¿Quién paga los muertos de Venezuela?
Por Modesto Emilio Guerrero
El asesinato del custodio del Presidente y el de Eliècer Otaiza,
ex custodio de Hugo Chávez, alto funcionario comunal y cofundador del chavismo,
confirman que hemos ingresado a una fase terrorista, selectiva, del proyecto de
instalar una guerra civil en el país, para derrocar al chavismo y derrotar el
proceso revolucionario. El terror, el miedo, el pavor a escala social, es un
instrumento vital para el proyecto de desmadrar la gobernabilidad venezolana
con recursos de guerra civil.
La Colombia de la década pasada y la Siria actual, nos hablan de
dos de sus resultados. En la primera instaló la hegemonía cultural
conservadora, anti popular, que le permite a una senadora uribista pedir la
hoguera para Fidel y el Gabo en medio de un duelo mundial por su muerte. En la
segunda, el desquiciamiento de una sociedad tranquila.
Las mesas de negociación y paz no son la negación de esa
estrategia. A largo plazo la pueden complementar, dependiendo de sus
resultados. Si de las Mesas salen debilitados el gobierno y el movimiento
social chavista, se fortalecerá la ultraderecha y matará más.
Quienes instalaron en
medio planeta que en Venezuela el gobierno mata “inocentes estudiantes que
reclamaban libertad” tienen co-responsabilidad criminal en los actuales
resultados. Ayudaron a incentivar la violencia contra el gobierno.
Corporaciones de medio, como la CNN, NTN24 o canales y diarios como TN, Fox,
Miami Herald, El País, El Mercurio, El Comercio. En Argentina es notoria la
responsabilidad criminal de diarios como Clarín y periodistas y conductores
como Jorge Lanata, entre otros, o diputados como Federico Pinedo y Elisa
Carrió. Todos ellos mintieron sobre los hechos y difundieron información falsa
sobre la oposición y el gobierno, invirtiendo la causalidad de los sucesos y
sus responsables. El resultado son 44 asesinatos. ¿Quién los paga?
El “mundo del revés” de María Elena Walsh no alcanza para contener
el grado del absurdo construido alrededor de la violencia desatada por el brote
fascista desde febrero. Para medio planeta, los asesinos han sido convertidos
en las víctimas y los violentos en “inocentes estudiantes”.
Veamos los hechos que desmontan la mentira y establecen
responsabilidades, tanto adentro como afuera del país. (Baso este informe en
tres fuentes: Informes de la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, Provea,
Amnistía Internacional, Red de colectivos La Araña Feminista ,
Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la UCV, el diario web Aporrea y el
informe escrito por el periodista venezolano Luigino Bracci del 15 de abril de
2014, quien tiene el mérito de haber hecho el primer análisis taxonómico de las
muertes)
Entre el 12 de febrero y la segunda semana de abril los muertos
sumaron 44 personas. El resto se divide en dos tipos de personas:
a) 15 vecinos y vecinas sin actividad política, o sea, ni
chavistas ni antichavistas.
b) Los otros 18 caídos mortales eran chavistas o bolivarianos de
tres tipos: 9 militantes del PSUV y agrupaciones sociales chavistas, 10
miembros de los cuerpos de seguridad pública del Estado (GNB, PNB y el SEBIN) y
1 fiscal del Ministerio Público.
Los muertos de la oposición
El total de opositores muertos suma 15 personas. De ese total, el
gobierno se hace responsable de 8 victimas. Las otras siete (7) cayeron por
efecto de sus propias acciones, dentro de las barricadas o accidentes
individuales. La Fiscalía llamó a este tipo de casos “muerte indirecta”, porque
no hubo intencionalidad, pero si hay una causa políticamente identificada: las
barricadas organizadas por los estudiantes opositores.
Los casos de responsabilidad política o estatal no pasan de ocho (8). En solo tres (3) casos de opositores muertos, se verificaron disparos de militantes chavistas que defendían sus comunidades u organizaciones en las ciudades de Caracas y Valencia. Otros tres militantes opositores murieron por sus propias manos: a uno le explotó un mortero que preparaba contrala Guardia Nacional ,
otro se electrocutó derribando una valla publicitaria para hacer una barricada
y el tercero se cayó de una terraza en un barrio rico de Caracas.
Los casos de responsabilidad política o estatal no pasan de ocho (8). En solo tres (3) casos de opositores muertos, se verificaron disparos de militantes chavistas que defendían sus comunidades u organizaciones en las ciudades de Caracas y Valencia. Otros tres militantes opositores murieron por sus propias manos: a uno le explotó un mortero que preparaba contra
Los otros cuatro opositores murieron por efecto de las barricadas
y guarimbas armadas por ellos, no por acciones de la Guardia Nacional.
Los muertos del chavismo
El total de chavistas y funcionarios del Estado caídos a causa de
balas disparadas por estudiantes opositores suma 18 personas. La
pregunta salta sola: ¿Como es que los muertos por disparos intencionales es más
del doble entre chavistas que entre estudiantes opositores, teniendo el Estado
el monopolio de las armas? Según diputados como Federico Pinedo, periodistas
como Lanata, novelistas como Vargas Llosa o gobernantes como Macri, en
Venezuela hay una dictadura que mata: ¿Qué tipo de dictadura es esta que debe
registrar 9 agentes de seguridad muertos por bala, un Fiscal (bicho extraño en
una dictadura), 2 jefes políticos y 9 militantes asesinados, contra solo 8
caídos por acción del chavismo entre los “rebeldes” estudiantes
pacíficos, desarmados y civiles? Pinochet y Videla deben sonreir con
sorna ante una dictadura tan débil.
El gobierno se hizo
responsable por las acciones de sus miembros. Destituyó al Jefe policial que
desobedeció la orden presidencial de no disparar y mantiene a una decena de
guardias nacionales procesados judicialmente, en algunos casos por ejercer
actos de violencia personal.
Se puede opinar que el Gobierno fue débil durante los primeros
días de la violenta “revuelta de ricos”; en ese caso, desmentiría a quienes lo
acusan de dictadura y “asesino de estudiantes”.
El mapa de la muerte
Dos ciudades concentraron el 52% de los caídos: La Capital
(Caracas + Miranda) y Valencia. Un detalle: De las 12 muertes de Caracas, 9
ocurrieron en los barrios del Este de la ciudad producto de accidentes en las
barricadas. Mérida con 4 muertos y San Cristóbal con 6, registran el otro dato
político, militar y social preocupante. Estos cuatro sectores urbanos (Este de
Caracas, norte de Valencia, Mérida y San Cristóbal) son los cuatro bastiones de
concentración opositora. En estas cuatro circunscripciones los partidos
Voluntad Popular y Primero Justicia tienen gran cantidad de adherentes y
cuadros, además de relaciones regulares con paramilitares colombianos y grupos
de malandros pobres.
El resto de los
caídos son cinco (5), se reparten en cuatro ciudades: 3 en Aragua, a una hora
de Caracas, donde la violencia derechista se focalizó en tres barrios de clase
media alta controlados por Voluntad Popular: El Limón, El Castaño y Las
Delicias. Otros 2 se registran en la vieja ciudad petrolera de Maracaibo,
tradicionalmente anti chavista, ganada por el chavismo hace apenas un año.
Luego hubo 1 muerto en la lejana ciudadela oriental de Cumaná y 2 en
Barquisimeto, del Estado occidental de Lara, una de las tres regiones del país
donde funciona la mayor cantidad de comunas, consejos comunales, cooperativas y
movimientos sociales chavistas.
¿Quién se hace responsable?
¿Quién se hace responsable de los muertos de Venezuela? Ni la
prensa que mintió, incluso usando imágenes falsas, ni los diputados que
invirtieron la realidad para convertir en víctimas a los victimarios, se
atreverían a usar los datos de las fuentes que presentamos.
Esta imagen de disociación evoca a la de Vargas Llosa
gritando en Caracas el 25 de abril, ante casi 30 micrófonos y cámaras de
televisión que en Venezuela hay censura de prensa porque “el pueblo se equivocó
con Chávez como los alemanes se equivocaron con Hitler”.
Otro hecho que cuestiona informes periodísticos y declaraciones de
diputados, en Venezuela y Argentina como en el mundo, es el de la
responsabilidad pública.
Algunos chavistas, por error conceptual o ingenuidad política, han
llamado “exceso policial” a los pocos casos puntuales de tortura, como si en
esencia fuera distinta a la que sufrimos o combatimos antes del chavismo. El
sistema político chavista tiene el mérito de no usar la violencia policial/militar
ni la tortura como sistema o recurso regular de Estado, pero no podemos negar
los hechos cuando aparecen. Se trata del mismo Estado con sus misma lógica de
control social punitivo. Se extirpa o reaparecerá.
Para comprender la diferencia
entre el sistema político chavista y el anterior, recordemos
que un informe de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la OEA,
publicado en agosto de 1992, en el diario El Nacional de Caracas, mostró que
entre 1969 y 1989, los cuatro gobiernos previos al chavismo asesinaron en las
calles a 11 estudiantes promedio cada año, un total de 211; y que durante el
Caracazo, en febrero de 1989, fueron asesinados cerca de 3 mil personas,
decenas de ellos en ocultados en tumbas sin nombre descubiertas al este de
Caracas. El gobierno de AD aceptó su responsabilidad en una lista de 364
muertos, como si se tratara de un consuelo para una estadística pavorosa solo
comparable con la arrojada por dictaduras del Cono sur y América Central o la democrática Colombia.
Esta actitud
responsable como gobierno de Maduro, se contrapone a la de la oposición
venezolana y sus diputados aliados en Argentina y el mundo.
Hasta el 20 de abril, o sea, casi dos meses después, solo 7 de los
18 partidos opositores venezolanos aceptaron condenar “la violencia venga de
donde venga”, pero con una diferencia: sin asumir que 35 de esas muertes fueron
provocadas por sus barricadas o por disparos de sus estudiantes-militantes y
paramilitares uribistas.
El
Ministerio del Interior ha presentado las evidencias de la participación
militar activa de por lo menos 21 paramilitares de origen colombiano, entre una
lista de medio centenar de sicarios extranjeros. A nadie sensato que sepa de
América latina, le cabe duda sobre la participación de la Fundación
Internacionalismo para la Democracia, dirigida por
el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez.
Las marcas de
Las
Se registraron alrededor de 240 barricadas entre el 12 de febrero
y el 4 de abril. No se conoce de una sola barricadas organizada por los
chavistas. Hubo cacerías sobre 87 personas chavistas en cinco
ciudades. Dos de ellos son reconocidos artistas y deportistas, dos funcionarios
estatales, tres sindicalistas, un diputado y su hija en Mérida, y el asesinato
de una detective del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia) a manos de
cuatro agentes de PoliChacao.
Contra esa cacería masiva de chavistas, solo se sabe de una acción
similar contra un activo opositor que había participado en la quema de la
Fiscalía, Roberto Rendón, seguido por motorizados y asesinado el 12 de febrero
a la noche en una calle de Chacao.
Criminales in Ley
No existe una legislación internacional que imponga penas o regule
la criminalidad de la mentira mediática. Ni siquiera se considera crimen mentir
con una imagen falsa o un informe periodístico trucado. Sin embargo, es fácil
probar que fueron colaboradores indirectos en los resultados fatales de
Venezuela y otros escenarios de violencia reciente.
¿Qué
organismo penaliza a la CNN, NTN24, El Nacional (de Venezuela), El País (de
España), El Nuevo Herald (de Miami) o al Senador Rubio de EEUU y al periodista
Jorge Lanata de Argentina, por falsificar hechos, informes e imágenes para
acusar de los muertos al Gobierno de Venezuela?
El diputado
argentino Federico Pinedo y el Bloque del Pro en la Legislatura porteña
aseguraron desde el 12 de febrero que el gobierno de Maduro “mata estudiantes”,
“persigue opositores” y “censura a la prensa”. Ellos y otros diputados
organizaron una acción parlamentaria de más de 300 diputados con el mismo
argumento falso.
Su grado de amoralidad política les aconsejó, desde finales de
marzo, acomodar el argumento. Ya no hablan de dictadura, salvo disociados como
Vargas Llosa. Ahora están preocupados “por la violencia” en el país, como si
ésta fuera una entidad sin rango humano y ellos no tuvieran responsabilidad
indirecta al apoyar a quienes la iniciaron, la potenciaron y arrojaron los
resultados de muerte y desastre en Venezuela.
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