Las paritarias son una prueba de fuerza
¡Tensemos las fuerzas de nuestra clase!
Hoja de Coyuntura - Marzo 2014
Si hay una inflación del 40% anual
y te ofrecen un 30% de aumento en cuotas, con buena parte del aumento “en
negro”: ¿firmarías ese acuerdo? A las conducciones de nuestras centrales
sindicales evidentemente les parece un buen acuerdo. UPCN y otros gremios
conducidos por fuerzas oficialistas vienen firmando incluso por debajo de esa
cifra e incluso Caló por la UOM viene dando señales en este sentido (hablando
de aumentos “en blanco” por debajo del 30%, buscando compensar algo con sumas
informales). Esta línea del sindicalismo oficialista es muy clara con lo
ocurrido en el gremio docente. En las provincias donde dirige la Celeste, en
cuanto les ofrecieron un 30% en cuotas, agarraron viaje. Este número es el que
le vienen reclamando a Cristina (la CTERA) y a Scioli (la conducción del SUTEBA).
Si bien los/as docentes en las escuelas no muestran ningún entusiasmo con ese arreglo, la realidad es que en los distritos donde se firmó el 30% en cuotas, el conflicto parece cerrado. ¿Por qué? En distritos donde hay conducciones de izquierda representativas de sus bases, el acuerdo fue por mucho más, llegando en el caso de Santa Cruz a más del 50% en cuotas con la mayor parte “en blanco”. Es necesario un fuerte trabajo en las bases, en las escuelas y con la comunidad, para que podamos generar una mejor relación de fuerzas como para presionar sobre ese techo implícito del 30% que se está firmando. Si bien este trabajo de base avanza con decisión desde las organizaciones de la nueva izquierda, aún estamos lejos de que las mismas logren romper el techo.
Hasta el 10 de marzo se veía muy
difícil que pudiera irse a más, dando la impresión que la celeste y Scioli
acordarían también por esa suma que venían dando los gobernadores de la
oposición como De la Sota, Macri y Bonfatti. Pero Scioli y Cristina mantuvieron
su declaración de guerra simbólica y material a los docentes. Desde agravios y
descalificaciones, hasta un vergonzoso techo del 25% en cuotas (el 31% es sólo
para quienes recién se inician), pasando por un viraje reaccionario en el
discurso de política educativa, afirmando que el salario de bolsillo debe
considerarse en función de lxs docentes que tienen ¡dos cargos!, es decir el
equivalente a 18 horas de trabajo por día (9 frente a curso y 9 de trabajo
extra curso que debe hacerse para mantener una mínima calidad educativa).
Estamos ante un escenario paritario contradictorio. Los acuerdos que docentes y estatales vinieron cerrando a la baja y con continuidad de diversas formas de precarización laboral empiezan a ser puestos en cuestión no solo discursivamente sino también enla lucha. La
lucha de los/as docentes bonaerenses como lucha testigo aún sigue abierta.
Luego de un arranque con cierto peso de la izquierda pero sin ánimo de masas,
finalmente en la semana del 10 de marzo las distintas corrientes docentes de
izquierda hemos logrado tensar y concentrar la fuerza en las bases, ayudando a
un salto del conflicto. Debate en las escuelas, asambleas de base, marchas
distritales se encadenaron para conmover a muchos distritos, dándole un peso
social comunitario a la lucha, hasta llegar a la gran marcha del miércoles 19
de marzo en La Plata.
Estamos ante un escenario paritario contradictorio. Los acuerdos que docentes y estatales vinieron cerrando a la baja y con continuidad de diversas formas de precarización laboral empiezan a ser puestos en cuestión no solo discursivamente sino también en
De esta forma el consenso pasivo que la mayoría docente
tenía con la lucha y contra el techo de los gobiernos, pudo transformarse en un
consenso activo con la lucha, en una participación que puede alcanzar un alto
protagonismo de base.
Por cierto, la celeste del SUTEBA sigue teniendo margen para arreglar como lo hizo la celeste en otras provincias por un 30% en cuotas y “en negro” con Scioli. Pero este margen se le reduce día a día. Aún en ese caso las agrupaciones docentes de base debemos impulsar dar una prueba de fuerza, remarcando que podemos ir por un aumento que al menos equipare a la inflación (¡ni hablar que igual así sería menor a la canasta familiar y al sueldo de un policía que recién comienza!) y que sea todo el aumento al básico.
De no triunfar la lucha docente bonaerense, las
paritarias de los trabajadores y trabajadoras del sector privado (así como las
de los cooperativistas de los planes estatales) tendrán un fuerte precedente a la baja. A ello se le suma
que diversas empresas ya empezaron a suspender a muchos/as trabajadores/as, e
incluso a despedir selectivamente a muchos/as delegados/as de base. Y el
gobierno, las cámaras empresarias y las conducciones sindicales oficialistas
vienen mostrando un acuerdo simbólico entre ellos para no dar aumentos
superiores al 30%.
Pero también es real que los/as trabajadores/as venimos promoviendo representantes de izquierda y antiburocráticos, resistiendo aquellos despidos y suspensiones, en muchos casos con éxito, y planteando reivindicaciones “novedosas” a la ofensiva, como el caso de la mejora de las condiciones de trabajo, además de pelear por aumentos por encima dela inflación. Queda
por verse si este lento proceso de acumulación a una mayor disposición a la
participación y a la lucha puede dar un salto a la articulación entre distintas
organizaciones de trabajadores/as.
Pero también es real que los/as trabajadores/as venimos promoviendo representantes de izquierda y antiburocráticos, resistiendo aquellos despidos y suspensiones, en muchos casos con éxito, y planteando reivindicaciones “novedosas” a la ofensiva, como el caso de la mejora de las condiciones de trabajo, además de pelear por aumentos por encima de
Las luchas comienzan a ser articuladas
De fines de febrero hasta hoy viene dándose una tendencia a la articulación de las luchas. Los encuentros docentes de mediados de febrero, el acto del 5 y la jornada del 27 de febrero por la absolución de los petroleros de Las Heras, la creciente articulación entre estatales y docentes, el paro y la marcha de
Por supuesto esto no puede mantenerse ni proyectarse sin un crecimiento de la organización y consciencia de clase de las bases trabajadoras. Es decir el despliegue de una articulación de clase requiere que los/as trabajadores/as nos veamos como hermanos de clase. Docentes, desocupados, cooperativistas, estatales, industriales y todos/as quienes nos ganamos el pan sin explotar a nadie, debemos organizar nuestras luchas particulares, así como articularlas tras intereses comunes. Esto es el ABC del socialismo, pero no siempre logramos impulsarlo en concreto.
La etapa actual requiere un proceso
de paulatina afinidad y acercamiento en la base como condición para avanzar en
la conformación de una fuerza social transformadora. La limitada profundidad
del trabajo de base que se viene haciendo y las falencias propias de las
fuerzas de izquierda, con su costado competitivo y autorreferencial, dificultan
la conformación de esa fuerza social (que supondría una articulación de las
luchas por medio del protagonismo de las bases).
Pero en las coyunturas de lucha renace una presión de las bases para articular. Esta presión interpela en primer lugar a las corrientes de izquierda y en particular a quienes tienen responsabilidades de conducción. Es así que todos/as debemos aportar a la unificación de una plataforma común que promueva el triunfo de todas las luchas, en este caso partiendo de los espacios parciales de coordinación ya existentes. Por supuesto, las fuerzas que impulsaron la jornada de lucha del 12 de marzo (la verde como conducción de CTA Micheli y el PO) y el encuentro del 15 de marzo en Atlanta (el Perro Santillán, el Pollo Sobrero y el PTS) tienen
Para comenzar a superar estas limitaciones y hacer triunfar nuestras reivindicaciones, la jornada de lucha del 12 de marzo de la CTA-PO y el encuentro del 15 del mismo mes en Atlanta deben unificarse pero no sólo en un mero formalismo. El triunfo estara más cerca en la medida en que la conjunción o sinergia de estas fuerzas se concentre en las bases al menos tanto como en las calles y las plazas.
¿Unificados en las consignas, divididos en la estrategia?
Hay una mayoría del pueblo trabajador que coincide en que la inflación viene creciendo por encima de los salarios hace rato, que el piso debiera ser 9300 de básico y un 40% de aumento, que debe terminarse con todas las formas de precarización del trabajo y de la vida.
Pero a la hora de proponer medidas que lo hagan posible no hay unidad: desde la izquierda hay consenso en reclamar una reforma impositiva estructural progresiva, nacionalización de sectores estratégicos bajo control público como base para incrementar los ingresos y hagan posible la mejora en las condiciones de vida. Es claro que las actuales conducciones de las centrales sindicales pueden adherir de palabra a estas medidas, pero en concreto apoyan políticamente a fuerzas que no piensan llevar eso delante de ninguna manera. Tampoco hay ningún interés de su parte en democratizar los sindicatos (que estos actores manejan a su conveniencia en general).
Lo que hay de fondo al respecto, es el carácter de
nuestras actuales conducciones sindicales: si bien tienen diferencias entre
ellas, las cinco centrales sindicales son conducidas por fuerzas que apuestan
estratégicamente a ocupar un peso importante en la conformación de fuerzas
sociales en las que los trabajadores vayan detrás de fracciones de la
burguesía, tanto nacional como transnacional. Esto se expresa con claridad en
el consenso de estas conducciones con el objetivo de cuidar la rentabilidad y
fomentar la competitividad del capital local, como condición para no aumentar
el desempleo y no bajar mucho el salario real. En este esquema las burocracias
sindicales hacen equilibrio entre la obtención de privilegios para ellos y el
conservar su rol de mediadores que promueven la conciliación del capital y el
trabajo, tras el fantasma de que de no ser así los capitales se fugarían y los
trabajadores quedaríamos en pampa y la vía.
En la medida en que este imaginario juega realmente en la cabeza de muchos/as de nuestros/as compañeros/as de trabajo, la clase sólo puede actuar en unidad tras estas banderas limitadas. Si bien la unidad y la fuerza de masa es clave al luchar, también es cierto que las ideas y las prácticas no cambian sólo por medio de la propaganda socialista, ni sólo por la mera existencia de crisis y ajustes económicos.
En la medida en que este imaginario juega realmente en la cabeza de muchos/as de nuestros/as compañeros/as de trabajo, la clase sólo puede actuar en unidad tras estas banderas limitadas. Si bien la unidad y la fuerza de masa es clave al luchar, también es cierto que las ideas y las prácticas no cambian sólo por medio de la propaganda socialista, ni sólo por la mera existencia de crisis y ajustes económicos.
De hecho el imaginario de la
conciliación de clases se respalda en un fenómeno objetivo de nuestra historia:
en varios momentos se dieron alianzas entre obreros y patrones industriales para
lograr que el Estado tome parte de la renta de la tierra a la burguesía
agraria, redistribuyéndola a la industria. En esta década hubo una enorme renta
de la tierra que fue “repartida” desde el sector extractivo y financiero, hasta
el subsidio de la industria local. Una industria local que en la medida en que
tiene una productividad por debajo de la media mundial obtiene su
competitividad de dos fuentes principales: explotación a los trabajadores
(bajos salarios, precarización y recalificación de la fuerza de trabajo) y
redistribución de la renta de la tierra, en ambos casos vía acción del estado.
En cambio, la perspectiva de los trabajadores necesita
otras vías para mostrarse como forjadora del interés general, acaudillando a
vastos sectores populares. Debemos mostrar en la práctica que si los/as
trabajadores/as avanzamos en la apropiación de nuestras condiciones de
producción y de vida, ello redunda en un mejoramiento social general (aunque
perjudicial para una minoría capitalista). Para ello debemos ejercer
crecientemente el poder, territorio por territorio.
Las luchas parciales son necesarias para avanzar en este proceso, dada la actual desfavorable correlación de fuerzas. Allí debemos evaluar dónde concentrar fuerzas, para ir revirtiéndola. Conquistar términos de unidad en la lucha que abonen a una unidad de clase anticapitalista, requiere del desarrollo de niveles de un protagonismo popular que mientras tanto sólo puede darse parcialmente. Construyamos relaciones solidarias y fraternas desde abajo y confluyamos en la lucha, con la más amplia unidad de acción.
Por eso, apuntemos a avanzar unificando la lucha tras los puntos progresivos más sentidos por los compañeros y tengamos confianza en nuestras fuerzas de clase para ir por más, hacia el plano político general. Sigamos promoviendo la participación protagónica desde las bases.
Aportemos a la construcción de asambleas con debate real entre las distintas posiciones, que se planteen y escuchen todas las posiciones.
Las luchas parciales son necesarias para avanzar en este proceso, dada la actual desfavorable correlación de fuerzas. Allí debemos evaluar dónde concentrar fuerzas, para ir revirtiéndola. Conquistar términos de unidad en la lucha que abonen a una unidad de clase anticapitalista, requiere del desarrollo de niveles de un protagonismo popular que mientras tanto sólo puede darse parcialmente. Construyamos relaciones solidarias y fraternas desde abajo y confluyamos en la lucha, con la más amplia unidad de acción.
Por eso, apuntemos a avanzar unificando la lucha tras los puntos progresivos más sentidos por los compañeros y tengamos confianza en nuestras fuerzas de clase para ir por más, hacia el plano político general. Sigamos promoviendo la participación protagónica desde las bases.
Aportemos a la construcción de asambleas con debate real entre las distintas posiciones, que se planteen y escuchen todas las posiciones.
Profundicemos la discusión política dentro de los
lugares de trabajo y hacia fuera de ellos también. En la lucha docente sigamos
fomentando la lucha junto a padres y madres, vecinos, vecinas, otros gremios,
organizaciones sociales y políticas.
La Caldera
Organización
Política
FB: la caldera org pol
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