Extracto de “El poder
del trabajo y el golpe de estado de 1976” )
A 46 años del
Cordobazo
29de mayo de 2015
Por Mario Hernández (Rebelión)
Del “vandorismo” a la crisis de los sindicatos
peronistas
Derrotadas las grandes huelgas de 1959, la burguesía argentina
había logrado doblegar al movimiento obrero que se expresaba a través de los
delegados y las Comisiones Internas que controlaban en las fábricas el número
de hombres por tarea, los ritmos, el control de calidad, los turnos, etc.
El debilitamiento de la organización de base de los trabajadores
benefició a las conducciones sindicales en el control de sus afiliados. El
“vandorismo” fue la expresión de esta nueva situación. En general estaba
dispuesto a aceptar la eliminación en los convenios laborales de las cláusulas
que hacían al control de las condiciones de trabajo a cambio de aumentos
salariales y la administración de una extensa gama de servicios sociales.
Durante el gobierno autoritario del general Onganía, que suspendió las
negociaciones de los convenios, se ve privado de aplicar esta política.
El gobierno del general Onganía (1966-70) desarrolla una política
económica favorable a los grandes capitales industriales y financieros en
detrimento de la pequeña y mediana empresa y de algunas economías regionales,
propietarios rurales y trabajadores.
Esta situación se combinó con el congelamiento del sistema
político abriendo una profunda grieta entre la sociedad civil y el poder.
Mientras duró el repliegue político y social contó con un importante margen de
maniobra para imponer su plan, pero hacia mediados de 1969, en Córdoba, se
combinaron el descontento gremial y las tensiones de la sociedad civil en una ola
de desobediencia social generalizada.
La actividad sindical que había tenido por escenario los despachos
oficiales y las gerencias de las empresas, desciende a las fábricas y se vuelca
a las calles.
Irrumpe un sindicalismo combativo a nivel de fábrica y en el
interior del país que a partir de mediados del ‘72 se extiende al cordón
industrial del Gran Buenos Aires -hasta ese momento más controlado por los
aparatos sindicales- y no detiene su accionar hasta marzo del ‘76.
Los dirigentes de los sindicatos se vieron reiteradamente
desbordados. La crisis de representación sindical, el surgimiento de nuevos
delegados y el rol jugado por las asambleas de fábrica constituyen elementos
claves para comprender la relevancia del poder del trabajo en el período.
La unidad obrero-estudiantil
Los sucesos de Córdoba fueron precedidos por una serie de
levantamientos que tuvieron como protagonista central al movimiento estudiantil
universitario que había sufrido un violento ataque de Onganía desde su subida
al poder. Prácticamente, la Universidad fue el único sector que protestó desde
el principio. No por casualidad la primera víctima que se cobró la dictadura a
dos meses del golpe fue el estudiante Santiago Pampillón durante una
manifestación en la ciudad de Córdoba.
En mayo del ‘69 se desarrolla en la ciudad de Corrientes una
movilización contra el aumento del ticket en el comedor universitario que fue
reprimida violentamente por la policía dando muerte al estudiante Cabral.
El 16 de mayo la CGT regional decreta el paro y se convoca a una
manifestación -la de mayor envergadura en la historia de la ciudad-, a la que
asisten más de 12.000 personas.
A partir de ese momento se suceden en el ámbito universitario de
todo el país asambleas, actos relámpagos y discusiones públicas que llegan a su
clímax en la Universidad de Rosario donde es asesinado el estudiante de
Ciencias Económicas Adolfo Bello.
El 21 de mayo estudiantes universitarios, secundarios y obreros
marchan en homenaje a Bello y Cabral hasta el centro de la ciudad de Rosario y
se traban en lucha abierta contra la policía que va a ser desbordada. El obrero
y estudiante secundario de 15 años, Luis Norberto Blanco, muere a causa de la represión. El día 23
la CGT regional lanza un paro general.
La movilización estudiantil por sí misma difícilmente hubiera
podido variar la situación si no hubiera entrado en escena el movimiento
obrero. Esta tendencia se expresará claramente en el Cordobazo donde
a diferencia de los sucesos anteriores, el movimiento obrero pasa a ocupar el
centro de la escena.
El Cordobazo fue una explosión de repudio popular al régimen
autoritario, una protesta política. Cerca de 30.000 personas combatieron el 29
de mayo de 1969 contra la policía y la gendarmería contando con el apoyo de
toda la población. Por
primera vez desde la
Semana Trágica , la policía fue puesta en retirada por las
fuerzas populares.
Meses después, en setiembre, los ferroviarios rosarinos se
levantan contra las sanciones que pretenden aplicarse contra los huelguistas
que cumplieron el paro general del 1° de julio. El gobierno moviliza
militarmente a los huelguistas, sin poder evitar que entre el 16 y el 22 de
setiembre se combata en las calles y las barricadas cubran Rosario (2º
Rosariazo).
En otros puntos del país se producen movilizaciones obreras
significativas. En febrero, Onganía debe postergar su visita a la represa
hidroeléctrica de El Chocón (Neuquén) ocupada durante cuatro meses. Para
quebrarla interviene la Gendarmería.
Una de las victorias más importantes de la nueva vanguardia clasista
fue la de Banco Nación
con 6.000 trabajadores. También comienza un reanimamiento en textiles y
metalúrgicos (Tamet).
En 1971 la CGT de Córdoba desencadenó 12 paros con manifestaciones
callejeras, ocupaciones de plantas y toma de rehenes entre los gerentes.
El 12 de marzo (tercer paro activo del año), se producen choques
en Ferreyra entre trabajadores de Concord y Materfer y la policía. Este
conflicto, conocido como el Ferreyrazo,
precedió el paro general del día 15. Ese día como parte del plan de lucha
acordado con la CGT local, miles de trabajadores de la Fiat abandonan las
plantas y marchan al centro de la ciudad para participar en un acto en la plaza Vélez Sársfield.
El secretariado de la CGT no se hace presente y los sindicatos clasistas se
hacen cargo de la dirección reeditando un nuevo Cordobazo que se conocerá con
el nombre de Viborazo.
El gobierno dispone la intervención del Sitrac-Sitram y detiene a
sus dirigentes.
El 18 la CGT cordobesa declara un nuevo paro general. El 23 de
marzo de 1971 el general Lanusse asume el gobierno, deja sin efecto la
proscripción de los partidos políticos y promete la realización de elecciones
convocando al Gran Acuerdo Nacional (GAN), comprometiendo a todos los sectores
burgueses -incluido el peronismo- a aceptar las reglas del juego democrático, a
través del tradicional juego parlamentario, y sin exponer la estabilidad del
régimen.
El ascenso de masas y concretamente el segundo Cordobazo, es el factor
determinante que obliga a los militares a plantearse la utilización de este
recurso.
El Viborazo contiene significativas diferencias
respecto de los levantamientos vividos casi dos años antes por su carácter
predominantemente obrero, la presencia visible de la izquierda y los discursos
anticapitalistas de los líderes obreros.
Por primera vez la izquierda revolucionaria tiene peso gremial en
Córdoba en Sitrac-Sitram, Smata, SEP (empleados públicos provinciales),
municipales, calzado y otros gremios menores.
El clasismo
La rebelión de los obreros de Fiat se estaba transformando en un
movimiento político disidente que alentaba otros movimientos antiburocráticos
más allá de los límites cordobeses.
El clasismo convoca el 28 y 29 de agosto a una Reunión Nacional de
Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios.
Estaban presentes los sindicatos farmacéutico y gráfico, la CGT de Corrientes, la Comisión Interna
de Textil Escalada, los trabajadores ferroviarios de Tafí Viejo, representantes
de 14 comisiones internas bonaerenses encabezadas por el Banco Nación y
dirigentes despedidos de Chrysler y Petroquímica. Los delegados de la
Intersindical de San Lorenzo (cinturón industrial del Paraná) fueron detenidos
y no pudieron participar.
Adopta una serie de importantes resoluciones, entre ellas, luchar
por una dirección independiente para la clase obrera que destierre
definitivamente a burócratas y reformistas. Denuncia al GAN, la Hora del Pueblo
-acuerdo político del peronismo, el radicalismo y partidos políticos menores
para presionar por elecciones- y al Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA)
-liderado por el Partido Comunista-, como las falsas opciones en que la
burguesía pretende encerrar la lucha de los trabajadores. Se pronuncia por la
destrucción definitiva del capitalismo y por la construcción del socialismo.
Reclama la libertad de todos los condenados y procesados por razones gremiales,
estudiantiles y políticas; la derogación del estado de sitio, la pena de muerte
y toda legislación represiva.
El 26 de octubre tropas de Gendarmería ocuparán las fábricas de
Ferreyra y el Ministerio de Trabajo cancela la personería gremial del
Sitrac-Sitram impidiendo la posibilidad de consolidación de este esbozo de
dirección de alternativa que estaba formándose.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199368
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