El gobierno nacional y la legitimación de las
fuerzas armadas
Boletín informativo nº 696 de CORREPI, 16 de julio de 2013
“Argentina tiene la vigilancia más agresiva de
América latina” afirmó Julián Assange, el creador de Wikileaks, en una
entrevista realizada hace pocas semanas, al referirse al sistema de
identificación biométrica (SIBIOS), implementado por el gobierno kirchnerista
en noviembre de 2011. No nos sorprende, hemos denunciado oportunamente la
creación del SIBIOS (Ver Boletín Informativo n° 634, 14/11/2011), así como el
Proyecto X y la infiltración en las organizaciones populares.
El
gobierno nacional, siguiendo esta política de estado, de vigilancia, espionaje
y control social, ha ascendido a Jefe del Ejército al general Cesar Milani,
quien también está a cargo del área de Inteligencia Militar, que maneja un
presupuesto $332 millones, una cifra que supera el que manejan la Policía Federal ,
la Gendarmería, la Prefectura y la Policía Aeroportuaria.
Se trata
de un represor formado en la doctrina de la Seguridad Nacional ,
especializado en las tareas de inteligencia para la represión interna, con
participación en el Operativo Independencia, en 1975.
Algunos
días después, la presidenta reconoció que le corrió un frío por la espalda
cuando se enteró que EEUU habían realizado espionaje sobre la Argentina. Además ,
dijo que le resultaba extraño que no se haya denunciado esto y que sí se
denunciara al Proyecto X, al que consideró inexistente contradiciendo a sus
propios subordinados, como el comandante Schenone, y la ministra Garré , y a
la evidencia que conocemos, volcada en causas judiciales.
Si en
lugar de espiar a los militantes y organizaciones populares, para luego
armarles causas, utilizara sus servicios de inteligencia para contrarrestar el
espionaje yanqui, la presidenta no se hubiera enterado recién con las noticias
de lo que sabe todo el mundo.
Fiel al
mandato que la burguesía encomendó a los Kirchner, allá por el año de 2003, de
volver a legitimar las instituciones, el gobierno insiste en hacer lo propio
con las fuerzas armadas. Si hasta el momento no ha podido cerrarse del todo “la
brecha entre los pueblos y el ejército” es porque el pueblo recuerda la función
que han cumplido hasta el presente: la de verdugo de las luchas populares.
En los
hechos, tanto las fuerzas armadas, como el resto del aparato represivo, han
seguido formándose en las doctrinas del imperialismo norteamericano. Entre 2003
y 2011, cerca de 5.000 represores y funcionarios participaron en cursos de
formación de EEUU. Entre 2003 y 2013, las fuerzas armadas realizaron casi 200
ejercicios conjuntos con otras fuerzas. La mayoría de los ejercicios
multilaterales fueron llevados a cabo bajo la dirección de EEUU. El estado
argentino ha permitido que el Comando Sur yanqui instale una base militar, para
“alivio de desastres” en la provincia del Chaco.
La apelación a la palabra
“solidaridad”, en el discurso de Cristina, no es inocente. La participación de
las fuerzas armadas en situaciones de desastres (la mayoría de ellos, crímenes
sociales del capital) tiene por función legitimarlas ante la población. Es lo que
en otras épocas se conocía como “acción cívica”. Por ello el Comando Sur
norteamericano tiene una política activa en este sentido, impulsando programas
de atención médica militar (Medrete’s, Medcap) o de creación de infraestructura
básica, como escuelas y hospitales (Beyond Horizons). En Argentina, esta
política se puede ver, por ejemplo, en el envío de las FFAA a varias villas de
la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, en el marco del Plan Nacional
de Abordaje Integral, o Plan Ahí (ver Boletín informativo n° 667), o en la
participación en las inundaciones.
El
peronismo se ha caracterizado, históricamente, por intentar desarmar
ideológicamente al pueblo ante su verdugo. Desde negarse a armar a los
trabajadores, para enfrentar al ejército, durante el golpe del ’55, hasta la
realización de acciones cívicas, como el Operativo Dorrego, con la
participación conjunta del ejército y de Montoneros, en el ’73. El gobierno
kirchnerista no podía ser la excepción. Fuente:http://www.anred.org/spip.php?breve8729
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