulta incosteable.
Por ejemplo, en los yacimientos de la Faja del
Orinoco, Venezuela, unos 30 pozos pueden llegar a producir 30 000 barriles,
mientras que en los proyectos de esquisto para alcanzar esta cifra se requiere
explotar 1 000 pozos.
Con todos estos negativos datos podríamos preguntarnos, ¿hasta cuándo
Estados Unidos continuará afectando al medio ambiente y a sus habitantes por
tratar de obtener una efímera autosuficiencia petrolera? ¿En esta subrepticia
guerra petrolera quién saldrá más afectado, Washington o sus enemigos
productores de crudo: Rusia, Irán y Venezuela? Esperemos que florezca la
sensatez.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194659
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194659
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