lunes, 25 de mayo de 2015

"Hemos pedido que nos reciba Randazzo como ministro de Interior, Scioli como responsable de las fuerzas de seguridad de la Provincia y también el intendente".

“Estamos recibiendo los coletazos por haber mantenido un compromiso coherente durante ocho años con la búsqueda de justicia”

24 de mayo de 2015

El lunes pasado, la APDH de La Matanza organizó una marcha para pedir justicia por Gabriel Blanco y la nulidad del proceso que se inició injustamente contra Pablo Pimentel. En conversación con La Revancha, el presidente de la APDH contó cómo la policía asesinó a Gabriel Blanco y por qué iniciaron una causa en su contra. 
Por Manuel Perez Berro / La Revancha.

- ¿Qué lectura hacen desde la APDH sobre el armado de la causa?
- En Argentina hay abogados, como los que defendieron en la querella a Vanesa y a su familia o en la cual pudieron representar a Luciano, que tenían una ética y una moral intachable. Pero, por otro lado, tenés a estos señores que están defendiendo a los policías que torturaron y mataron a Gabriel Blanco. Para eso utilizan antimoralmente, en forma mentirosa y falaz, a dos hombres que están presos -que son los más vulnerables dentro de la sociedad- inventando una situación, un artilugio falaz para mejorar la situación de sus defendidos.

- ¿Podrías relatar qué pasó con Gabriel Blanco?
- Gabriel fue detenido y llevado a la comisaría, pero previamente había sufrido el reclutamiento de parte de sus miembros. La diferencia con Luciano es que Gabriel tenía 21 años, que robaba y que tenía una fuerte adicción a las drogas. La familia tuvo toda una preocupación para que saliera de esa situación. Sin embargo, el día que lo detuvieron ya estaba en vías de recuperación, y no es una frase hecha, porque lo pueden comprobar los curas salesianos del Patronato Español de Isidro Casanova, que junto con los compañeros de la APDH estaban trabajando con jóvenes y entre ellos estaba Gabriel. Él ya había conseguido un trabajo formal y la policía no lo dejaba tranquilo nunca, hacía dos años que le venían haciendo la vida imposible porque se había negado a robar para la policía. El día que lo detuvieron le avisaron a la mujer que estaba pasando ese encierro y ella fue a verlo. Cuando Gabriel advirtió que estaba su mujer y su bebé, se puso a gritar para verlos y explicarles que no había hecho nada. La mujer se acercó a una policía para que lo permitan verlo y le respondió que no, que se vaya, que era muy tarde y que ellos se iban a encargar de tranquilizarlo. La mujer creyó y se fue, pero a las 3 de la mañana un patrullero fue a la casa de Gabriel para avisarle a la señora que se había ahorcado con un cable de luz.
Ahí empezó nuestro acompañamiento porque la familia nos lo pidió, para que no quede impune este caso y para no quedarse con la teoría policial sobre que Gabriel no aguantó el encierro. Esta no era la primera vez que estaba preso, por eso sabemos que no se iba a deprimir por estar dos o tres días en un calabozo de contraventores hasta que se acabara la situación. A Gabriel lo golpearon hasta matarlo y después simularon un suicidio. Cuando nos enteramos de esto fuimos a la comisaría para ver a los demás presos por dos motivos. El primero para saber qué había pasado, y el segundo para ver cómo estaban los demás. Cuando sucede un hecho así, se produce toda una conmoción psicológica en los demás detenidos. Ellos nos contaron que se habían escuchado los gritos de Gabriel para que no le peguen más durante una hora. Hasta que se dejaron de escuchar... Esto está documentado en la declaración de seis de los ocho presos que estaban en ese momento. En seis años de investigación se hicieron tres pericias concretas. La primera fue la reautopsia —a los tres meses del hecho— que determinó que Gabriel había sufrido golpes en la zona de la pleura que le ocasionó asfixia. Además tuvo pérdida de piezas dentales. Después se hizo la pericia del cable, que era un cable grueso tipo taller, y determinó que ese cable se corta a los 54 kilos. La tercera pericia fue la reconstrucción del hecho, donde el jefe de Gendarmería se preguntaba cómo había hecho ese joven si estaba alterado y con un síndrome de abstinencia para pasar ese cable por unos rombitos. Para hacer eso, el Gendarme tardó media hora, con la diferencia de que él estaba ubicado en tiempo y espacio y estaba con luz.
Todo eso llevó a que el Juez de garantías diera lugar al pedido del fiscal de prisión preventiva para tres de los cinco imputados por torturas seguidas de muerte. A partir de allí ellos toman conciencia de que estaban implicados en un hecho grave y le dan importancia. En realidad, lo que se imaginaban es que no les iba a pasar nada por haber torturado a un negrito de la villa que robaba. Yo quiero aclarar que aquella persona que comete un delito, que roba, viola los derechos humanos, atenta contra la propiedad, deben ser seriamente castigados por el código penal pero no se le debe tocar ni un pelo. A Gabriel le hicieron todo eso en dos horas.

- Y cuando se dan cuenta en dónde están metidos, empiezan a hostigar a los miembros de la APDH.
- Cuando estos tipos fueron presos, contrataron a un grupo de abogados inmorales y antiéticos. Nosotros los vamos a acusar en los colegios de abogados correspondientes y en los tribunales de disciplina para ver si pueden seguir utilizando su matrícula. Cuando ellos ven que la APDH había ido a la comisaría, citaron a dos de los presos —los dos que dijeron no haber escuchado nada— y les hicieron decir con preguntas inducidas que nosotros les habríamos sugerido que denuncien a la policía a cambio mejoras en su causa y en su condición de detención. Eso está totalmente fuera de la realidad, porque si fuera así tendríamos que estar presos. Nos denunciaron por extorsión y la figura de extorsión no es excarcelable.

- ¿Cuándo empezaron con esta estrategia?
- Todo esto empezó un año y medio, y nosotros presentamos la desestimación. Si ustedes leyeran la causa se darían cuenta de que no tiene fundamentos jurídicos. El Tribunal 5 tendría que haber juzgado a estos señores pero se excusa y estos tipos se vuelven locos. Por lo general, cuando se juzga a la policía o la víctima es un pobre, este Tribunal es muy benévolo para con los victimarios y suelen quedar absueltos. Entonces esta gente se vuelve loca y empieza a injuriarnos con pintadas y con pasacalles. Los denunciamos para encontrar a los responsables de estas injurias y calumnias. Sin embargo no se conformaron y empezaron con las intimidaciones directas con uso de armas.
Hace siete días presentamos un habeas corpus preventivo por ocho personas, siete compañeros de la APDH y una de mis hijas. Haberle puesto un arma a varios compañeros y haberle pegado a un compañero en la cabeza por lo que estuvo dos días internado, fue el límite. Además, agredieron a otros jóvenes de la APDH que estaban trabajando en una huerta. El último hecho fue el 24 de abril cuando siguieron a una de mis hijas con su novio de Ramos Mejía. Ellos iban en moto por una zona bastante oscura cerca de la Tablada. Los interceptaron con una camioneta, los chicos intentaron escapar por la vereda pero no pudieron. Cuando la persona que estaba atrás abre la puerta, le pega en la pierna a mi hija y saca un arma, le apunta pero no le dice nada. No le pidieron ni la moto, ni la billetera, ni nada, sólo le apuntaban con un arma. Después vieron que tenían un espacio para salir y se escaparon y no los siguieron ni tiraron ningún tiro.
Estamos recibiendo los coletazos o las acciones colaterales de haber mantenido un compromiso coherente durante ocho años y mantener la búsqueda de justicia. Por eso pedimos además de justicia por Gabriel Blanco, que se termine este proceso, esta causa inmoral. Acá hacemos responsables a las autoridades políticas que todavía no nos han atendido, empezando por el ejecutivo nacional. Hemos pedido que nos reciba Randazzo como ministro de Interior, Scioli como responsable de las fuerzas de seguridad de la Provincia y también el intendente. Cada vez que me llama un medio, aprovecho para hacer responsable a las autoridades políticas actuales.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article9907

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