El desmonte y las
represas
Origen del fenómeno
Por Darío
Aranda (Página/12)
El desmonte en la selva Paranaense
y las represas en Brasil son los dos factores que señalan organizaciones
sociales, investigadores y hasta Parques Nacionales para explicar la crecida en
el río Iguazú y sus consecuencias. “Vemos a funcionarios y medios de comunicación hablando de la cantidad de
agua que baja de Brasil, de los daños en las pasarelas de las cataratas, pero
lo más grave es la deforestación en las cuencas superiores, las hidroeléctricas
y cómo se perjudica a quienes menos tienen”, afirmó Rulo Bregagnolo, activista
socioambiental misionero e integrante de la Mesa Provincial No
a las Represas.
La explicación mayoritaria fue la
responsabilidad de la naturaleza, expresada en las lluvias en Brasil. Marcelo
Giraud es geógrafo, docente de la Universidad Nacional
de Cuyo e integrante de la
Asamblea Popular por el Agua de Mendoza. Giraud está atento a
lo que se suele llamar “desastres naturales” y maneja estadísticas, estudios y
una base de datos que suele explicar el factor humano en cada desastre.
“La imagen satelital de 2013 de la cuenca del
Iguazú muestra claramente cómo casi toda la cuenca en Brasil ya está
deforestada. Cambiaron los cultivos tradicionales por soja. Las lluvias caen
sobre un suelo con escasa cubierta vegetal, lo cual lo hace muy propenso a la erosión. Esta
situación es una de las causas de que ante lluvias no tan extraordinarias, sea
record el tiempo en que el agua precipitada llega al río, provocando esta
crecida histórica”, explicó el geógrafo.
Federico Soria, técnico en Conservación de la
Naturaleza e integrante de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), consideró
que “la lluvia no fue muy diferente de otro años. De lo que no se habla es del
desastre ecológico que representa la deforestación casi completa de la cuenca y
de las megarrepresas (hay cinco aguas arriba y una más proyectada). La cuenca
no puede retener el agua, tal como lo hacía naturalmente cuando existía la
selva, y por eso baja rauda, siendo imposible que las represas la puedan
retener”, aseguró y destacó la ruptura de la represa en construcción Baixo
Iguazú, a pocos kilómetros de Misiones. “La ruptura fue un error humano y el
agua corrió con enorme fuerza. Será la sexta represa en el cauce del río”,
señaló Soria.
Giraud confirmó la ruptura de la
hidroeléctrica y detalló que las represas de aguas arriba abrieron de manera
repentina las compuertas. “La población ribereña, y no los capitalistas dueños
de la represa, sufrió las graves consecuencias. Y a lo largo del curso del
Paraná veremos las consecuencias en los próximos días”, remarcó.
Claudio Altamirano, responsable de prensa del
Parque Nacional Iguazú, explicó a una radio misionera que el Iguazú nace a 800 kilómetros de
las cataratas y sostuvo que las “las hidroeléctricas manejan el grifo, creo que
hasta ellos se vieron sorprendidos por la cantidad de agua y decidieron abrir
las compuertas. En una semana veremos la consecuencia que generó esta crecida”.
El director regional de Parques Nacionales, Andrés Bosso, confirmó que la
deforestación es una de las causantes del fenómeno: “Tenemos apenas el ocho por
ciento de la superficie originaria de selva, hemos destruido la forestación en
un 92 por ciento de la superficie y lo estamos pagando de esta manera”.
Juan Yahdjian es médico, histórico activista
socioambiental misionero e integra la Mesa Provincial No
a las Represas. Reconoce que siempre hubo inundaciones, pero aclara que parte
del agua que hoy fluye debiera quedarse en el subsuelo de Brasil, Argentina y
Paraguay (en el acuífero). “Pero ya no existe la vía de recarga de napas y ríos
subterráneos, el suelo esponjoso del monte se lo llevó la inconsciente
topadora, manejada por inconscientes humanos y lo reemplazó por soja en Brasil
y Paraguay y por pinos-eucaliptos en Misiones. Entonces el agua de lluvia se
escurre”, detalla. Yahdjian recuerda que lo natural para la región es el monte
y advierte que destruirlo tiene consecuencias: “El agua busca su cauce y
frenarla tiene riesgos, lo estamos viviendo en estas horas. La naturaleza no se
equivoca, avisa que estamos haciendo mal las cosas, que no pensamos en nosotros
y menos en nuestros hijos”.
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