Miradas
pos-desarrollistas
19 de noviembre de 2014
19 de noviembre de 2014
Por Claudio Katz (especial para ARGENPRESS.info)
Katz cierra el
copete con la afirmación: Las rebeliones populares necesitan sustentos
teóricos comprometidos con juicios para comprender la realidad. En busca de cómo piensa tales bases
metodológicas, las hallo casi al finalizar el artículo. Explica: “Prescindiendo de nociones orientadoras resulta
imposible esclarecer los problemas en debate. Esos fundamentos permiten ordenar
el análisis y superar la espontánea percepción de la realidad circundante como
un caos incomprensible. Para definir los significados, implicancias y
consecuencias del extractivismo hay que adoptar algún patrón analítico y
explicitar algún objetivo general”.
Aclara más su
concepción de la minusvalidez de quienes no somos académicos cuando señala: “La aversión a la indagación racional también
suscita una creciente tentación a equiparar la comprensión provista por la
ciencia con las intuiciones aportadas por cualquier modalidad del saber”. Es a causa de esta
opinión sobre el protagonismo popular y su creencia en el papel de
monologuistas de los científicos e intelectuales que critica a Arturo Escobar. Discrepa que aliente “un rechazo de las preocupaciones tradicionales
por el progreso y el avance de las fuerzas productivas. Considere más
provechoso evaluar los discursos y las representaciones que emergen de las
resistencias sociales”. Y convoque “a estudiar esas protestas como prácticas del
saber y como actos de subversión de los conocimientos”.
Claudio Katz es economista, investigador
del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI.
Notas: (…) Fuente: http://www.argenpress.info/2014/11/miradas-pos-desarrollistas.html
Notas: (…) Fuente: http://www.argenpress.info/2014/11/miradas-pos-desarrollistas.html
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Veamos
cómo Claudio Katz ubica la discusión
implícita en su ensayo: “El genérico término
de pos-desarrollo es utilizado por muchos participantes de la batalla contra el
extractivismo. Identifican ese concepto con un proyecto alternativo al modelo
actual de acumulación a costa de la naturaleza.
Pero desde principios de los años 90 esa noción también presenta otra acepción, como cuestionamiento a todas las nociones de desarrollo. Arturo Escobar sintetiza esta visión, postulando una influyente caracterización del escenario latinoamericano”. De ahí que su artículo considere el pensamiento de Arturo Escobar para argumentar su posicionamiento contrapuesto. Al criticarlo nos involucra a todos quienes somos postcapitalistas y como tales evaluamos medular a la confrontación con el modo de producción extractivista-exportador y apreciamos cómo la está asumiendo la autoorganización y lucha de la Unión de Asambleas Ciudadanas. La UAC contrasta con las ideas fuerzas que Katz formula:
Pero desde principios de los años 90 esa noción también presenta otra acepción, como cuestionamiento a todas las nociones de desarrollo. Arturo Escobar sintetiza esta visión, postulando una influyente caracterización del escenario latinoamericano”. De ahí que su artículo considere el pensamiento de Arturo Escobar para argumentar su posicionamiento contrapuesto. Al criticarlo nos involucra a todos quienes somos postcapitalistas y como tales evaluamos medular a la confrontación con el modo de producción extractivista-exportador y apreciamos cómo la está asumiendo la autoorganización y lucha de la Unión de Asambleas Ciudadanas. La UAC contrasta con las ideas fuerzas que Katz formula:
- Que quienes eluden “la conquista del gobierno y el manejo del
estado” restringen “la acción político-social al plano local” conduciendo “a perpetuar el capitalismo”. Porque
la consecuencia en la rebelión a la imposición de ser “zona de sacrificio”
conduce a que la lucha local procure
articularse con las otras resistencias a las distintas expresiones del privilegio de los megaemprendimientos por sobre la vida en todo el
país. También las asambleas de autoconvocados frente a esa cuestión de
vida o muerte se esmeran en nacionalizar los conflictos locales.
- Que “En horizontes temporales previsibles el
localismo no puede reemplazar al estado, como referente de las demandas
populares y como centro de la acción política. Cualquiera sea la
multiplicación de contrapoderes alternativos resulta imposible desenvolver
una lucha social efectiva ignorando a esa institución. El localismo
desconoce ese dato y no formula estrategias pos-capitalistas adaptadas a
las singularidades de América Latina”. Porque el
enfrentamiento de la UAC al modelo extractivista-exportador es medular
para crear poder popular de emancipación del capitalismo imperialismo. Al
afirmarse en sujetos colectivos que interpelan a comunidades, pueblos y al
país-continente para defender sus
territorios tanto de su destrucción como del avasallamiento de derechos de
vida y dignidad.
La
Unión de Asambleas Ciudadanas no podemos explicarla sin referirla al 19y20 pero
ha madurado esa rebelión en el sentido opuesto al que precisa Iñaki Gil de San
Vicente (Rebelión) hablando del movimiento de indignados de España: “Sobre el magma del
malestar social complejo apareció la propuesta vertical, ambigua, polisémica,
abstracta y de política-espectáculo, televisiva, de Podemos, la expresión más plena del concepto de
ideología como bloque de ideas, pero sólo de ideas que no de teorías. La
diferencia entre idea progresista y teoría revolucionaria radica en que la
primera se mueve en el ámbito de lo deliberadamente impreciso, mientras que la
segunda, la teoría revolucionaria, lo hace deliberadamente en la radicalidad
más concreta. Las ideas ambiguas son cómodamente reducidas a eslóganes
sencillos que se repiten en TV, Internet, radios, prensa en general, pero la
teoría requiere de esfuerzo intelectual crítico realizado en colectivo y en
base a métodos democráticos-radicales de debate y contrastación. La idea
progresista reducida a eslogan reiterado, a frase hecha que sirve para
responder a cualquier pregunta, puede atraer a mucha gente cabreada e indignada
pero no puede ofrecer un objetivo histórico, una estrategia y una táctica
colectivas, sino grandes sueños imprecisos”. Leer El Podemos de nosotros fue el
gobierno K.
Reflexionemos sobre:
Bienes
comunes y acumulación por desposesión
23 de noviembre de 2014
23 de noviembre de 2014
Por José Seoane *
(…) El tema que yo quería plantear es el de los bienes comunes y la acumulación por desposesión. Y el enfoque que quería darle a estas dos cuestiones tiene que ver con pensarlas a la luz de las formas de dominación presentes hoy en el capitalismo neoliberal y los aportes que hacen las resistencias populares en esta última década, e incluso en un período más largo. Y en ese sentido quiero centrar mi exposición en tres cuestiones.
(…) El tema que yo quería plantear es el de los bienes comunes y la acumulación por desposesión. Y el enfoque que quería darle a estas dos cuestiones tiene que ver con pensarlas a la luz de las formas de dominación presentes hoy en el capitalismo neoliberal y los aportes que hacen las resistencias populares en esta última década, e incluso en un período más largo. Y en ese sentido quiero centrar mi exposición en tres cuestiones.
El primero refiere a la
pregunta sobre cómo fue posible la implementación de las contrarreformas
neoliberales en condiciones de democracia representativa, particularmente en los años 90’ . Sobre ello suelen darse
dos explicaciones. Una refiere al impacto de las políticas económicas e incluso
al impacto de las crisis económicas: en particular la hiperinflación. Sin la
hiperinflación de fines de los 80’
y principios de los 90 es inentendible el proceso de privatizaciones y
desmantelamiento de conquistas sociales que promueve la “convertibilidad” de
Menem-Cavallo. Pero claro, cuando vemos así las políticas económicas o las
crisis económicas no las pensamos sólo como procesos de concentración del
ingreso y la riqueza, sino también como construcción de nueva relaciones de
fuerza entre las clases sociales, entre los sectores sociales. En ese
sentido, aparece una cuestión que fue mencionada hace tiempo que es la lógica
política de las políticas económicas, la lógica política que se esconde detrás
de las crisis económicas.
En relación a esto se señala también que una de las
dificultades para enfrentar la implementación de las políticas neoliberales
tuvo que ver con la fragmentación estructural de las clases populares; lo que
remite a los 90’
y la hiperinflación pero también a un conjunto de transformaciones que se
inicia más atrás con la dictadura militar. Puede decirse que la dictadura militar supuso por un lado la
unidad y homogeneización de las clases dominantes y la fragmentación y división
de las clases populares. Hablamos entonces de procesos muy largos de
fragmentación estructural de las clases populares como lo mencionaba Mariano en
relación al modelo económico.
Pero esta fragmentación estructural tiene dimensiones que
podemos llamar “objetivas” pero también dimensiones “subjetivas”, porque supone
también una fragmentación subjetiva de las clases populares. La construcción de un individualismo egoísta,
individualismo negativo; la lógica de la competencia y el enfrentamiento entre
los diferentes sectores populares -lo que se llama habitualmente el pobre
contra pobre- no es un resultado no querido
de la aplicación de la gobernabilidad capitalista, sino que es un objetivo
buscado como uno de los fundamentos de la lógica de la dominación actual. Me parece que son dos cuestiones: el impacto político de
las crisis y las políticas económicas por un lado; y la expresión de esta
fragmentación estructural como procesos de creciente violencia en término de
las relaciones sociales, por el otro. Este individualismo negativo implica
niveles crecientes de violencia; de naturalización y ejercicio de la violencia
al interior de los sectores populares; que son cuestiones que no resuelve el
neodesarrollismo; en tanto no resolvió la fragmentación estructural. Si uno
mira la composición de la clase trabajadora hoy en su sentido más amplio en la
Argentina sigue estando partida por lo menos en tres tercios: trabajadores del
sector público, trabajadores del sector privado y en negro; sin hablar de las
cuotas del desempleo y de los que están siendo expulsados del mercado de
trabajo. En este sentido, la actual crisis
del neodesarrollismo de la que hablaba Mariano implica o promueve una nueva
profundización de la fragmentación, un nuevo estimulo a la construcción
subjetiva de disputas al interior de los sectores populares. Esta cuestión
entonces que fue parte de la historia de la construcción larga del
neoliberalismo en Argentina y sus formas de dominación, vuelve a estar hoy como
desafío para los movimientos populares frente a la crisis actual.
El segundo comentario que
quiero hacer se propone articular estas
ideas de la fragmentación estructural y la construcción subjetiva de
enfrentamiento al interior de las clases populares, con la acumulación de
capital.
Porque una
de las novedades que trae este capitalismo neoliberal es que no sólo va a
recurrir a la acumulación en base a la explotación de los trabajadores -la
plusvalía- sino que también va a dar un lugar importante a otras formas de
acumulación del capital que se han llamado “acumulación por despojo” o
“acumulación por desposesión”. ¿Qué significa la
acumulación por desposesión? Refiere a los
procesos de apropiación privada de bienes, servicios, territorios, relaciones
sociales que estaban por fuera del mercado; o sea que no eran mercancía. En
este sentido refiere a bienes y servicios, territorios, relaciones sociales,
conquistas sociales muy diversos. Por ejemplo, a los bienes naturales que mal
llamamos “recursos naturales”, como los que hablaba Mariano antes, e incluso a
aquéllos que no habían sido objeto hasta ahora de la explotación capitalista;
por ejemplo los hidrocarburos no convencionales en base al fracking que ahora
son incorporados a la lógica del capital, de la mercancía, de la
mercantilización.
Pero no sólo
supone incorporar bienes, territorios, relaciones sociales que siempre
estuvieron por fuera de la lógica del mercado, sino también mercantilizar
algunas relaciones sociales, bienes, servicios que producto de la lucha
popular, producto de la lucha obrera y popular de casi un siglo,
particularmente de segunda mitad del siglo XX habían dejado de estar bajo el
control del mercado. Y acá nos referimos también, entre otras cosas, al tema de
la educación y la salud pública. Y a todo un conjunto de conquistas sociales
obtenidas en el marco del capitalismo de la segunda mitad del siglo XX que
fueron también fruto de la presión del movimiento obrero y los sectores
populares y contribuyeron no sólo a su disciplinamiento sino también a su
constitución colectiva. Ernest Mandel, por ejemplo, se refería a este proceso
como una conquista en el aumento de nivel objetivo de la solidaridad de clase.
Acá también opera la acumulación por desposesión o por despojo, se trata
también de transformar o apropiarse de estos derechos, instituciones, servicios
y convertirlos en mercancía. Bueno es lo que vivimos en términos de las
política de privatización o de precarización que tuvieron tanta centralidad en
la década del 90’
y que tienen -bajo otras formas- también su centralidad en la actualidad.
¿Cuáles son las consecuencias de esta acumulación por
despojo? Mencionemos la que nos convoca hoy.
Esta diversidad de lógicas de acumulación (por despojo y en base al trabajo
asalariado), y las propias lógicas diversas de la acumulación por desposesión,
supone o promueve niveles crecientes de fragmentación entre los sectores
afectados y dificultades particulares en relación a las posibilidades de
construcción de las lógicas de articulación de las clases subalternas. Hay una
vinculación entonces entre estas formas de acumulación del capital, y de
aquella basada en el despojo en particular, y la promoción o producción de la
fragmentación objetiva y subjetiva de las clases populares. Bien, éste es el
segundo comentario que quería hacer.
El tercero remite a la
pregunta sobre cuáles son los aportes que en relación a esta cuestión podemos
retomar de la experiencia de los movimientos
populares que vienen batallando contra estas políticas y tratando de construir
alternativas particularmente ricas en América latina en la última década. La
experiencia de las luchas populares que tienen una concentración especifica
desde fines de los 90’
hasta la actualidad en América Latina ha sido extremadamente intensa en la
confrontación contra la aplicación de la acumulación por despojo.
Si en los
años 90’
en relación a las privatizaciones -y el desmantelamiento de la educación y la
salud pública- supuso una revitalización de la discusión y entendimiento de lo
público mas allá de su forma estatal en términos sociales; el ciclo de luchas posterior recupera en parte esta
discusión incorporando una nueva noción -la de bienes comunes naturales y
sociales- que viene fundamentalmente de los movimientos socio territoriales
(indígenas, campesinos, urbanos) surgidos particularmente frente al
extractivismo exportador. Noción que tiene sin embargo interpelaciones mucho
más amplias porque, me parece, aporta herramientas importantes para enfrentar
estas lógicas de acumulación por despojo.
¿Qué se entiende entonces por estos bienes comunes? Bueno, claramente la idea de bien común o de bienes comunes
refiere a un conjunto de bienes, relaciones sociales, territorios, formas de
ser, formas de vivir, formas de producir que están por fuera del mercado, que
no son mercancías, que no están subordinadas a la lógica del lucro y de la
apropiación privada que conlleva -directa o indirectamente- su integración al
ciclo de la gran propiedad capitalista y la valorización mundial. Pero la
noción de “bien común” refiere a dos campos más que no deben olvidarse.
Uno que
refiere también, como ya analizamos en el comentario anterior, a aquellos
bienes, servicios, relaciones sociales, forma de gestión, forma de vida, que en
algún momento en el pasado estuvieron por fuera de la valorización capitalista
y la forma mercancía. Pero también a aquéllos que debieran estar por fuera del
mercado. Refiere así a un proyecto hacia el
futuro, un proyecto inscripto en un horizonte alternativo emancipatorio que
pone en discusión incluso aquello que parecía neutralizado en términos de su
incorporación y valorización en las relaciones mercantiles.
En este
sentido, es claro que por “común” se refiere a formas de propiedad no privada,
no mercantiles; y aparece acá toda una variedad de posibilidades: público
estatal, comunitaria, social, cooperativa, etc. Pero la idea de lo “común” en
la práctica y programática de los movimientos populares latinoamericanos no
solo significa tipos de propiedad, sino que tiene además otras dos dimensiones
que resultan fundamentales. Por un lado, la
cuestión de su uso; es decir, para que sirven esos bienes comunes, que se hace
con ellos. Ello incorpora la idea de que son comunes porque deben servir a la
comunidad, repone la idea de que es necesario pensarlos en términos de sus
valores de uso, en particular referencia a las mayorías sociales y los sectores
populares; y no como mercancía o valores de cambio. Y una tercera dimensión que
tiene que ver con la forma de gestión. En este sentido lo “común” refiere a
formas de gestión comunes; es decir comunitarias, participativas, efectivamente
democráticas, autogestionarias.
O sea, en la práctica y programática de los movimientos
populares, la noción de “bienes comunes” va mucho
más allá del aspecto importante de cuestionamiento de la lógica de la
acumulación por desposesión de cáracter defensivo. Implica también un desafío
de pensar nuevas formas de organizar la vida social, más allá de la lógica de
la mercancía y del afán de lucro privado.
Creo que
estas tres cuestiones que he planteado refieren a los desafíos que afrontan los
movimientos populares en la Argentina y Nuestra América. Uno de estos grandes
desafíos ha sido -y sigue siendo- el de construir las articulaciones entre las
lógicas de resistencia a la acumulación por despojo y la resistencia a la
explotación en base al trabajo asalariado. Lógicas distintas pero estrechamente
entrelazadas; complementarias en términos del capital, y simultáneas en su
afectación sobre los sectores populares. Sin embargo, las formas de dominio del
capitalismo neoliberal implica construirlas como diferentes, como opuestas,
como excluyentes, como contradictorias; como un momento en la producción y
promoción de la fragmentación de las clases subalternas. Por contrapartida, la
emergencia y luchas del movimiento popular se basó en encontrar las formas de
articulación de las resistencias a estas diversas formas de acumulación. Así
parece indicarlo la experiencia de los años 90’ en la Argentina; por ejemplo, donde las
resistencias sindicales importantes no pudieron construir estos puentes la
ofensiva del neoliberalismo capitalista avanzó más profundamente; por el
contrario, en aquellos lugares donde las
resistencias de los trabajadores se articularon en proyectos más amplios, más
allá de la propia frontera sindical, articulando las luchas contra las
privatizaciones desde el cuestionamiento a los efectos múltiples de las
diversas lógicas de acumulación, las resistencias fueron más efectivas, como
por ejemplo en la defensa de la educación pública.
Por otra parte, en los últimos años, las potentes
resistencias locales a la implementación o profundización del modelo extractivo
exportador (la megaminería, el agronegocio con la soja transgénica y las
fumigaciones tóxicas, la explotación hidrocarburífera de convencionales y no
convencionales, etc.) en la medida que no pudieron articularse con las luchas y
percepciones de los sectores populares urbanos, de los trabajadores,
encontraron limites en su capacidad de bloquear la profundización del
extractivismo. Estas lecciones están
planteadas hoy como desafíos, porque la crisis del neodesarrollismo -que en
tanto crisis es también ofensiva del capital, del ajuste- implica la búsqueda
de la profundización simultánea de la acumulación por despojo y de la
explotación del trabajo. Y, por contrapartida, plantea la pregunta de cómo
responder a esta producción sistémica de fragmentación de los sectores
populares; es decir, de cómo construir los marcos vitales y complejos de
articulación entre los diferentes sujetos que requiere una resistencia que sea
efectiva y capaz también de avanzar en alternativas.
(*) Este texto es la trascripción de la intervención en el
pre-Encuentro Nacional de Educación realizado en el partido de La Matanza. El autor
integra el Grupo de Estudios sobre América Latina y El Caribe (GEAL).
Fuente: http://www.dariovive.org/?p=6961
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