Carta de organizaciones ecologistas argentinas al Papa Francisco
acerca de peligros aparejados a la producción agrícola moderna.
14 de enero
de 2015
RENACE y CEPRONAT
"La
preocupación expresada en la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que
compartimos, por los cambios que la acción humana causan en la salud y el
ambiente de los pueblos, nos ha impulsado a dirigirle el presente mensaje, para
llamar su atención sobre el particular aspecto de las prácticas de producción
agrícola moderna, cuyas consecuencias padecen, principalmente, los habitantes de
pueblos localizados en las áreas de sembradíos."
Su Santidad
Papa Francisco
De nuestra mayor
consideración y respeto:
La preocupación
expresada en la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que compartimos, por los
cambios que la acción humana causan en la salud y el ambiente de los pueblos,
nos ha impulsado a dirigirle el presente mensaje, para llamar su atención sobre
el particular aspecto de las prácticas de producción agrícola moderna,
cuyas consecuencias padecen,
principalmente, los habitantes de pueblos localizados en las áreas de
sembradíos. Lo hacemos en la esperanza de que su palabra pueda llamar a la
reflexión a toda la sociedad sobre el sufrimiento que trae a todos ellos, y en
especial a los niños, comprometiendo su desarrollo futuro.
A través de la Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE) y del Movimiento “Paren de Fumigarnos”, formamos parte de un amplio colectivo de personas y organizaciones de la sociedad civil que trabajamos y luchamos desde hace mucho tiempo en todo el territorio de la Argentina por el cuidado de nuestro ambiente, del cual dependemos y también formamos parte ( ya que el ambiente es “nuestra casa”), y por un cambio cultural hacia la sostenibilidad ambiental, social y económica de los procesos productivos que permitan la satisfacción de las necesidades de todas las personas de todos los sectores sociales, ahora y en el futuro.En las últimas décadas, los sistemas productivos agrícolas han sufrido una mutación trascendente, persiguiendo el objetivo primario de aumentos incesantes de la cantidad de granos cosechados. El actual modelo basado en la reproducción agro-industrial de granos de generación biotecnológica llamados transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM), conlleva la utilización de cantidades crecientes de plaguicidas (herbicidas, insecticidas, fungicidas, etc.), que estarían afectando seriamente la salud de la población que convive con estos cultivos. Una vez liberados al ambiente, los plaguicidas contaminan los ríos, las capas freáticas, el aire, la tierra y los alimentos.
En nuestro
país, actualmente se están utilizando aproximadamente, más de 300 millones de kg/lts de plaguicidas que son pulverizados sobre los cultivos transgénicos
resistentes a estos agrotóxicos, en una superficie (Pampa Húmeda) donde viven
entre 12 y 15 millones de personas.
Los efectos de
los agroquímicos sobre la salud humana pueden ser Agudos y/o Crónicos, los
primeros se manifiestan a corto plazo, donde encontramos efectos
neuro-comportamentales, gastrointestinales, respiratorios, musculares y de la
piel. Las intoxicaciones agudas también pueden causar la muerte en el curso de
las semanas. Los segundos se hacen evidentes luego de un largo período de
tiempo, los efectos crónicos provocan problemas de desarrollo y de reproducción,
disrupción endocrina, problemas neuro-comportamentales, efectos carcinogénicos e
inmunológicos.
Desde hace varios
años, se alerta por la presencia inusual de un número asombrosamente elevado de
habitantes que presentan enfermedades malignas, cánceres, principalmente, y
también una llamativamente y excesiva aparición de malformaciones congénitas en
recién nacidos, abortos espontáneos y trastornos de la fertilidad.
Dentro de los
daños a la salud humana que se evidencian a raíz de la aplicación de estos
productos podemos citar el informe del 1º Encuentro de Médicos de Pueblos
Fumigados de Octubre de 2010 (http://www.reduas.fcm.unc.)
que ratifican, con estudios científicos, lo anteriormente descripto.
En dicho encuentro se elaboró un documento en el que puede leerse: “Afectaciones a la salud por la exposición a agrotóxicos (del documento “Declaración de Caroya”): Reducción de la edad media y talla de crecimiento en pueblos fumigados por desnutrición y descenso de las defensas naturales. Malformaciones congénitas. Mutagénesis. Pérdidas de Embarazo. Depresión y Suicidios. Afecciones al sistema nervioso central y otras patologías neurológicas. Invalidez. Espina Bífida. Lupus. Leucemia y otros tipos de cáncer. Cloracné y otras afecciones cutáneas. Asma, alergias y otras afecciones respiratorias y pulmonares. Esterilidad e Impotencia masculina. Disrupción Hormonal y otros trastornos hormonales. Disminución del desarrollo en la infancia. Síndrome Febril prolongado. Mayor vulnerabilidad infantil a contaminantes. Anemia. Esclerosis Múltiple. Isquemia cerebral.”
Es necesario detenerse, en
particular, en la exposición que sufren los niños.
El Programa de Naciones Unidas para el Ambiente, PNUMA en su informe del año
2004 “INTOXICACIÓN POR PLAGUICIDAS EN NIÑOS. INFORMACIÓN PARA LA GESTIÓN Y LA
ACCIÓN”, describe que los niños son a menudo más vulnerables que los adultos a
los efectos de los plaguicidas como resultado de varios factores de riesgo. Esto
abarca su tamaño más pequeño; mayor exposición por medio de los alimentos,
suelo, agua y aire; diferente metabolismo, rápido crecimiento y desarrollo de
sus sistemas orgánicos. Debido a que los niños están en mayor riesgo necesitan
más protección. Se debe estar más alerta acerca de los riesgos, especialmente
con los plaguicidas más tóxicos, ya que los efectos adversos en los niños son
completamente prevenibles.
Coinciden con el
informe de la PNUMA, las conclusiones del trabajo “AGROQUIMICOS: IMPACTO DE LA
INTOXICACION SUBCLINICA EN PEDIATRIA” de la Medica Dra Cecilia López Peluso, ex
- Jefa de Residentes del Hospital de Niño “Ricardo Gutiérrez”, realizado en el
marco de la Carrera de Especialización de Pediatría en la Facultad de Medicina
de la Universidad de Buenos Aires, en el cual se detallan los impactos de los
agrotóxicos en los niños.
La Dra. López Peluso señala que “definitivamente los niños conforman el grupo de mayor vulnerabilidad frente a la exposición a los agroquímicos, tanto para intoxicaciones agudas como subagudas y crónicas. El grupo de mayor riesgo son los menores de 6 años (57% de las intoxicaciones agudas reportadas en Estados Unidos), y aquellos con algún tipo de retraso en la maduración La mayor vulnerabilidad de los niños está dada por varios factores: Hábitos: El comportamiento y actividades particulares y únicas de los niños, el mayor contacto con la naturaleza a través del juego, y la actividad “mano-boca” repetitiva sin las precauciones del lavado de manos rutinario, así como en hábito de pica, los ubica en una situación de mayor riesgo con respecto a los adultos, con mayor exposición a los pesticidas presentes en el aire, suelo y agua. Sus órganos respiratorios están más cerca del suelo, donde los residuos tóxicos suelen acumularse. Los residuos de pesticidas aerosolizados pueden depositarse sobre superficies como juguetes y muebles hasta 36 hs posteriores a la aplicación original.”
En nuestra
provincia del Chaco un informe mostró aspectos reveladores. Cuando se analizó la
incidencia de Cánceres infantiles en el pueblo más agredido con agrotóxicos (La
Leonesa), y se lo comparó con pueblos cercanos medianamente fumigados (Las
Palmas), y poco fumigados (Puerto Bermejo), los resultados reforzaron el vínculo
con un mayor grado de exposición a plaguicidas.
En otra provincia
argentina, Misiones, el Centro Latinoamericano de Registro de Malformaciones
Congénitas (ECLAM) informa que la Provincia tiene una tasa de 0,1 en 1000
nacidos vivos con defecto de cierre del tubo neural; pero el Dr. Demaio registra
en el Hospital Provincial de Pediatría de Posadas, 7,2/1000, (70 veces más) tasa
que aumenta año a año. Su equipo georeferenció el origen de las familias y todos
provienen de zonas fuertemente fumigadas.
En la provincia
de Córdoba un estudio realizado por la genetista Gladys Trombotto mostró que los
bebés nacidos con malformaciones congénitas severas en la Maternidad Nacional de
Córdoba aumentaron entre dos y tres veces entre 1971 y 2003. El incremento (que
es estadísticamente significativo) se vincularía a la exposición a agroquímicos,
ya que el estudio descartó que las malformaciones estuvieran relacionadas con
otro tipo de antecedentes biológicos y médicos de las madres. Otro equipo de
investigación del Departamento de Ciencias Naturales de la UNRC, dirigido por la
Dra. Delia Aiassa, docente investigadora del Departamento de Ciencias Naturales
de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico–Químicas y Naturales, demostró que
las personas que tienen contacto directo con pesticidas tienen un daño aumentado
en su material genético, en relación a aquellas personas que tienen otras
actividades.
También en la
Universidad de Córdoba se realizó un estudio de casos-controles en 134 mujeres
que fueron sometidas a intervenciones quirúrgicas por lesiones mamarias en el
Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. (Angulo Lucena et al. 2001). El
estudio identificó los niveles del pesticida Aldrín en grasa mamaria como el
factor más significativo en lesiones malignas, estableciendo una relación causal
entre este plaguicida y el cáncer de mama.
Investigaciones
locales demuestran la vinculación entre las aplicaciones de pequeñas dosis de
herbicidas catalogados como Clase IV (levemente tóxicos), entre ellos,
formulados en base al principio activo Glifosato, y la generación de múltiples
malformaciones en vertebrados. La investigación del equipo del Dr. Carrasco del
Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA es tan sólo una entre tantas de
las que se vienen realizando en nuestro país y que advierten sobre la particular
incidencia de los agroquímicos sobre toda la vida y, en especial, por analogía,
sobre aquellas especies que son compatibles con la nuestra. (aquí).
No sólo nuestros médicos denuncian la alarmante situación. Estudios de laboratorio y de campo, realizado por Universidades extranjeras, han demostrado en todo el mundo el carácter contaminante –en distinto grado- de los agroquímicos.En Francia, en la Universidad de Caen, un equipo encabezado por el Dr. Gilles Eric Seralini halló que dosis muy bajas (100 veces más bajas que las dosis utilizadas por los trabajadores agrícolas) resultaban tóxicas para las células de embriones humanos, al igual que para las células fetales y placentales. También encontró que la síntesis de las hormonas estaban perturbadas con el herbicida Roundup y que esto se amplificaba con la formulación del producto. “Aun en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, afirmó Seralini.
En 2002, un
equipo científico conducido por Roberto Belle del National Center for Scientific
Research (CNRS), estación biológica científica en Roscoff, Francia, demostró que
el herbicida Roundup activa una de las etapas clave de la división celular que
potencialmente pueden conducir al cáncer. El equipo publicó en la revista
Toxicological Science (diciembre de 2004) un daño en un 'punto de control’ del
ADN afectado por el Roundup. Bellé afirmó que la aspersión aérea de este químico
es “una locura”. “El glifosato formulado es el que provoca las primeras etapas
de la cancerización.”
Otro estudio,
lanzado en abril de 2005 por la Universidad de Pittsburgh, EEUU, sugiere que el
herbicida Roundup es un peligro para otras formas de vida no vegetales. El
biólogo Rick Relyea encontró que el Roundup es extremadamente mortal para los
anfibios. En lo que se considera uno de los estudios más completos sobre los
efectos de los pesticidas en organismos no vegetales en un escenario natural,
Relyea encontró que el herbicida Roundup causó una declinación de 70 por ciento
en la biodiversidad anfibia y una caída de 86 por ciento en la masa total de
renacuajos. Los renacuajos de la rana leopardo y los renacuajos grises de la
rana del árbol resultaron casi eliminados.
En un análisis de estudios realizados entre los años 1990 y 2003 efectuado por Sanborn et al. (2004) se resumen los efectos de los plaguicidas en la salud humana; dichos efectos sobre la salud son categorizados en dos grandes grupos: cáncer y no cáncer. Respecto al grupo cáncer, analizan la presencia de cáncer en cerebro, mamario, colon-rectal, páncreas, riñón, pulmones, próstata, estómago, leucemia, ovarios, testicular, entre otros, encontrándose una relación entre el uso de plaguicidas y estas enfermedades. Genotoxicidad, inmunotoxicidad, y susceptibilidad genética fueron otros de los aspectos considerados en el análisis de Sanborn. De acuerdo con este análisis, se encontró una asociación positiva entre la exposición a plaguicidas y aberraciones cromosómicas.
Un informe de la
Dra. Stella Benítez-Leite et al. (2009), muestran asociación entre la exposición
a plaguicidas y malformaciones congénitas en neonatos nacidos en Hospital
Regional de Encarnación, Paraguay. El dato más relevante fue encontrar la
asociación de vivir cerca y a menos de 1km de los campos fumigados tenían un
mayor riesgo de tener hijos malformados.
En un estudio
realizado en Francia por Baldi et al. (2003), se obtuvieron resultados que
sugieren que la exposición a plaguicidas esta relacionado con la presencia de
enfermedades neurodegenerativas tales como Alzhaimer y la enfermedad de
Parkinson. Si bien no es factible asociar estos problemas a un determinado tipo
de plaguicida, destacan que dada la procedencia de las personas sometidas al
estudio, el uso de plaguicidas en zonas agrícolas puede ser una de las causas de
estas enfermedades.
Sólo
recientemente se han estudiado los efectos de los plaguicidas en las respuestas
inmunes, con lo que ahora se sabe de los cambios importantes que se pueden
presentar en el sistema inmune después de la ingestión de plaguicidas. Se conoce
que muchos plaguicidas químicos causan daño o supresión del sistema inmune, lo
cual ha permitido enfocar estudios hacia la inmunotoxicidad inducida por
plaguicidas (Benerjee 1999). En ese sentido, se ha encontrado que los
plaguicidas suprimen la respuesta inmune mediadora tanto a nivel humoral como
celular.
En un reciente
informe, la Defensoría del Pueblo de la Nación afirmó que los agroquímicos
tienen directa vinculación con las discapacidades, aseverando que las
malformaciones, los padecimientos neurológicos y otras dolencias ligadas al uso
indebido de estos productos son la vía hacia la discapacidad de niños, niñas,
jóvenes o adultos. Ante esta situación, el organismo reclama la implementación
del Principio Precautorio demandando “una urgente atención precautoria y
preventiva para evitar el riesgo de daño a una población desfavorecida, o bien
para impedir el curso del perjuicio” y que el Ministerio de Salud tome medidas
preventivas y eficaces.
En el punto nº 21
de la demanda entablada por Ecuador contra Colombia por causa de las aspersiones
realizadas por este último en la frontera común con formulados de glifosato por
ante la Corte Internacional de La Haya (2008) puede leerse que “algunos estudios
toxicológicos recientes también sugieren que el glifosato presenta riesgos muy
reales determinando que produce efectos adversos en todas las categorías de
pruebas toxicológicas estándar. Estas pruebas incluyen toxicidad a mediano plazo
(lesiones en las glándulas salivales), toxicidad a largo plazo (inflamación de
la mucosa gástrica), daños genéticos (en las células de la sangre humana),
efectos sobre la reproducción (reducción en el conteo de espermatozoides en
ratas; mayor frecuencia de esperma anormal en conejos) y su poder cancerígeno
(elevada frecuencia de tumores de hígado en ratas macho y cáncer a la tiroides
en ratas hembra).
Aunque,
evidentemente, no se han realizado experimentos en seres humanos, los estudios
realizados a personas expuestas al glifosato (generalmente agricultores) indican
una asociación con un mayor riesgo de abortos, nacimientos prematuros y Linfoma
No Hodgkin. La toxicidad del glifosato es especialmente grave cuando se lo
inhala, como sería el caso en exposiciones al vapor que provocan las aspersiones
aéreas recogiendo conclusiones de la Comisión Científica Ecuatoriana (2007) en
la frontera entre ambos países. (http://www.uasb.edu.ec/padh/)
Nadie se
encuentra a salvo toda vez que los pesticidas sufren un proceso de vaporización
que los termina dispersando en el aire y luego en las nubes, de donde
literalmente llueve sobre todas las personas. Esto ya fue verificado en un
estudio de 2007 del U.S. Geological Survey y reforzado por un estudio del Centro
de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA) de la Facultad de Ciencias Exactas
de la UNLP, donde se encontró principalmente glifosato y atrazina en agua de
lluvia en cantidades varias veces mayores a las permitidas.
Un problema
creciente en la agricultura implementada en nuestro país –y a nivel global-
deviene de la aparición de “plagas” que, como se ha dicho anteriormente, van
adquiriendo las llamadas “resistencias” que se producen debido al uso de
plaguicidas químicos. Esto significa que las mismas cantidades, concentraciones
y formulados van perdiendo eficacia –entendida ésta como la capacidad de
eliminar organismos vivos- frente a la supervivencia de ejemplares que cuentan
con mayor capacidad innata de soportar la agresión, requiriendo para su
eliminación el aumento de aquéllas.
En el mundo ya se han detectado más de 300 malezas resistentes a herbicidas oficialmente aceptadas; incluso en países cercanos, las resistencias se suman entre varios productos potenciando el inconveniente. Esto da como consecuencia que se usen productos cada vez más tóxicos y en dosis mayores. Así vemos como diariamente se cursan nuevas autorizaciones para usar eventos transgénicos resistentes a agrotoxicos cada vez mas potentes como el glufosinato, 2-4D, Triazinas, Isoxaflutole, etc.
Sin mayor
esfuerzo se advierte que el incremento en concentraciones y toxicidades,
independientemente del análisis de su viabilidad en el tiempo, va acompañado del
empeoramiento de las condiciones ambientales y sanitarias de la población.
El discurso que
defiende el monocultivo extensivo con el uso de pesticidas ignora y oculta entre
muchas otras cosas que:
-
La soja y otros transgénicos compiten destructivamente con otros cultivos; desplaza, entre otras, a la actividad tambera, las pasturas y los cultivos de algodón, con sus respectivas cadenas de valor.
-
Se destruye la capacidad de producir alimentos sanos y diversos en el campo argentino. Los cultivos transgénicos en superficies que ocupan hasta el borde mismo de las poblaciones donde vive la gente, impiden que en esos territorios se cultive para abastecer a esas mismas poblaciones.
-
Privilegia la demanda del mercado internacional, dificultando la satisfacción de la demanda del mercado interno, con la consiguiente presión sobre los precios internos de los alimentos.
-
Se destruye la autonomía de los productores agrarios, haciéndolos dependientes de un sistema que los degrada a ellos y a su ambiente.
-
Los agroquímicos aplicados generan enfermedades que incluso causan la muerte entre los trabajadores rurales, la población del campo, de los pueblos y de las ciudades afectadas por las aplicaciones.
-
Los riesgos y los daños que producen los agroquímicos que este sistema productivo necesariamente debe utilizar en forma masiva, serán cada vez mayores ya que las resistencias generadas por las plagas requieren del uso de productos cada vez mas tóxicos.
-
Las alteraciones y riesgos de daños irreversibles de los cultivos transgénicos en la biodiversidad y la evolución biológica.
-
Los daños y riesgos de los alimentos que contengan insumos provenientes de cultivos transgénicos, y la falta de información al consumidor de los riesgos asociados.
-
La destrucción de nuestros ecosistemas y la erosión de la biodiversidad, afectando los procesos ecológicos esenciales, el ciclo del agua, de los nutrientes, del dióxido de carbono, el flujo energético y las cadenas tróficas, sin los cuales no es posible la vida que conocemos y su evolución.
-
Así como en otros países, también genera un sistema ineficiente y/o corrupto en nuestros organismos de control y certificación de agroquímicos y de agroalimentos, quienes aprueban productos que no deberían ser aprobados y envían al mercado alimentos que no son sanos, presionados precisamente por el sistema empresario que los produce.
-
Pretenden reemplazar el equilibrio biológico que limita naturalmente las plagas animales y vegetales con pesticidas. Esto genera la aparición de plagas resistentes a esos pesticidas, obligando a la aplicación de cada vez mayor cantidad de productos cada vez más tóxicos.
-
Y por último,( pero no el último), el sistema de producción agrícola dominante y su cadena de valor es el principal generador de gases de efecto invernadero y, consecuentemente, el principal responsable del cambio climático de origen antrópico; que genera entre el 44 y el 57 % de las emisiones globales de estos gases.
El sistema
transgénico de producción agrícola no tiene en cuenta la sostenibilidad
ambiental y social; es decir, el ambiente y la gente es algo que no le incumbe,
salvo que los empresarios se vean forzados a ello. Creen que los impactos
negativos de la tecnología serán resueltos con nueva tecnología, que generará
nuevos problemas ambientales que serán resueltos con más tecnología, y así al
infinito.
Por otra parte, y
como bien Su Santidad lo ha marcado “el llamado capitalismo salvaje no hace sino
volver más fuertes a los fuertes, más débiles a los débiles y más excluidos a
los excluídos.”
Es en el actual
sistema de producción agroindustrial intensivo donde más se nota:
• Se concentra el
ingreso en poquísimas personas, dejando a muchos en la pobreza y en la
indigencia, con la sola alternativa de recibir un subsidio estatal.
• El
desplazamiento de las personas desde el campo y las pequeñas poblaciones hacia
los asentamientos marginales de las grandes ciudades, degradando su calidad de
vida y agravando los desequilibrios poblacionales y ambientales.
El argumento de
las empresas que venden estos formulados es que sin ellos no sería posible
realizar la producción agrícola en la escala necesaria para paliar el hambre del
mundo. Esta afirmación es discutible, pero resulta una vileza sugerir que hay
que elegir entre sufrir los efectos en la salud y el ambiente de las sustancias
tóxicas o padecer hambrunas.
Por otro lado hay
que tener en cuenta el enorme desperdicio de alimentos que se verifica hoy en
día, así como el uso que se le da a los granos: el sistema transgénico no
alimenta a los que tienen hambre en el mundo. Alimenta al ganado chino y europeo
para satisfacer las demandas de carne de sus clases medias y altas y, en los
últimos años, a algunos motores a combustión interna, principalmente de
automóviles de transporte particular.
Nosotros creemos que existen soluciones dentro del ámbito de la Agroecología que pueden extenderse hasta cubrir las necesidades humanas.Una de las técnicas agroecológicas más estudiadas, pero no la única, es la agricultura biointensiva, que puede producir el alimento de una dieta vegetariana para una persona durante todo el año en menos de 400 m2. Lo que implica que en las casi 20 millones de hectáreas de soja transgénica se podría producir para alimentar a 500 millones de personas; con alimentación sana, sin transgénicos ni agroquímicos, cuidando la sostenibilidad ambiental y la salud de la población asociada y la de los trabajadores, con autonomía tecnológica de los productores, y sobre todo, preservando la soberanía alimentaria del pueblo argentino. Con el agregado de que la demanda internacional y el valor agregado de esos alimentos es mucho mayor que la de la producción transgénica.Con una “externalidad” positiva muy valiosa de los sistemas agroecológicos de producción de alimentos, su desarrollo generalizado podría participar en la limitación del efecto invernadero a través de la fijación de hasta las 2/3 partes del exceso de dióxido de carbono en la atmósfera, a través de los procesos que incrementan la materia orgánica en los suelos cultivados.Muchas familias eligen y quieren elegir la agricultura familiar como forma de vida; su principal impedimento es hoy el sistema transgénico de producción, principalmente sojero; no son limitaciones tecnológicas ni de mercado, aunque todavía es necesario mejorar el acceso de estos productores a una comercialización justa.A pesar de esas limitaciones, son las granjas y huertas familiares las que continúan produciendo, al menos por ahora, hasta el 70% de los alimentos que llegan a la mesa de los argentinos, según informes oficiales.Esos sistemas productivos privilegian la sostenibilidad de la capacidad productiva de los ecosistemas en general y del suelo en particular, así como también la sostenibilidad de la sociedad donde están insertos, porque forma parte y depende de ellos.Son sistemas productivos a los que les interesa la gente y el ambiente, mucho más que la rentabilidad del capital. Todas las ventajas que tienen para la sostenibilidad social y ambiental, son desventajas para el capital dominante; por eso son mucho más compatibles con organizaciones sociales que distribuyen el poder y el ingreso. Y requieren de todo nuestro apoyo y nuestra promoción.La noticia de que Ud. iba a presentar una Encíclica donde la protección del Ambiente y la Ecología Humana tendrán un lugar preponderante, nos llenó de esperanza y nos impulsó a escribir esta carta. Podríamos agregar varias páginas en cada ítem, pero solo le restaríamos más tiempo en su agotadora tarea. Creemos que lo aquí expuesto es más que suficiente para solicitar que su palabra marque el inicio de un camino en el que no arriesguemos nuestra salud, no se generen desigualdades y se consiga llevar alimentos a todo el que lo necesite.Quedamos a la espera, con ansiosa esperanza, de que su palabra nos llegue, orientando a esta humanidad que tanto lo necesita.
Con esperanzado
agradecimiento, le acercamos nuestros respetuosos y cordiales saludos.
Santa Fe, 12 de
enero del 2015.
Alejandro
Yaniello-
Asociación
Ambientalista “Piuké” – Bariloche -
Coordinador de la
Red Nacional de Acción Ecologista (Renace)
te. 02944-442463
– cel. 2944661465 -
Pag web http://renace.net/
Carlos Alberto
Manessi –
Centro de
Protección a la Naturaleza – (CeProNat) Santa Fe -
Coordinador
Multisectorial “Paren de Fumigarnos”.
Tel 0342-4526603
– cel. 3426145532
pag web: http://www.cepronat-santafe.com.ar/
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